Sapiosexuales: cuando lo ¨²nico que te excita sexualmente es la inteligencia
Se estima que un 8% de los adultos son sapiosexuales, es decir, el factor que m¨¢s les excita sexualmente son las neuronas.
Que la gente prefiera y elija personas inteligentes como pareja no deber¨ªa ser noticia ni materia para escribir art¨ªculos. Que lo sea, adem¨¢s de provocar una cierta inquietud, puede ser indicativo de que la inteligencia es un bien cada vez m¨¢s escaso, que abunda menos que la belleza, el carisma o la personalidad y que, precisamente por eso, es m¨¢s preciado.
Sin embargo, a la pregunta, ?con qui¨¦n preferir¨ªa acostarse una noche, con alguien con un alto coeficiente intelectual o con alguien con un cuerpo y un f¨ªsico envidiable?, no estamos muy seguros de que la mayor¨ªa eligiera las neuronas. Es probable que muchos se quedaran con las hormonas o feromonas. En el mejor de los casos, ya habr¨¢ tiempo al d¨ªa siguiente para leer a Byung-Chul Han.
Los sapiosexuales, sin embargo, no solo admiran la inteligencia sino que est¨¢ cualidad es la que m¨¢s les excita sexualmente en un potencial compa?ero/a, por encima de las ya tradicionales y cl¨¢sicas cuestiones est¨¦ticas, monetarias, de estatus social o poder. Algo que ha ocurrido siempre pero que nunca hab¨ªa sido bautizado con un nombre tan rimbombante. Como mucho, antes a uno le pon¨ªan la etiqueta de que era raro o le gustaban los friquis y en un segundo se zanjaba la cuesti¨®n. Hoy, sin embargo, se esgrimen todo tipo de teor¨ªas para explicar este ¡®raro¡¯ fen¨®meno. Hay test para detectar si eres sapiosexual, como este de Buzzfeed, y existe hasta un portal de citas, Sapio, para que los inteligentes, o los que erotizan esta cualidad, encuentren a su media naranja.
Por qu¨¦ unas personas se sienten atra¨ªdas hacia un determinado tipo de cualidades y no hacia otras, ya trat¨® de explicarlo en su d¨ªa el psic¨®logo y sex¨®logo neozeland¨¦s John Money (1921-2006), ?con su teor¨ªa sobre el ¡®mapa del amor¡¯. Este condiciona nuestra atracci¨®n sexual, pero no se trata de un mapa al uso sino de uno que se dibuja en nuestra mente y que constituye una representaci¨®n compleja de nuestro amante idealizado, de aquello que nos erotiza y de las pr¨¢cticas que consideramos m¨¢s estimulantes. Algo as¨ª como la personalidad er¨®tica. Este mapa se proyecta en el imaginario mental y se expresa a trav¨¦s de sue?os, fantas¨ªas y actos y cada mapa es ¨²nico, aunque comparta rasgos comunes con otros individuos.
Seg¨²n Money, los mapas del amor comienzan a formarse desde que nacemos, con toda la informaci¨®n, experiencias y est¨ªmulos que recibimos. Las vivencias infantiles dejan una huella en nuesto lovemap y las negativas tienen la capacidad de imprimir una mancha que puede entorpecer en el futuro la formaci¨®n de v¨ªnculos afectivos y er¨®ticos armoniosos.
La historia nos ha dejado famosos sapiosexuales como Marilyn Monroe? (tal vez el papel donde la encasill¨® Hollywood, el de rubia tonta, la hizo huir de la tiran¨ªa de la belleza y refugiarse en la materia gris), que en una ocasi¨®n reconoci¨® que Albert Einstein era el hombre m¨¢s seductor que le hab¨ªan presentado nunca y no dud¨® en proponerle, ¡°deber¨ªamos tener un hijo juntos para que tuviera mi f¨ªsico y su inteligencia¡±. John Waters aconsejaba: ¡°si vas a casa de alguien y no tiene un solo libro, no te acuestes con ¨¦l¡±; y el personaje de Eusebio Poncela, Dante, en la pel¨ªcula Mart¨ªn Hache (1997), abogaba por ¡°follarse a las mentes¡±.
La inteligencia, la segunda cualidad m¨¢s er¨®tica
En realidad, todos somos un poco sapiosexuales; o eso es lo que revel¨® un estudio llevado a cabo por Gilles E. Gignac, profesor titular de la Universidad de Western Australia junto a otros colegas. Se entrevistaron a 383 adultos para conocer los rasgos que m¨¢s valoraban en sus parejas y los resultados fueron que la inteligencia era la segunda caracter¨ªstica m¨¢s demandada, despu¨¦s de la amabilidad y la comprensi¨®n, siempre y cuando ¨¦sta no fuera demasiado elevada. As¨ª, descubrieron que?la relaci¨®n entre el cociente intelectual y el atractivo es curvil¨ªnea.?Es decir, alcanza su punto m¨¢ximo al llegar a un CI de 120, pero decae si ¨¦ste es ya de 135.
Algunos apuntan tambi¨¦n a que los sapiosexuales pueden relacionar de manera inconsciente la intelectualidad del otro con una relaci¨®n m¨¢s segura y estable.?De alg¨²n modo asocian la inteligencia con una buena toma de decisiones y con una especie de ¡®seguro¡¯ para la relaci¨®n.
