La enigm¨¢tica Karen Dalton, la estrella maldita del folk que fascin¨® a Nick Cave y Bob Dylan
El festival de documentales de Nueva York acaba de estrenar una pel¨ªcula sobre Karen Dalton, cantante de la escena folk de los 60, admirada por m¨²sicos como Bob Dylan, Nick Cave o Devendra Banhart.
??Ser¨¢ Karen Dalton la pr¨®xima rescatada del olvido??, se preguntaba en 2013 Andr¨¦s Hispano en una de sus columnas del suplemento cultural de La Vanguardia. Su reflexi¨®n surg¨ªa al hilo del boom de documentales musicales sobre figuras olvidadas, que hab¨ªa comenzado con Searching for Sugarman de Malik Bendjelloul y que, por entonces, continuaba con Quiero tener una ferreter¨ªa en Andaluc¨ªa de Carles Prats y Antonio Jes¨²s Garc¨ªa, sobre el miembro de The Clash Joe Strummer. Casi una d¨¦cada despu¨¦s de formulada la pregunta, el tiempo ha dado la raz¨®n a Hispano.
En 2018, Emmanuele Antille firm¨® A Bright Light. Karen Dalton and The Process, un documental concebido como una po¨¦tica road movie que intentaba reconstruir la compleja personalidad de la cantante estadounidense a trav¨¦s de los lugares en los que vivi¨®. Dos a?os despu¨¦s, el DOC NY, festival de documentales de Nueva York acaba de estrenar esta semana otro trabajo dedicado la artista. Se trata de In My Own Time: A portrait of Karen Dalton, pel¨ªcula dirigida por los debutantes Robert Yapkowitz y Richard Peete, que ha sido producida por Wim Wenders y Light In The Attic, sello discogr¨¢fico que, en 2006, rescat¨® a Dalton del olvido al reeditar el que tal vez sea el mejor de sus dos discos y que da t¨ªtulo al documental: In My Own Time.
La pel¨ªcula, que cuenta con la participaci¨®n de Nick Cave, fan declarado de la artista, de familiares y de amigos de Dalton, pretende arrojar luz sobre la vida y la obra de Dalton, una de las cantantes m¨¢s interesantes del movimiento folk estadounidense de la segunda mitad del siglo XX y, al mismo tiempo, una de las m¨¢s enigm¨¢ticas, debido a su actitud refractaria hacia el negocio de la m¨²sica, su aversi¨®n a cantar en p¨²blico, su cambiante humor y sus adicciones.
Como confesaba el l¨ªder de Bad Seeds en las notas que acompa?aban a la reedici¨®n de In My Own Time:?¡°Me hubiera encantado verla actuar. Pero prefiero no conocer a mis h¨¦roes: no es buena idea, cr¨¦eme. No quiero dar nombres, pero igual que puedo estar toda la vida escuchando continuamente su m¨²sica, odio permanecer cinco minutos en la misma habitaci¨®n que ellos. Y posiblemente ese hubiera sido el caso con Karen Dalton¡±. Muy probablemente, Nick.
?Luces de bohemia
Fundada en 1837, Bonham es una de las ciudades m¨¢s antiguas del estado de Texas. Durante el primer tercio del siglo XX, su poblaci¨®n apenas superaba los cinco mil habitantes. Entre ellos, dos de los m¨²sicos claves del siglo XX: el guitarrista de jazz Charlie Christian y Karen Dalton.
Nacida en esa ciudad texana el 19 de julio de 1937, pero criada en Enid, Oklahoma, Karen fue una ni?a aficionada a los caballos, los rodeos y el folclore estadounidense, g¨¦nero que conoci¨® a trav¨¦s de su madre, una descendiente de nativos americanos que tocaba el viol¨ªn y gustaba de escuchar discos de 78 rpm. Aunque no era una buena estudiante, Karen ten¨ªa un especial talento para las disciplinas art¨ªsticas y, siguiendo esa tradici¨®n familiar, aprendi¨® a tocar el banjo, la guitarra y el piano. Adem¨¢s, era una talentosa pintora y destacaba por su curiosidad y amplia cultura. ¡°Cuando la gente se acercaba a ella como la est¨²pida granjera de Oklahoma, se pod¨ªa cabrear muy r¨¢pidamente¡±, recordaba su hija, a la que tuvo muy joven. Con tan solo 21 a?os, Karen ya se hab¨ªa casado dos veces, hab¨ªa tenido dos hijos y se hab¨ªa divorciado otras dos.
