Berl¨ªn, mejor cuanto m¨¢s fr¨ªo
Grandes exposiciones, festivales de m¨²sica electr¨®nica, nuevos restaurantes y rebajas de mitad de temporada hacen de esta ciudad el mejor destino oto?al.
Sofisticaci¨®n bohemia frente a modernidad canalla. As¨ª se separan los dos distritos de la capital alemana donde viven m¨¢s artistas por metro cuadrado: Mitte y Kreuzberg. Sus calles siempre est¨¢n llenas. Tambi¨¦n por la proximidad de los d¨ªas a cero grados, pues hay actividades programadas para evitar la nostalgia de los meses soleados.
Con el recuerdo vivo del Festival of Lights, que se celebr¨® hace unas semanas y en el que cubrieron los principales monumentos con videodecoraciones sobre la historia de la ciudad, ahora le toca el turno a la m¨²sica en Worldtronics (del 27 de este mes al 1 de diciembre). Grandes figuras de la electr¨®nica de Brasil, Chile, Israel, Congo o Pakist¨¢n pondr¨¢n banda sonora a las calles con conciertos y singulares performances.
M¨¢s silenciosas, pero igual de impactantes, son las instalaciones del escultor indio Anish Kapoor que se pueden ver en el Martin-Gropius-Bau. O la muestra que recorre las pinturas de Schiele o Grosz en el Berlinische Galerie Museum. Y los cin¨¦filos tambi¨¦n cuentan con la noche del cine mudo, el pr¨®ximo d¨ªa 26, en el decadente teatro Wintergarten Variet¨¦.
Las construcciones de principios del siglo XX se han convertido en los locales m¨¢s cotizados por los empresarios para ser transformados en restaurantes-templos de la modernidad. Eso s¨ª, en ellos no cabe preocuparse por las calor¨ªas. Aunque, para degustar la otra cocina germana (que va mucho m¨¢s all¨¢ de las salchichas), es necesario dejar atr¨¢s ideas preconcebidas.?
Edificio okupa en Brunnenstra?e.
Javier Tom¨¢s Biosca
Un ejemplo est¨¢ en la parte trasera de un antiguo teatro de Mitte, que tras permanecer cerrado durante d¨¦cadas se ha convertido en el club de baile Cookies. La vieja entrada de artistas da acceso a Cream, un bistr¨® con una gran carta en la que casi todos los platos tienen un ingrediente com¨²n: el tofu.
En Chipps, un vegetariano pr¨®ximo al Parlamento, se pueden comer sus famosas empanadillas de remolacha, patata y coliflor por ocho euros (aunque hay men¨² especial para carn¨ªvoros). Y en Kreuzberg, el antiguo barrio turco situado en el centro del parque de Mariannenplatz, est¨¢ el convento Bethanien. Despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro, el edificio qued¨® en ruinas y los okupas lo salvaron de su derribo. Hoy es una sala de exposiciones y, donde estuvo la capilla, se sirven cervezas y vinos blancos alemanes.
Otra aventura gastron¨®mica econ¨®mica (nueve euros) es tomar un men¨² kebab en el local donde se invent¨®: el City-Imbiss. Aqu¨ª fue donde, en 1971, a Mehmet Ayg¨¹n (fallecido el pasado octubre) se le ocurri¨® hacer bocadillos con el cordero que asaba en sus rollos de carne. Y la ¨²ltima parada, m¨¢s sofisticada, puede ser Sage, un restaurante junto al r¨ªo Spree que pertenece a los propietarios del club con el mismo nombre que hay en la antigua estaci¨®n subterr¨¢nea de Heinrich Heine. Su chef, Sebastian Leifer, ha renovado la cocina tradicional a partir de ingredientes t¨ªpicos como el salm¨®n ahumado o el pretzel. ?Las copas? En la playa artificial que tiene junto al cauce, frecuentada por parejas apasionadas que no temen a las bajas temperaturas.?
Fachada de la Alte Nationalgalerie.
Javier Tom¨¢s Biosca
Para moverse. En Berl¨ªn las celebridades no circulan en limusinas. El aut¨¦ntico coche para hacerse notar es el Trabant (que significa sat¨¦lite). Fue el veh¨ªculo oficial de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y se dej¨® de fabricar en 1991, por lo que se considera pieza de coleccionista. Trabi-Safari los alquila desde 30 euros.
La empresa tiene su sede junto al famoso CheckPoint Charlie (en el cruce de Friedrichstra?e con Zimmerstra?e). Un punto ideal para iniciar una ruta de shopping desde la puerta de Brandemburgo hasta Mitte y visitar tiendas como Karl Lagerfeld, Bless o Acne, que conviven con otras de nuevos creadores como Poti Poti, fundada por los espa?oles Silvia Salvador y Nando Cornejo, o la marca de ropa para ciclistas Frisch. Pero la ciudad es un para¨ªso vintage con tiendas como Made in Berlin, un local que se llena de 12 a 15, momento de sus horas felices con un 20% de descuento en sus perfectos de piel. Si el presupuesto es ajustado, es mejor volver a Kreizberg y entrar en Colours Kleidermarkt. Punto en el que se nota el volumen de la moda, ya que se vende al peso: 14,99 euros cada kilo de ropa.
Outlet de la firma Kaviar Gauche.
Javier Tom¨¢s Biosca
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