El siniestro destino de las dos hermanas de Coco Chanel a las que la modista ocult¨® durante toda su vida
Cuando se cumplen 50 a?os de la muerte de la dise?adora, una nueva novela coloca el foco de atenci¨®n en las desconocidas hermanas Chanel: Julia-Berthe y Antoinette.
Medio siglo y todo el m¨²sculo narrativo de una de las firmas de moda m¨¢s poderosas del mundo han convertido en un icono popular a Gabrielle Chanel. Coco para sus amigos, que somos todos. En su leyenda existen una serie de hitos que, como pasajes de la Odisea, son conocidos por cualquiera: el vestidito negro de los a?os veinte (¡°el Ford de los vestidos¡±, como lo bautizar¨ªa Vogue), el perfume m¨¢s famoso, su pasi¨®n por la bisuter¨ªa, su tr¨¢gico romance con Boy Capel, Misia, el tweed, las perlas o, por supuesto, su muerte en el Ritz de Par¨ªs. Suced¨ªa hace 50 a?os, el 10 de enero de 1971. Era un c¨¦lebre domingo, ¡°el ¨²nico d¨ªa que descansaba¡±, apuntar¨ªan despu¨¦s los narradores de la epopeya. El final le lleg¨® apaciblemente en la cama, explicar¨ªan sus ¨ªntimos?a la prensa. Porque los encargados de comunicar la noticia fueron sus amigos m¨¢s cercanos. A sus (probablemente) 87 a?os a Coco no le quedaba ninguna familia y, la que le quedaba, estaba lejos desde hac¨ªa d¨¦cadas.
En El aire de Chanel (ed. Tusquets), de Paul Morand, lo m¨¢s parecido a una autobiograf¨ªa que dej¨® la dise?adora, despacha a sus hermanas en los primeros p¨¢rrafos como si fueran una nimiedad de su infancia: ¡°Acabamos de llegar a casa de mis t¨ªas, mi padre y yo, al caer la noche. Estamos de luto. Mi madre acaba de morir. A mis dos hermanas las han metido en un convento. Yo, la m¨¢s sensata, soy confiada a esas t¨ªpicas t¨ªas de Breta?a, primas hermanas de mi madre¡±. El pasaje, como muchos de los que le cont¨® a su amigo escritor, teje hilos de fantas¨ªa y realidad.
Ni familiares burgueses de provincias, ni hermanas separadas: cuando la madre de Gabrielle muere de tuberculosis, en 1895, el padre abandona a sus cinco hijos. Los dos chicos, de 10 y 6 a?os, fueron colocados como granjeros y se convirtieron en dos m¨¢s de los miles de ni?os que cada a?o ca¨ªan en un tipo de semiesclavitud entonces aceptada. Las tres hermanas Chanel fueron internadas juntas en un orfanato en Aubazine. Julia-Berthe, la mayor, ten¨ªa 13 a?os; Gabrielle, 12, y Antoinette, 8. ¡°Creo que el pasado era terriblemente doloroso para ella. Como hizo con sus padres o sus or¨ªgenes, la tragedia de sus hermanas le afectaba demasiado as¨ª que la borr¨®. Hizo como si no hubiera pasado¡± explica Judithe Little, autora de la novela Las hermanas de Chanel (ed. Espasa, a la venta el 7 de enero). ¡°Hace a?os, leyendo una biograf¨ªa suya, descubr¨ª que hab¨ªa tenido hermanas. Me interes¨¦ mucho por ello porque me intrigaba imaginar qu¨¦ hab¨ªa pasado con ellas y c¨®mo era haber sido hermana de Coco¡±, confiesa la estadounidense, que inmediatamente se embarc¨® en una b¨²squeda por los archivos, los censos y los peri¨®dicos de la ¨¦poca para reconstruir la historia.
