Sinfon¨ªas culinarias
Me hacen mucha gracia los Reels de Instagram en los que, con el m¨®vil situado en posici¨®n cenital, las manos de alg¨²n creator nos muestran, a trav¨¦s de rapid¨ªsimos clips, los pasos para ejecutar una receta. ?Que qui¨¦nes son los creators? As¨ª llama ahora Instagram a los usuarios que han decidido hacer caso a las indicaciones del autoritario l¨ªder de la red social (el todopoderoso algoritmo), pasando a crear pr¨¢cticamente totalidad de sus publicaciones en formato Reels: v¨ªdeos cortos caracterizados por su vocaci¨®n de r¨¢pido consumo. Si no tienes tiempo, tienes Reels. Si no quieres leer, tienes Reels. Si no quieres pensar, tienes Reels. ?Ojo! Sin menospreciar el esfuerzo que muchos creators y empresas est¨¢n haciendo por generar un contenido de calidad en este formato, y mantenerse al d¨ªa con los requerimientos que impone la red social si quieres intentar obtener cualquier beneficio (visibilidad, conversi¨®n econ¨®mica) a trav¨¦s de la misma.
Las recetas de las que hablo me resultan atractivas a la vez que me repelen, por parecerse un poco al ASMR (ese m¨¦todo de relajaci¨®n basado en escuchar a gente pein¨¢ndose, y cosas as¨ª). ?El causante? El sonido. Una sucesi¨®n de sonidos de cocina muy reconocibles, derivados de cada uno de los pasos que conforman el v¨ªdeo y que conforman una especie de melod¨ªa culinaria. El chasquido de la cocina de gas y el primer fogonazo, el ?pum! de la cazuela pos¨¢ndose en el fuego, el borboteo del agua hirviendo¡ O incluso cuando el propio cocinero sorbe la cuchara en directo y mira a c¨¢mara en se?al de disfrute. El crac de unos huevos al romperse, un cuchillo despiezando a golpe de mazo un trozo de carne o una hoja afilada cortando cebolla en tacos peque?os muy r¨¢pido¡ Una suerte de concierto cuyo resultado final es un plato con un grado de expertise y nivel de presentaci¨®n que no parece responder al tiempo que el Reels nos quiere hacer entender que se ha invertido en su preparaci¨®n.
Gracias a este formato me he parado a pensar por primera vez en el universo sonoro que tiene lugar en una cocina. ?Cu¨¢nto sonido onomatop¨¦yico! De hecho, la onomatopeya ha tenido un papel importante en la cocina, tanto que ha bautizado diferentes platos de todo el mundo. Ante la falta de recursos ling¨¹¨ªsticos (o de ideas) para describir nuevas recetas, nuestros predecesores tiraron de la informaci¨®n que sus sentidos les proporcionaban. El plato japon¨¦s shabu-shabu, un tradicional guiso que se prepara en la mesa ante el comensal y al que se le a?aden carne cortada fina y verduras, le debe su nombre al ruido que hace al empezar a cocer. Igual ocurre con el cusc¨²s africano, cuyo nombre alude al ruido que produce la cazuela al cocer las bolitas de s¨¦mola. O el bacalao al pilpil, en referencia al burbujeo que el aceite hace cuando empieza a hervir en la sart¨¦n. Nuestros antepasados prestaron buena atenci¨®n a la informaci¨®n sonora derivada de las actividades que en la cocina ocurr¨ªan. Dudo que a d¨ªa de hoy nadie pudiese nombrar un nuevo plato en honor a los sonidos de su elaboraci¨®n. Tenemos los sentidos cada vez m¨¢s cerrados, y vivimos de espaldas a la riqueza que podr¨ªan aportarnos una escucha m¨¢s activa y una atenci¨®n m¨¢s plena. Eso que el mindfulness nos intenta ofrecer no es m¨¢s que un modo de estar en el mundo m¨¢s natural y af¨ªn al ser humano. Mientras sigamos intentando ahorrar tiempo y vivir en la esfera de la inmediatez, esto no ser¨¢ posible. Igual que no es posible elaborar ni un shabu-shabu, ni un bacalao al pilpil, ni un cusc¨²s decente (he dicho decente) en cuesti¨®n de un minuto. Por mucho que Reels intente convencernos de lo contrario.
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