Muriel Barbery: ¡°Si nadie reconoce tu trabajo hay presi¨®n; si tienes ¨¦xito la sientes porque lo tienes¡±
La escritora, que triunf¨® con ¡®La elegancia del erizo¡¯, muestra por primera vez su vivienda, un homenaje a la est¨¦tica nipona en plena campi?a francesa. Su pasi¨®n por esta cultura, la naturaleza y el arte son los hilos que tejen su nueva novela, ¡®Una rosa sola¡¯.
Despu¨¦s del fen¨®meno editorial que supuso la publicaci¨®n de La elegancia del erizo, Muriel Barbery decidi¨® cambiar de vida. Dej¨® Francia y se instal¨® durante dos a?os, 2008 y 2009, en Jap¨®n. Primero fue becada para una residencia literaria en la Villa Kujoyama y luego se qued¨® en Kioto. ¡°El ¨¦xito lleg¨® en un momento en el que ten¨ªa sue?os de viaje y deseos que el libro me permiti¨® cumplir. No fue abrumador; al contrario, me liber¨® de lo que no quer¨ªa hacer y me abri¨® otra puerta¡±, explica. Esa fama repentina le sobrevino cerca de los 40 y le sirvi¨® para dejar la docencia ¨Chasta entonces hab¨ªa sido profesora de filosof¨ªa¨C, recorrer mundo y dedicarse de lleno a la escritura. ¡°Si me hubiera llegado a los 20 o los 30 puede que hubiera sido distinto, pero para m¨ª fue todo positivo. Muchas veces me han preguntado si el ¨¦xito no te impide escribir, si no supone una presi¨®n demasiado grande, pero es que eso siempre est¨¢ ah¨ª: si nadie reconoce tu trabajo hay presi¨®n; si tienes ¨¦xito la sientes porque lo tienes; si has logrado mucho ¨¦xito la angustia nace de preguntarte si con lo pr¨®xima obra va a ser igual¡¡±, reflexiona.
En las novelas que siguieron a La elegancia del erizo ¨CLa vida de los elfos en 2015 y Un pa¨ªs extra?o en 2019¨C Barbery explor¨® otras dimensiones, habl¨® de seres sobrenaturales, y ahora, con el lanzamiento de Una rosa sola (Seix Barral), ha dejado esos mundos para volver a la realidad y viajar, por fin, a Jap¨®n. ¡°Durante 10 a?os fui incapaz de escribir sobre Kioto. Hab¨ªa tomado notas, pero no consegu¨ªa escribir sobre la ciudad, para m¨ª era imposible, no pod¨ªa imaginar una historia all¨ª¡±, explica t¨ªmida pero sonriente a trav¨¦s de Zoom. Habla desde la casa en la que vive desde hace un a?o, situada en una zona del centro de Francia cercana a Tours.
Afirma que desde que volvi¨® a su pa¨ªs en 2015 ¨Cdespu¨¦s de Jap¨®n pas¨® un tiempo en los Pa¨ªses Bajos¨C ten¨ªa claro que necesitaba regresar al campo. ¡°Significaba volver a mi vida de la infancia, con ¨¢rboles, r¨ªos, bosques, un tipo de soledad familiar¡ Fuera est¨¢ la campi?a, es la Francia t¨ªpica de las fotos de vi?edos, y en el interior est¨¢n todos los objetos que me traje de Kioto, se nota el gozo que siento al rodearme de elementos propios de Jap¨®n y de mis viajes por Asia, y eso se mezcla con mi vida occidental¡±, subraya. Rose, la protagonista de su nueva obra, es una francesa de 40 a?os que tambi¨¦n siente ese deslumbramiento al llegar al pa¨ªs nip¨®n y, como la propia Barbery, toma un nuevo rumbo en su vida. ¡°Antes de empezar a escribir la novela no sab¨ªa pr¨¢cticamente nada de ella, solo que iba a ser la historia de una mujer que va a pasar de lo peor a lo mejor y que de repente tiene que enfrentarse a un cambio radical que provoca una metamorfosis. Lo que me interesaba era la historia de esa transformaci¨®n, porque yo creo que realmente es posible, que hay instantes, tal vez pocos en la vida, en los que hay un giro y todo cambia¡±, se?ala la autora.
Desconoce c¨®mo surgen sus ideas: ¡°Si lo supiera mis d¨ªas ser¨ªan mucho m¨¢s f¨¢ciles. Cuando empiezas un libro tienes que sentir un deseo, y para m¨ª ese deseo viene de la diferencia, de la novedad, de la posibilidad de explorar un nuevo campo del lenguaje, un nuevo registro de ficci¨®n. Siempre me siento desamparada frente a lo nuevo, y a la vez feliz de explorar esos territorios. A menudo son los personajes los que se imponen y hacen que tenga que seguirlos con los ojos cerrados¡±. De Rose, asegura, le va a costar desprenderse. Le ha cedido a esta experta en bot¨¢nica su pasi¨®n por la naturaleza. ¡°Cuando llegu¨¦ por primera vez a Kioto cog¨ª un autob¨²s desde Osaka y pens¨¦ que era el paisaje m¨¢s horroroso que uno pod¨ªa imaginar: una gran metr¨®polis, hormig¨®n, cables el¨¦ctricos¡ Lo m¨¢s espantoso dentro de la modernidad. Despu¨¦s descubr¨ª los jardines. Y all¨ª toda la fealdad desapareci¨® de golpe, comprend¨ª por qu¨¦ este pa¨ªs ha fascinado a tanta gente. Me di cuenta de que incluso la fealdad del Jap¨®n contempor¨¢neo me parec¨ªa algo atractivo¡±.
