Pasi¨®n por las piezas de archivo: el fen¨®meno que ha obligado a las firmas de lujo a cambiar su estrategia de lanzamientos
?Ser aut¨¦ntico, conseguir una identidad o ser sostenible? ?Qu¨¦ explica el furor actual por las piezas de archivo?
La firma Jean Paul Gaultier fren¨® su pr¨ºt-¨¤-porter en 2015, poco antes de la retirada de su creativo. Sin m¨¢s novedades, los fans comenzaron a recuperar los grandes ¨¦xitos del pasado y las redes sociales se embelesaron con la viralidad de las prendas de los ochenta y noventa del franc¨¦s. La colecci¨®n oto?o-invierno de 1995, estampada con puntos futuristas que se inspiraban en la obra de Victor Vasarely, se convirti¨® en obsesi¨®n. Aquellos coloridos lunares cubrieron a Bella Hadid, Cardi B o Kendall Jenner, mientras los que atesoraban en el caj¨®n alguna pieza ve¨ªan c¨®mo aumentaba de preci...
La firma Jean Paul Gaultier fren¨® su pr¨ºt-¨¤-porter en 2015, poco antes de la retirada de su creativo. Sin m¨¢s novedades, los fans comenzaron a recuperar los grandes ¨¦xitos del pasado y las redes sociales se embelesaron con la viralidad de las prendas de los ochenta y noventa del franc¨¦s. La colecci¨®n oto?o-invierno de 1995, estampada con puntos futuristas que se inspiraban en la obra de Victor Vasarely, se convirti¨® en obsesi¨®n. Aquellos coloridos lunares cubrieron a Bella Hadid, Cardi B o Kendall Jenner, mientras los que atesoraban en el caj¨®n alguna pieza ve¨ªan c¨®mo aumentaba de precio en el mercado de la segunda mano. En 2021, la marca reabri¨® la divisi¨®n con peque?as c¨¢psulas que dan respuesta a ese furor. La primera se agot¨® en un mes. ¡°Queremos recrear los archivos de Jean Paul Gaultier ideando una nueva silueta, propia de una nueva era, una nueva historia en la marca¡±, explica Florence T¨¦tier, directora art¨ªstica de la ense?a que en febrero lanzaba la c¨¢psula Burn, una reedici¨®n de las colecciones de 1999 y 2001.
La casa, propiedad del grupo espa?ol Puig, no es la ¨²nica que ha querido echar la vista atr¨¢s para hallar nuevas formas de enamorar al cliente. ?ltimamente hemos asistido a la reedici¨®n de los bolsos de nailon de Prada, a la vuelta de la Baguette de Fendi o a la resurrecci¨®n del Motorcycle de Balenciaga, que ahora se llama City. La pr¨®xima temporada promete ir m¨¢s all¨¢: en su desfile debut para Burberry, Daniel Lee recuperaba los elementos que definen la est¨¦tica inglesa, empezando por los cl¨¢sicos cuadros de la etiqueta que triunfan en los circuitos vintage. Solo una semana despu¨¦s, en Mil¨¢n, Gucci hac¨ªa lo propio buceando en su archivo. Su colecci¨®n oto?o-invierno 2023-24 supon¨ªa un par¨¦ntesis entre la extravagancia de Alessandro Michele y el camino que transite a partir de septiembre el nuevo director creativo, Sabato De Sarno. As¨ª que, ?qu¨¦ mejor manera de hacer tiempo que recorrer una historia cargada de ¨¦xitos? Pudieron verse revisiones de los sensuales a?os de Tom Ford y alg¨²n superventas de la ¨¦poca como su bolso Horsebit. Fausto Puglisi, al frente desde 2020 de Roberto CavallI ¡ªotra etiqueta favorita de los primeros a?os dosmil¡ª, subi¨® a la pasarela vestidos de estampado animal o abrigos de patchwork similares al que luci¨® hace un a?o una embarazad¨ªsima Rihanna, aunque el suyo era un original del 2002. Y Maximilian Davis volvi¨® a actualizar algunos modelos emblem¨¢ticos de Salvatore Ferragamo.
