?Somos las espa?olas las menos infieles de Europa?
Una encuesta se?ala que somos de las menos infieles del continente, aunque hay matices, como que somos las que m¨¢s fantaseamos con otros y tonteamos por las redes.
La infidelidad ha existido desde siempre, y forma parte de las historias del d¨ªa a d¨ªa. Pese a ello, siempre resulta ser noticia. Lo es en los tabloides, cuando una pareja famosa ?ve sacudida su relaci¨®n por una infidelidad, o lo es en nuestro c¨ªrculo cercano, cuando una amiga se encuentra al marido de otra en Tinder. Pero sobre todo, lo es cuando la que es infiel es una mujer. Porque si la infidelidad siempre ha estado ¡°normalizada¡± e incluso justificada en el caso de los hombres, sigue siendo un tab¨² para las mujeres. Y parece que m¨¢s en Espa?a.
As¨ª lo desvela un nuevo estudio publicado por la app de casados infieles Gleeden https://es.gleeden.com/ y realizado por el Instituto Franc¨¦s de Opini¨®n P¨²blica (IFOP) con una muestra de m¨¢s de 5.000 cuestionarios online a mujeres de cinco pa¨ªses europeos. El mismo desvela datos como que el 30% de las espa?olas declaraba haber sido infiel en alg¨²n momento de su vida, un dato inferior al 37% de las francesas o al 43% de las alemanas. Y un dato, que podr¨ªa verse de forma positiva, si no fuera porque, en un estudio anterior, realizado tambi¨¦n por Gleeden, se declaraban infieles cerca del 50% de los hombres espa?oles, por encima del 45% de los franceses o del 46% de los alemanes. ?Realmente siguen siendo m¨¢s infieles ellos que ellas? ?O depende del concepto que se tenga de infidelidad?
Diferentes ideas de infidelidad
De hecho, pese a que las espa?olas ¡°se declaraban¡± menos infieles, lo cierto es que otra de las conclusiones de este estudio es que no todas las mujeres tienen el mismo concepto de infidelidad. As¨ª, el mismo distingu¨ªa entre la infidelidad ¡°ps¨ªquica¡±, es decir,? fantasear con otra persona, la ¡°infidelidad virtual¡±, tontear o tener sexo virtual por las redes sociales, y la ¡°infidelidad f¨ªsica¡±, que ser¨ªa el llegar a tener un acto f¨ªsico con alguien, como besarse, sexo oral o un coito. Lo sorprendente es que las espa?olas se preocupan menos por los dos primeros casos, pensando que estos no eran motivo para una ruptura, respecto al resto de europeas. De hecho, somos las que m¨¢s fantaseamos con otras personas (un 61%) y las que m¨¢s declaran haber tenido una aventura virtual (un 39%).
A este respecto, la sex¨®loga Zoraida Granados http://psicologiaconpasion.es/author/psicozori/ explica que en realidad no existe un concepto de infidelidad para todo el mundo, sino que depende de la percepci¨®n de cada uno, por lo que no todo el mundo se considera infiel por los mismos motivos. ¡°Podemos tener un concepto creado o influenciado por nuestros padres, la educaci¨®n, nuestro c¨ªrculo de amigos, as¨ª como, experiencias pasadas con sus parejas; o no habiendo tenido una pareja previa. Y en consecuencia creamos un concepto con toda esa informaci¨®n, que se va modificando a medida que nos relacionamos con diferentes personas, en un contexto y normas sociales¡±.
Otra conclusi¨®n que cabr¨ªa sacar de este estudio es que las espa?olas son las que m¨¢s fantasean con otras personas, o incluso tontean por internet, pero luego son m¨¢s reacias a pasar a la acci¨®n. ?Se podr¨ªa decir que estamis m¨¢s reprimidas o ?realmente es que nos sentimos m¨¢s satisfechas solo con la fantas¨ªa?
La tambi¨¦n sex¨®loga y escritora Val¨¦rie Tasso, que ya escribi¨® sobre las fantas¨ªas sexuales de las mujeres espa?olas en su libro Confesiones sin verg¨¹enza? argumenta que ¡°es probable que las mujeres tengamos m¨¢s fantas¨ªas que los hombres, porque nos han negado nuestra condici¨®n sexuada durante siglos y se ha temido siempre al deseo femenino, lo que nos ha dotado de una mayor capacidad simb¨®lica, aunque sea dif¨ªcil generalizar y es cierto que hoy en d¨ªa vayamos m¨¢s a la par¡±. Es por ello que es dif¨ªcil decir si este mayor imaginario er¨®tico es s¨ªntoma del deseo de ser infiel, aunque s¨ª que apunta que tiene que ver con esa represi¨®n sexual.
