El pelo, el nuevo oro
Se compra y se vende, mueve millones de euros al a?o y se comercializa y distribuye por todo el mundo. Pero el distribuidor m¨¢s importante en este negocio est¨¢ en Carabanchel, Espa?a.
El pelo postizo se ha convertido en un negocio millonario con cientos de actores detr¨¢s. No es f¨¢cil identificarlos ni calcular sus beneficios. Pero los datos que existen dibujan un retrato multicultural e hiperb¨®lico. Las extensiones venden y viajan por medio mundo.
Estados Unidos ha importado cabello por valor de 1,3 millones de d¨®lares (995.000 euros) desde 2011. En el mismo periodo, se han robado m¨¢s de 230.000 d¨®lares (176.092 euros) en mechones de peluquer¨ªas estadounidenses, seg¨²n la revista The Atlantic. Adem¨¢s, los salones de belleza que ofrecen la posibilidad de vender pelo han aumentado en un 28,5% en los dos ¨²ltimos a?os, seg¨²n la plataforma Professional Beauty Association. Del otro lado del Atl¨¢ntico, m¨¢s de lo mismo. El Reino Unido es el tercer pa¨ªs importador del mundo. Adem¨¢s, muchas de las empresas de extensiones tienen la sede all¨ª. ?Su facturaci¨®n? Entre 45 y 60 millones de libras (alrededor de 53,6 y 71,4 millones de euros) en 2012. Ah¨ª es nada. Pero no hay que trasladarse tan lejos para conocer bien el sector desde dentro.
?Vendemos a peluquer¨ªas, empresas de postizos, series de televisi¨®n, teatros, pel¨ªculas, famosos¡ Hasta tuvimos unos clientes artistas, una pareja de Chueca, que hac¨ªa esculturas de dos o tres metros solo con pelo¡ Eran espectaculares, pero en Espa?a no triunfaron?, nos cuenta Yolanda Delgado, rodeada de cajas de trenzas y coletas. Esta madrile?a de 45 a?os dirige la empresa familiar desde la jubilaci¨®n de su padre, Justino Delgado (quien da nombre al negocio), hace dos. A su progenitor lo llaman el Rey del pelo. La prensa extranjera ¨Cle han dedicado reportajes hasta en Tailandia¨C lo considera el proveedor m¨¢s grande del mundo. Y est¨¢ en Espa?a, en Carabanchel.
?Ahora hay un pedido de 1.200 kilos [de pelo] preparado para salir a Italia?, nos cuenta Yolanda. ?Y cu¨¢nto hay en el almac¨¦n? ?Toneladas. Solo con barrer, saldr¨ªa un kilo. De hecho, en esta empresa no se permite aspirar?. Yolanda Delgado siempre ha vivido rodeada de cabello. ?En el instituto ya llevaba extensiones. Me tiraban del pelo porque cre¨ªan que era una peluca. Tambi¨¦n me puse unas trencitas para dar a luz. En el hospital ven¨ªan a verme las enfermeras¡ ?Me llamaban Bo Derek! ?No hab¨ªan visto nunca nada igual!?, comenta.
La historia de Justino Delgado es de pel¨ªcula y plasma la realidad y la evoluci¨®n del gremio. El pelo postizo siempre ha sido rentable. ?Empec¨¦ en Segovia en 1962 con una bicicleta y 3.000 pesetas. En 10 d¨ªas pude comprar una moto por 26.000. Di 5.000 de entrada; pens¨¦ que no la pagar¨ªa en la vida. ?Un piso en Madrid costaba 65.000!?, nos relata el propio Justino en la tienda para particulares de su compa?¨ªa. Pero la pag¨®¡ y le sobr¨®. Su mentor ¨C?el que me introdujo en esto y que me trat¨® mejor que mi padre?, matiza¨C le mand¨® a una iglesia en Navas de San Antonio (Segovia). ?Me dijo que me fuera en la burra [moto] porque las chicas donaban su pelo a San Antonio para que les diera un buen novio. Me coment¨® que encontrar¨ªa la ermita llena de coletas. Lo estaba, me las llev¨¦ y gan¨¦ un mont¨®n de dinero. No digo cu¨¢nto porque entonces estaba prohibido¡ Antes de cumplir con el pago de la moto, ya me estaba comprando el coche?. Pero el negocio tambi¨¦n ha vivido temporadas de vacas flacas. Las pelucas naturales lo pasaron mal en los 70. ?Abrieron muchas f¨¢bricas de pelucas sint¨¦ticas y casi todos tuvieron que cerrar?, asegura Yolanda. ?Mi padre no se desanim¨®. Al contrario, pens¨® que se trataba de una moda.
