?Practicaban tus abuelos m¨¢s sexo que t¨²?
Varios estudios demuestran que la frecuencia sexual ha disminuido con respecto a d¨¦cadas anteriores. Nuestros antepasados ten¨ªan m¨¢s aventuras que contar pero nosotros, al menos, hemos ganado en calidad.
Si la ¨¦poca actual, en materia de sexo, fuera una serie de televisi¨®n, ?cu¨¢l creen que se acercar¨ªa m¨¢s a la realidad? Empecemos con Mad Men, en la que hombres y mujeres parecen presos de una lujuria desmedida que no respeta ni el lugar de trabajo, y en la que el protagonista, Don Draper, no tiene tiempo ni energ¨ªa suficientes para complacer a todas las chicas que se le insin¨²an abiertamente y sin tapujos. Tal vez pensemos que eso solo pasa en la ficci¨®n, pero para ponernos los dientes largos Jane Maas publicista norteamericana que vivi¨® esa ¨¦poca ¨Cel equivalente a Peggy Olson en el mundo real, ya que empez¨® desde abajo y lleg¨® a dirigir su propia agencia de publicidad¨C escribi¨® no hace mucho un libro, Mad Women, la otra cara de la vida de Madison Avenue (Lumen), en el que separa mito de realidad. Tras reconocer que no se fumaba ni se beb¨ªa tanto como en la serie, confiesa: ¡°El sexo no es que estuviera en el ambiente sino que se respiraba¡±. Sin comentarios.
En el lado opuesto estar¨ªa la serie Un hombre en casa. Ya en los 70 en el barrio de Eals Court, en Londres, los ¨¢nimos se han desinflado un poco, Chrissy, Jo y Robin, los protagonistas y compa?eros de piso, tontean episodio tras episodio pero no se comen una rosca, por no hablar de los caseros, los Roper, un matrimonio entrado en a?os, en el que el marido hace o¨ªdos sordos a las demandas sexuales de su esposa. La serie origin¨® una expresi¨®n muy utilizada por un amigo: ¡°Aqu¨ª se folla menos que en los Roper¡±, dec¨ªa para denominar cualquier ambiente poco propicio para el sexo.
Cronol¨®gicamente le toca el turno a Sexo en Nueva York, ¨Cotro conocido ingenioso suger¨ªa que ser¨ªa m¨¢s ver¨ªdico hacer una serie titulada Sexless in the city (Sin sexo en la ciudad)¨C; aqu¨ª los guionistas parecen haberse inspirado m¨¢s en la realidad y hay una de cal y otra de arena, d¨ªas buenos y malos, ¨¦pocas de abundancia y de escasez.
Buscar estad¨ªsticas que demuestren si la frecuencia sexual ha aumentado o disminuido con los a?os no es f¨¢cil porque el inter¨¦s por estos asuntos es relativamente nuevo. Durante a?os, solo las marcas de condones estaban dispuestas a hacer preguntas embarazosas a la gente, en parte para ver c¨®mo pod¨ªan incrementar sus ventas. Los informes Durex son la ¨²nica referencia al respecto en nuestro pa¨ªs. El ¨²ltimo, sobre Bienestar Sexual, del a?o 2012, se hizo a 29.000 personas de 36 pa¨ªses y, entre sus resultados, se deduc¨ªa que el 73% de los espa?oles tiene sexo al menos una vez por semana, de ellos solo un 2% lo hace cada d¨ªa, un 5% entre 5 y 6 veces por semana y un 24% dos veces cada siete d¨ªas. Los colombianos parecen ser los que hacen el amor con m¨¢s frecuencia, seguidos por indonesios, rusos y portugueses.? Si comparamos este informe de Durex con el del a?o 2007/08, vemos que un poco antes los espa?oles ten¨ªan una media de 118 encuentros sexuales al a?o, lo que significa 2,26 a la semana. En este estudio, los griegos est¨¢n en primer lugar en n¨²mero de coitos anuales (164), seguidos por los brasile?os (145), polacos y rusos (143), mientras los japoneses ocupan el ¨²ltimo puesto con solo 48 d¨ªas de sexo al a?o.