Los datos que encontr¨® eran escasos, ya se hab¨ªa encargado Gabrielle de ello. Como cuenta Lisa Chaney en su biograf¨ªa, ¡°a lo largo de toda su vida se rumore¨® que pag¨® a algunos de sus familiares para que no hablaran de su pasado y que negoci¨® la destrucci¨®n de ciertos documentos¡±. Pero s¨ª hay algunas certezas estampadas en los libros de cuentas de los primeros a?os de Chanel Modes: su hermana peque?a, Antoinette, form¨® parte fundamental en la creaci¨®n del emporio que convertir¨ªa su apellido en una de las marcas m¨¢s conocidas del mundo.
El pasado era terriblemente doloroso para ella. Como hizo con sus padres o sus or¨ªgenes, la tragedia de sus hermanas le afectaba demasiado as¨ª que la borr¨®.
Cuando salieron del orfanato, las hermanas Chanel marcharon a un pensionado en Moulins junto a su t¨ªa Adrienne, de la edad de Gabrielle. A esta ¨²ltima la colocaron como dependienta en una mercer¨ªa. Edmonde Charles-Roux en El siglo de Chanel (ed. Herce) a?ade que, junto a su t¨ªa, prob¨® suerte cantando en los espect¨¢culos de la zona: ¡°No sab¨ªa m¨¢s que dos canciones: Ko-Ko-Ri-Ko y Qui qu¡¯a vu Coco. El p¨²blico empez¨® a conocerla por la palabra que las dos canciones ten¨ªan en com¨²n, y con ese mote se qued¨®¡±, se?ala la que fuera editora de Vogue Par¨ªs. En alg¨²n momento a la pareja se le uni¨® Antoinette y pronto se las empez¨® a conocer como las ¡®tres gracias¡¯. De Moulins Coco viaj¨® a Vichy, donde trabaj¨® vendiendo agua para pagarse las clases de canto. Pero ese camino creativo quedar¨ªa relegado cuando su amante, ?tienne Balsan, la ayud¨® a establecerse como sombrerera en Par¨ªs.
De la hermana mayor se sabe muy poco una vez salieron de Aubazine: Julia-Berthe?fue madre soltera del sobrino de la couturier, Andr¨¦ Palasse, y muri¨® en 1910 con solo 28 a?os. Se dijo que de tuberculosis, pero varios bi¨®grafos apuntan al suicidio. ¡°La historia macabra cuenta que se tir¨® a la nieve desnuda, hasta que perdi¨® la conciencia y muri¨® congelada¡±, escribe Chaney. Pero esto tambi¨¦n suena a elaboraci¨®n rom¨¢ntica porque lo cierto es que Julia muri¨® en mayo y la climatolog¨ªa hace dif¨ªcil imaginar esa escena en los albores del verano.
Aunque incompleta, hay muchos m¨¢s datos para trazar la historia de la hermana peque?a. ¡°Los registros censales indican que, en un determinado momento, Antoinette vendi¨® sombreros en Vichy, donde Coco hab¨ªa intentado abrirse camino como cantante¡±, revela Little. Tambi¨¦n que en 1910 ya viv¨ªa en Par¨ªs y apoyaba a su hermana en su nueva aventura simplificando tocados y sombreros, en el piso que ?tienne Balsan pose¨ªa en el bulevar Malesherbes. El 1 de enero de 1910 Antoinette firm¨® el libro de contabilidad en calidad de vendedora. ¡°Sabemos que form¨® parte importante de la primera parte del negocio de Chanel. Sabemos que la ayud¨® mucho y que era trabajadora. Yo creo que era leal y divertida, y m¨¢s amable que Coco. Era la que trataba con el p¨²blico porque ten¨ªa mejores maneras. Coco era capaz de decirle a una clienta que estaba demasiado gorda y necesitaba perder peso. Contribuy¨® a la inauguraci¨®n de la primera boutique en Rue Cambon y, posteriormente, a la apertura de las de Deauville y Biarritz, supervisando a centenares de empleadas¡±.