De repente, revisar el archivo de la casa se ha convertido uno de los pasatiempos favoritos por parte de los directores creativos de ense?as centenarias: ¡°Cuando entr¨¦ me dijeron que Balmain era una especie de gigante dormido. No sab¨ªa a lo que se refer¨ªan hasta que descubr¨ª los archivos¡±, explicaba Olivier Rousteing tras su ¨²ltimo desfile. Pero los dise?adores son solo un personaje m¨¢s de un elenco sin un solo protagonista, por la gracia democratizadora de las redes sociales. Porque la explicaci¨®n del fen¨®meno no se entiende sin el alcance de TikTok o Instagram, que permite que amantes del pasado y cazadores de joyas confluyan en un mismo espacio. Las celebridades tambi¨¦n se apuntan a empujar el negocio con su influencia. Fue precursor el estilista de Zendaya, Law Roach, que recurri¨® al vintage cuando nadie quer¨ªa vestir a su clienta y hoy presumen de erudici¨®n en historia (ellas o sus estilistas) otros nombres ilustres como la familia Kardashian, Miley Cyrus, Olivia Rodrigo o Bella Hadid. Con un look de archivo se aseguran la exclusividad y una mayor cobertura en los medios digitales, ¨¢vidos del combustible que suponen para los clics las fotos comparativas.
Pero no todos los dise?adores tienen acceso a un archivo. Los que no trabajan para un gran grupo por lo general no pueden permitirse esa extravagancia. Algunos con d¨¦cadas de colecciones intentan ahora recuperar las piezas m¨¢s memorables. Eso le pas¨® a la propia Anna Sui, que quer¨ªa volver a poseer un vestido de terciopelo de 1998 y no dud¨® en comentar en la publicaci¨®n de Instagram de una vendedora de segunda mano: ¡°Hola soy Anna Sui. Vi que ya hab¨ªas vendido esto, pero ?me preguntaba si ser¨ªa posible que lo comprara yo? Significar¨ªa mucho para m¨ª tenerlo en el archivo¡±. La vendedora sorprendida se llama Casey Lo (en Twitter e Instagram @SeekTheFinds): ¡°Empec¨¦ a ahorrar por amor a la moda. No crec¨ª en una familia con mucho dinero, as¨ª que la ropa de segunda mano para m¨ª era la ¨²nica manera de comprar piezas ¨²nicas y asequibles¡±, explica. Su ejemplo es paradigm¨¢tico en este gremio de vendedores digitales, muchos j¨®venes amantes de la moda sin demasiados recursos. ¡°Busco cualquier pieza que me llame. Puede ser similar a algo que he visto en pasarela o a archivo de dise?ador, pero siempre tiene que sobresalir. Por ejemplo ahora, gracias a la colecci¨®n p-v 2023 de Yves Saint Laurent, he empezado a buscar monos de los ochenta¡±. Estas piezas suelen encontrarse en aplicaciones de reventa como Depop (el 80% de sus usuarios son generaci¨®n Z), pero ya proliferan en las redes coleccionistas de archivo profesionales que viven de vender o alquilar a celebridades. El colectivo Byronesque, uno de los m¨¢s famosos, ha puesto a la venta algunos de sus hallazgos en Machine-A, la tienda londinense que hoy funciona como epicentro de la moda emergente. Lo nuevo y lo viejo se fusionan. ¡°Esto no es segunda mano, como mucho es el vintage del futuro, objetos del pasado que se valorar¨¢n en el futuro¡±, vaticinan en su p¨¢gina web.
En efecto, el archivo no es mero vintage. Aqu¨ª importa el criterio, el olfato y, sobre todo, la escasez. ¡°Hay que diferenciar, por un lado, el auge de la adquisici¨®n de ropa de archivo y, por otro, las reediciones por parte de las marcas¡±, apunta Ana Llorente, profesora de historia del arte e indumentaria en ESNE, Universidad de Dise?o y Tecnolog¨ªa. ¡°La primera tendencia est¨¢ ligada a una pulsi¨®n de coleccionismo, de culto a la pieza como v¨ªa para buscar la autenticidad en la moda. Se trata de poseer la prenda rara, la que habla de un momento hist¨®rico en la moda o la que tuvo un componente cultural y art¨ªstico. Este factor cultural implica una investigaci¨®n, una b¨²squeda y, con ello, un proceso del que disfruta el consumidor. Por otro lado, encontramos esa tendencia a las reediciones por parte de las marcas¡±. Ambas encuentran demanda, ¡°puede que por el agotamiento que supone la uniformidad derivada del fast fashion¡± o por ser un basti¨®n de autenticidad. ¡°Igualmente¡±, prosigue la profesora, ¡°va ligado a una cultura y subculturas que anhelan ciertas piezas ic¨®nicas como v¨ªa de construcci¨®n de su identidad¡±. Desde el ecommerce Farfecht, que abri¨® su secci¨®n de archivo el pasado a?o, explican: ¡°Hay dise?adores de culto. Todas las piezas de Martin Margiela, Helmut Lang o Raf Simons podr¨ªan ser consideradas de archivo. Otras veces, depende de la tribu urbana con la que un cliente se identifique: para algunos Rick Owens es archivo, para otros lo son las zapatillas de Undercover y para otros las piezas de Vivienne Westwood¡±. Antes de su muerte, en diciembre, Westwood vio c¨®mo sus piezas de los ochenta y noventa se revalorizaban: en el ¨²ltimo informe de Poshmark, una web de reventa de art¨ªculos de lujo, afirman que las b¨²squedas de bolsos antig¨¹os de la inventora del punk aumentaron en un 310%.
