Palabra de mujer
Ellas, que la utilizan como herramienta de trabajo, reflexionan sobre su poder transformador.
?Hasta hace poco, expresiones y t¨¦rminos como trabjao dom¨¦stico, ¡®mansplaining¡® o sonoridad no estaban en nuestro vocabulario. Estamos nombrando nuestra experiencia?. Lo dice la escritora, ensayista y editora Laura Freixas, que se ha pasado toda una vida pensando acerca de la presencia de las mujeres en la cultura, desentra?ando las herramientas del patriarcado para silenciar nuestra voz y alzando la suya para hablar de sus vivencias. ?El tema no es que queramos tener nuestra parte del pastel de la cultura, es que si no lo tenemos nuestras experiencias seguir¨¢n siendo silenciadas y por lo tanto no tendr¨¢n importancia. Llamar por su nombre al trabajo dom¨¦stico que no sea fruto de una manifestaci¨®n de amor lo politiza y lo problematiza inmediatamente?.
Las voces de las mujeres comienzan a ser audibles, emiten discursos pol¨ªticos, relatos de ficci¨®n, denuncias, canciones, alegatos. Seis mujeres que, como Freixas, usan la palabra para expresarse art¨ªsticamente, cambiar el mundo, trabajar, ayudar a formarse una opini¨®n o denunciar la injusticia, reflexionan sobre el estado de nuestra voz, c¨®mo la estamos usando hoy y el modo en que estamos cambiando incluso el lenguaje para visibilizar nuestra experiencia. La de la mitad del mundo se incorpora al gran discurso, poco a poco, por fin.
La poeta Julieta Valero recuerda haber tenido una fuerte relaci¨®n con el lenguaje desde que era una ni?a, una relaci¨®n sinest¨¦sica, las palabras ol¨ªan, sab¨ªan, ten¨ªan el poder de colocarla en diferentes lugares y a la palabra decidi¨® dedicar su vida. En sus escritos habla de maternidad, pol¨ªtica, justicia, memoria hist¨®rica, desarraigo, guerra. Ella no cree que exista una manera de usarlas propia de las mujeres. ?Creo que la complejidad de los individuos, que incluye su g¨¦nero pero lo trasciende, hace que eso sea reduccionista. Lo que s¨ª es cierto es que a las mujeres nos han educado para expresar lo personal e ¨ªntimo, a los hombres para inhibirlo. Eso es una tragedia para todos?.
Para liberarnos de los casilleros de los roles de g¨¦nero, que tambi¨¦n afectan a c¨®mo se entiende lo que decimos, est¨¢ el feminismo, claro. Para Valero es un movimiento inapelable, la revoluci¨®n m¨¢s importante de la humanidad y considera que el papel del lenguaje aqu¨ª es capital. ?Si no somos autocr¨ªticos con nuestra manera de expresarnos, si no empezamos a dejar de considerar lo neutro positivo masculino y lo lateralizado femenino no cambiaremos nada?.
Lo que quiere modificar Soleil, la mitad femenina del grupo Reiko, responsable del hit Spinning Over You, es c¨®mo se ve y se entiende la m¨²sica electr¨®nica y lo quiere hacer con su voz, cantando y hablando de su trabajo. Su voz, comparada con la de las divas de la canci¨®n francesa, dice que es lo que m¨¢s la define, casi una extremidad m¨¢s, su manera de comunicarse con el mundo y expresarse. ?Tenemos que sacarlo todo en canciones, libros, pel¨ªculas¡ Lo que me gustar¨ªa aportar a este discurso general es respeto por el trabajo y la creatividad que acompa?a a la m¨²sica electr¨®nica, no por ser algo l¨²dico es fr¨ªvolo?. Ella tiene raza creativa, su abuela era hija de Mu?oz Seca y cree que los referentes, m¨¢s si est¨¢n dentro de casa, importan todo. ?Mi abuela inventaba villancicos para nosotros, escrib¨ªa, tuvo la oportunidad de expandirse creativamente en un momento en el que no era lo normal y la recuerdo con admiraci¨®n?.