La naturaleza y el arte son los hilos que unen a sus personajes y, seg¨²n ella, tambi¨¦n los asuntos de fondo comunes a todas sus obras. ¡°Probablemente son los temas sobre los que m¨¢s he escrito, porque he crecido en el campo, en la zona de la Turena, no muy lejos de donde estoy ahora. Pas¨¦ mi infancia en bicicleta, por los caminos de monta?a, entre los bosques, cruzando r¨ªos¡ Creo que eso me ha convertido en la mujer que soy, esta relaci¨®n inocente y total con la naturaleza me ha modelado como persona, y de ah¨ª viene tambi¨¦n mi gusto por el arte, porque la naturaleza es el primer modelo del artista y la belleza se aprende primero a partir de la naturaleza¡±. Ella, que ha vivido en la Provenza, Borgo?a y Normand¨ªa, entiende que cada vez m¨¢s gente opte por dejar las grandes ciudades y busque ese contacto con el campo, sobre todo en el ¨²ltimo a?o por la pandemia. ¡°Lo veo a mi alrededor, se est¨¢n comprando muchas casas, hay mucho movimiento. Para m¨ª esta es la vida ideal¡±, apunta.
No naci¨® en esa campi?a gala, sino en Casablanca. Sus padres, ambos profesores de literatura, hab¨ªan crecido en Marruecos y al tener una hija regresaron a Francia. ¡°Pero segu¨ªan teniendo un gran cari?o por ese pa¨ªs, ¨ªbamos todos los veranos a Rabat, me encantaba atravesar Espa?a para cruzar el Estrecho desde Algeciras, pas¨¢bamos por Burgos, Sevilla, C¨¢diz, Extremadura¡ Paisajes alucinantes¡±, recuerda Barbery, que por eso eligi¨® tierras extreme?as como escenario de Un pa¨ªs extra?o.
En su casa est¨¢ presente por todas partes ese gusto heredado por los libros, esparcidos por cada rinc¨®n. Cuenta que estos meses ha rele¨ªdo a uno de sus ¡°autores de culto¡±, Jean Genet, y que tambi¨¦n ha hecho descubrimientos como Th¨¦s¨¦e, sa vie nouvelle, ¡°una obra de Camille de Toledo publicada en 2020 en Francia con un lenguaje extremadamente bello, un libro realmente ¨²nico que habla de la genealog¨ªa, de la transmisi¨®n, del peso de las familias, el paso de una generaci¨®n a otra¡±. Le preocupa mucho el uso de las palabras, tiene fama de corregir una y otra vez sus textos.
En Una rosa sola le parece que ha logrado desplegar una nueva voz: ¡°Hace mucho tiempo le¨ª a un autor de Latinoam¨¦rica que dec¨ªa que su estilo, con los a?os, hab¨ªa ido mermando y se resist¨ªa con el tiempo a la seducci¨®n de una gran frase, brillante, generosa, para intentar llegar a algo mucho m¨¢s profundo. Y para eso es necesario sobriedad y humildad. Cuando le¨ª esto, como buena francesa a la que le gusta la riqueza de la lengua, utilizar un lenguaje con muchas florituras, pens¨¦ que eso no me iba a pasar nunca. Pero s¨ª me est¨¢ sucediendo. Cuanto m¨¢s tiempo pasa, m¨¢s ganas tengo de que ese jard¨ªn a la francesa tan rico y cargado sea un jard¨ªn japon¨¦s con solo algunos elementos minimalistas. Todav¨ªa estoy muy lejos, pero he disfrutado acortando las frases, sin caer en la seducci¨®n de adjetivos m¨²ltiples y de giros m¨¢s complejos, he intentado alcanzar una mayor sobriedad¡±. Tambi¨¦n le gustar¨ªa crear un jard¨ªn japon¨¦s fuera de su casa, aunque lo ve complicado: ¡°Se necesitar¨ªa toda una vida para ello. S¨ª que por la gran sequ¨ªa que hemos sufrido murieron algunos ¨¢rboles del jard¨ªn y hace un mes plantamos tres arces japoneses que se mezclan con las esencias de aqu¨ª¡±.
Mientras sue?a con ese jard¨ªn zen entre vi?edos cultiva su propio huerto y apuesta por desterrar los pl¨¢sticos de su d¨ªa a d¨ªa. ¡°Mis dos ¨²ltimas novelas eran, en cierto modo, ecol¨®gicas. Cada vez estoy m¨¢s decidida a militar, pero siempre he sido muy consciente de la importancia de la naturaleza y del drama que supone aniquilarla. Para m¨ª no consumir pl¨¢stico no ha sido una decisi¨®n, es algo que ha ido surgiendo porque cada vez m¨¢s he necesitado rodearme de materiales org¨¢nicos y naturales. En mi casa solo hay piedra, metal, madera¡ Me inquieta el futuro, con la covid hemos visto que hay un virus que ha penetrando interespecies y esto tiene que ver con el calentamiento global, va a tener unas consecuencias tremendas¡±. Para ella los meses de confinamiento no supusieron una irrupci¨®n de la cotidianidad, afirma que le gusta estar aislada y que, como se encontraba en la etapa de correcci¨®n de su libro, la situaci¨®n no afect¨® a su proceso creativo. S¨ª impuls¨®, en cambio, sus ganas de fusionar Jap¨®n y Francia, esta vez a trav¨¦s de la cocina: ¡°Me encanta cocinar, y con las verduras de mi huerto, todav¨ªa m¨¢s. He experimentado mucho, compr¨¦ un libro de recetas japonesas ultraf¨¢ciles y empec¨¦ a hacer ramen, combino la pasta con los rillons de Touraine, una especialidad local. Y la mezcla queda muy pero que muy bien¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.