Maureen Wheeler: la aventurera hippie que lleg¨® con 27 centavos a Australia y acab¨® millonaria gracias a ¡®Lonely Planet¡¯
Esta es la historia de la mujer que conoci¨® a su compa?ero de traves¨ªa y vida en un banco de Regent¡¯s Park y cuya fidelidad a la aventura la llev¨® a deshacerse de su creaci¨®n: la gu¨ªa de viajes m¨¢s popular de la era moderna.
¡®Vivir de lo que me gusta¡¯ es esa quimera que casi todo el mundo responde cuando le preguntan qu¨¦ necesitan para ser feliz. Pero convertir tu pasi¨®n en un negocio millonario eso ya son palabras mayores. Pues eso fue lo que le sucedi¨® a Maureen Wheeler (Belfast, 1950), fundadora junto a Tony Wheeler, su pareja desde el inicio de esta aventura, de las archiconocidas gu¨ªas Lonely Planet.
La historia, digna de un telefilme de esos de ¡®persigue tu sue?o¡¯, empieza en 1970 cuando Maureen y Tony se conocen en un encuentro que no puede tener m¨¢s de casual. Ella, sentada en un banco del Regent¡¯s Park de Londres lee un libro. ?l se sienta en el mismo banco y al poco tiempo est¨¢n hablando de viajes. Ella tiene 23 a?os y lleva poco tiempo en la capital del Reino Unido y ¨¦l ya ha estado en Pakist¨¢n, Estados Unidos y las Bahamas. Tras algunas aventuras de corta distancia, Maureen y Tony se casan y emprenden, ahora s¨ª, el viaje en may¨²sculas, el que determinar¨ªa mucho de lo que acabar¨ªa sucediendo en sus vidas. El ¡®hippie trail¡¯, un periplo que partiendo de Europa llegaba hasta el sur de Asia (deteni¨¦ndose principalmente en Nepal o en la India) y que se hac¨ªa por carretera. El nombre (¡®sendero o ruta hippie¡¯) le ven¨ªa dado por ser una especie de traves¨ªa inici¨¢tica habitual entre los miembros de dicha comunidad en los 60¡¯s y los 70¡¯s.
No deja de resultar curioso que un viaje que cumpl¨ªa a rajatabla los mandatos del movimiento (medios escasos, esp¨ªritu aventurero y toda la ligereza de la juventud) acabara constituyendo, de manera absolutamente azarosa, la piedra de toque de un imperio en esto de la industria del turismo. En el caso de los Wheeler, la meta de la aventura era Australia, donde llegaron con 27 centavos como todo capital. Su aventura despert¨® el inter¨¦s de todo su entorno. Tanto que, cansados de repetir una y mil veces las an¨¦cdotas del viaje, los sitios en los que parar o los trucos de supervivencia b¨¢sica, decidieron que ser¨ªa m¨¢s productivo escribirlo en un libro y ahorrarse as¨ª la mon¨®tona repetici¨®n. El resultado fue Across Asia on the Cheap publicado en 1973 y que se escoraba no poco de la gu¨ªa tradicional del viajero: se centraba en consejos pr¨¢cticos dirigidos a trotamundos de presupuesto limitado ¨Cl¨¦ase mochileros¨C.
Tal y como contaba Tony en una entrevista a The Guardian: ¡°El primer libro fue un accidente. Ambos ten¨ªamos trabajos a tiempo completo en Australia y yo escrib¨ªa por las noches y los fines de semana. Una vez impreso, me cog¨ª un d¨ªa libre para ir a algunas librer¨ªas a ofrecer el libro. Me lo compraron en algunos lugares, tuvo un par de buenas cr¨ªticas y en una semana vendi¨® 1.500 copias s¨®lo en Sydney. (¡) A la gente le gust¨®. Tuvimos que reimprimirlo dos veces. Fuimos de viaje y nos encontramos con gente que lo usaba¡±. Tambi¨¦n un accidente fue el nombre de la colecci¨®n: a Tony le gust¨® eso de ¡°lonely planet¡± escuchado en una canci¨®n interpretada por Joe Cocker en la que, en realidad, el aguardentoso cantante dec¨ªa ¡°lovely planet¡±.
La mecha estaba prendida. T¨ªmidamente, eso s¨ª, pero encendida al fin y al cabo. Ya s¨®lo quedaba esperar y perseverar. En una entrevista concedida en 2009 al programa Asuntos propios de RNE, Maureen recordaba sus inicios contando que ¡°se tard¨® mucho tiempo en convertir a Lonely Planet en un verdadero negocio. Durante los primeros nueve a?os ¨¦ramos s¨®lo Tony y yo. Lo hac¨ªamos todo: empaquet¨¢bamos los libros y los envi¨¢bamos por todo el mundo a los distribuidores con los que hab¨ªamos contactado, llev¨¢bamos los libros a las librer¨ªas y los vend¨ªamos, los escrib¨ªamos, los maquet¨¢bamos, yo llegu¨¦ incluso a paginarlos, porque entonces no ten¨ªamos ordenadores. Recuerdo un d¨ªa que entr¨¦ en la oficina y me di cuenta de que ten¨ªamos unas 60 personas y casi me da un ataque de p¨¢nico. Pens¨¦: ?c¨®mo pagaremos a toda esta gente? ?c¨®mo pagaremos el alquiler de esta oficina?¡±. Lo hicieron. Vaya que si lo hicieron. Y es que los Wheeler hab¨ªan dado con la f¨®rmula. Y fue tal la habilidad para alumbrar aquella gu¨ªa que la gente estaba demandando, que durante d¨¦cadas, apenas si cambi¨® el formato. Los Wheeeler fueron acumulando y despachando grandes ideas en torno a este vellocino de oro: desde vol¨²menes sobre c¨®mo viajar con ni?os sin morir en el intento (tras dar a luz a dos hijos, a Maureen le llov¨ªan las preguntas sobre c¨®mo poder seguir viajando teniendo descendencia) hasta c¨®mo moverse por Asia (uno de los destinos favoritos del matrimonio).