Hace d¨¦cadas que Justino Delgado se gan¨® a pulso el apodo de Rey del pelo. Su almac¨¦n de cabello natural se encuentra en Madrid.
Mirta Rojo
Si la tendencia hab¨ªa aterrizado en Espa?a, entonces en Estados Unidos ya habr¨ªa pasado. As¨ª que se fue con la ayuda de la C¨¢mara de Comercio a Nueva York. No hablaba ingl¨¦s y estudios ten¨ªa los m¨ªnimos, lo b¨¢sico para sobrevivir¡ Pero en tres d¨ªas ya hab¨ªa vendido todo lo del almac¨¦n de Madrid y ya se quer¨ªa volver para preparar m¨¢s pedidos?. Cruzar el charco supuso todo un ¨¦xito. ?El boca a boca hizo el resto y los clientes empezaron a llegar de medio mundo?, sentencia Yolanda. ?Antes me ped¨ªan 10 kilos de golpe; ahora los solicitan de dos en dos. Pero siempre hay alguno que te da una alegr¨ªa. Tenemos clientes fieles, varios desde los a?os 60?, explica la hija de Justino. ?La receta para triunfar y mantenerse? La honestidad. ?Hace unos a?os hicieron un control de calidad y cayeron muchos. Existe picaresca. El mejor pelo es el europeo, es el m¨¢s caro.
Pero muchos fabricantes dan indio por espa?ol, rizado qu¨ªmico por rizado natural, te?ido por virgen o incluso sint¨¦tico por humano. Yo tengo todas esas variedades, pero doy lo que me piden y a su precio. Algunos me contactan y pasan porque les han ofrecido algo m¨¢s econ¨®mico, pero al final vuelven porque lo barato sale caro?. ?Y c¨®mo se detecta que nos est¨¢n timando? ?El precio es un buen indicador. Si te dicen que 100 gramos de 40 cent¨ªmetros cuestan 30 euros, algo falla?. ?La prueba definitiva? ?Quemarlo: si huele a cerdo, es pelo de verdad. Si huele a pl¨¢stico, no?.
Naturales, sint¨¦ticos, de nailon, de yak, con silicona, con queratina, tratados qu¨ªmicamente, adheridos con infrarrojos. Los postizos pueden ser de mil tipos y colores diferentes. Y duran hasta seis meses. La lista de famosas que los utilizan es interminable. Paris Hilton, Beyonc¨¦, Lindsay Lohan, Victoria Beckham o Pen¨¦lope Cruz fueron las pioneras. Hace unos a?os llevar un postizo no estaba tan bien considerado. Pocas se atrev¨ªan a reconocer que embellec¨ªan su cabello con mechones falsos. Lo m¨¢s demandado hace una d¨¦cada eran las pelucas, que se usaban en casos extremos ¨Ccuando faltaba pelo¨C o para disfraces. Pero ahora, lo artificial suma. ?Los famosos han popularizado las extensiones. Que una celebridad, con una melena espectacular, admita que las lleva es la mejor publicidad del mundo?, reconoce Lorena Morlote. Y adem¨¢s lo hacen para mejorar su imagen, no para corregir una alopecia evidente. ?Cu¨¢l es la medida m¨¢s demandada? ?Antes arrasaban los 50 cent¨ªmetros. Ahora convive con cortos de 30 y 20 cent¨ªmetros y largos de 70 y 80 cent¨ªmetros. El mercado se ha expandido?, precisa Yolanda Delgado. ?Y el color? ?Al principio los m¨¢s populares eran los mechones negro azabache. Luego lleg¨® el platino. Este ¨²ltimo sigue comercializ¨¢ndose muy bien, pero tambi¨¦n el casta?o?. Las peluquer¨ªas afro hace d¨¦cadas que las aplican. El actor y director estadounidense Chris Rock investig¨® sobre el asunto en el documentalGood Hair.