A principios de los a?os 60, separada de su segundo marido, Karen decidi¨® dejarlo todo y mudarse a Nueva York. All¨ª comenz¨® a frecuentar los locales de Greenwich Village y a actuar junto a otros j¨®venes artistas, entre los que se encontraban Fred Neil, Richard Tucker, Tim Hardin o Bob Dylan. ¡°Mi cantante favorita era Karen Dalton. [¡]. Ten¨ªa una voz como la de Billy Holliday y tocaba la guitarra como Jimmy Reed¡±, recordaba el genio de Minnesota que, en m¨¢s de una ocasi¨®n, la acompa?¨® en el escenario tocando la arm¨®nica.
Si bien el desembarco de Karen en Nueva York fue todo un acontecimiento para la escena musical de la ciudad, para ella result¨® an¨ªmicamente devastador. Alejada de sus hijos y sumergida en el ambiente bohemio de la ciudad, la vida de Karen se fue tornando cada vez m¨¢s y m¨¢s turbulenta. Su consumo de alcohol era descontrolado, comenz¨® a inyectarse anfetaminas y, aunque lo dej¨®, termin¨® enganch¨¢ndose a la hero¨ªna.
Por si no fuera suficiente, sus relaciones sentimentales tampoco contribu¨ªan a aportarle estabilidad. Poco tiempo despu¨¦s de llegar a Nueva York, Dalton comenz¨® una relaci¨®n con Richard Tucker sin romper la que previamente ten¨ªa con su pareja. Un d¨ªa, Karen y Tucker fueron sorprendidos en la cama por el otro hombre, lo que desencaden¨® una violenta pelea. Cuando Karen quiso mediar entre ellos, un golpe fortuito hizo que se le saltasen dos de sus dientes inferiores. A pesar de lo llamativo de la situaci¨®n, especialmente para una persona que se ganaba la vida de cara al p¨²blico, Karen no le dio demasiada importancia. Cuando fuera famosa, lo solucionar¨ªa, se dijo. Sin embargo, nunca consigui¨® arreglarse los dientes porque la condici¨®n que hab¨ªa puesto para ello no se dio.
Una pieza de colecci¨®n
El particular estilo interpretativo de Karen, que ya hab¨ªa asombrado a la audiencia de los locales del Village, acab¨® llamando la atenci¨®n de los responsables de la industria. En 1969, el sello Capitol le propuso grabar un LP, pero la experiencia no fue demasiado satisfactoria ni para la artista ni para la compa?¨ªa. Karen no conceb¨ªa que los productores quisieran cambiar su sonido o incorporar a sus canciones arreglos con los que ella no contaba. Cuando eso suced¨ªa, expresaba su descontento con especial vehemencia. Asimismo, se neg¨® a incluir en el repertorio composiciones propias y, cuando lleg¨® el momento de grabar, sufri¨® bloqueos y cuadros de ansiedad que le imped¨ªan acabar una canci¨®n sin equivocarse.
Para intentar reconducir la situaci¨®n, el productor Nikolas Venet decidi¨® invitar a Fred Neil, m¨²sico y amigo de la artista, a una de las sesiones de grabaci¨®n. La excusa era que Neil le pidiera a Dalton que grabase un tema para su archivo personal. No obstante, cuando Karen acab¨® la grabaci¨®n, Fred le fue pidiendo que tocase m¨¢s y m¨¢s canciones sin informarle de que la cinta segu¨ªa grabando. De ese modo, la artista pudo acabar It¡¯s So Hard to Tell Who¡¯s Going to Love You the Best, su primer LP.
En contra de lo que el entorno de Karen Dalton hab¨ªa imaginado, el disco apenas se vendi¨®. No tanto por su calidad como por el poco inter¨¦s que la compa?¨ªa puso despu¨¦s de las complicaciones de la grabaci¨®n y la negativa de la artista de hacer giras. Apenas se prensaron unos cientos de copias que, en la actualidad, llegan a pagarse a precios que superan los 400 d¨®lares (alrededor de 360 euros) en el mercado de coleccionismo.
