Dec¨ªa Karl Lagerfeld que el ch¨¢ndal es un signo de derrota, ¡°has perdido el control de tu vida, as¨ª que te compras uno¡±. En realidad, y pese a la obstinaci¨®n del k¨¢iser, se trata de una de las prendas m¨¢s globales que puedan existir hoy en d¨ªa. La escritora y columnista Ayesha Siddiqi reflexionaba hace unos meses sobre ello en Ssense: ¡°Es lo ¨²nico que se puede vestir indistintamente en un campo de refugiados, por un dj del sur de Londres, un abuelo asi¨¢tico que sale a caminar o una supermodelo. No es una ¡®nueva tendencia¡¯ sino un cambio cultural, de la misma manera que antes lo fueron los vaqueros¡±. Un emblema universal que cobra m¨¢s sentido que nunca en tiempos de confinamiento.Aunque ahora no podr¨ªamos vivir sin ¨¦l, durante muchas d¨¦cadas estuvo reservado exclusivamente a las pistas de atletismo, las canchas de tenis o los campos de f¨²tbol. Adem¨¢s, pese a que la pr¨¢ctica deportiva se populariz¨® a partir de los a?os veinte, el ch¨¢ndal (tal y como lo conocemos) no hizo acto de presencia general hasta los sesenta.
En los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio de 1964 (en la imagen, atletas italianos), se convirti¨® en la indumentaria imprescindible para todos los deportistas entre entrenamiento y entrenamiento.A mediados del siglo XX triunfaban los modelos de algod¨®n. Pero el gran terremoto lo gener¨® la firma Adidas al ampliar su oferta m¨¢s all¨¢ de las zapatillas: en 1967 lanzaba al mercado su c¨¦lebre ch¨¢ndal de colores, con tres bandas en el lateral. Para la campa?a promocional cont¨® con el futbolista alem¨¢n Franz Beckenbauer, que se convert¨ªa en un modelo a seguir. Desde entonces quedan pocos que no se hayan apuntado a la propuesta: la tenista Chris Evert (en 1974, en la imagen), pero tambi¨¦n raperos, princesas, dictadores o personajes de ficci¨®n que hicieron de ¨¦l parte de su idiosincrasia, como Ben Stiller en Los Tenenbaums. Una familia de genios (2002).Mucho antes que Shakira o Jennifer Lopez, estaba Whitney Houston poniendo los pelos de punta a todos los espectadores de la Super Bowl, en 1991, cantando el himno de Estados Unidos. No necesit¨® ni el brillo de una lentejuela: le sobr¨® con un sencillo ch¨¢ndal tricolor.
Seg¨²n la Rae, que recoge el t¨¦rmino desde 1983, un ch¨¢ndal es un tipo de ¡°ropa deportiva que consta de un pantal¨®n y una chaqueta o jersey amplios¡±. Su origen etimol¨®gico, poco refinado, hace referencia a la vestimenta de los tenderos parisinos a finales del siglo XIX: ¡°Procede de la expresi¨®n marchand d¡¯ail, ¡®frutero y verdulero¡¯ y, literalmente, ¡®vendendor de ajos¡±, recuerda Juan Gil, catedr¨¢tico de Filolog¨ªa, en el libro 300 historias de palabras.En los a?os setenta el ch¨¢ndal ya era abrazado por todos. Adem¨¢s de los deportistas, contribuyeron a su popularizaci¨®n el cine y la televisi¨®n. Bruce Lee lo us¨® como uniforme en la serie Longstreet (1971), en rojo y blanco, aunque su modelo m¨¢s ic¨®nico fue el mono negro y amarillo de Juego con la muerte (1978). Un vestuario que varias d¨¦cadas despu¨¦s le servir¨ªa a Quentin Tarantino como inspiraci¨®n para acicalar a Uma Thurman en Kill Bill.?En los ochenta lleg¨® el furor por los colores psicod¨¦licos, pero tambi¨¦n por los materiales sint¨¦ticos como el t¨¢ctel o el acetato que garantizaban el resplandor. Unos tejidos que, adem¨¢s, eran baratos, duraderos y f¨¢ciles de mantener. ?La prueba de que nadie se resist¨ªa a sus encantos? Raffaella Carr¨¤ en 1984.Rod?Stewart, que tampoco se plant¨® ante el emblema de los ochenta, ratificaba otra de las peculiaridades m¨¢s atractivas del ch¨¢ndal: su car¨¢cter unisex. De nuevo, al igual que el vaquero, se trata de una de las primeras prendas de la historia reciente que no distingue por g¨¦nero.Ya entonces el ch¨¢ndal no entend¨ªa de muros ni de fronteras y, en plena Guerra Fr¨ªa, era prenda de cabecera a ambos lados del Muro. Los uniformes ol¨ªmpicos de la era sovi¨¦tica (como el de la rumana Nadia Comaneci, en la imagen) han inspirado recientemente a creativos como Gosha Rubchinskiy o Demna Gvasalia.A partir de este momento la prenda qued¨® ligada a la m¨²sica y a lo callejero. El ch¨¢ndal ¨Ccomo los grafitis, el breakdance o el hip