Como explicaba Lora Adair, profesora de psicolog¨ªa evolutiva en la Universidad de Lyon, en la revista Vice, ¡°los hombres y las mujeres siempre han deseado la inteligencia en sus compa?eros, tanto si llegan a identificarse como sapiosexuales como si no. Esto sucede en todas las especies, aunque en los animales no humanos la inteligencia o capacidad cognitiva se mide morfol¨®gicamente¡±.
Lyon pone el ejemplo del macho del ave de emparrado, que construye elaboradas nidos adorn¨¢ndolos con objetos brillantes que encuentra en su entorno para atraer a las hembras m¨¢s selectivas. ¡°La capacidad de encontrar esos objetos excepcionales y de protegerlos del robo o el sabotaje de otros machos puede servir como indicador de una capacidad cognitiva y de una idoneidad gen¨¦tica¡±. Si la inteligencia ayud¨® a nuestros antepasados a solucionar problemas y a evolucionar, no es extra?o que se siga considerando una cualidad que puede reportarnos una vida m¨¢s desahogada, una mejor situaci¨®n econ¨®mica o incluso una pareja m¨¢s saludable. Pero, adem¨¢s, hay otro estudio que llev¨® a cabo el psic¨®logo evolucionista Geoffrey Miller, de la Universidad de Nuevo M¨¦xico, que relaciona un alto coeficiente intelectual con una buena calidad de semen, y que hizo entre 400 veteranos de la Guerra de Vietnam, a los que someti¨® a estos dos test.
¡°Tradicionalmente se ha tenido la idea de que la atracci¨®n sexual tiene mucho que ver con el f¨ªsico, con lo corporal, m¨¢s que con lo mental. Pero la atracci¨®n es algo m¨¢s heterog¨¦neo que integra muchas cosas: sentido del humor, capacidad de comprensi¨®n o la manera de expresar el sentimiento, y todas estas cualidades tienen mucho que ver con la inteligencia¡±, se?ala la psic¨®loga y sex¨®loga Gloria Arancibia Clavel.
As¨ª pues, los sapiosexuales no suelen ser personas de amor a primera vista ni de flechazos, ya que descubrir si alguien es inteligente o no lleva su tiempo y, generalmente, sus relaciones empiezan como una amistad para ir desembocando en atracci¨®n sexual, a medida que el cerebro se va desnudando. Para este grupo la seducci¨®n entra m¨¢s por la palabra y por el o¨ªdo, a trav¨¦s de conversaciones o puntos de vista interesantes, que por la vista; por eso se suele decir que las mujeres son m¨¢s sapiosexuales que los hombres. ¡°En realidad esta es una afirmaci¨®n que entronca con los problemas de g¨¦nero y los clich¨¦s que a¨²n siguen definiendo a hombres y mujeres¡±, se?ala Arancibia, ¡°las dificultades de algunos hombres a la hora de reconocer a una mujer m¨¢s inteligente que ellos o la idea, de algunas f¨¦minas, de que para ligar conviene hacerse un poco las tontas o, al menos, no parecer demasiado listas¡±.
Pero, ?qu¨¦ es la inteligencia?
Claro que a d¨ªa de hoy muchos tienden a confundir la inteligencia con la acumulaci¨®n de datos (como la capacidad de un disco duro), la capacidad para venderse (entonces los t¨ªmidos pasan por tontos) y hasta la arrogancia. Durante muchos a?os esta cualidad estuvo relacionada con la capacidad num¨¦rica, m¨¢s que con otras, lo que a m¨ª me hizo rozar el l¨ªmite entre una persona normal y un borderline al sacar una baja calificaci¨®n en un test que me hicieron en el colegio para determinar mi coeficiente intelectual. Afortunadamente no le hice mucho caso, contrariamente a otros que si se lo hicieron cuando los resultados los etiquetaban de superdotados, para su desgracia. La cuesti¨®n es que esos tests ya no se hacen, porque se sabe que hay muchos tipos de inteligencia: la emocional, la social y hasta la er¨®tica; aunque todas comparten rasgos comunes: el sentido del humor, la empat¨ªa y, sobre todo, la capacidad de solucionar problemas en situaciones nuevas.
La atracci¨®n por la inteligencia puede conllevar tambi¨¦n ciertos peligros, ¡°en la consulta pasa mucho¡±, apunta Gloria Arancibia, ¡°se pasa de la admiraci¨®n a la idealizaci¨®n de la persona y de ah¨ª a la dependencia. Y esto refuerza a¨²n m¨¢s la falta de autoestima en personas muy poco seguras de s¨ª mismas y puede derivar en la dominaci¨®n del que se supone m¨¢s inteligente y la sumisi¨®n del otro/a¡±.
La erotizaci¨®n de la neurona desemboca tambi¨¦n en todo un imaginario de prototipos para los sapiosexuales, entre los que destacan el profesor/a, los escritores/as, los cient¨ªficos/as y sobre todo las bibliotecarias, seg¨²n apunta Bix Warden en su libro The Sexy Librarian¡¯s Big Book of Er¨®tica. Lo bueno de sentirse er¨®ticamente seducido por la inteligencia es que a este tipo de atracci¨®n no le afecta el paso del tiempo, ni le salen arrugas ni flacidez. M¨¢s bien lo contrario, gana con los a?os. Ya dijo Plat¨®n que? ¡°el amor es como una escuela de graduaci¨®n que empieza con la belleza del cuerpo, para despu¨¦s acercarse hacia las ideas y a la gente que muestra una inteligencia privilegiada¡±.
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