El fracaso de este esperado trabajo tampoco ayud¨® al bienestar emocional de Karen Dalton, que decidi¨® regresar a Oklahoma con sus hijos y su pareja. Sin embargo, su forma de cantar segu¨ªa siendo recordada por aquellos que la hab¨ªan visto en Nueva York. Entre ellos, Harvey Brooks, bajista de Dylan en el disco Highway 61 Revisited, que consigui¨® que regresase a Nueva York y le anim¨® a grabar un nuevo disco: In My Own Time.
La segunda oportunidad
Planificado a conciencia para evitar los problemas que hab¨ªan surgido con el primer disco, este nuevo trabajo se grab¨® durante seis meses en los Bearsville Studios, propiedad del manager de Dylan, Albert Grossman. Fue publicado por Just Sunshine Records, sello de Michael Lang, promotor del festival de Woodstock y, aunque tampoco inclu¨ªa temas de Dalton, la selecci¨®n del repertorio no pod¨ªa ser mejor, gracias a la mezcla de canciones tradicionales, cl¨¢sicos de Motown como How sweet it is, de Atlantic, como When a man loves a woman, y Something on your mind, el extraordinario corte que abre el LP, escrito por Dino Valenti expresamente para la artista.
Todo indicaba que esa vez Karen Conseguir¨ªa el reconocimiento que se merec¨ªa pero, como hab¨ªa sucedido con su primer trabajo, In My Own Time fue un fracaso. Aunque en esta ocasi¨®n Just Sunshine Records se implic¨® en la promoci¨®n m¨¢s de lo que lo hab¨ªa hecho Capitol, la personalidad de Karen Dalton no acompa?aba a las estrategias comerciales. Ni siquiera fue capaz de cumplir con la gira de promoci¨®n por Europa en la que teloneaba a Santana, artista consagrado despu¨¦s de su incendiaria actuaci¨®n en el festival de Woodstock y superventas desde la publicaci¨®n de Abraxas
Aunque se puede discutir que un cartel que combine a la artista texana y el guitarrista mexicano tal vez no sea el m¨¢s apropiado, no fue ese el principal escollo de la gira. La situaci¨®n an¨ªmica de Dalton no era precisamente ¨®ptima ese a?o 1971 por, entre otras cosas, su adicci¨®n al alcohol y la hero¨ªna. Cuando actuaron en Montreux, por ejemplo, ni siquiera pudo salir del camerino.
A su regreso de Europa, Karen Dalton se radic¨® en el campo junto a su tercer marido, Richard Tucker, y sus hijos, por entonces dos adolescentes que comenzaron a alejarse de ella para vivir sus propias vidas, situaci¨®n que acentu¨® su melancol¨ªa y tristeza. Si bien no quer¨ªa saber nada del negocio de la m¨²sica y las discogr¨¢ficas, en algunas ocasiones todav¨ªa se animaba y actuaba en alg¨²n club cercano a su casa. Con el tiempo, ya no ser¨ªa capaz de hacer eso.
Usuaria de hero¨ªna por venopunci¨®n, en los a?os 80 se le diagnostic¨® el VIH y, en 1993, falleci¨® por una enfermedad asociada con el sida. Aunque se dijo que viv¨ªa en una caravana o como una indigente en las calles de Nueva York, lo cierto es que el guitarrista Peter Walker la hab¨ªa acogido en su casa de Woodstock, donde era visitada por sus hijos, con los que hab¨ªa recuperado la relaci¨®n.
M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s de su muerte, Karen Dalton comenz¨® a ser descubierta por nuevas generaciones de m¨²sicos, gracias a las reediciones de sus trabajos realizadas por sellos independientes. En 2006, Light In The Attic public¨® In My Own Time y, ese mismo a?o, el sello franc¨¦s Megaphone hizo lo propio con It¡¯s So Hard To Tell Who¡¯s Going To Love You The Best, en la que se inclu¨ªa un DVD con actuaciones de Dalton. Un a?o m¨¢s tarde, Megaphone public¨® Cotton Eyed Joe, doble disco surgido de unas antiguas cintas que el empresario y antiguo due?o del club Attic de Boulder, Colorado, hab¨ªa grabado a Karen durante sus actuaciones.
Todo este proceso de recuperaci¨®n de la figura de la artista culmina ahora con el estreno del documental In My Own Time: A portrait of Karen Dalton, en el que tambi¨¦n participan algunos de esos j¨®venes m¨²sicos que han quedado impactados por su particular forma de cantar. Por ejemplo, Devendra Banhart, que ha declarado en diferentes ocasiones: ¡°sin lugar a dudas, es mi cantante favorita¡±.
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