?Viva Jap¨®n!, por Luz Casal

Estoy enamorada. Lo estoy desde noviembre, cuando ?por fin! viaj¨¦ a Jap¨®n, a Tokio, por primera vez y tuve un deslumbramiento en toda regla. Si un pa¨ªs lo conforman 6.852 islas, si desde el siglo XII al XIX estuvo aislado del mundo occidental y tiene la particularidad de que cada d¨ªa la tierra tiemble, es comprensible que el car¨¢cter de sus gentes sea manifiestamente diferente al nuestro. Que resulten enigm¨¢ticos, y hasta extravagantes, en la distancia.

Conoc¨ªa algo de su historia ¨Cla era Meiji¨C, de sus c¨®digos de honor, los t¨ªtulos m¨¢s famosos del cineasta Kurosawa, algunas opiniones en la voz del escritor Mishima, hab¨ªa le¨ªdo al m¨¢s occidental de sus escritores (Murakami), visto El imperio de los sentidos, escuchado las versiones pulcras de la Orquesta de la Luz¡­ Y tambi¨¦n a la Yellow Magic Orchestra, con el gran Ryuichi Sakamoto, hacedor de las bandas sonoras de Merry Christmas Mr. Lawrence ¨Cdonde interpretaba un papel brillante al lado de David Bowie¨C, El ¨²ltimo emperador, de Bertolucci, y Tacones lejanos, de Almod¨®var, adem¨¢s de componer la ceremonia de los JJ OO de Barcelona.

La primera oportunidad que tuve de trabajar con gente del Pa¨ªs del Sol Naciente fue en 1992, durante la Exposici¨®n Universal de Sevilla, con una delegaci¨®n compuesta por trabajadores de televisi¨®n de la cadena NHK y un grupo de rock ¨Cestilo Kiss¨C llamado Seikimatsu, como invitados a un concierto de mi banda, que ser¨ªa grabado en alta definici¨®n para dicha cadena.

La eficiencia, entrega y respeto que demostraron nos marcaron. Jap¨®n ha dado grandes nombres en ciencia, moda, arquitectura, dise?o, f¨ªsica, medicina¡­ Referentes como el exigente Yasuhisa Toyota, hoy de actualidad por ser responsable de la ac¨²stica de la reci¨¦n inaugurada Elbphilharmonie de Hamburgo, adem¨¢s de serlo de la Philharmonie de Par¨ªs.

Disfrut¨¦ de su cocina natural, ligera, sin conservantes; del sake caliente, templado y fr¨ªo; de postres de alubias dulces; de t¨¦, con ceremonia y sin ella. En cada cita de trabajo me sorprend¨ªa la educaci¨®n exquisita, la puntualidad, el conocimiento que ten¨ªan de mi trabajo. No asist¨ª a ning¨²n comportamiento fr¨ªo o mec¨¢nico. Disfrut¨¦ de mis viajes en metro, en taxi, de la placidez de sus habitantes, de su amabilidad. Un palpable equilibrio entre tradici¨®n y modernidad. Esa fortaleza de car¨¢cter que les sirve para enfrentarse a todo tipo de pruebas duras de la naturaleza quiz¨¢, no estoy segura, tenga que ver con la adoraci¨®n de los kamis o esp¨ªritus de la naturaleza. Creo que su coraz¨®n es h¨²medo.

En los d¨ªas siguientes a mi vuelta le¨ª cuantos libros encontr¨¦ de autores japoneses, como si no hubiera un ma?ana. Tokutomi Roka (el Tolst¨®i de Jap¨®n), con la bella y tr¨¢gica historia de amor de Namiko, publicada por entregas entre 1898 y 1899, consigui¨® arrancar mis l¨¢grimas. Escuch¨¦ durante d¨ªas los tambores japoneses (taikos) y los sonidos sutiles y relajantes del koto (arpa japonesa), hasta llegar a la banda de heavy Baby Metal.
Nunca estuvo tan cerca de m¨ª el Lejano Oriente.