Admit¨¢moslo, nuestro repertorio de posturas en la cama es limitado
Seg¨²n los sex¨®logos, seguir las tres posturas estrella puede llevar a una rutina peligrosa. Aunque seamos honestos, a no ser que seamos acr¨®batas, tampoco es f¨¢cil sorprender.
Hay un libro muy indicado para aquellos a los que no les gusta leer y quieran explorar y mejorar su vida sexual. Sexo 365, una postura para cada d¨ªa (Ediciones B, 2010), en el que tres parejas muestran, en fotos, todas las formas posibles de acoplamiento. 365, en principio, parecen demasiadas, pero si descartamos las acrob¨¢ticas, aptas solo para los gimnastas; las imposibles o forzadas, que quedan muy bien en papel pero que son pr¨¢cticamente inviables en tres dimensiones; y las variaciones sobre el mismo tema, aquellas en las que la diferencia se limita a la posici¨®n de una pierna o un brazo, la lista se reduce considerablemente. A¨²n as¨ª, cualquiera que ojee este moderno kamasutra se dar¨¢ cuenta de que existe todo un mundo de posturas, y no me refiero a las pol¨ªticas o filos¨®ficas, que espera ser explorado; mientras la mayor¨ªa de nosotros nos limitamos, como mucho, a unas 10 ¨® 12.
Todo este asunto podr¨ªa compararse con el de la comida ex¨®tica y me recuerda a mi madre cuando ven¨ªa a visitarme a Madrid. Imposible convencerla de que probara un restaurante mexicano o tailand¨¦s. El lugar m¨¢s raro al que se la pod¨ªa llevar a cenar era un VIPS y jam¨¢s se molestaba en ver la carta, cuando llegaba el camarero le explicaba, ¡°mire, a mi me va a hacer dos huevos fritos con patatas¡±. Ante la sugerencia de que probara algo nuevo, ella siempre dec¨ªa, ¡°?Y si no me gusta?, habremos tirado el dinero¡±. A lo que yo le respond¨ªa, ¡°?Y si sucede lo contrario?, habr¨¢s descubierto un plato diferente¡±. Con el sexo pasa lo mismo y mucha gente piensa que lo importante es comer y lo de menos la forma en que se presentan y elaboran los alimentos. Los no gourmets de la sexualidad son gente con poca disposici¨®n aventurera y esp¨ªritu conservador, que se acent¨²a con los a?os, los problemas articulares, los gatillazos o la escasa lubricaci¨®n vaginal, y su leif motiv encuentra frases hechas en el refranero -ese compendio de sabidur¨ªa popular que a veces parece haber sido elaborado por la patronal de empresarios, y que no estar¨ªa de m¨¢s revisar-, como ¡°mas vale p¨¢jaro en mano que ciento volando¡± o ¡°es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer¡±.
Sin embargo, la coreograf¨ªa er¨®tica es importante ya que si nuestra postura refleja nuestro estado de ¨¢nimo, nuestro estado de ¨¢nimo tambi¨¦n puede variar si alteramos nuestra postura ¨Cprueben un d¨ªa que est¨¦n de baj¨®n a pasearse unos minutos con los brazos en jarra y el pecho erguido-. Traduciendo esto a la dimensi¨®n sexual, se puede sospechar que la colocaci¨®n que adoptamos durante el sexo, supone mucho m¨¢s que una mera ubicaci¨®n corporal e implica una cierta actitud, personaje o misi¨®n a desempe?ar. Yo me atrever¨ªa a decir que la elecci¨®n de determinadas posturas y la secuencia en la que se realizan, puede decirnos mucho de lo que pasa por la cabeza de sus ejecutantes, de su nivel de pasi¨®n o de la relaci¨®n que hay entre ellos.
A todo esto, adem¨¢s, hay que a?adirle la enorme carga simb¨®lica y la leyenda que cada colocaci¨®n sexual se ha forjado a lo largo de la historia. Si alguien nos dice que quiere hacernos un 69, aunque personalmente considere que es una postura sobrevalorada e inc¨®moda, en la que la diferencia de altura de los que la practican puede derivar en una torticolis o una lumbalgia, inmediatamente interpretamos que esa persona entiende, disfruta y experimenta con el sexo. Y si queremos provocar a alguien mediante un mensaje de texto, jam¨¢s elegir¨ªamos el emotic¨®n del misionero -suponiendo que existiera-, ya que aunque esta postura pueda ser muy gratificante y tenga m¨²ltiples variantes, mucho m¨¢s rebeldes y trasgresoras, siempre tendr¨¢ que cargar con el estigma de estar asociada a la iglesia. De ser la ¨²nica aprobada por las autoridades eclesi¨¢sticas cuando el fin de la sexualidad era la procreaci¨®n y lo que hac¨ªan dos personas adultas y libres en la cama era un asunto de m¨¢xima incumbencia, con importantes repercusiones pol¨ªticas y sociales a nivel mundial.
