14 fotosUn cors¨¦ para reafirmar los senos y ?la cintura m¨¢s estrecha en tres condados?: las ¡®mentiras¡¯ del vestuario de ¡®Lo que el viento se llev¨®¡¯Criticada durante d¨¦cadas por su visi¨®n idealizada de la esclavitud, la cinta de 1939 ha sido retirada temporalmente de la plataforma HBO Max.Patricia Rodr¨ªguez11 jun 2020 - 01:59CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlace81 a?os despu¨¦s de su estreno, Lo que el viento se llev¨® continua acaparando titulares. La mirada de 2020 le saca los colores, entre otros, por su visi¨®n idealizada del que probablemente sea el periodo m¨¢s tenebroso de la historia de Estados Unidos: la Guerra Civil que se declara precisamente cuando los estados del sur se niegan a abolir la esclavitud. Ahora, en mitad de las protestas por el asesinato de George Floyd, HBO ha decidido retirar la cinta de 1939 de su plataforma HBO Max. Volver¨¢n a subirla en unas semanas, incluyendo un aviso sobre el contexto hist¨®rico en el que fue rodada y denunciando las representaciones da?inas. La decisi¨®n llega un d¨ªa despu¨¦s de que el director de 12 a?os de esclavitud, John Ridley, publicara una columna en Los Angeles Times solicitando la medida.La historia de esas rom¨¢nticas familias del Sur deja de ser tan tierna al comprender que ese mundo que peleaban por mantener se sustentaba sobre la esclavitud de seres humanos. Y entonces el noble Ashley Wilkes ya no lo parece tanto. "Nosotros solo tenemos algod¨®n, esclavos y arrogancia", aseguraba el siempre c¨ªnico (y atinado) Rhett Butler.? El filme est¨¢ rodeado de mitos: desde c¨®mo el productor David O. Selznick tuvo el buen tino de comprar los derechos de la novela de Margaret Mitchell antes de que se publicara, a la dificultad de dar con una Escarlata, el odio en el rodaje entre Vivien Leigh y Clark Gable, las desavenencias con los directores, el presupuesto disparado¡ Pero Lo que el viento se llev¨® es sobre todo la historia de Escarlata O¡¯Hara, un personaje femenino tremendamente at¨ªpico a mediados del siglo XX: mimada, ego¨ªsta y caprichosa, pero tambi¨¦n llena de fuerza y determinaci¨®n. El papel de Vivien Leigh est¨¢ inspirado fielmente en el best seller y vestido con gran derroche por Walter Plunkett. El dise?ador de vestuario de la pel¨ªcula cre¨® para protagonistas y figurantes 5.500 piezas distintas, todas desde cero.El technicolor ayud¨® a seducir al p¨²blico de la ¨¦poca (que a¨²n experimentaba las consecuencias de la Gran Depresi¨®n) apoyado por la majestuosidad de localizaciones y vestuario. Para preparar este ¨²ltimo, Plunkett (en la imagen) viaj¨® al Sur antes del rodaje: durante cuatro meses visit¨® varias casas y entrevist¨® a supervivientes. Pero su verdadera gu¨ªa fueron las profusas descripciones de la novela de Mitchell: ¡°A Selznick no le interesaba la verosimilitud hist¨®rica. Hice una b¨²squeda, porque pens¨¦ que era necesario. Pero le preocupaba mucho m¨¢s ser leal al libro. Si pon¨ªa alguna objeci¨®n a un dise?o solo ten¨ªa que se?alarle que aparec¨ªa descrito as¨ª en la novela y con eso le val¨ªa¡±, recordaba el figurinista en una entrevista con Diana Vreeland que recoge el libro Hollywood Costume: Glamour! Glitter! Romance! As¨ª se retrata a Escarlata en las primeras p¨¢ginas del libro: ¡°Su nuevo vestido verde de muselina con flores extend¨ªa sus doce yardas de tejido ondulante sobre el canc¨¢n y combinaba con las zapatillas marroqu¨ªes de tac¨®n plano que su padre le hab¨ªa tra¨ªdo recientemente de Atlanta. El vestido resaltaba a la perfecci¨®n la cintura de diecisiete