Entre el nicho y el ¡®mainstream¡¯
No suele ser sencillo encontrarse con los personajes que vemos en este n¨²mero. Son esquivos, no se exponen demasiado
Al d¨ªa siguiente del desfile L¨¦a Seydoux baj¨® a desayunar sin ser L¨¦a Seydoux, o quiz¨¢s si¨¦ndolo a¨²n m¨¢s que nunca. Sin maquillar, con gafas de sol, con esa melena que solo tienen las francesas y que medio mundo quiere imitar llamando a ese peinado ¡®pelo de reci¨¦n salida de la cama¡¯, pero que solo ellas pueden lucir de verdad reci¨¦n salidas de la cama. As¨ª baj¨® L¨¦a y por pudor, no porque no fuera de mi m¨¢ximo inter¨¦s, no me fij¨¦ en qu¨¦ desayunaba ni en qu¨¦ le¨ªa (estaba leyendo). Toda la terraza la miraba de reojo. Hab¨ªa m¨¢s actrices, algunas mucho m¨¢s famosas, pero el magnetismo de la francesa se cortaba con los cuchillitos de la mantequilla.
L¨¦a Seydoux vuelve a ser portada de S Moda y en un cierre de c¨ªrculo involuntario pedimos a ?lex Vicente que la entrevistara. Otra vez. Ya lo hab¨ªa hecho para la portada de esta publicaci¨®n en 2012 cuando ella era una int¨¦rprete de cine de autor a punto de convertirse en la protagonista del nacimiento de una estrella internacional gracias a la cinta La vida de Ad¨¨le. Con aquella pel¨ªcula recogi¨® la Palma de Oro que la llev¨® directamente a Hollywood. Y ah¨ª sigue, en ese lugar incierto entre ambos mundos, orgullosamente europea, dice, sin someterse al cine m¨¢s comercial, pero al mismo tiempo trabajando en grandes superproducciones.
El dif¨ªcil equilibrio en el que se mueve se sostiene gracias a un misterio solo manejable por quien tiene la ambici¨®n suficiente pero no tanta. Quien sabe mover muchas bolas en el aire al mismo tiempo, ni muy arriba ni muy abajo y a un ritmo constante. En este n¨²mero hemos encontrado a unos cuantos de esos raros y valiosos perfiles. Como el extravagante presidente de un holding de moda que permite la creatividad radical. El italiano Renzo Rosso, al que entrevista Leticia Garc¨ªa, propietario de Maison Margiela, Marni, Jil Sander y Viktor&Rolf, cuenta el secreto para ser un empresario de vanguardia: centrarse en el producto, en la fabricaci¨®n, en la escala, y dejar a los directores creativos ser libres en su trabajo. As¨ª ha logrado aumentar las ventas de todas sus firmas, pero tambi¨¦n ser el promotor del desfile m¨¢s importante de los ¨²ltimos a?os, el que cre¨® John Galliano para la colecci¨®n de alta costura de Maison Margiela bajo el puente Alejandro III de Par¨ªs en enero. Una cita minoritaria y de culto donde el p¨²blico zapateaba el suelo de la emoci¨®n.
Ottessa Moshfegh es otra de esas rara avis. La autora de uno de los grandes ¨¦xitos literarios entre las mujeres de su generaci¨®n escucha los halagos displicente. Comprende el ¨¦xito de Mi a?o de descanso y relajaci¨®n y as¨ª se lo cuenta a Nerea P¨¦rez de las Heras en estas p¨¢ginas. El libro en s¨ª, y el t¨ªtulo en particular, explica la escritora, era un artefacto comercial, una metacr¨ªtica, una parodia. Ella, en realidad, prefiere la escritura oscura, contenida y alucinada. Pero ah¨ª anda, entre esos dos mundos, sin acomodarse en ninguno.
No suele ser sencillo encontrarse con estos personajes. Son esquivos, no se exponen demasiado y saben que su magnetismo se basa precisamente en hacer funambulismo en esa l¨ªnea delgada entre el nicho y el mainstream. Ah¨ª est¨¢ el misterio.
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