El sector contin¨²a en expansi¨®n. Great Lengths Hair Extensions, una de las empresas m¨¢s importantes y con distribuci¨®n en Espa?a, ha aumentado sus ingresos en un 70% en los ¨²ltimos cinco a?os. En nuestro pa¨ªs y a pesar de la recesi¨®n, el gremio se mantiene. Las peluquer¨ªas generaron en 2012 unos 5.000 millones de euros y siete de cada 10 personas, es decir, 27,3 millones, acudieron a una en 2012, seg¨²n Stampa (Asociaci¨®n Nacional de Perfumer¨ªa y Cosm¨¦tica). La raz¨®n principal de su visita: corregir la falta de volumen. Un problema que se puede solucionar con extensiones. ?Las estamos poniendo a unas siete u ocho clientas por semana?, informan desde Lorena Morlote.
?Esto es solo el principio, es un negocio emergente. La situaci¨®n actual es comparable a la del tinte hace 30 a?os?, aseguran desde Balmain Hair, otro renombrado fabricante de estos accesorios. ?Hace unos a?os solo unas pocas peluquer¨ªas las pon¨ªan. Pero ahora se ha generalizado y casi todas ofrecen este servicio?, explica Yolanda Delgado. Y no son baratas: ?Depende de la cantidad y del sistema, pero el precio oscila entre los 350 y los 700 euros?, dice Manuel Rodr¨ªguez Saavedra, director art¨ªstico internacional de los salones Rizos. Morlote ampl¨ªa la horquilla: de 125 a 1.000 euros.
Entonces, ?por qu¨¦ se invierte en pelo? Los expertos aseguran que lucir una cabellera larga y bonita es sin¨®nimo de estatus y tiempo libre. Y adem¨¢s, ?las extensiones crean adicci¨®n?, afirma Lorena Morlote. ?Son como las inyecciones: te pinchas, te ves bien y quieres repetir. Y el resultado parece natural. Por eso en cuanto mis clientas las prueban, se aficionan y siguen poni¨¦ndoselas, siempre respetando los periodos de descanso de entre uno a tres meses al a?o?, se?ala la experta.
Lady Gaga con una creaci¨®n del dise?ador Charlie Le Mindu
Getty Images
Seguir el rastro de su comercializaci¨®n significa trazar un trayecto a lo largo y ancho del planeta. A m¨¢s de 10.000 kil¨®metros de distancia de Justino Delgado se encuentra Arjuni. Esta empresa especializada en pelo Remy (natural y conseguido de una misma cabeza) tambi¨¦n empez¨® a bici y a pie. ?La mayor¨ªa del cabello en circulaci¨®n proviene de la India. Nadie hab¨ªa pensado en el camboyano, que es igual de bueno?, explica a?S?Moda?Janice Wilson, de 40 a?os y fundadora de la empresa. En solo un trienio, Wilson ha pasado de emplear a una decena de camboyanos a cerca de 100. Los ingresos superan los dos millones de d¨®lares anuales. ?No solo compramos y recolectamos pelo, tambi¨¦n lo vendemos directamente a los clientes a trav¨¦s de Internet. Ellos nos hacen pedidos subiendo v¨ªdeos a Youtube o colgando fotos en Facebook, as¨ª sabemos qu¨¦ necesitan. Somos peque?os, pero estamos muy bien posicionados?, se?ala Wilson.