Lonely Planet fue creciendo a un ritmo escandaloso visto desde fuera (millones de libros vendidos al a?o, sedes en todo el mundo, cientos de autores y de personal) y que, sin embargo, tanto Maureen como Tony vivieron simplemente como el crecimiento natural de un reto?o. Tan natural que lleg¨® un momento en el que el adolescente se parec¨ªa poco al ni?o que fue. ?Es casi como tener un hijo: lo cuidas, y te preocupas (¡) pero un d¨ªa crece y lo miras y te dices, bueno, ah¨ª va, es una persona mayor?, contaba Maureen en la citada entrevista a RNE. Tambi¨¦n es cierto que a este brutal crecimiento le acompa?¨® un gigantesco cambio en la industria que empez¨® a hablar de las editoriales como ¡®marcas¡¯ y de los libros como ¡®productos¡¯. Una nueva mentalidad que a Maureen, seg¨²n ha expresado m¨¢s de una vez, estaba lejos de agradarle. En la revista In The Black, la eterna viajera era clara al respecto: ?Creo que el marketing es la mayor p¨¦rdida de dinero. Todo lo que intentas hacer con el marketing es averiguar lo que la gente quiere y luego d¨¢rselo. Lo que un empresario realmente hace es descubrir lo que la gente ni siquiera sabe que quiere. Descubres algo que no tienen y se lo das. Y eso es lo que hicimos con Lonely Planet. El marketing, para m¨ª, es una tonter¨ªa?.
As¨ª fue como Lonely Planet se independiz¨® de sus due?os, vendi¨¦ndose primero en un 75% y luego en su totalidad a la BBC. Se dice que la operaci¨®n les dio a los Wheeler una suma millonaria, suficiente como para poder seguir adelante con sus proyectos humanitarios desde la Planet Wheeler Foundation (que van desde financiar una escuela en Tanzania a potabilizar agua en Etiop¨ªa), pero sobre todo les volv¨ªa a dejar tiempo para su verdadera pasi¨®n, esa actividad a la que ellos han contribuido (para bien y para mal) en democratizar en los ¨²ltimos cincuenta a?os: viajar. Los Wheeler hab¨ªan cerrado el c¨ªrculo. De tener mucho tiempo y poco dinero para viajar hab¨ªan pasado por el mucho dinero y el poco tiempo para acabar teniendo mucho de ambos. Lo cual reconocen sin ambages es la mejor de las combinaciones. Y, por el camino, hab¨ªan ense?ado a toda una generaci¨®n a viajar de un modo distinto, tal y como resume a la perfecci¨®n el c¨¦lebre escritor Tad Friend en un art¨ªculo en The New Yorker: ?Aprend¨ª a meter mis cosas en una mochila; a no preguntarle nunca a un lugare?o d¨®nde deber¨ªa comer, sino d¨®nde com¨ªa ¨¦l; a no juzgar nunca a un pa¨ªs por su capital; a no quedarme nunca cerca de una mezquita (el muec¨ªn te despierta); a regatear; y, lo que es m¨¢s importante, cuando fui a Mongolia, a gritar ?Nokhoi khor!? ¨C ??Sujeten al perro!?- antes de entrar en una yurta. Cuando pasas meses con una gu¨ªa que te habla en un tono cercano y desenfadado, se convierte en un compa?ero ¨ªntimo?.
En la entrevista a RNE, Maureen aconsejaba sobre el buen uso de una gu¨ªa (?sirve para darte el primer impulso, pero no hay que seguirla como si fuera un mapa cerrado?) y, aparte de alabar las bondades del viaje (?te ayuda a ver que el mundo es un lugar fr¨¢gil y que la gente es igual en todas partes?) y de reconocer lo estresantes que son los aeropuertos (los evita siempre que puede tomando trenes), tambi¨¦n lanzaba un mensaje que hoy en d¨ªa es casi m¨¢s ¨²til y vigente que cuando fue pronunciado: la importancia del turismo local, de ese que no sobrepasa las fronteras del propio pa¨ªs y que depara, sin embargo, tantas sorpresas. Y es que, al fin y al cabo, o eso le sucede a Maureen, ?el ¨²ltimo destino siempre es mi favorito?.
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