Cuatro a?os despu¨¦s de la muerte del escritor, Pilar del R¨ªo, viuda del Nobel de Literatura, nos recibe en su casa de Lanzarote, donde el portugu¨¦s escribi¨® su ¨²ltima novela inacabada.
Pilar, en la biblioteca. ?Le ped¨ª que todos los libros escritos por mujeres estuvieran juntos. No quer¨ªa que autoras que no hab¨ªan sido consideradas compartieran estantes con quienes no las valoraban?.Germ¨¢n S¨¢izSaramago bautiz¨® as¨ª su hogar: "La casa"Germ¨¢n S¨¢izSobre la mesa siguen los tres ¨²ltimos libros que estaba leyendo el portugu¨¦s antes de morir.Germ¨¢n S¨¢izPilar del R¨ªo, en la playa del Grifo, donde sol¨ªa ir a comer con Saramago.Germ¨¢n S¨¢izTodos los relojes de la casa, como Jos¨¦ Saramago decidi¨® hace a?os, siguen detenidos a las cuatro de la tarde, la hora a la que conoci¨® a Pilar: "Aqu¨ª no hay ni un solo d¨ªa sin flores frescas, como a ¨¦l le gustaba".Germ¨¢n S¨¢iz"Una tarde, con 70 a?os, Jos¨¦ se fue a andar y volvi¨® a las 11 de la noche. Coron¨® la Monta?a Blanca. Lleg¨® lleno de heridas de la bajada. Y feliz", recuerda Pilar.Germ¨¢n S¨¢izLa Biblioteca del escritor, donde sol¨ªa ir a escribir todas las ma?anas. Todas las autoras est¨¢n en la misma estanter¨ªa: "Le ped¨ª que todos los libros escritos por mujeres estuvieran juntos. No quer¨ªa que autoras que no hab¨ªan sido consideradas compartieran estantes con quienes no las valoraban".Germ¨¢n S¨¢izEl premio Nobel sol¨ªa leer en el jard¨ªn, con una silla colocada delante de una piedra volc¨¢nica, mirando el mar.Germ¨¢n S¨¢izEn las paredes del sal¨®n hay pinturas que evocan algunos de los libros del autor. En la foto, un grabado de Pomar con el rostro de Blimunda, la protagonista de Memorial del convento; otro de Bartolomeu dos Santos, con Pessoa y el Tajo de fondo, que arranca El a?o de la muerte de Ricardo Reis y el primer lienzo que se pint¨® sobre un libro del portugu¨¦s sobre Levantado del suelo, entre otros.Germ¨¢n S¨¢izRetrato de su abuelo frente a su escritorio. Su discurso del Nobel empez¨® as¨ª: "El hombre m¨¢s sabio que he conocido no sab¨ªa leer ni escribir¡".Germ¨¢n S¨¢izDespacho donde Saramago comenz¨® a escribir Ensayo sobre la ceguera, rodeado de sus discos (siempre escrib¨ªa con m¨²sica), las fotos de los autores que admiraba y su viejos diccionarios.Germ¨¢n S¨¢iz"Los olivos, s¨ªmbolo de paz y sabidur¨ªa, son su paisaje", dice Pilar del R¨ªo. El que hay en el patio de la biblioteca lleg¨® en una maceta entre las piernas del escritor desde su Azinhaga natal.Germ¨¢n S¨¢izPiedras de los cinco continentes (Islandia, Timor, Acteal, Castril, Chiapas¡), estilogr¨¢ficas y tinteros, figuras de caballos y cer¨¢mica. ?Eran sus peque?os tesoros?.Germ¨¢n S¨¢izLa despedida de SaramagoGerm¨¢n S¨¢iz