Jugoso pastel. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de The Business of Fashion y McKinsey & Co., The State of Fashion, se espera que los beneficios de la reventa crezcan hasta los 47.000 millones de d¨®lares en 2025, de los 15.000 millones de 2022. Esto es, a un ritmo 11 veces m¨¢s r¨¢pido que la venta de ropa general. Desde febrero otro gigante digital, Yoox, ofrece una selecci¨®n de cl¨¢sicos de segunda mano. La compa?¨ªa menciona otro factor que explica el ¨¦xito: ¡°Sabemos que nuestros clientes tienen cada vez m¨¢s en consideraci¨®n el impacto de sus compras en el mundo que los rodea¡±, revela Valentina Visconti Prasca, directora gerente de Yoox, ¡°con los art¨ªculos usados no solo pueden adquirir piezas vintage y de edici¨®n limitada de sus dise?adores favoritos, sino que tambi¨¦n pueden dar otra vida a los productos usados¡±. Su oferta se conforma cruzando el saber de sus compradores con macrodatos de la inteligencia artificial: ¡°Estamos constantemente monitoreando las tendencias para ofrecerles lo que quieren hoy, pero tambi¨¦n lo que buscar¨¢n ma?ana¡±. ?Entre los m¨¢s vendidos? Zapatillas de edici¨®n limitada y archivo de dise?adores.
En esta vor¨¢gine por el pasado, hay firmas con m¨¢s demanda. De algunas no emerge suficiente oferta y se fuerza su aparici¨®n con iniciativas como la que anunciaban en enero Courr¨¨ges y Vestiaire Collective, la tienda online de venta de lujo de segunda mano que ha encontrado a su principal inversor en el grupo Kering. Vestiaire se apunta a comprar piezas hist¨®ricas de la maison Courr¨¨ges y, a cambio, ofrece vales para prendas de temporada. ¡°La colaboraci¨®n es parte de nuestro programa Resale as a Service que ofrece la oportunidad de interrumpir los ciclos minoristas tradicionales a trav¨¦s de la colaboraci¨®n y respalda el enfoque circular y sostenible¡±. El crecimiento del mercado es imparable. ?El recorrido habitual? ¡°Los compradores suelen comenzar su viaje de segunda mano con bolsos, pasando progresivamente a las categor¨ªas de prendas de vestir y joyas, incluidos relojes¡±, revelan desde el portal. ¡°Hemos visto un aumento significativo entre los clientes m¨¢s j¨®venes. La generaci¨®n Z y los mileniales son cada vez m¨¢s conscientes del impacto de la moda y de las consecuencias ecol¨®gicas y sociales de su consumo¡±. Esas generaciones, cuyo imaginario visual ha crecido con Instagram, son las m¨¢s activas: ¡°La tendencia m¨¢s candente en la moda de segunda mano es el Y2K. Las prendas de los primeros a?os dosmil eran tan f¨¢ciles de encontrar que la generaci¨®n Z se volvi¨® loca¡±, apunta la creadora de @SeekTheFinds. Por eso, en este clima de nostalgia y coleccionismo, era cuesti¨®n de tiempo que las marcas comenzaran a explotar la fiebre de las reediciones ¡°Esta tendencia tiene relaci¨®n con dos cosas¡±, opina Llorente, la experta de ESNE. ¡°Primero, la necesidad por parte de las firmas de comunicar un valor a?adido como es su historia, visibiliz¨¢ndola a trav¨¦s de la resurrecci¨®n de dise?os. De hecho, las piezas suelen referirse a momentos destacados del pasado, por ejemplo la colecci¨®n previa al fallecimiento de Alexander McQueen. Segundo, el deseo de crear iconos; piezas a las que, siendo recuperadas, se las dota de un valor atemporal, tot¨¦mico¡±. Un valor a?adido a la construcci¨®n de una marca que siempre termina siendo rentable.