Armaduras para ¡®House of the Dragon¡¯ o ropas para ¡®Dune¡¯ se hicieron en Algete: la extraordinaria historia de Peris Costumes
Desde Algete, Peris Costumes se ha convertido en armario de cine y series (de ¡®Gambito de dama¡¯ a ¡®La casa del drag¨®n¡¯). As¨ª son los talleres espa?oles de la ficci¨®n mundial.
¡°Mi abuelo fue zapatero. Mi padre, zapatero. Mi t¨ªo, zapatero. Nosotros somos cuatro hermanos, cuatro zapateros¡±, cuenta Jos¨¦ Martos mientras hace una pausa en el taller que dirige. No es una zapater¨ªa al uso, sino una factor¨ªa en la que crea el calzado que lucir¨¢n actores y actrices en pel¨ªculas y series de todo tipo. Forma parte de la empresa espa?ola Peris Costumes, una de las mayores del mundo en vestuario, un mastodonte que desde 2016 tiene su sede en Algete, un pueblo al noreste de Madrid. Desde aqu¨ª, Martos y su equipo han confeccionado 900 pares de botas para el ej¨¦rcito de Mul¨¢n, botines victorianos para las protagonistas de La edad dorada o los zapatos que llevar¨¢n Tom Hanks y Scarlett Johansson en Asteroid City, la pr¨®xima cinta de Wes Anderson. Todo se hace a mano, desde este rinc¨®n o, si el pedido es demasiado grande, con ayuda de externos. Solo en lo que va de a?o han dado salida a 278 modelos distintos, as¨ª que no tendr¨ªa sentido industrializar producciones generalmente peque?as. ¡°Nadie que vea una serie se puede imaginar que muchos de los zapatos, que a veces casi ni salen en el plano, se hacen uno a uno artesanalmente desde un taller¡±, apunta V¨ªctor S¨¢nchez, yerno de Martos que, como su hija, trabaja con ¨¦l. A ellos acuden figurinistas con bocetos o fotograf¨ªas para desarrollar los zapatos con los que calzar¨¢n a protagonistas y extras. En Peris hacen realidad esas ideas y se las alquilan, un modelo que se conoce como made to rent: cuando acaba el rodaje todo pasa a engrosar el archivo de la empresa (adem¨¢s de los talleres, su gran activo).
En la entrada al complejo, la cueva de las maravillas, un plano revela la colosal extensi¨®n de 22 naves. En ellas se custodia el grueso de la colecci¨®n, m¨¢s de 10 millones de piezas. Aqu¨ª llegan los responsables de vestuario y, dependiendo de sus necesidades y presupuestos, escogen del archivo o encargan elementos a medida que se cosen seg¨²n sus dise?os. Este a?o prev¨¦n convertirse en armario para 1.000 producciones. Hay todo un pabell¨®n dedicado a uniformes militares y otro para los religiosos. Cuatro m¨¢s para ropa desde 1990. ?Entre algunas de las prendas m¨¢s psicod¨¦licas de los sesenta? Vestidos de Pucci o Courr¨¨ges. En la nave del siglo XIX, varios pasillos solo con enaguas. En la dedicada a Grecia y Roma, entre muchos otros, todo el vestuario original de la pel¨ªcula Troya, ¡°a excepci¨®n de las corazas de Brad Pitt y Orlando Bloom porque se las quedaron. No es lo normal, pero se les permiti¨® por ser ellos¡±, puntualiza la directora de comunicaci¨®n, Myriam Wais. A menos que te apellides Pitt o Bloom, la norma es que todo vuelva a Algete. Un din¨¢mico equipo de log¨ªstica se encarga de ello.
Los zapatos, bolsos o sombreros se colocan junto a la ropa de la misma ¨¦poca, pero la joyer¨ªa tiene su propia sala. En ella guardan todas las cruces de Jude Law en El joven papa, que crearon con la supervisi¨®n de un consejero de El Vaticano, o elementos con solera como la corona de Luis II de Baviera, de Luchino Visconti, o algunas de las joyas de Elizabeth Taylor en Cleopatra. Forman parte de las numerosas compras con las que han ido agrandando la colecci¨®n, que crece con la confecci¨®n, pero tambi¨¦n con la adquisici¨®n de prendas que rastrean por el mundo. Para ello han recibido la inyecci¨®n financiera de un fondo de inversi¨®n. ¡°A veces compramos el repertorio de dise?adores de vestuario o coleccionistas, en otras vamos detr¨¢s de una productora concreta, cuando tenemos un hueco que cubrir: quiz¨¢, si nos damos cuenta de que estamos cojos en vestuario de 1940 y sabemos que hay un equipo que acaba de terminar una serie inspirada en esa d¨¦cada¡±, explica la responsable de comunicaci¨®n. Todo se usa una y otra vez, aunque los vestidos m¨¢s reconocibles se transforman. La norma es no tirar nada. Ni siquiera lo que regresa deteriorado. ¡°Tenemos una zona a la que llamamos Walking Dead [como la serie de zombies]. Es todo lo roto y agujereado a lo que tambi¨¦n se da uso¡±.
