Parejas que conviven en la misma casa tras una separaci¨®n: ?un reto imposible?
Cada vez son m¨¢s las personas que se ven obligadas a convivir tras una ruptura, una situaci¨®n complicada en la que es clave planificar para evitar males mayores.
Es consabido que la crisis ha supuesto una disminuci¨®n de la tasa de divorcios en Espa?a. De hecho, se han pasado a cifras de unos 121.000 divorcios al a?o en 2008, justo al comienzo de la crisis, a unos 106.000 divorcios en cifras del pasado 2018, seg¨²n datos Consejo General del Poder Judicial. Se podr¨ªa hacer un razonamiento rom¨¢ntico del asunto y pensar que hay parejas que salen reforzadas de la adversidad. Ya se sabe, que deciden estar juntos en lo bueno y en lo malo. Tambi¨¦n se podr¨ªa ser realista y tener en cuenta que la situaci¨®n econ¨®mica ha impedido a muchas parejas separarse, al menos, legalmente. O f¨ªsicamente.
De hecho, a las consultas de los expertos en terapia de pareja han llegado m¨¢s parejas que se han visto obligadas a seguir viviendo juntas por diferentes motivos, despu¨¦s de una ruptura. Es decir, convivir a la fuerza y no porque sea lo que realmente se desea.
Los motivos pueden ser diversos, ya que en realidad la econom¨ªa no es lo ¨²nico que influye en una pareja a la hora de pactar una convivencia por conveniencia.
Hijos y vivienda
La psic¨®loga Ana Bel¨¦n Rodr¨ªguez, especialista en relaciones de pareja, asegura que ¡°en la actualidad son frecuentes los casos en los que la pareja convive incluso despu¨¦s de dar por finalizada la relaci¨®n¡±. Si bien el aspecto econ¨®mico es uno de los principales motivos, ya que ¡°no es f¨¢cil pagar una hipoteca a medias de una casa, que pagar la misma hipoteca y adem¨¢s un alquiler de una nueva vivienda¡±, tal y como argumentan estas parejas en consulta, en realidad, la principal causa para seguir juntos pero no revueltos son los hijos. ¡°Sobre todo para que la separaci¨®n no signifique, al menos?a corto plazo, dejar de verlos como antes¡±.
Sin embargo, en otras ocasiones, aunque se tome la decisi¨®n consensuada de separarse y seguir cada uno por su lado, vender un piso tampoco resulta tan f¨¢cil ni r¨¢pido, por lo que ¡°muchas parejas pactan vender la casa, pero seguir conviviendo hasta que eso se produzca¡±. Lo que puede ser un periodo de unas semanas, meses o alargarse hasta m¨¢s de un a?o.
Como respuesta a estos argumentos, el tambi¨¦n psic¨®logo Fernando Villadangos, responde en lo que referente a los hijos: ¡°Cuando hay ni?os peque?os se tiende a pensar que lo mejor es retrasar la separaci¨®n f¨ªsica por el bien de ellos, porque existe la idea err¨®nea de pensar que un hijo necesita del padre y de la madre para crecer sano. Esto no es as¨ª y lo demuestran las familias monoparentales que van creciendo en n¨²mero y no presentan dificultades mayores que otros modelos de familia m¨¢s convencionales¡±.
Es por ello que el experto insiste en que cuando una pareja se rompe, la primera opci¨®n deber¨ªa ser separarse f¨ªsicamente y vivir en dos casas diferentes, ya que supone ¡°confirmar as¨ª la separaci¨®n emocional con la separaci¨®n f¨ªsica y continuar con la vida cada uno por su lado¡±. Siempre que esto sea posible, claro.
M¨²ltiples consecuencias
Como en otros muchos aspectos de la vida, una cosa es lo ideal y otra lo que permiten las posibilidades reales y situaci¨®n de cada persona, y es por ello que aunque se sepa que quiz¨¢s no es lo m¨¢s acertado, hay veces que es imposible evitar ese periodo de convivencia en una especie de ?Guerra Fr¨ªa?.
Tal y como reflexiona Villadangos, el principal problema es ¡°la tensi¨®n que existe ante el deseo profundo de vivir separados y que no resulte posible¡±. De esta forma, resulta habitual que ¡°la tensi¨®n se haga algo cotidiano, falle la comunicaci¨®n y el di¨¢logo, aparezcan dificultades para las tareas necesarias en el d¨ªa a d¨ªa, las malas maneras y los desaires se conviertan en lo com¨²n¡±.