Los n¨²meros cantan. Son mayor¨ªa en las formaciones acad¨¦micas culturales (alrededor de un 65% y un 58% dependiendo del nivel de estudios), pero minor¨ªa en las actividades que se derivan de estos estudios (un 39%, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte de 2014). Las cifras en las reales academias y en los premios literarios son raqu¨ªticas. Respecto al cine, no hay m¨¢s que recordar los discursos de la ¨²ltima gala de los Goya: m¨¢s mujeres.
Laura Freixas explica que durante una etapa que le dur¨® a?os, a trav¨¦s de la asociaci¨®n Cl¨¢sicas y Modernas, se dedic¨® a ?contar mujeres?: un 7% en libros de texto, ninguna en este certamen de poes¨ªa, una en aquel congreso, cero en esta antolog¨ªa y esta otra¡ ?Ahora estoy m¨¢s en entender qu¨¦ es lo que nos dificulta el acceso a la creaci¨®n cultural y plantear qu¨¦ aportan que no estaba. Esto me ha abierto las puertas a un corpus cultural desconocido. No se trata de a?adir nombres, el punto de vista que aportamos es distinto. Con los a?os me he dado cuenta de que los datos son el s¨ªntoma, el problema es que el imaginario cultural se ha creado alrededor de los hombres, de sus experiencias y valores. Se nos presenta al artista como un genio creador, el que domina el discurso, para el que la familia es secundaria o inexistente y eso es completamente contradictorio con los valores que la sociedad asigna a las mujeres. Las que quieran ser creadoras de cultura van a entrar en una contradicci¨®n entre el rol de artista y el rol de mujer y entre lo que son sus experiencias y lo que la cultura considera experiencias relevantes?. La soluci¨®n al dilema es seguir, no callar, no dar un paso atr¨¢s y engrosar las filas de las que relatan el mundo. Despu¨¦s de todo las mujeres son mayor¨ªa en el consumo de palabra, al menos escrita.
LECTORAS Y GRANDES AUTORAS
El lector tipo en Espa?a es una lectora. ?A menudo, cuando en la editorial hablamos de un lector imaginario, ese lector es una mujer?, dice Ofelia Grande, legendaria editora y directora de Siruela. Ella es la portadora de un gran altavoz para la palabra en forma de editorial y lo usa a conciencia de manera natural; no hace falta forzar cuotas porque, afirma, la calidad abunda. Repasa el ¨²ltimo cat¨¢logo apasionadamente: ?Fred Vargas es la reina indiscutible de la novela negra. La biograf¨ªa de Clarice Lispector es imprescindible. Hemos editado El mundo resplandeciente, considerada la primera novela de ciencia ficci¨®n escrita por Margaret Cavendish en el siglo XVII. Nuestro libro m¨¢s le¨ªdo del ¨²ltimo a?o es el ensayo Imperiofobia de Mar¨ªa Elvira Roca. Tawni O¡¯Dell me gusta mucho¡?. El repaso de autoras de diversos g¨¦neros con calidad literaria y ¨¦xito de ventas no cesa. Grande dice que no solo somos las que m¨¢s leemos seg¨²n todas las estad¨ªsticas del gremio, tambi¨¦n somos muchas en las editoriales; m¨¢s, es verdad, en los puestos que tienen que ver con los contenidos y menos en los de toma de decisiones. Sorpresa.
