Por qu¨¦ el rosa gobierna el mundo
Se impone. Hoy es el color que m¨¢s marca, excita o repele. Pero no siempre signific¨® lo mismo: fue masculino (y proletario) hasta el siglo XX.
Que se sepa, no hay una asociaci¨®n llamada El Gris da Asco ni funciona la web Stop al Naranja. Pero s¨ª existe PinkStinks (El rosa apesta), una ONG brit¨¢nica dedicada a combatir la rosizaci¨®n del universo infantil femenino.
Todos los colores cargan con connotaciones, pero ninguno arrastra el estigma del rosa, el tono que m¨¢s repele o entusiasma y que ahora est¨¢ en todas partes. El abrigo del a?o es rotundamente rosa y es de Carven. Y en el Reino Unido, el superventas es el de Marks?&?Spencer: se agot¨® en menos de 24 horas, ha protagonizado hashtags, listas de espera y art¨ªculos de prensa. Es una versi¨®n m¨¢s barata (107?€) de los m¨²ltiples abrigos de este color que se han visto en la pasarela desde que Jil Sander mostrara uno en su colecci¨®n de oto?o-invierno 2012/2013. De hecho, al modelo dise?ado entonces por Raf Simons le siguieron infinidad de firmas dispuestas a sacarlo de su nicho cursi.
En realidad, este tono no siempre fue dulce, ni femenino. Sol¨ªa asociarse con lo masculino, y no necesariamente de la rama dandi, hasta bien entrado el siglo pasado. En El gran Gatsby, Jay aparece vestido con un traje en rosa pastel, lo que hace a su rival, Tom Buchanan, dudar de su origen social: c¨®mo va a haber ido a Oxford un tipo que lleva semejante traje. No por afeminado, sino por plebeyo. La dise?adora de vestuario del Gatsby de Baz Luhrmann, Catherine Martin, que le coloc¨® a Leonardo DiCaprio un traje rosa de Brooks Brothers (disponible en la tienda), explica que los criados de las casas pudientes llevaban trajes de lino rosa y en los a?os 20 algunos de sus se?ores empezaron a adoptarlos para el verano. De hecho, durante el siglo XIX no era infrecuente encontrar en Estados Unidos a esclavos vestidos de ese color y de manera muy extravagante, algo que fomentaban sus due?os, pues les daba cach¨¦.
En su libro Slaves to Fashion, Monica L. Miller traza una l¨ªnea directa entre aquellos primeros dandis negros y sus herederos, estrellas del hip hop como Kanye West, que tampoco le temen a este tono. La historiadora de la moda Valerie Steele, del Fashion Institute of Techonology, confirma que en el siglo XVII el color era casi un ?diminutivo del rojo? y era de lo m¨¢s macho.
Look de Carven
Carven
La costumbre de vestir a los ni?os de azul y a las ni?as de rosa tampoco es tan antigua como se cree. ?Eran colores intercambiables para los beb¨¦s?, explica la profesora Jo Paoletti, y en su libro?Pink and Blue (disponible en Amazon) aporta pruebas: hasta los a?os 60 se pod¨ªan encontrar en Estados Unidos tarjetas de felicitaci¨®n de este color para celebrar la llegada de un var¨®n.
Todo indica que su feminizaci¨®n se fue de las manos durante la d¨¦cada de los 80. ?Los padres, sobre todo las madres, que crecieron durante la era del unisex, quer¨ªan vestir a sus ni?as con ropa m¨¢s femenina. Los comerciantes vieron la distinci¨®n de g¨¦nero como una manera de vender m¨¢s?, relata a?S?Moda.
Lo corroboran Abi y Emma Moore, las dos hermanas gemelas que fundaron PinkStinks en 2009, despu¨¦s de traer al mundo a sus hijas y observar estupefactas c¨®mo sus casas se convert¨ªan en imperios monocromos del tono del algod¨®n de az¨²car: ?Esta invasi¨®n es una cosa relativamente reciente que se invent¨® con el ¨²nico prop¨®sito de sacar provecho. Crecimos en los 70 y las cosas eran diferentes. Claro que hab¨ªa juguetes pensados para chicas pero, cuando ves los anuncios de la ¨¦poca, la?pinkification?no exist¨ªa. Y productos como el Lego se anunciaban para todos. Hoy, se dirige solo a ni?os, excepto la versi¨®n femenina, en rosa y colores pastel, que sirve para construir peluquer¨ªas y cupcakes?.
Seg¨²n Moore, ?el rosa se ha convertido en el emblema de lo?girly. Se les dice a las ni?as que solo hay una manera de ser mujer, que ser mona es el atributo m¨¢s importante de su g¨¦nero?. Las Moore celebraron hace poco su 40 cumplea?os¡ vestidas de fucsia. Porque, aseguran, al rosa a¨²n se le puede sacar su lado subversivo.
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