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?Tiene sentido que vuelva el cors¨¦ en la nueva era del feminismo? El cors¨¦ se ha convertido en una de las prendas m¨¢s pol¨¦micas de la moda femenina, y a su vez, parece que se va a convertir en uno de los imprescindibles... Ninguna otra prenda sintetiza (y constri?e) tan bien la historia del vestuario femenino. Su uso y destierro est¨¢ ligado al encorsetamiento y la emancipaci¨®n de la mujer. Por eso sorprende que, desde hace varias temporadas, esta pol¨¦mica pieza se haya popularizado m¨¢s all¨¢ del boudoir y de los escenarios (donde sigue de gira con Beyonc¨¦ o Rihanna) y se haya instalado en la pasarela y en la calle. ?Hasta qu¨¦ punto tiene sentido este revival en el contexto social actual? ?Puede el cors¨¦ ¨Ccomo el color rosa¨C hacer suyo el discurso feminista? getty images / de izda. a dcha., Sofie Valkiers, Kato Gogashvili e invitada a la pasarela londinense. El cors¨¦ exprime la cintura hasta cincelar una exagerada silueta reloj de arena. Su revival en la cultura digital a trav¨¦s de las redes sociales contribuye a una idealizaci¨®n artificial del cuerpo femenino, m¨¢s cercana al canon de Barbie que a la diversidad real. Seg¨²n las voces m¨¢s cr¨ªticas, el cors¨¦ perpet¨²a una visi¨®n de la feminidad reduccionista, sobre todo cuando la cebebrity tiene muchos seguidores (como Bella Hadid, en la foto) y el dise?o que elige remite a un ideal de belleza anacr¨®nico, sin a?adir un gesto de estilismo actual. instagram / getty images / izda., Bella Hadid, dcha., ilustraci¨®n de Dion Clayton Calthrop (1907), en Woman 's costume in reign of James I (1603 -1625) Las connotaciones sexuales son evidentes: el cors¨¦ acent¨²a el pecho y la cadera. Y pese a la visi¨®n de algunos ¨Cque todav¨ªa afirman que la moda es fr¨ªvola¨C, las elecciones de estilo s¨ª son importantes. Vivimos en una era de dictadura visual, sometidos a un escrutinio exhaustivo y continuo. Todas las decisiones se cuestionan, critican o politizan. Tambi¨¦n las que tienen que ver con el guardarropa. ?Por qu¨¦ copiar? a Maria Antonieta o emular a Scarlata O¡¯Hara? ?Cuando el cors¨¦ se exhibe puede ser un s¨ªmbolo de liberaci¨®n sexual?, opina Valerie Steele, directora del FIT. instagram / getty images / izda., Bella Hadid; dcha., cors¨¦ victoriano de finales de 1890. ?El significado de cualquier pieza del guardarropa no es inherente a la prenda en s¨ª; es algo que nosotros creamos y renegociamos constantemente?, explic¨® en 2016 Valerie Steel, autora de The Corset: A Cultural History al diario The Guardian. La prenda original se dise?¨® para someter el cuerpo de la mujer a la dictadura est¨¦tica y social de la ¨¦poca. Pero hoy, en las fotos de street-style, se aplaude un gesto de estilismo que es subversivo y empoderador: ce?ir el cors¨¦ sobre una camisa masculina, un blazer o un abrigo, como s¨ªmbolo de poder, en lugar de objeto sexual. getty images / de izda. a dcha., una invitada a la Semana de la Moda de Par¨ªGala Gonz¨¢lez y Barbara Fialho. La corseter¨ªa est¨¢ hist¨®ricamente ligada a la opresi¨®n. Pero ante todo es una prenda pol¨ªtica y contradictoria. Si antes reflejaba la visi¨®n de la belleza del patriarcado, hoy los dise?adores reivindican todo lo contrario: que es un accesorio para que las f¨¦minas y tambi¨¦n los hombres experimenten con la propia percepci¨®n de la sexualidad. De hecho, este dise?o es todav¨ªa m¨¢s provocador cuando se presenta en las colecciones masculinas (los hombres tambi¨¦n usaron cors¨¦ en la ¨¦poca victoriana, pero secretame para no resultar indecoroso). imaxtree / de