Al terminar la Primera Guerra Mundial Par¨ªs era una fiesta y Chanel, la responsable de su vestuario. Mientras su hermana revolucionaba la moda y el armario femenino, Antoinette conoci¨® a un atractivo piloto canadiense, Oscar Fleming. Se enamoraron y se casaron en 1919. Boy Capel, el gran amor de Coco, firm¨® como testigo y la novia luci¨® un delicado vestido que hab¨ªa creado para ella Coco. Pasaron la luna de miel en el ch?teau de la dise?adora en Biarritz y despu¨¦s volaron a Canad¨¢. Y all¨ª todo empez¨® a desmoronarse. ¡°Habl¨¦ con la hija que Oscar tuvo en un segundo matrimonio¡±, revela la autora de Las hermanas de Chanel, ¡°ella me cont¨® que Antoinette aterriz¨® cargada de ba¨²les de ropa de las colecciones de Chanel¡±. Llev¨® consigo tambi¨¦n dos regalos de Gabrielle: una colcha de encaje y un juego de t¨¦ con un samovar ruso que a¨²n est¨¢n en posesi¨®n de la familia Fleming. Nadie sabe qu¨¦ pas¨® con el vestido de novia. Acostumbrada a ser una mujer de negocios que se hab¨ªa abierto camino en la excitante capital gala, es probable que la peque?a Chanel no terminara de encajar en la vida tradicional de la familia de su marido. S¨ª se sabe que pocos meses despu¨¦s de llegar al pa¨ªs acudi¨® a visitarles un amigo argentino procedente de Par¨ªs. Unos d¨ªas despu¨¦s de su marcha, Antoinette abandon¨® a su marido y viaj¨® a Buenos Aires. Tambi¨¦n se desconoce cu¨¢nto tiempo pas¨® en Argentina, pero s¨ª que falleci¨® en el Hotel Majestic en 1922. ¡°En el certificado de defunci¨®n consta como ¡®Antonieta Chanel de Fleming¡¯ y, como causa de muerte, la ¡®intoxicacio?n¡±, dice Little. Ten¨ªa 33 a?os y todas las teor¨ªas respaldan, como en el caso de Julia-Berthe, el suicidio. ¡°Se comunic¨® durante mucho tiempo que muri¨® en 1920, a causa de la gripe espa?ola, pero al aparecer el certificado se supo que en realidad muri¨® en el 22, v¨ªctima de una sobredosis de drogas¡±, subraya Chaney.
No existen testimonios sobre el efecto que tuvo la noticia de la muerte de su hermana m¨¢s pr¨®xima en Coco Chanel. Pero s¨ª que no volvi¨® a hablar de ella. Durante varios a?os, tampoco volvi¨® a dise?ar ning¨²n vestido de novia para finalizar sus colecciones, un cl¨¢sico entonces en los desfiles parisinos.
Los hermanos de Gabrielle se reencontraron con ella tras su triunfo en los a?os veinte y varios testigos cuentan que sol¨ªan pasar por Rue Cambon a pedir dinero. Cuando se rompi¨® la relaci¨®n, desaparecieron del mapa. No sucedi¨® lo mismo con su sobrino, el hijo de Julia-Berthe. Andr¨¦ Palasse recibi¨® una esmerada educaci¨®n en Inglaterra, planificada por Boy Capel y sufragada por su c¨¦lebre t¨ªa que le mimaba durante los veranos. En la Segunda Guerra Mundial fue capturado por los alemanes y Gabrielle removi¨® el mundo para conseguir salvarle. La ayud¨® el bar¨®n Hans G¨¹nther von Dincklage, el alto cargo nazi que se convirti¨® en su amante hasta los a?os cincuenta. Andr¨¦ solo tuvo una hija, Gabrielle, que en 2011 comparti¨® algunos recuerdos familiares con la escritora Isabelle Fiemeyer: ¡°Coco Chanel invent¨® sus propios mundos a los que escapar. Su proceso de echar ra¨ªces, de escapar de la vida errante de sus antepasados, de la maldici¨®n familiar, fue evidentemente complicado¡±. Su historia forma parte de otra de sus contradicciones: intent¨® silenciarla mientras hac¨ªa todo lo posible porque nadie la olvidara.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.