Un futuro (cercano) de ropa intangible: por qu¨¦ las marcas de moda est¨¢n obsesionadas con el Metaverso
Tiendas de prendas digitales, eventos dentro de videojuegos y hasta luchas inmobiliarias en calles de realidad simulada. Desde que Mark Zuckerberg anunciara que Facebook se convertir¨ªa en Meta, las firmas han invertido en espacios virtuales para hacerse con un mercado que se estima ya supera los 50.000 millones de euros.
Hace menos de diez a?os, Internet estaba lleno de art¨ªculos sobre por qu¨¦ las marcas de moda, especialmente las de lujo, eran tan reticentes a crear tiendas online. Hoy, diez a?os m¨¢s tarde, cada d¨ªa hay una nueva noticia sobre una firma que ha invertido en locales y colecciones espec¨ªficas para el Metaverso, incluso ya se especula, como contaba un art¨ªculo reciente de la publicaci¨®n especializada The Business of Fashion, con la posibilidad de una guerra inmobiliaria por comprar espacios en las zonas m¨¢s transitadas en el plano virtual. Las marcas comienzan a especular, en el sentido m¨¢s literal del t¨¦rmino, pero todav¨ªa no hay una definici¨®n adecuada para el Metaverso o Web 3.0, esa supuesta nueva gallina de los huevos de oro que ha copado la atenci¨®n de todo el mundo desde que Mark Zuckerberg anunciara la transici¨®n de Facebook a Meta el pasado octubre. Cathy Hackl, conocida como ¡°la madrina del Metaverso¡± (trabaja como consultora en Silicon Valley), lo defini¨® como ¡°la convergencia entre nuestras vidas f¨ªsicas y digitales. Internet liberado de los escritorios y los tel¨¦fonos para rodearnos por completo¡±, o lo que es lo mismo, el paso de la mera red social a una interacci¨®n con personas, objetos y entornos muy similar a la anal¨®gica y que ya es posible ¡®habitar¡¯ en m¨²ltiples plataformas de simulaci¨®n como Roblox o Polygon o en juegos como Fortnite o Animal Crossing, que bati¨® r¨¦cords en pandemia.
Horas m¨¢s tarde de la presentaci¨®n de Zuckerberg, en la que se pod¨ªa ver al magnate convertido en avatar y visitando un armario virtual, la cuenta corporativa de Meta pregunt¨® v¨ªa Twitter a Balenciaga c¨®mo deber¨ªan vestirse en este nuevo y lucrativo mundo. La menci¨®n no era casual. Desde los inicios de la pandemia la marca francesa ha jugado a solapar ambos universos: primero lanzando una colecci¨®n de prendas digitales (o skins, como lo llaman en el mundo de los videojuegos) para Fortnite y posteriormente lanzando el suyo propio Afterworld, con el que present¨® su colecci¨®n de oto?o de 2021. La est¨¦tica de sus dise?os, que beben de lo cyber y lo postapocal¨ªptico, daba pie a la convergencia de ambos mundos. Sin embargo, no fue la ¨²nica ense?a de moda en constatar que el tiempo pasado delante de una pantalla era un terreno f¨¦rtil para la promoci¨®n: Valentino o Marc Jacobs, entre otros, presentaron sus colecciones en el videojuego Animal Crossing. Y con el furor de los NFT, los activos digitales exclusivos que se subastan por millones de d¨®lares, Gucci, Louis Vuitton o J.W. Anderson comenzaron a explotar esta v¨ªa de negocio.
Pero ha sido con la llegada del Metaverso (o, al menos, del bautizo a manos de Facebook de una realidad que ya exist¨ªa) cuando la moda digital ha pasado de ser un mercado nicho a un negocio muy lucrativo a corto plazo: en 2020, y seg¨²n datos de Bain & Co. se vendieron productos para customizar avatares en videojuegos por valor de 50.000 millones de euros. Se estima que la cifra se triplique durante este a?o. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, que se trata de productos que no necesitan materias primas ni talleres para crearse, por lo que el margen de beneficio es much¨ªsimo mayor. ¡°Es la evoluci¨®n natural de las redes sociales. Si ahora subimos im¨¢genes de nuestras compras, con el Metaverso socializaremos, trabajaremos y hasta tendremos citas, y tendremos que vestir para la ocasi¨®n¡±, explica Karinna Knobs, cofundadora de The Dematerialised, una web multimarca de ropa de firma que solo se diferencia de tiendas digitales como MyTheresa o Net a Porter por el peque?o matiz de que sus productos no existen en el plano f¨ªsico. ¡°Para las marcas es beneficioso, porque no habr¨¢ limitaciones de stock ni de espacio en tienda, aunque por ahora la mayor parte de lo que se est¨¢ haciendo tiene m¨¢s que ver con el marketing que con la venta: se trata de crear comunidad y organizar eventos para posteriormente abrir el terreno al comercio¡±. Solo en los dos ¨²ltimos meses, y por nombrar algunos de los casos m¨¢s famosos, Adidas o H&M han abierto tienda virtual en las plataformas Creek y Roblox, respectivamente, y Zara ha lanzado una colaboraci¨®n con la marca coreana Ader Error para vestir avatares. ¡°Los mismos valores de Ralph Lauren y las mismas herramientas de comunicaci¨®n se trasladan al metaverso¡±, declaraban desde la firma norteamericana tras anunciar que inaugurar¨ªan tienda en una estaci¨®n de esqu¨ª creada especialmente en Roblox para la ocasi¨®n. Tambi¨¦n habr¨¢, por supuesto, una semana de la moda alojada en el Metaverso este febrero, concretamente en Decentraland, un universo virtual que funciona por parcelas (compradas por criptomoneda) y en el que las marcas vender¨¢n sus productos digitales.
