Por qu¨¦ el disco de Amaia Romero es exactamente lo que deb¨ªamos esperar
Amaia se meti¨® en el bolsillo a millones de espectadores muy diversos en su paso por OT 2017. Hac¨ªa 16 a?os de la ¨²ltima edici¨®n del talent en TVE y ella represent¨®, en el momento y el lugar indicado, lo que quer¨ªamos ser como sociedad. O al menos lo que se esperaba de los j¨®venes: talento, valores, naturalidad, las cosas claras. Multitud de artistas ajenos a la esfera del programa (Rozal¨¦n, Zahara, Rosal¨ªa) se rend¨ªan a sus pies en cada gala. Padres y abuelos preguntaban qu¨¦ pasaba con la ¡®chiquita de Pamplona¡¯. Pero ahora, cuando estrena su esperado primer disco, Pero no pasa nada, las mismas razones por las que Espa?a se enamor¨® de ella son ahora las que desatan las cr¨ªticas.
La ganadora de la edici¨®n se vio en cuesti¨®n de meses en una posici¨®n en la que nunca quiso estar: no quer¨ªa ser referente de nadie, no quer¨ªa ir a Eurovisi¨®n, no quer¨ªa ser una cantante de un solo ¨¦xito ni lanzar un disco en el plazo que dictaba una industria sobrecargada. Su primer movimiento fue aparecer con Carolina Durante en Perdona (Ahora s¨ª que s¨ª), una colaboraci¨®n que se recibi¨® como la confirmaci¨®n de una trayectoria nada convencional. Ella no iba a ser como esas chicas que lanzan temas prefabricados como churros. Ella ¡®no era como las dem¨¢s¡¯.
El ejemplo perfecto de la personalidad magn¨¦tica de Amaia fue que esperamos diez meses sin rechistar hasta escuchar la primera p¨ªldora de m¨²sica propia, Un nuevo lugar, que result¨® ser una canci¨®n de poco m¨¢s de un minuto. Fue casi como si la escucharas re¨ªrse con la mano en la boca. El rel¨¢mpago, Quedar¨¢ en nuestra mente y Nadie podr¨ªa hacerlo llegaban medio a?o despu¨¦s. La semana pasada comparti¨® su versi¨®n de Tan peque?ica y sincera, una jota aragonesa que ya hab¨ªa interpretado Marisol en la pel¨ªcula de 1961 Ha llegado un ¨¢ngel. Y hace unas horas representaba en el clip de Quiero que vengas la escena bibl¨ªca en la que Judith le corta la cabeza a Holofernes. Est¨¢ claro que seguir el ritmo de otros nunca fue su prioridad.
Pero no pasa nada es un ¨¢lbum tranquilo, dulce, a ratos lineal y mon¨®tono. No es un disco ¨¦pico, no tiene himnos de estadio ni guitarras estruendosas. Pero ni quer¨ªa ni necesitaba serlo porque los millennials y los zetas buscan otros est¨ªmulos. Ya no hace falta que un artista se marque un Lemonade, coquetee con diez g¨¦neros distintos o presente un ¨¢lbum conceptual lleno de simbolismo. La realidad es que, aunque Amaia atrajera al mayor espectro demogr¨¢fico y musical que se recuerda en un reality, sigue siendo una chica de 20 a?os cantando sobre sus experiencias de chica de 20 a?os.
El debut est¨¢ plagado de detalles de la Amaia que conocimos en la Academia. Su caracter¨ªstico lenguaje coloquial y sin florituras est¨¢ presente a lo largo de todo el LP: ?Veo tus fotos, pero no le doy al coraz¨®n?, ?la verdad es que no entiendo por qu¨¦ me quieres?, ¡°la luna se refleja en mis u?as mordidas¡±. Las letras nos llevan directamente a sus ¡°ay, no s¨¦¡±, ¡°me encanta mirar a los aspersores¡± o ¡°me pido perd¨®n a m¨ª misma a veces¡±; las expresiones y reflexiones con las que nos conquist¨® y que ense?aron a toda una generaci¨®n que se pod¨ªa triunfar (y enamorar) sin seguir los protocolos sociales.
Las cr¨ªticas demoledoras y el odio visceral hacia Amaia en medios y redes han llegado despu¨¦s del concurso, como un revulsivo, y evidencian que el sector que la abraz¨® porque versionaba a Serrat y ¡®no era como las dem¨¢s¡¯ no ha sabido perdonarle un disco alejado de sus est¨¢ndares. Y menospreciar su proyecto porque no cumple unas reglas que nunca sigui¨® es un error.
Amaia ha tenido en todo momento el control creativo de su carrera, que se est¨¢ forjando exactamente con el comp¨¢s que ella ha marcado. Su ¨²nico pecado ha sido conectar con una generaci¨®n que se replantea constantemente lo establecido y de la que solo se esperan productos extraordinarios, sin m¨¢cula, como forma de castigo por intentar remover los cimientos, tambi¨¦n de la m¨²sica. En alg¨²n momento del camino se nos ha olvidado disfrutar del viaje, del proceso cambiante, de sentir, de conectar los puntos en la cabeza imprevisible de una artista que ya hab¨ªa demostrado todo lo que ten¨ªa que demostrar antes siquiera de sacar su primer disco, a la que vimos ser y crear 24 horas al d¨ªa durante tres meses. Ya se lo hemos exigido todo a Amaia, y ella nos ha respondido encogiendo los hombros. Lo mejor que podr¨ªamos hacer ahora es mover la cabeza al son de sus letras c¨¢ndidas, porque no hay nada de malo en la ausencia de ruido.
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