pulgadas, la m¨¢s peque?a en tres condados, y el cors¨¦ bien ajustado mostraba sus senos bien maduros de diecis¨¦is a?os¡±. La pel¨ªcula m¨¢s famosa de todos los tiempos (y hasta hoy, la m¨¢s taquillera) se hizo con ocho premios Oscar, ninguno para Plunkett porque hasta 1948 no se crear¨ªa la categor¨ªa dedicada al vestuario. El dise?ador de Mujercitas, Cantando bajo la lluvia o Las minas del rey Salom¨®n solo obtuvo una estatuilla de la academia por su trabajo en Un americano en Par¨ªs (1951).Pero como contaba el propio responsable del vestuario, los anacronismos no supon¨ªan un problema. Como en cualquier filme hist¨®rico, es inevitable crear piezas que resulten atractivas para el espectador contempor¨¢neo. Uno de los casos m¨¢s evidentes con los trajes de Lo que el viento se llev¨® se esconde en los cors¨¦s que tanto le gustaba llevar ajustados a Escarlata. A mediados del siglo XIX, cuando se ambienta la pel¨ªcula, los modelos que se impon¨ªan cubr¨ªan hasta el pecho (imagen dcha.). Sin embargo, cada vez que vemos a Mammy apretando cintas se aprecia claramente que los cors¨¦s en Tara acaban justo debajo del pecho para realzarlo. As¨ª se consegu¨ªa una silueta mucho m¨¢s del gusto de la ¨¦poca. ¡°Los espectadores pensaban que estaban viendo una recreaci¨®n fiel del pasado. Pero m¨¢s de medio siglo despu¨¦s podemos apreciar que muchos estilos se inspiraban m¨¢s en el gusto de los a?os treinta que en el de 1860¡±, explica Edward Maeder en Hollywood Costume.¡°Los sombreros, dise?ados por John Frederics para Escarlata O¡¯Hara no son como los que se llevaban en el periodo de la Guerra Civil. Con cintas de seda y lazos anudados bajo una oreja, presentan una asimetr¨ªa que solo result¨® aceptable a partir de los a?os treinta del siglo XX¡±, a?ade Maeder. Las faldas tambi¨¦n exageran el volumen en pantalla y el traje de los hombres enfatiza de m¨¢s las hombreras. ¡°Los anacronismos se pueden encontrar en pr¨¢cticamente cualquier pel¨ªcula que represente otro periodo. Al presentar una ilusi¨®n de un tiempo pasado, estos filmes rara vez replican el look exacto: en su lugar toman elementos del pasado y los combinan con aspectos de la moda contempor¨¢nea¡±, puntualiza el experto en vestuario de ¨¦poca en el cine.Con solo dos vestidos, en los primeros minutos de metraje, se define a Melania en contraposici¨®n a Escarlata: la primera luce trajes de una d¨¦cada atr¨¢s, mientras que la segunda solo lleva el ¨²ltimo grito en Par¨ªs. Se puede ver claramente comparando los vestidos de ambas con la ilustraci¨®n superior, teniendo en cuenta que la barbacoa est¨¢ ambientada en 1861. A la izda., se representan dos vestidos que pod¨ªan verse en Par¨ªs durante la II Rep¨²blica (desde 1848 y hasta 1852), modelos abullonados, con demasiados volantes y rematados con un modesto casquete: exactamente el estilo de Melania durante todo el filme.?A?la dcha., dos dise?os de 1860, bajo el?reinado de Napole¨®n III. Lo ¨²ltimo en Par¨ªs por aquel entonces y estilo favorito de O¡¯Hara.En el ¨²nico momento en el que Escarlata y Melania lucen un estilo similar es en la primera boda de O¡¯Hara: por las prisas de pasar por el altar antes de que su marido vaya a la guerra, se tiene que contentar con el vestido de novia de su madre adaptado. Una antigualla con demasiado brillo y volantes que podr¨ªa salir del armario de Melania. Eso s¨ª, el escote de Escarlata nunca hubiera encajado en los c¨®digos de la prima de Ashley. Tampoco lo hac¨ªa en el imaginario de los responsables de la Hays Office, los encargados de mantener