Las empresas que desarrollan moda digital, hasta ahora centradas mayoritariamente en la realidad aumentada para las ya muy tradicionales tiendas online, est¨¢n viendo crecer exponencialmente sus negocios: el estudio RTFKT, que desarrolla zapatillas virtuales y que llev¨® a cabo una ronda de financiaci¨®n el pasado a?o por valor de 8 millones de d¨®lares, ha sido comprado este mes por Nike. Dimension Studios, los art¨ªfices del videojuego de Balenciaga y que actualmente trabajan, entre otros, para Jean Paul Gaultier, han ganado cerca de 5 millones de euros en los ¨²ltimos doce meses. ¡°Si juntas a la comunidad de los videojuegos con la de los clientes de moda y los interesados en el blockchain y las criptomonedas, el negocio es prometedor, porque supone una intersecci¨®n que alcanza a millones de personas¡±, apunta Knobs. Desde Fast Love Studios, una marca-laboratorio espa?ola que juega con las prendas f¨ªsicas y su r¨¦plica en formato NFT, la oportunidad tambi¨¦n es clara: ¡°Si el Metaverso se va a convertir en la nueva red social por excelencia, en el espacio donde de forma l¨²dica y profesional pasaremos mucho de nuestro tiempo, llevar nuestra marca de ropa favorita ser¨¢ una expresi¨®n m¨¢s de nuestra personalidad dentro de este nuevo entorno de socializaci¨®n¡±, opinan; aunque, por el momento, su clientela base est¨¢ compuesta por ¡°un 80% de curiosos a los que le ha ¡°picado el gusanillo del blockchain¡± pero no saben muy bien c¨®mo aproximarse a esta tecnolog¨ªa. Y, aunque pueda parecer generacional, es una cuesti¨®n transversal a la edad¡±.
Pero este sector no solo avanza mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que lo hace el propio consumidor de moda, tambi¨¦n tiene que revolver algunos asuntos si quiere convertirse en ese gran negocio que promete: el primero es el de la autenticidad, clave en el ¨¢mbito del lujo. El sistema blockchain permite almacenar el historial de las transacciones y de reproducciones de un objeto no fungible garantizando su exclusividad (de ah¨ª los precios desorbitados de los NFT¡¯s) pero la cuesti¨®n de la propiedad intelectual adquiere m¨²ltiples matices, como puso de manifiesto recientemente el litigio por los Meta Birkins, bolsos digitales en miniatura muy similares a los cl¨¢sicos de la firma francesa Herm¨¨s y cuyo autor, Mason Rothschild, hizo pasar por ¡°obra de arte¡± en el Metaverso. La firma demand¨® al autor, pero este se ha excusado ¡°en su derecho a crear arte bas¨¢ndose en el mundo que le rodea¡±. El segundo problema tiene que ver, obviamente con la ¨¦tica: la moda digital contamina menos que la real, lo hace a trav¨¦s de los servidores que la mantienen, aunque no produce residuos materiales. Adem¨¢s, entra?a un dilema serio con la privacidad de sus clientes. Si ya en la web 2.0 la inteligencia artificial se encarga de recoger nuestros datos y bombardearnos con productos a la medida de nuestros gustos, en la web 3.0, mucho m¨¢s interactiva y similar a un entorno anal¨®gico, ?cu¨¢nta ser¨¢ la cantidad de informaci¨®n que recoger¨¢n las marcas y c¨®mo se combatir¨¢ la publicidad encubierta que ser¨¢n capaz de devolvernos a cambio?.
Por lo pronto, la ¡®burbuja¡¯ del Metaverso no termina por convencer del todo al gran gur¨² del lujo, Bernard Arnault. Si bien su conglomerado de empresas, LVMH, est¨¢ desarrollando su propio programa de blockchain, llamado Aura, el magnate confes¨® el pasado enero, durante la conferencia para presentar resultados anuales, que si bien esta nueva oportunidad de negocio ¡°puede tener impactos positivos para todos, a d¨ªa de hoy, como compa?¨ªa del lujo, no nos vemos vendiendo zapatillas a diez d¨®lares¡±. Habr¨¢ que ver si el tiempo (y el consumidor) le da la raz¨®n.
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