Dos desfiles en uno: Vaccarello sube el volumen de Saint Laurent
106 salidas y una puesta en escena propia de un macroconcierto. Sexo, cuero y terciopelo bordado con cristales cegadores. El dise?ador ?explora las paradojas de una feminidad contempor¨¢nea? y perversamente comercial.
Los nuevos headquarters, todav¨ªa en reconstrucci¨®n, en el n¨²mero 37 de Rue de Bellechasse, en la Rive Gauche, son de nuevo la localizaci¨®n escogida por Anthony Vaccarello para escenificar su segunda entrega. Para la primera, colg¨® un ne¨®n gigantesco con el logo de YSL ¨Ccon los colores de la bandera francesa¨C de una gran gr¨²a instalada en el patio central de esta antigua abad¨ªa cisterciense (Penth¨¦mont), que en su d¨ªa acogi¨® el Ministerio de Defensa, y donde, en 1961, Yves Saint Laurent fund¨® su firma hom¨®nima. Si entonces los invitados se sentaron en una nave lateral; en esta ocasi¨®n, como en un macroconcierto, los asientos se distribuyeron en las gradas de una plataforma met¨¢lica cuadrada montada en el centro del patio. Y como en un festival de m¨²sica (muy distinto de los que orquestaba Hedi Slimane), Vaccarello subi¨® el volumen al m¨¢ximo. De la m¨²sica. Y tambi¨¦n de las prendas.
Vaccarello habla alto y claro de su visi¨®n personal del universo de Saint Laurent, el gran genio de la moda francesa. Si el nuevo dogma de Kering (grupo al que tambi¨¦n pertenece Gucci) es impresionar con un despliegue apabullante de salidas, el italo-belga ha conseguido multiplicar el impacto (y la ovaci¨®n) de su propuesta. ?Es mucho m¨¢s fuerte?, compara Tim Blanks en el backstage, improvisado en una esquina al fondo del patio. All¨ª Vaccarello recibe las felicitaciones de amigos del dise?ador¡ y de la casa. Su musa, Anja Rubik, y tambi¨¦n la de Yves, Catherine Deneuve, la primera en abrazarlo. Adem¨¢s de Charlotte Gainsbourg, Amber Valetta o la espa?ola B¨¢rbara Martelo.
Un total de 106 looks. Entre los que incluy¨® 14 de hombre. Divididos en dos grupos. El primero, un compendio pensado para el d¨ªa de las prendas que las chicas de hoy quieren llevar (al fin y al cabo, dise?ar para esta maison no es solo un privilegio ¨Cque nunca contenta a todos¨C, tambi¨¦n es una gran responsabilidad: con un aumento de las ventas del 25,3% durante 2016, Saint Laurent contin¨²a siendo el motor de la divisi¨®n de lujo del grupo Kering, que ha disparado sus ganancias). El segundo, una extensa colecci¨®n de noche, de terciopelo negro y bordados tintineantes de ?constelaciones de diamantes en bruto? que se present¨® tras el primer desfile, en lugar del carrusel final.
?Me fascina el enfoque subversivo de las prendas de Monsieur Saint Laurent, su romanticismo oscuro te?ido de perversidad. Para m¨ª esta colecci¨®n es una revisi¨®n, un fantasma radical de este legado?, se?ala una cita del director creativo incluida en la escueta nota de prensa. Como en la temporada anterior (su debut), Vaccarello se inspir¨® en dise?os de c¨®ctel de los a?os 80. Tambi¨¦n rindi¨® tributo reverencial al maestro [con la reedici¨®n de un bordado encargado por el propio Saint Laurent]. Y se gan¨® el benepl¨¢cito de Pierre Berg¨¦ (quien, dicen, todav¨ªa hoy es amigo personal de Slimane, pero nunca simpatiz¨® con Tom Ford ni Stefano Pilati). Pero sobre todo apacigu¨® el todav¨ªa latente sentimiento de desconfianza y acall¨® algunas de las voces de aquellos que siguen poniendo en duda la elecci¨®n de Vaccarello.
Sexo y cuero siguen siendo sus fetiches. De hecho, el dise?ador ha reforzado el taller de la maison con un equipo de modelistes experto en t¨¦cnicas y m¨¦todos para tratar la piel. A este material ha dedicado las primeras salidas. Una cazadora aviador convertida en minivestido, con un guante grandilocuente. Tambi¨¦n jeans (sin duda, porque el propio Saint Laurent confes¨® en una ocasi¨®n que le habr¨ªa gustado inventar esa prenda). Pitillos (por si alguien hab¨ªa puesto en duda su hegemon¨ªa), enfundados en botas mosqueteras tambi¨¦n sobredimensionadas. Vestidos y faldas cort¨ªsimas con volantes y fruncidos maximalistas. Jers¨¦is de mohair. En lugar de la sahariana, b¨®mbers y cazadoras vaqueras (que cambian el denim democr¨¢tico por materiales lujosos). Transparencias (Yves fue el primero en desnudar ¨Cbajo el chif¨®n¨C el pecho de una maniqu¨ª sobre la pasarela, en 1968). Hombros disparados. Y vestidos de c¨®ctel extravagantes¡ y muy brillantes. Porque la noche alimenta el imaginario de Vaccarello. Y en moda, como en cualquier otro negocio, la fiesta debe continuar.
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