El 1 de abril de este a?o la revista Pediatrics publicaba online un estudio del Guttmacher Institute, en EEUU, titulado Iniciaci¨®n sexual, uso de anticonceptivos y embarazos en los adolescentes, en el que se echaba por tierra la teor¨ªa suscrita por mentes conservadoras de que esto se parece cada vez m¨¢s a Sodoma y Gomorra. Seg¨²n el trabajo de Lawrence B. Finer y Jesse M. Philbin, los adolescentes estar¨ªan comenzando su vida sexual a una edad mucho mayor que en el pasado. ¡°Los medios de comunicaci¨®n con frecuencia sensacionalizan el comportamiento sexual adolescente, pero los datos no apoyan esta teor¨ªa¡±, dice Finer en el estudio, y contin¨²a, ¡°los j¨®venes esperan m¨¢s para tener su primera relaci¨®n sexual, usan anticonceptivos con mayor frecuencia y, por lo tanto, tienen menos posibilidades de tener embarazos que sus iguales de ¨¦pocas pasadas¡±. La conclusi¨®n es rotunda: ¡°La posibilidad de actividad sexual entre adolescentes de cualquier edad ¨Cen nuestros d¨ªas¨C es menor a la de cualquier momento de los ¨²ltimos 25 a?os. Lo que quiere decir que la gente no solo comienza su actividad sexual a una edad mayor, sino que lo hace con menor frecuencia¡±.?
Rebuscando datos en Internet encuentro una declaraci¨®n hecha en 2003 por John Bancroft, director por aquel entonces del Kinsey Institute en la Universidad de Indiana, toda una autoridad en investigaciones en materia sexual. Bancroft dec¨ªa que ¡°la gente no tiene tanto sexo como sol¨ªa tener¡±, con motivo de un estudio que se hizo, en el que pon¨ªa de manifiesto la disminuci¨®n de la frecuencia sexual en las parejas con respecto a los a?os 50.
?Nos estamos acercando a la filosof¨ªa de vida de los Roper o se trata solo de un periodo de vacas flacas que llegar¨¢ alg¨²n d¨ªa a su fin? Victoria Romero, sex¨®loga y pediatra de la Fundaci¨®n Sexpol, en Madrid, se muestra un poco esc¨¦ptica con la metodolog¨ªa de estos estudios. ¡°Primero habr¨ªa que definir qu¨¦ es una relaci¨®n sexual y la mayor parte de las veces, en cuesti¨®n de estad¨ªstica, se entiende por coito, lo que no es del todo cierto. No s¨¦ si habremos bajado en frecuencia, imagino que s¨ª desde la crisis, ya que los recortes tambi¨¦n han llegado hasta aqu¨ª, pero la sexualidad femenina ha ganado mucho en calidad, con respecto a la de nuestras madres, y la de los hombres, tambi¨¦n. Ahora cada uno es responsable de su placer y sus orgasmos¡±.
Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga y directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona, sin datos concretos pero con a?os de experiencia como terapeuta, se inclina a pensar que es probable que tengamos menos sexo que antes, pero la calidad es mejor. ¡°Nuestras madres, y mucho m¨¢s nuestras abuelas, no pod¨ªan decir que no, por eso se inventaban eso de que les dol¨ªa la cabeza y los hombres usaban el sexo como una forma de descarga y de relajaci¨®n tras un d¨ªa de trabajo. Es f¨¢cil que en los a?os 50 o 60 las parejas espa?olas lo hicieran 2 o 3 veces por semana. Hoy se deja para el s¨¢bado, el resto de los d¨ªas estamos demasiado cansados. El estr¨¦s ha sustituido a la moralidad como impedimento para disfrutar m¨¢s del sexo, lo bueno es que la mayor parte de la gente es consciente del problema y hace por solucionarlo¡±.?
Tal vez nuestros abuelos ten¨ªan relaciones m¨¢s frecuentemente pero la vida sexual se ha alargado, como mantiene Santiago Frago, experto en Sexolog¨ªa y director m¨¦dico del Instituto de Sexolog¨ªa Amaltea, en Zaragoza. El centro ha mantenido hasta febrero de 2012 una asesor¨ªa sexol¨®gica para mayores de 65 a?os. ¡°La media de edad de las personas que acud¨ªan a consulta era de 73 a?os¡±, comenta Frago. ¡°Tal vez ahora haya menos cantidad de encuentros pero hay m¨¢s diversidad, tenemos m¨¢s parejas antes de dar con una estable y eso nos permite comparar, experimentar y mejorar¡±.
Tenemos m¨¢s herramientas pero nos falta tiempo, tal vez debamos hacer como en Mad Men y, puesto que nos pasamos la vida en la oficina, empezar a incorporar el sexo tambi¨¦n en el trabajo. Si alguna vez he querido ser jefa, adem¨¢s de por ganar mucho m¨¢s, es por tener un despacho como el de Don Draper con minibar, ropa limpia para cambiarse y un enorme sof¨¢ donde pensar, y hacer infinidad de cosas, en posici¨®n horizontal.
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