Superando las tres posturas estrella
Apunta Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa, ¡°el repertorio de posturas de la mayor parte de la gente es bastante limitado. Lo deseable es que, si se es joven y no hay problemas f¨ªsicos, se utilicen una cierta variedad de movimientos durante la relaci¨®n. Lo que ocurre es que, finalmente, la gente va a lo seguro y tiende a repetir lo que le gusta y con lo que se siente familiarizado. En cuesti¨®n de posturas, las m¨¢s comunes son la del misionero, ella encima y la penetraci¨®n vaginal por detr¨¢s. Todas ellas con sus m¨²ltiples variantes¡±.
La elecci¨®n de una u otra colocaci¨®n depende de muchos factores como la edad, el nivel de confianza entre los miembros de la pareja, si ella est¨¢ embarazada, si hay prisa o si se prefiere la slow motion, del espacio disponible, de la aceptaci¨®n y relaci¨®n que cada uno tenga con su propio cuerpo y hasta de la decoraci¨®n y muebles auxiliares con los que uno pueda contar. ¡°Curiosamente, seg¨²n Molero, ¡°la m¨¢s cl¨¢sica, es decir ella debajo y ¨¦l encima, es la que m¨¢s veces desaconsejamos en terapia, si existen problemas sexuales; ya que muchos hombres no saben mover bien la cadera y la penetraci¨®n bien hecha exige un movimiento en forma de ola y no uno r¨ªgido que acelera la eyaculaci¨®n. Es una postura, por tanto, desaconsejada para los eyaculadores precoces y para las mujeres con problemas para llegar al orgasmo, ya que no estimula mucho el cl¨ªtoris. Es una posici¨®n, tambi¨¦n, muy ¨ªntima, rom¨¢ntica, que muchas parejas prefieren evitar si no hay demasiada complicidad entre ellos, y que a algunas mujeres les puede dar la sensaci¨®n de sentirse atrapadas, sin capacidad de decisi¨®n ni movimiento¡±.
Es curioso como la postura que brinda m¨¢s iniciativa y control a la mujer, ella encima, y que fue la m¨¢s perseguida por la moral religiosa, sea ahora descartada por motivos est¨¦ticos o por no ser poseedora de una anatom¨ªa perfecta. ¡°Es cierto que muchas mujeres renuncian a ella por considerar que no le gustan sus pechos, que tienen demasiada barriga o sobrepeso¡±, comenta esta sex¨®loga, ¡°aunque a casi todos los hombres les encanta ver a su pareja tan expuesta y en un papel tan activo. Es una postura muy adecuada para hombres mayores, que no tengan tanta energ¨ªa, o eyaculadores precoces¡±.
Para los fans de la penetraci¨®n, la modalidad favorita es la que los ingleses llama doggy style, y la que utiliza el reino animal, a excepci¨®n de los chimpanc¨¦s y los bonobos, con la habilidad humana de copular cara a cara. ¡°Los sex¨®logos siempre hablamos de que la penetraci¨®n no lo es todo y que hay que evitar que las relaciones sexuales giren entorno al coito¡±, apunta Francisca Molero, ¡°pero hay tambi¨¦n un enorme placer en ese momento de mayor intimidad, en el que dos personas consiguen un acople corporal. Probablemente un placer que tiene mucho de psicol¨®gico y de emocional. Pero adem¨¢s, la penetraci¨®n por detr¨¢s, que siempre es m¨¢s profunda, conecta con la idea de que se pueden conseguir orgasmos vaginales a trav¨¦s de la estimulaci¨®n del c¨¦rvix, por la v¨ªa del nervio vago. A muchas mujeres les gusta explorar la sensaci¨®n de la penetraci¨®n profunda, que puede ser una mezcla de dolor y placer¡±.
Es curioso tambi¨¦n, como las posturas que funcionan con algunos amantes, son un desastre con otros; adem¨¢s del gran poder evocador de determinados posicionamientos corporales, como el caso de la secuencia del hombre sentado y la mujer encima, que nos recuerda a los inicios sexuales en un utilitario. ¡°Es una postura que se relaciona mucho con la trasgresi¨®n y que rememora muchas emociones. Muchas parejas la utilizan cuando quieren revivir su vida sexual¡±, a?ade Molero.
Hay todo un kamasutra casero, dependiendo de las diferentes estancias del hogar en las que se quiera practicar el sexo. La ducha ¨C?hay alguien que haya conseguido hacerlo de pie, totalmente horizontal, como nos muestran las pel¨ªculas?-; la cocina, con su practica encimera y, si hay suerte, su mesa a lo El cartero siempre llama dos veces (1981); la coladur¨ªa, con su lavadora centrifugando, la terraza y las infinitas posibilidades de una hamaca o las escaleras, todo un universo a explorar. Siempre con un sano y elevado fin: connecting people.
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