izda. a dcha., Off White, Alexander McQueen y Nina Ricci. El revival del cors¨¦ coincide con el inicio de la denominada cultura Kardashian. ?He hecho que las curvas est¨¦n de moda?, reinvindic¨® con orgullo Kim Kardashian a S Moda hace un a?o. La estrella de la telerrealidad ha cambiado los par¨¢metros de belleza, en favor de un canon artificial. Su ¨¦xito est¨¢ ligado al fen¨®meno Spanx, la sexualizaci¨®n del sport-wear, la obsesi¨®n por la cirug¨ªa est¨¦tica, los tutoriales de contouring y la perfecci¨®n fake. getty images / 'look' de Charlotte Eskildsen, Caroline Daur y Kim Kardashian. De Dita Von Teese a Nicole Kidman en Moulin Rouge (2001). Todav¨ªa hoy el cors¨¦ remite inevitablemente a escenas de cabaret y burlesque, un sector que en los a?os 60 se enfrent¨® a su mayor crisis. En los 90, se reaviv¨® el inter¨¦s por la lencer¨ªa vintage, gracias a iconos como Madonna. Pero ha sido en el nuevo siglo cuando las ventas se han disparado gracias en parte a las perfomances de Beyonce, Lady Gaga, Madonna o Miley Cyrus. getty images / izda., georgia may jagger; dcha., poster de Leonetto Cappiello Durante el periodo eduardiano se populariz¨® una nueva forma de cors¨¦. Fue una ¨¦poca de transici¨®n, marcada por cambios continuos de modas y tendencias, algunas? rid¨ªculas y exageradas. El fin del encorsetamiento lleg¨® de la mano de Paul Poiret y Gabrielle Chanel, los couturieres de la emancipaci¨®n femenina. Hoy la liberaci¨®n consiste en no someterse a reglas ni dictados en favor de un estilo personal donde el cors¨¦ tambi¨¦n tiene cabida. getty images / a la izda, la modelo Lara McGrath en la Semana de la Moda de Londres; a la dcha., la artista de cabaret Margill (1900). En la ¨¦poca victoriana el cors¨¦ solo estaba solo al alcance de la ¨¦lite. ?Era la ¨²ltima moda, e incluso las mujeres de la clase trabajadora so?aban con llevarlo?, apunta Valerie Steele. El renacer de esta prenda en los a?os 40 de la mano de Dior (impulsor del New York) tambi¨¦n adquiri¨® connotaciones de clase social. En la posguerra, esta pieza diferenciaba entre las mujeres de clase tradicional y conservadora que no necesitaban trabajar y el resto. En otras palabras, esta prenda reflejaba la desigualdad social de la ¨¦poca. Actualmente se copia (y se ensalza) la parte est¨¦tica. getty images ?Tengo una mente para los negocios y un cuerpo para el pecado?. Esta frase de Melanie griffith en Armas de mujer resume muy bien el esp¨ªritu de los 80. Una d¨¦cada en la que el cors¨¦ volvi¨® (otra vez) gracias a dise?adores como Vivienne Westwood o Jean Paul Gaultier, que cincel¨® el bustier c¨®nico de Madonna. Sobre el escenario, esta prenda gritaba ?soy un ser sexual?. Seg¨²n Westwood, exhibir un cors¨¦ es un ejercicio ir¨®nico, empoderador y anti-sistema. Actualmente, en la pasarela y en las fotos de street-style esta tendencia permite a?adir un toque sofisticado, por ejemplo, a prendas oversize. getty images / imaxtree / de izda. a dcha., invitada en la Semana de la Moda de Nueva York, 'look' de Tom Ford y Kate Moss. Detr¨¢s del fen¨®meno viral de esta prenda est¨¢ I.Am.Gia, una firma que llevan Bella Hadid, Kaia Gerber o Emily Ratajkovski y que se ha convertido en la etiqueta favorita de la nueva generaci¨®n de instagramers sexys. La culpa la tiene su colecci¨®n de pantalones cargo y cors¨¦s por menos de 200 €.?Queremos empoderar a las mujeres para que se sientan como incre¨ªbles?. En la foto, Alana Pallister, cofundadora de la marca australiana. getty images / izda., alana pallister; dcha., Young Woman Adjusting Her Corset (1893) de Pierre Carri¨¨re-Belleuse