Robin Wall Kimmerer: ?Nuestros monstruos ahora se esconden detr¨¢s del estatus, propagando la enfermedad del consumismo?
Bi¨®loga y fundadora del Centro para los Pueblos Nativos y el Medio Ambiente, Kimmerer ha convertido su ensayo ¡®Una trenza de hierba sagrada¡¯ en un cl¨¢sico superventas sobre el despertar de la conciencia ecol¨®gica.
Una trenza de hierba sagrada?(Capit¨¢n Swing, 2021) es el libro de la bot¨¢nica, ind¨ªgena y escritora Robin Wall Kimmerer. Tambi¨¦n es un telar maravilloso de saberes, historias, plantas, experiencias y relatos que nos ayudan a cambiar y sanar nuestra relaci¨®n no solo con los otros, sino con todos los seres con los que compartimos el mundo. Tomar conciencia del lugar que habitamos y de la huella que dejamos en la tierra requiere mirar, conocer, nombrar, recordar¡ pero tambi¨¦n celebrar nuestra relaci¨®n interdependiente con el resto del mundo viviente. Hablamos con Robin acerca de la reciprocidad, de la pandemia, de los saberes ind¨ªgenas, de la emergencia clim¨¢tica y de la importancia de las narrativas a ra¨ªz de la publicaci¨®n en castellano de su libro en Capit¨¢n Swing.
Trenzas de manera ¨²nica genealog¨ªa, ciencia, saberes y cosmovisi¨®n ind¨ªgena. Nos ense?as una palabra preciosa, Puhpowee, perteneciente a la lengua de tu pueblo. Podr¨ªa traducirse como ¡°la fuerza que hace que los hongos salgan por la noche de la tierra¡±. ?Qu¨¦ fuerzas, como el Puhpowee, hicieron que escribieras este libro??
Las fuerzas que me inspiraron para escribir el libro surgen de mi relaci¨®n con las plantas desde peque?a. He tenido la inmensa suerte de haber estudiado Bot¨¢nica, de haber estudiado las plantas, de poder aprender de ellas y recibir todo lo que me han regalado. De hecho, todos somos beneficiarios de lo que regalan las plantas. Si nos paramos a pensar, las plantas nos proporcionan todo lo que necesitamos y una se da cuenta de que les debemos cada bocado de alimento, cada part¨ªcula de ox¨ªgeno, cada trago de agua, por no hablar de la medicina, de otros recursos, de la belleza y la sabidur¨ªa. Yo quer¨ªa corresponder con algo a cambio por todo lo que nos dan las plantas, celebr¨¢ndolas y animando a otras personas a honrarlas, cuidarlas y aprender tambi¨¦n de ellas. Para m¨ª, Una trenza de hierba sagrada es el regalo que puedo ofrecer por todo lo que me han dado las plantas.
Para m¨ª, la conexi¨®n entre el conocimiento ind¨ªgena y el cient¨ªfico es algo natural, forma parte de mi vida, es algo que he vivido. Me siento muy agradecida por todo el conocimiento que han compartido conmigo maestros y mentores ind¨ªgenas, poseedores de una enorme sabidur¨ªa, en mi propia cultura An¨ªsh¨ªnaabe y en muchas otras. He tenido tambi¨¦n el privilegio de poder aprender bot¨¢nica y ecolog¨ªa vegetal en las instituciones acad¨¦micas occidentales. He intentado, durante toda mi vida, comprender desde estas dos perspectivas, qu¨¦ ofrece cada una para entender el mundo y establecer una relaci¨®n entre ellas. Una trenza de hierba sagrada es el resultado de intentar dar sentido a estas dos corrientes de pensamiento a trav¨¦s de la experiencia.
Resaltas la importancia de crear nuevos relatos sin olvidarnos de los antiguos, que lamentablemente, muchas veces ni siquiera han sido valorados ni escuchados. Como t¨² dices, ¡°somos libres de contarnos otro relato diferente¡± ?C¨®mo podemos poner en valor todas esas historias y saberes que no han sido reconocidos para?ser parte de ese nuevo relato?
Todas las narrativas que tratan sobre lo que implica ser una persona influyen much¨ªsimo en nuestras vidas. Desde las historias de la creaci¨®n hasta las m¨¢s contempor¨¢neas que tratan de dar forma a las elecciones que realizamos en la vida. Qu¨¦ historias salen a la luz y cu¨¢les quedan en un segundo plano dependen de la historia, la religi¨®n y la visi¨®n del mundo de ese momento, pero tambi¨¦n est¨¢n sujetas a poderes que intentan controlar los valores de la humanidad.