Por las paredes del recinto cuelgan los carteles de los t¨ªtulos en los que han participado. Varias de las pel¨ªculas nominadas al Oscar a mejor vestuario de la pasada edici¨®n (Cruella, Dune y El callej¨®n de las almas perdidas) y cintas tan sonadas como la ¨²ltima de Matrix, Dolor y gloria o Mal¨¦fica. Entre las series: The Crown, Vikingos, La casa de papel, Gambito de dama, Chern¨®bil, Emily en Par¨ªs o la precuela de Juego de tronos, La casa del drag¨®n. Tambi¨¦n visten videoclips, anuncios de publicidad, obras de teatro, ¨®peras y hasta videojuegos. Esto ¨²ltimo forma parte del proceso de digitalizaci¨®n que lleva un a?o ¡®escaneando¡¯ el archivo en un estudio de fotograf¨ªa preparado para la ocasi¨®n. Im¨¢genes con alt¨ªsima resoluci¨®n en las que se puede hacer zoom hasta ver la trama del tejido y que facilitan los procesos de posproducci¨®n o efectos especiales y que aspiran a vestir el metaverso.
El ritmo de crecimiento es exponencial en Peris desde que en 2013 se hizo cargo el actual CEO, Javier Toledo. Hoy emplea a m¨¢s de 250 personas, casi 100 en Madrid. La empresa, de ra¨ªces valencianas, se fund¨® en 1856 para funciones teatrales, con la particularidad de que entonces los due?os del vestuario eran los actores. Mucho ha cambiado el panorama desde entonces. Especialmente en la ¨²ltima d¨¦cada en la que las plataformas, y su forma de generar contenido, han agitado la industria. Tambi¨¦n la de la moda, que siempre se vio influenciada por el cine, pero ahora multiplica ese efecto gracias a las series. Los espectadores pasan m¨¢s horas que nunca frente a las pantallas y acaban seducidos por la ropa que ven en ellas. Hasta t¨ªtulos tan improbables como Los Bridgerton, inspirado en la primera d¨¦cada del siglo XIX, son capaces de iniciar tendencias. En su caso corte imperio, vol¨²menes o acabados suntuosos que conectaron muy bien con la sociedad pospand¨¦mica, anhelante de fantas¨ªa.
Precisamente la serie de Netflix fue una de las primeras producciones internacionales de gran envergadura que asumieron en Peris. Para ellos crearon entre otros varias casacas en el departamento de sastrer¨ªa que dirige Javier Varas: ¡°Vinieron a ver de qu¨¦ ¨¦ramos capaces, hicimos un frac rom¨¢ntico y les gust¨®. Para la primera temporada confeccionamos tres tipos de levita con diferentes cuellos y diferentes mangas¡±. Ya est¨¢n preparando la tercera temporada, mientras compaginan con encargos para la serie sobre El Zorro que prepara Amazon. ¡°Aqu¨ª solemos hacer a actores principales¡±, dice Varas, que se form¨® en moda. Piezas de sastrer¨ªa que se elaboran a medida de cada protagonista y que suelen esconder muchas horas de trabajo.
Faltan manos. Los talleres de Peris adolecen de lo mismo que los de cualquier firma de moda, de relevos j¨®venes que aprendan de los expertos antes de que estos se jubilen. ¡°Estamos en proceso de crecimiento, pero no encontramos a nadie. Esto es un oficio y se aprende trabajando, pinch¨¢ndote los dedos¡±, a?ade el sastre. Eso s¨ª, los que lo prueban, se enganchan como a la ¨²ltima serie que se ve en bucle, confiesa el zapatero V¨ªctor S¨¢nchez: ¡°Desde que estoy en esto me paso las pel¨ªculas mirando los pies¡±. Ver sus creaciones en pantalla es buena recompensa a todo el trabajo que hay detr¨¢s de un solo par de zapatos.
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