Los n¨²meros son importantes en el mundo de la directora de cine Paula Ortiz. Las cifras de inversi¨®n y espectadores, los meses de trabajo¡ ?En este tipo de din¨¢micas hay mucha desconfianza hacia las mujeres. Ese: ¡®?Vas a saber t¨² llevar esto?¡¯, est¨¢ latente. En una entrevista de trabajo a nosotras se nos define por lo que hemos hecho y a ellos por lo que son capaces de hacer?. La directora de La novia prepara una versi¨®n de Barba Azul en la que usa el cl¨¢sico para construir ?una f¨¢bula sobre el arte, la creaci¨®n y las espirales de dominaci¨®n de hombres y mujeres?. Empez¨® a estudiar Filolog¨ªa hisp¨¢nica porque viv¨ªa m¨¢s feliz dentro de las narraciones que fuera; y por el puro af¨¢n de saber c¨®mo hab¨ªan contado sus historias las que ven¨ªan delante. ?El cine me apasiona por la sensaci¨®n de cinco sentidos, pero nace de los modos de la palabra, sus resonancias, su capacidad de evocaci¨®n?. Ella fue una de las voces que demand¨® m¨¢s mujeres en la ¨²ltima gala de los Goya. Coincide con sus compa?eras en que el mundo se estaba perdiendo la mitad de la experiencia humana. ?Escuchar historias contadas por nosotras es volver a explorar los mismos paisajes desde el otro lado. Nuestra palabra encuentra otros caminos en los mismos mapas de la experiencia humana?.
A veces coinciden lo cuantitativo y lo cualitativo. Cada noche, cuando ?ngels Barcel¨® habla en el programa Hora 25 de la Ser, que dirige, m¨¢s de un mill¨®n de personas escuchan. Cuando su hija se quejaba de los ex¨¢menes, ella le dec¨ªa ?yo me examino todos los d¨ªas?. La periodista dice que se ?pelea? con las palabras para no caer en lugares comunes, pero sobre todo por la aplastante conciencia de su responsabilidad, le va la credibilidad en ser precisa. ?En la radio tienes que contarlo todo, im¨¢genes, sentimientos. Cuando se declar¨® la independencia de Catalu?a, yo estaba en el Parlament e hice algo que no hago nunca: contar mis emociones. El proc¨¦s ha sido complicado y estresante de narrar porque soy catalana, soy periodista, me afecta emocionalmente, intento buscar los grises?.
Es consciente de que el suyo es un caso excepcional, que no siempre los mayores altavoces emiten las voces m¨¢s relevantes. ?No entiendo el fen¨®meno influencer. Me preocupa la influencia en la sociedad de personas que no s¨¦ qu¨¦ formaci¨®n y qu¨¦ vivencias tienen?. Afirma estar enfadada con los peri¨®dicos que miden la relevancia de las noticias por el n¨²mero de clics: ?La responsabilidad de los periodistas es trabajar para formar un estado de opini¨®n bien informado?. Incluidas las vivencias silenciadas hasta hace no mucho tiempo. ?Hace poco, hablando de maltrato, entr¨® en directo una periodista como t¨² y como yo a la que su novio tir¨® de un coche en marcha. Es importante que conozcamos este tipo de historias?.
Los relatos personales hacen pol¨ªtica, lo llevamos oyendo y repitiendo desde los 60, pero no acaba de calar. Ese es tambi¨¦n el lema de Laura Casielles. La poeta vive inmersa en la palabra como un l¨ªquido amni¨®tico? como periodista, poeta y pol¨ªtica. Est¨¢ al frente del Instituto 25M para la Democracia y ha ocupado varios puestos de responsabilidad relacionados con la comunicaci¨®n y el an¨¢lisis de medios en Podemos. ?En pol¨ªtica, hemos sido nosotras las que hemos metido la esfera privada en la p¨²blica. Parece que estuvi¨¦ramos irrumpiendo e interrumpiendo con algo menor y es radicalmente lo contrario. Las cuestiones que afectan a nuestra vida personal son profundamente pol¨ªticas, deben ser habladas?. Conoce los cambios en el lenguaje cotidiano de los que hablaba Freixas. ?Cuando no habl¨¢bamos, o¨ªamos hablar o le¨ªamos sobrelo que nos pasaba, lo situ¨¢bamos en el campo del error propio. Cuando la vivencia tiene un nombre, como ha sucedido con el #MeToo y muchas hablan de lo mismo, estas situaciones se sit¨²an donde pertenecen, en lo estructural? .
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