Las historias antiguas ind¨ªgenas nos contaban que hab¨ªa que entender a la tierra como un ser vivo, un ser sagrado por el que los seres humanos tienen una responsabilidad moral. Todo lo contrario a la visi¨®n del mundo que tiene el colonizador, que entiende el mundo como una propiedad, como una mercanc¨ªa, como un simple objeto que hay que poseer y explotar. El sistema colonial trat¨® de erradicar esta historia, el entender la tierra como algo vivo y sagrado, porque se interpon¨ªa en su ¨²nica y propia narrativa de expansi¨®n, propiedad y dominaci¨®n. Quer¨ªan que olvid¨¢ramos nuestras historias, pero no lo hicimos. Y hoy las recordamos y nos inspiran para una nueva -en realidad, volvemos a la de siempre- forma de habitar y relacionarnos con la tierra. Ya hay gente de todo el mundo que ha empezado a rechazar la visi¨®n de la tierra como un mero objeto para explotar solo con el fin enriquecernos y que desean, por el contrario, tener una relaci¨®n respetuosa con la naturaleza, basada en el amor y el respeto. A todo esto me refiero cuando digo que somos libres de contarnos una historia diferente. Si todos nos pusi¨¦ramos de acuerdo colectivamente en creer que la Tierra es un regalo que debemos cuidar, en lugar de tratarla como un mero recurso de consumo, el planeta y nosotros nos encontrar¨ªamos en una situaci¨®n totalmente diferente. No se trata de si podemos cambiar la narrativa, es que no nos queda otra si queremos sobrevivir.
Actualmente, vivimos atravesados por la pandemia y la incertidumbre. En tu libro hablas de la importancia de nombrar las heridas para calmarlas. ?Qu¨¦ ha supuesto la pandemia para las comunidades ind¨ªgenas all¨ª? ?Y para ti? ?C¨®mo podemos trenzarnos entre todos para habitar un mundo mejor?
Es cierto que la pandemia nos ha brindado la oportunidad de reflexionar sobre aquellos valores que tenemos m¨¢s arraigados y de comprobar si nuestro estilo de vida es o no compatible con esos valores. La pandemia ha puesto de manifiesto la conexi¨®n tan estrecha que existe entre nosotros mismos y tambi¨¦n con la naturaleza.
La pandemia nos ha recordado que todos somos seres biol¨®gicos sujetos a las mismas fuerzas de la naturaleza que cualquier otra especie. Espero que tambi¨¦n sirva para tengamos m¨¢s humildad y compasi¨®n con nosotros y con la naturaleza. Tambi¨¦n ha sacado a flote algo que duele reconocer: la injusticia continua y sistem¨¢tica en el sistema social que hemos creado. No todos somos vulnerables a la pandemia de la misma forma: encontramos much¨ªsimas diferencias en aspectos como la sanidad, las p¨¦rdidas econ¨®micas y los recursos que facilitan la resistencia y la resiliencia. Las comunidades ind¨ªgenas han sido una de las poblaciones m¨¢s vulnerables, con un impacto enormemente negativo y desproporcionado debido a una historia y herencia continua de injusticias y opresi¨®n. Estas diferencias acentuadas por la pandemia han hecho que personas m¨¢s privilegiadas se hayan dado cuenta de las consecuencias del racismo y de la injusticia, lo que ha servido para reclamar justicia. Sin embargo, para otros, la pandemia ha acentuado a¨²n mas esa actitud de mirar para otro lado e ignorar el sufrimiento ajeno. Por mi parte, espero que esta pandemia nos ense?e el valor de la compasi¨®n.
Podr¨ªamos decir que la covid-19 ha conseguido que nos sintamos vulnerables, que, al fin, reconozcamos la interdependencia, que dependemos los unos de los otros. Tambi¨¦n de la tierra y de los recursos naturales. En un sistema capitalista y enfermo que nos coloniza y nos vende la figura de ¡°hombre aut¨®nomo e independiente que no necesita ni depende de nada ni de nadie¡±, quiz¨¢s en estas grietas, pueden crecer otras formas de relacionarnos. ?Qu¨¦ ser¨ªa necesario para que cambiemos nuestra forma de mirar y ser en el territorio que habitamos?
Creo que cada d¨ªa somos m¨¢s conscientes de que el sistema socioecon¨®mico en el que estamos inmersos, sirve principalmente a los pocos que los han creado, que se benefician de la destrucci¨®n de la tierra y recursos como el agua, as¨ª como de todas las culturas que dependen de estos recursos. La realidad es que estos sistemas no est¨¢n al servicio del bienestar de la mayor¨ªa de las personas, y por supuesto, tampoco de la naturaleza. Espero que la pandemia nos ense?e que podemos vivir de otra manera: con un menor nivel de consumo, con una menor huella de carbono y, lo m¨¢s importante de todo, con el reconocimiento de las conexiones que existen entre todos nosotros. Ah¨ª est¨¢ la verdadera riqueza: la forma en la que nos relacionamos con los dem¨¢s y con la tierra. Puede que hayamos aprendido que se pueden cambiar nuestros h¨¢bitos, si la cuesti¨®n es la supervivencia¡Con la pandemia nos hemos demostrado a nosotros mismos que podemos realizar cambios totalmente dr¨¢sticos en nuestra forma de vivir por el bien del com¨²n, porque sabemos que es necesario para la supervivencia. Creo que podr¨ªamos dedicar los mismos esfuerzos hacia un cambio colectivo y necesario para evitar la cat¨¢strofe clim¨¢tica. Tenemos que hacerlo, es urgente.
