Ser ¡®cool¡¯: ?se hace o se nace?
No solo es una cualidad indefinible e intraducible, que cambia en funci¨®n del lugar y el momento escogidos. Este concepto tambi¨¦n rige las modas y las tendencias de consumo de medio planeta.
Abran cualquier revista de tendencias ¨Co visiten un blog de moda al azar¨C y encontrar¨¢n la palabra cool elevada a su m¨¢ximo exponente, a veces en una l¨ªnea de cada dos. Lo sabemos: provocar¨¢ m¨¢s de una ceja arqueada, una retah¨ªla de ojos en blanco y unas cuantas muecas de hast¨ªo. Pero ya hace d¨¦cadas que ese t¨¦rmino intraducible ¨Cse ha intentado con guay, enrollado y estiloso, siempre con resultados insatisfactorios¨C se ha convertido en una especie de grial inalcanzable, que cada cual persigue a su manera y que marca las tendencias de consumo, la pr¨¢ctica totalidad del sector del ocio y, por extensi¨®n, el estado de salud de cualquier econom¨ªa.
Durante el ¨²ltimo medio siglo, se ha cre¨ªdo que se trataba de una cualidad identificable a primera vista, pero imposible de transcribir con palabras. Se defini¨® como un concepto cambiante en funci¨®n del lugar geogr¨¢fico y del momento hist¨®rico, decodificado de mil maneras distintas por cada cerebro y connotado positiva o negativamente dependiendo de la entonaci¨®n con la que se pronuncia. Pero hace tiempo que el catedr¨¢tico Joel Dinerstein se empe?a en demostrar lo contrario. Para ¨¦l, no habr¨ªa polisemia ni ambig¨¹edad, sino criterios fijos, invariables y casi cient¨ªficos para decidir qu¨¦ lo es y qu¨¦ no. ?Lo cool no es irracional ni indefinible, ni tampoco totalmente subjetivo?, sostiene este profesor de Civilizaci¨®n Estadounidense en la Universidad de Tulane, adem¨¢s de comisario de la muestra American Cool, recientemente inaugurada en la National Portrait Gallery del Smithsonian, en Washington.
El actor m¨¢s cool del momento es Dane Dehaan. Aqu¨ª en la portada de Flaunt.
Christian Anwander / Flaunt
Hasta el 7 de septiembre, dicha exposici¨®n recoge una galer¨ªa de 100 retratos de personalidades que simbolizan una est¨¦tica y una actitud que, seg¨²n Dinerstein, se puede concretar a partir de cuatro elementos: ?1) Una visi¨®n art¨ªstica original; 2) Una rebeli¨®n o transgresi¨®n cultural; 3) Un poder ic¨®nico que permita un reconocimiento inmediato; y 4) Una herencia reconocida?. El comisario ha establecido una lista de personajes de los ¨²ltimos dos siglos que cumplen ?por lo menos tres requisitos sobre cuatro?. Entre los elegidos figuran actores como James Dean, Marlon Brando, Lauren Bacall, John Wayne, Steve McQueen o Audrey Hepburn, m¨²sicos como Elvis Presley, Billie Holiday, Lou Reed, Bob Dylan, Madonna, y Jay-Z, artistas como Jackson Pollock, Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat o escritores como Ernest Hemingway, Hunter S. Thompson, Dorothy Parker, Jack Kerouac y Joan Didion.
Sin embargo, la recopilaci¨®n no ha sido del gusto de todos. ?Por qu¨¦ la cantante Bonnie Raitt s¨ª, pero Beyonc¨¦ no? ?Por qu¨¦ Benicio del Toro est¨¢ dentro, pero George Clooney ha quedado fuera? ?Resulta m¨¢s?cool?Willie Nelson que Janis Joplin? ?Y lo es m¨¢s Susan Sarandon que Jennifer Lawrence? Ante las cr¨ªticas, los responsables tuvieron que contraatacar creando un inventario participativo en Internet para que los visitantes pudieran a?adir las omisiones. Tal vez, la prueba definitiva de lo confuso y resbaladizo que resulta este terreno.