Esta creciente tensi¨®n ir¨¢ provocando m¨¢s obst¨¢culos si cabe. ¡°Como consecuencia de ello aumenta del estr¨¦s y los problemas psicol¨®gicos derivados de ello: alteraciones del sue?o, ansiedad, mal humor y tendencia a ver todo de manera pesimista¡±, insiste el psic¨®logo. No obstante, ¡°el problema principal es que son situaciones que tienden a cronificarse y normalizarse. Todos conocemos a parejas de personas de cierta edad que no se aguantan, pero que viven juntas porque el modelo tradicional de pareja dec¨ªa eso de hasta que la muerte nos separe¡±.
Por otra parte, Ana Bel¨¦n Rodr¨ªguez incide en que las consecuencias no son solo para la pareja como ente global, sino que tambi¨¦n puede haber una factura emocional a nivel individual, sobre todo si ambas personas no se encuentran en el mismo punto. ¡°Si uno de los miembros de la pareja sigue enamorado/a puede experimentar un intenso sufrimiento y malestar debido a celos e inseguridades, y esta situaci¨®n se puede alargar alimentada por las esperanzas de conseguir revertir la situaci¨®n¡±. Observando la otra cara de la moneda, ¡°la persona que no sigue enamorada puede sentirse presionada o agobiada por la situaci¨®n¡±.
Incluso si ambos parecen estar de acuerdo en el inicio ¡°la situaci¨®n de ¡®limbo emocional¡¯ puede generar una gran ansiedad y un estado de ¨¢nimo negativos, puesto que no consiguen seguir adelante con sus vidas para poder rehacerse emocionalmente¡±.
Medidas de prevenci¨®n
Al igual que es posible trabajar la pareja para evitar que esta se rompa, parece posible trabajar la pareja incluso cuando est¨¢ rota para hacer la situaci¨®n lo m¨¢s llevadera posible. No hay que olvidar que no se trata de dormir con el enemigo, sino con la que era nuestra pareja hace no tanto. As¨ª, aunque en el momento de la separaci¨®n est¨¦n m¨¢s vivos que nunca los conflictos que han llevado a la misma, es necesario hacer un ejercicio interno para recordar que aunque ya no queramos estar con esa persona, ha sido alguien muy importante en nuestra vida y hemos compartido cosas positivas.
Es por ello que si la situaci¨®n es inevitable, es importante ser realista y tener en cuenta que o se planifican bien las cosas, o todo puede acabar siendo un desastre. ¡°Lo m¨¢s importante es que ambos miembros de la relaci¨®n detallen lo m¨¢ximo posible cu¨¢les van a ser las ¡®normas¡¯ de convivencia de esta nueva situaci¨®n, ya que es muy f¨¢cil volver a la tendencia de pareja que se ten¨ªa anteriormente (y que seguramente tenga que ver con los motivos por los que se separan)¡±, aporta Rodr¨ªguez. Adem¨¢s, se ha de tener claro que ¡°ya no son pareja, por lo que cualquier h¨¢bito de pareja no es conveniente¡±. Esto incluye todo lo que pueda crear confusi¨®n para uno de los dos o ambos, y depender¨¢ de cada persona, puesto que si bien hay quien se siente m¨¢s confuso tras una sesi¨®n de sexo, tambi¨¦n habr¨¢ que la normalice mucho m¨¢s, pero pueda tener m¨¢s sentimientos contradictorios si salimos a cenar fuera y pasamos una noche especialmente agradable. Sobre todo si tenemos claro que la pareja ya no tiene arreglo.
Asimismo, seg¨²n la terapeuta de pareja, otro punto fundamental es ¡°tener claro cu¨¢l es el papel de cada uno en esa convivencia, respetar los espacios personales, si pueden acudir nuevas parejas o relaciones a casa, etc¡ son cosas muy importantes para que la convivencia sea lo menos dolorosa posible¡±. Para que todo esto sea factible y no se convierta en una forma de hacer da?o al otro, la experta concluye que no hay que olvidar ¡°ser generosos y emp¨¢ticos, evitar hablar de los errores pasados de la relaci¨®n y ayudarse en lo posible para salir lo antes posible de la situaci¨®n¡±.
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