En este sentido, Tasso insiste en que ¡°las fantas¨ªas son una v¨¢lvula de escape del juicio de los dem¨¢s¡±, de forma que ¡°muchas fantas¨ªas no se llevan a cabo porque no hay necesidad, ?simplemente retroalimentan el deseo y se quedan en nuestro imaginario para excitarnos¡±, porque perder¨ªan la magia al pasarlas al mundo real. As¨ª, por ejemplo, puede excitarnos mucho la idea de liarnos con el hermano de nuestro marido, porque est¨¢ prohibido, pero en la vida real seguramente nos llevar¨ªamos un chasco y preferimos quedarnos con nuestra pel¨ªcula mental.
?Somos menos infieles o lo confesamos menos?
Pese a ello, la escritora insiste en que el problema de fondo es que todav¨ªa hay muchos prejuicios en torno a la sexualidad femenina, ?lo que s¨ª puede actuar como freno, tanto para llevar a cabo una infidelidad, como para confesarla. De hecho, seg¨²n el estudio de Gleeden el principal lugar para conocer a un amante era precisamente en el trabajo, lo que supone un motivo m¨¢s para mantenerlo en secreto.
¡°Todav¨ªa tenemos mucho miedo a decir lo que pensamos, por mucho que las cosas hayan cambiado¡±, ya que el fin y al cabo la mujer infiel o que simplemente vive libremente su sexualidad siempre, es m¨¢s descalificada que el hombre. M¨¢s a¨²n en el ¨¢mbito laboral, como han demostrado casos recientes.
En esta l¨ªnea, la sex coach Raquel Gargallo expone que en su consulta ¡°trabajo con datos equitativos en lo que respecta a la infidelidad por parte de hombres y mujeres¡±, sin embargo lo que difiere es la forma de confesar esa infidelidad. ¡°Los hombres lo admiten si es el tema que hay que tratar en el proceso que realizamos, porque es la consulta que vienen a tratar de forma m¨¢s directa, mientras que a las mujeres les cuesta m¨¢s asumir como tal una infidelidad o hablarlo directamente¡±.
Por otra parte, el hecho de llevar a cabo una infidelidad no significa necesariamente estar m¨¢s liberado y ser m¨¢s abierto de mente. ¡°Para las personas que asocien la infidelidad a una liberaci¨®n sexual, se podr¨ªan plantear que es lo que es realmente lo liberador. La libertad es sentirse libre y natural, y la infidelidad de por s¨ª no tiene nada de esto¡±. Al fin y al cabo se trata de vivir encorsetado en una mentira.
Nos sobran los motivos
Teniendo todo esto en cuenta, la ¨²ltima pregunta ser¨ªa saber por qu¨¦ son infieles las mujeres, y en este sentido el estudio de Gleeden tambi¨¦n rompe todos los estereotipos: el 52% de las mujeres declar¨® que su principal motivo para ser infiel fue la atracci¨®n f¨ªsica. Sexo puro y duro. No obstante, solo el 29% declaraba ser infiel a causa de la insatisfacci¨®n sexual con sus parejas.
Unas cifras que se desvinculan de las creencias establecidas, como recuerda Zoraida Granados. ¡°Uno de los mitos m¨¢s relacionados es que en el caso de los hombres, la infidelidad se debe a que su pareja no suple sus necesidades sexuales, una visi¨®n por cierto, muy cruel adem¨¢s de machista, creando e identificando como responsable de la ruptura del v¨ªnculo afectivo-sexual a la mujer. Mientras que en la mujer, se tiende a creer que busca los afectos no correspondidos por su pareja¡±.
Unas ideas que parecen lejanas a la realidad actual, en la que adem¨¢s, existe poco arrepentimiento despu¨¦s de una infidelidad.? Tanto es as¨ª, que el 61% de las mujeres espa?olas que hab¨ªan sido infieles no se arrepent¨ªan de dicha infidelidad. Una cifra superior al 52% de las inglesas.
Por ¨²ltimo, otro dato a destacar es que no es la rutina y el paso de los a?os lo que lleva a las mujeres a buscar un amante, ya que la mayor¨ªa echaba una canita al aire entre el primer y el tercer a?o de relaci¨®n, disminuyendo el n¨²mero de infidelidades con el pasar de los a?os, al estabilizarse la pareja. Y es que muchas veces los datos nos recuerdan que los mitos poco o nada tienen que ver con lo que pasa en la intimidad de las personas.
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