hop¨C adquiri¨® la categor¨ªa de significante cultural para muchos j¨®venes del Bronx, Brooklyn o Queens. Dan buena fe cintas como Wild Style (1983), Beat Street (1984, en la imagen) o la mucho m¨¢s reciente serie de Baz Luhrmann The Get Down (2016).cordon pressLos raperos Run-D.M.C. llegaron a elevar su amor al ch¨¢ndal hasta dar a luz al tema My Adidas, todo un himno de adhesi¨®n al logo de la casa de origen alem¨¢n.Saltando el oc¨¦ano, en la Inglaterra post-Thatcher imperaba un estilo casual adoptado principalmente por chicos de clases trabajadoras. Dejes hooligans con toques sesenteros que hacen que la mayor parte de los integrantes del britpop se rindiese a la pieza que hoy nos ocupa. Ni los miembros de Oasis ni los m¨¢s acicaladitos integrantes de Blur se resistieron al ch¨¢ndal de tres bandas de Adidas.La escena musical avanza pero el ch¨¢ndal continua sin mostrar signos de debilidad. Tambi¨¦n conquista a los amantes del grime a principios de los 2000.Tanto el britpop como el grime est¨¢n en el foco de inspiraci¨®n de referentes del streetwear como Virgil Abloh, el adorador del ch¨¢ndal que hoy parte el bacalao desde su trono al frente de la divisi¨®n masculina de Louis Vuitton.Pero antes de que lo reivindicaran los grandes exponentes del streetwear, estaban las Spice girls. Concretamente Sporty Spice (aka Mel C.), que con su ch¨¢ndal saturado en rojo y azul se plant¨® delante del mism¨ªsimo pr¨ªncipe Carlos.Otra imagen noventera para el recuerdo:?Carolyn Bessette y?John F. Kennedy Jr. bajando a comprar el peri¨®dico el domingo, en Manhattan. Por supuesto, en ch¨¢ndal, el atuendo del fin de semana.?Qu¨¦ ser¨ªa de los primeros a?os de la d¨¦cada de los dosmiles sin la colorida suavidad de Juicy Couture? Cualquier celebridad que se preciara en Los ?ngeles se paseaba con uno de sus modelos en terciopelo, emblema de la monetizaci¨®n del icono callejero. En los pies: flip flops, deportivas o botas UGG, otro cl¨¢sico californiano de la ¨¦poca.Las acepciones de la prenda son tan variadas como los son sus fans. Pero una de las m¨¢s comunes, esa que repel¨ªa Lagerfeld, es la dejadez o desidia que se asocia a su comodidad. El k¨¢iser, que ten¨ªa una particular gerontofobia, seguramente se hubiera deslumbrado al ver la actividad de jubilados (en ch¨¢ndal) en Florida o Benidorm.Es ineludible tambi¨¦n la asociaci¨®n de esta prenda con la violencia. Una met¨¢fora que le debe mucho a la ficci¨®n: Uno de los nuestros (1990), Reservoir Dogs (1992) o la televisiva Los Soprano (1999) contribuyeron al mito. El que el ch¨¢ndal fuera popularizado por gente de clase trabajadora, negros o ultras de f¨²tbol, explica parte de los prejuicios que se le asocian.cordon pressPero el car¨¢cter universal y cercano del dos piezas lo ha hecho tentador a ojos de dictadores como Fidel Castro o mandatarios tan dispares como Mariano Rajoy o Barack Obama (en la imagen). Eso s¨ª, todos han generado controversia (y memes) al vestirlo. Quiz¨¢ porque, a diferencia del vaquero, el ch¨¢ndal es una prenda que contin¨²a rodeada de misterio y complejas narrativas.Cuando 1985 la princesa Diana de Gales visit¨® a las tropas brit¨¢nicas desplegadas en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, relaj¨® las distancias con los militares vistiendo un sencillo ch¨¢ndal. Kate Middleton tambi¨¦n ha recurrido a ¨¦l en ocasiones informales, as¨ª como Rania de Jordania, que lo us¨® por ejemplo para visitar a ni?os en un colegio.Britney Spears en ch¨¢ndal es una categor¨ªa en s¨ª misma que tambi¨¦n contribuye a engrosar el mito (tanto el del ch¨¢ndal, como el de la princesa pop, por supuesto).?El toque patrio que no pod¨ªa faltar? Chenoa en una imagen que tambi¨¦n forma parte de la cultura popular. ¡°Me lo compr¨¦ para estar por casa y me cost¨® muy barato. Creo que lo compr¨¦ en un supermercado, que es lo peor (¡). Cuando me ponen esas im¨¢genes me dan ganas de ir a buscar a la chavala. Porque no soy la misma¡±, dec¨ªa la cantante hace solo unos d¨ªas en una entrevista a esta revista. Porque todo cambia, excepto el ch¨¢ndal, que en tiempos convulsos e inciertos es de las pocas cosas que permanecen inalterables y tan reconfortantes como siempre.gtresonline