la moral de todas las cintas que se estrenaran en Estados Unidos. Vaya, los censores, que a mediados del siglo XX no solo encontraban trabajo en Espa?a. Con Lo que el viento se llev¨® tuvieron trabajo: los escotes de Leigh seguramente aprobaron porque el pecho peque?o de la actriz hac¨ªa que no fueran tan evidentes. Pero en los a?os treinta imperaba un c¨®digo de 1927 que entre otros prohib¨ªa que en pantalla apareciera ning¨²n signo de embarazo, ni ligas o ropa interior sugerente. Estas normas, que estuvieron a punto de cargarse ese c¨¦lebre ¡°Frankly, my dear, I don't give a damn¡±, s¨ª obligaron a cortar la escena del parto de Melania y matizar las referencias al Ku Klux Klan.En la ¨²ltima parte, cuando Escarlata se casa con el rico de Butler, su guardarropa recupera todo el esplendor. Avanza el siglo XIX y, siguiendo los dictados de Worth, triunfan los grafismos y las faldas se recogen a la espalda, reduciendo su di¨¢metro pero no su teatralidad.El vestido de paseo con el que el matrimonio Butler regresa a Tara tras la guerra bien podr¨ªa estar inspirado en este modelo de 1865 que se conserva en el Costume Institute.Los motivos tipo cachemira y las peque?as flores, que causaron tanto furor a inicios del siglo XIX, en los a?os sesenta se hab¨ªan convertido en un b¨¢sico. Extremadamente popular, el estampado era usado para la decoraci¨®n de interiores o para vestidos de diario. Un motivo similar es quiz¨¢ por ello el que decora el vestido que Escarlata no se quita durante los peores meses de la posguerra. Rescatado probablemente del fondo del armario, prescinde de todo artificio y ya no requiere de Mammy para atar el cors¨¦, porque hasta el cierre (con botones) queda delante. Por supuesto en este periodo prescinde tambi¨¦n de crinolina o cors¨¦.El vestuario de la pel¨ªcula est¨¢ lleno de significados m¨¢s o menos evidentes: los detalles de inspiraci¨®n militar en los vestidos, especialmente de moda tras la guerra, son adoptados por Escarlata cuando toma las riendas del aserradero de su segundo marido (una tarea absolutamente masculina).Aunque la semi¨®tica m¨¢s evidente para contar la historia la transmite el color. Plunkett escoge el verde para todas las escenas de seducci¨®n que protagoniza Escarlata: del blanco con flores verdes y volantes (rom¨¢ntico y delicadamente infantil) que lleva en la barbacoa en Los doce robles al c¨¦lebre vestido de terciopelo que se cose con unas cortinas para ir a seducir a Rhett Butler a prisi¨®n.El burdeos, el color de la pasi¨®n, se reserva para las escenas m¨¢s violentas: para la fiesta de cumplea?os de Ashley o para contarle a su hermana que se ha casado con su prometido Frank Kennedy. Tambi¨¦n es burdeos la bata de terciopelo roja que Escarlata lleva cuando su marido la agrede sexualmente (otra escena controvertida que no pasa el filtro del 2020).La pel¨ªcula, que no lleg¨® a Espa?a hasta 1950, es un cl¨¢sico imborrable que, sin embargo, conviene revisar bajo un nuevo prisma hoy. Uno que sea capaz de entender el momento en el que se rod¨®, pero tambi¨¦n reconocer sus privilegios y contradicciones. Muchas de sus escenas hoy deber¨ªan incomodarnos, mientras disfrutamos el resto. Como ese vestido hecho con cortinas. ¡°No creo que fuera mi mejor trabajo, ni si quiera el m¨¢s grande. Pero esta pel¨ªcula, por supuesto, permanecer¨¢ para siempre. El vestido verde, que marca un hito en la propia narraci¨®n,?probablemente sea el vestido m¨¢s famoso de la historia del cine. As¨ª que estoy contento de haberlo hecho¡±, dijo Plunkett 30 a?os despu¨¦s.