Jean-Michel Basquiat, 1986, Dimitri Kasterine, American Cool, National Portrait Gallery, Smithsonian Institution, Washington
Omnipresente pero invisible.??C¨®mo definir lo indefinible? Varios ensayistas y acad¨¦micos lo han intentado con esfuerzo. En 2001, Dick Pountain y David Robins firmaron?Cool Rules, un ensayo sobre una postura est¨¦tica que, seg¨²n los autores, comenzaba a controlar todas las esferas de la sociedad occidental, incluida la econom¨ªa ¨Cpor aquel entonces, las f¨¢bricas Levi¡¯s empezaban a cerrar porque sus vaqueros ya no estaban de moda¨C e incluso la pol¨ªtica, con la victoria del Nuevo Laborismo de Tony Blair y el inicio del periodo de esplendor al que se denomin¨®, de manera significativa,?Cool Britannia.
?En la introducci¨®n del libro expresamos nuestra ignorancia sobre el estatus ontol¨®gico de lo?cool. ?Era una actitud, una ideolog¨ªa, una simple idea abstracta??, recuerda Pountain, quien asegura que ha terminado perfilando su tesis. ?Ahora creo que lo?cool?se ha convertido en un aut¨¦ntico sistema de valores, fundamentado en tres principios: hedonismo, narcisismo y distancia ir¨®nica. Y, como todo sistema de valores, resulta invisible para las personas que se encuentran bajo su influjo, pese a que defina todas las relaciones y actitudes sociales, los juicios morales y las respuestas emocionales?, sostiene. A modo de ejemplo, Pountain enumera fen¨®menos como la obsesi¨®n por las apariencias ¨C?las econom¨ªas asi¨¢ticas dependen de la ropa y la tecnolog¨ªa, que hoy sirve b¨¢sicamente para hacerse?selfies?¨C y la desconfianza respecto a la sinceridad que marca nuestro tiempo. ?Se prefiere un sentimentalismo grosero, como la fascinaci¨®n por los memes de gatos en Internet. En realidad, en el sistema de lo?cool?es casi imposible escapar a esa capa de iron¨ªa que lo recubre todo?, sentencia.
La cazadora de tendencias Irma Zandl cree que la definici¨®n de cool hoy en d¨ªa es m¨¢s democr¨¢tica y que en ella intervienen las redes sociales.
Jamie Dwye
Todo empez¨® en ?frica.?La palabra?cool?pas¨® a ser de uso com¨²n durante los a?os 40, a causa de su popularidad entre los m¨²sicos de?jazz. Pero sus or¨ªgenes se ubicar¨ªan bastantes siglos atr¨¢s. En 1973, Robert Farris Thompson, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Yale, fue el primero en emparentar lo?cool?con una noci¨®n existente en varias civilizaciones africanas: el?itutu, t¨¦rmino que los pueblos yoruba e igbo convirtieron en uno de los pilares de su filosof¨ªa religiosa a partir del siglo XV. Thompson lo tradujo por ?frialdad m¨ªstica?. Quien la experimentaba era capaz de mantenerse impasible ante el conflicto y el sentimentalismo, adem¨¢s de estar marcado por una indudable belleza f¨ªsica. ?En el sentido africano, lo?cool?va m¨¢s all¨¢ de su acepci¨®n est¨¢ndar en ingl¨¦s, que se refiere simplemente a la frialdad. En las culturas africanas, aparece vinculado a otros t¨¦rminos, como el silencio y la discreci¨®n, pero tambi¨¦n el placer?, apunta Thompson, diferenciando su significado hist¨®rico en Europa y en Estados Unidos, donde habr¨ªa llegado por v¨ªa de las migraciones forzadas por el esclavismo. El autor tambi¨¦n ha estudiado su relaci¨®n con el?hip hop?y la cultura afroamericana. ?Elhip hop?se inscribe en la continuidad con la tradici¨®n de esos pueblos africanos. Solo hace falta ver los nombres de los artistas asociados a este g¨¦nero?, a?ade, refiri¨¦ndose a Ice-T, Ice Cube, LL Cool J, Coolio o Kool Keith.
El skater Tony Hawk tambi¨¦n est¨¢ en la lista de los 100 americanos cool.