Una trenza de hierba sagrada tambi¨¦n es reconocimiento, amor, reivindicaci¨®n, cuidado, compromiso, generosidad¡ Un alegato para empezar a escuchar los lenguajes de otros seres y formar parte de una red de reciprocidad. Manifiesto, recogida de relatos antiguos, tus propias experiencias¡ Tambi¨¦n es un libro de amor a tus ra¨ªces y a la tierra de la que formas parte. En ¨¦l te haces y nos haces a los lectores much¨ªsimas preguntas. ?Qu¨¦ preguntas se hace ahora Robin Wall Kimmerer en estos tiempos de emergencia clim¨¢tica?
Lo que m¨¢s me pregunto a m¨ª misma es a qu¨¦ puedo dedicar mi energ¨ªa, mi atenci¨®n y mi tiempo en una ¨¦poca en la que hay tantas cosas que sanar. Soy muy consciente de que vivimos una ¨¦poca de transformaci¨®n que nos exige a todos poner a disposici¨®n nuestras cualidades y responsabilidades. No dejo de pensar en la necesidad de un cambio sist¨¦mico radical y a la vez de un impulso tambi¨¦n para el cambio local: porque ambos cambios son fundamentales. Creo que esto se materializa cuando nos preguntamos ¡°?qu¨¦ aprecio tanto que no quiero que desaparezca por la emergencia clim¨¢tica?¡±, y dedicarnos a protegerlo.
Me parece preciosa la acci¨®n de entablar conversaci¨®n y pedir permiso a las plantas, a los animales, al medio que nos rodea. Creo que es una forma de darnos cuenta de todo lo que recibimos y del mundo que habitamos. Como escribes en este libro, ¡°la mayor parte de lo que utilizamos diariamente es el resultado de otra vida, distinta a la nuestra. Nuestra sociedad casi nunca reconoce una realidad tan obvia¡± ?De qu¨¦ formas podemos despertar este v¨ªnculo y conseguir un cambio en este mundo de inmediatez? ?C¨®mo corresponder todo lo que nos da la propia tierra?
Es importante detenerse, prestar atenci¨®n, darnos cuenta de que todo lo que nos sostiene tambi¨¦n necesita que lo sostengamos nosotros a cambio. La reciprocidad nos llama de tantas maneras¡ tan numerosas y diversas como los dones que nos llevamos. Podemos devolver esos dones, corresponder todo lo que nos da la tierra, contribuyendo a una buena ciencia, creando arte, escribiendo libros, cambiando la historia, la pol¨ªtica, eligiendo c¨®mo consumimos o no, ense?ando, compartiendo, votando, defendiendo la tierra, apoyando las econom¨ªas locales, trabajando por la justicia social, educando a nuestros hijos, cultivando un huerto y peleando en nombre de la Tierra.
En la ¨²ltima parte del libro nos descubres la figura del Wendigo, un monstruo legendario de pueblo ainishinaabe, que cobra protagonismo en las noches m¨¢s fr¨ªas. Pero no es solo un monstruo para asustar a los ni?os, sino la representaci¨®n de nuestros terrores colectivos y fracasos. Como escribes: ¡°Es el nombre de eso que se preocupa m¨¢s de su propia supervivencia que de cualquier otra cosa¡± ?Qu¨¦ wendigos nos asolan hoy en d¨ªa? ?C¨®mo crees que podemos alcanzar un sistema d¨®nde el hombre no sea el centro del relato y de la propia vida?
Hoy la mayor¨ªa de wendigos que est¨¢n entre nosotros se esconden detr¨¢s de figuras del progreso y del estatus, propagando la enfermedad del consumismo, haci¨¦ndonos valorar las cosas por encima de las mismas vidas, y creando la falsa ilusi¨®n de que el bienestar de cada individuo est¨¢ por encima de los v¨ªnculos con los dem¨¢s, sean o no seres humanos. Pero esta ficci¨®n, centrada solo en el antropocentrismo, comienza a erosionarse porque cada vez somos m¨¢s los que elegimos una historia diferente, un relato de simbiosis, en el que somos miembros de una democracia de especies. La aparici¨®n del movimiento ¡°Rights of Nature¡± es un ejemplo de c¨®mo podemos cambiar el sistema, pasando de un modelo donde la naturaleza se reduce a propiedad humana y a su explotaci¨®n para obtener beneficios, a otro donde se contemplan todos los seres y la regeneraci¨®n mutua para el bienestar de todos.
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