El cabello siempre ha despertado pasiones. Sobran ejemplos. Desde Sans¨®n ¨Ccuya fuerza resid¨ªa en la melena¨C hasta Britney Spears ¨Cque se rap¨® en un momento de debilidad¨C, pasando por la larga trenza de Rapunzel o la emperatriz Sissi ¨Cque se cepillaba de manera obsesiva¨C. El pelo es arte, literatura y sexo. Y tambi¨¦n religi¨®n. Las monjas y algunas mujeres musulmanas se lo tapan. Y despu¨¦s de la comuni¨®n, muchas ni?as se cortan la coleta (como los toreros al finalizar su carrera). Por poner otro ejemplo. En el sureste de la India, en el estado de Andhra Pradesh, se halla el templo Tirumala Venkateswara. Es uno de los m¨¢s importantes del mundo, cada a?o recibe a 20 millones de peregrinos. Cerca de la mitad son mujeres. Acuden para pedir un deseo a los dioses: un buen marido, dinero, salud¡ Tras subir las decenas de pelda?os que conducen al edificio, se dejan afeitar la cabeza. En el templo trabajan unos 600 barberos. Cada uno es capaz de afeitar 60 cabezas en seis horas. Anta?o, ese pelo se tiraba. Hoy se subasta?online. En 2011, se vendieron 561 toneladas por 2.000 millones de rupias (28,3 millones de euros), seg¨²n el peri¨®dico?The Hindu. El templo asegura que invierte el dinero en educaci¨®n, sanidad e infraestructuras.
Pero no todos est¨¢n a favor de este (enorme) negocio. La cantante de pop Jamelia dej¨® de lucir postizos tras investigar para el diario?The Guardian?sus or¨ªgenes. ?No es f¨¢cil conocer su procedencia, por eso no los ofrecemos. No quiero contribuir a atar a la mujer a pelo falso. Me da grima pensar en su origen?, a?ade el peluquero Michel Meyer. Los detractores de esta t¨¦cnica tambi¨¦n aseguran que provoca alopecia. ?Depende del m¨¦todo. Si se colocan con tiras o con clip, no existen riesgos. Sin embargo, si se adhieren con cola o resina, es posible que, al retirarlos, una parte del cabello se estropee?, matiza Patrick Phelippeau, director general de Jean Louis David en Espa?a. Y, adem¨¢s, se da?a con facilidad. ?Es como la tela, se deteriora con el tiempo. Para conservar el pelo, lo mejor es el papel de peri¨®dico. Algunos han venido con trenzas que ten¨ªan hace 20 a?os y estaban estupendas?, asegura Yolanda Delgado.
Otros sectores de la poblaci¨®n tambi¨¦n se interesan por la rentabilidad del cabello. ?Siempre he estado obsesionado por el pelo corporal y el de la cabeza. De ni?o, lo usaba en clase de arte como material?, relata a?S?Moda?Charlie Le Mindu, un dise?ador c¨¦lebre por sus trajes elaborados con vello. Sus creaciones, que alcanzan las 20.000 libras (23.682 euros), se popularizaron gracias a Lady Gaga. Le Mindu gasta en sus sombreros y vestidos unos 100 gramos a diario. ?En 10 a?os todos luciremos ropa con pelo humano?, augura.
Incluso la cabellera puede servir como aditivo. Se usa en la masa de las pizzas o para fabricar pan industrial. As¨ª, como suena. El pelo es rico en L-ciste¨ªna, un amino¨¢cido capaz de amplificar el sabor y dar consistencia a las masas. Muchos fabricantes ya no lo emplean, pero seg¨²n?The Huffington Post?sigue siendo com¨²n en China. Otro uso insospechado: ayudar en los desastres naturales. En el vertido de BP en el golfo de M¨¦xico, se ech¨® mano de pelo. La raz¨®n: funciona como una esponja,?chupa?el petr¨®leo. La plataforma Hair for Oil Spills lo recoge de los salones para ayudar en este tipo de cat¨¢strofes. Un negocio, muchas caras.
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