Tony Hawk, 1999, Martin Schoeller, American Cool, National Portrait Gallery, Smithsonian Institution, Washington
La transgresi¨®n como norma. Otros autores han trabajado sobre esa misma relaci¨®n, como el periodista John Leland, redactor de?The New York Times?y autor de?Hip: The History, centrado en un concepto ¨ªntimamente emparentado con lo?cool. ?Mi tesis es que lo?hip?solo tiene que ver de forma secundaria con el estilo y los?jeans?pitillo. En realidad, describe una especie de iluminaci¨®n?, asegura Leland. Su origen se encontrar¨ªa en otro pueblo africano, los wolof de ?frica occidental, para los que el verbo?hipi?significaba ?abrir los ojos a alguien?. ?Si observamos la forma en que la palabra se integr¨® en el vocabulario estadounidense ¨Ca trav¨¦s de la poblaci¨®n afrocamericana¨C, no es dif¨ªcil entender qu¨¦ tipo de iluminaci¨®n describe: una que siempre se gesta en confrontaci¨®n con lo?underground?y las clases populares, en algo furtivo y rechazado por lo?mainstream, pero finalmente aceptado e incluso valorizado?, describe el autor, para quien lo cool siempre se ha originado en los m¨¢rgenes.
El poeta Walt Whitman, escogido por la muestra de Washington como primer icono?cool?de la historia de Estados Unidos, se inspir¨® en la manera de hablar de los esclavos para escribir algunos de sus poemas. Leland tambi¨¦n se refiere a la relaci¨®n entre el?bebop?y la literatura?beat, en la antesala delboom?de la contracultura en los a?os 50, o entre el?hip hop?y el pop comercial, que copia cada vez m¨¢s sus c¨®digos para dotarse de una p¨¢tina?cool, desde aquellos tiempos en que Britney Spears se ali¨® con Pharrell Williams para grabar?I¡¯m a Slave 4 U?en pleno cambio de paradigma cultural (sali¨® a la venta dos semanas despu¨¦s del 11-S).
Una d¨¦cada larga m¨¢s tarde, esa mezcla de estilos se ha institucionalizado. Para dejar de ser percibida como una inofensiva hero¨ªna de la factor¨ªa Disney, a Miley Cyrus le bast¨® con abrazar los c¨®digos del?hip hop: el?bling-bling?m¨¢s ostentoso ¨Cen los primeros segundos del v¨ªdeo?We Can¡¯t Stop, se coloca una dentadura?grill?y el halo de Hannah Montana desaparece por arte de magia¨C y el twerking m¨¢s obsceno, baile surgido de la escena?hip hop?del llamado Dirty South. ?Las dicotom¨ªas que estructuraban mi libro ¨Cblanco contra negro,?mainstream?contra alternativo¨C ya casi pertenecen a otra ¨¦poca. Pero los iluminados siguen caminando entre nosotros y somos capaces de identificarlos cuando los vemos. A esos pobres clones que se esfuerzan en parecerlo, en cambio, les llamamoshipsters?, ironiza Leland.
La actriz y modelo Stacy Martin es imagen de la firma Rag?&?Bone.
Cordon Press
Marilyn Manson, ?¡®cool¡¯ en 2014? La moda no queda a salvo del esfuerzo incesante para capturar esa escurridiza cualidad que solo un pu?ado de aut¨¦nticos poseer¨ªan. El dise?ador de Saint Laurent, Hedi Slimane, es uno de los que mejor han entendido que lo?cool?surge de la transgresi¨®n, pero siempre que sea compatible con lo comercial y la cultura de masas. Acompa?¨® su nombramiento en la marca parisina con una campa?a de publicidad que consist¨ªa en grandes retratos de personajes que encarnaban su idea de la elegancia. En ella, aparecieron rostros tan inesperados como los de Marilyn Manson, Courtney Love o Kim Gordon. De la misma manera, Prada escogi¨® a Christoph Waltz, el oscarizado actor fetiche de Tarantino, para vestir su colecci¨®n masculina.
Por su parte, Miu Miu es una de las firmas m¨¢s reactivas para fichar a personajes que despuntan, como han demostrado con Lupita Nyong¡¯o o Ad¨¨le Exarchopoulos, quienes figuraron en sus campa?as cuando sus pel¨ªculas ni siquiera se hab¨ªan estrenado. Para distinguirse de una competencia feroz, Rag & Bone acaba de escoger como imagen a la actriz y modelo Stacy Martin, fichada por Lars von Trier en Nymphomaniac. ?En una era marcada por las posibilidades infinitas para hacerse con cualquier producto imaginable, el consumidor necesita faros que le ayuden a distinguir entre lo real y lo falso. Esas personalidades fuertes y con identidad propia cumplen con esa funci¨®n?, apunta Joeri Van den Bergh, autor de?How Cool Brands Stay Hot, sobre la dif¨ªcil reconversi¨®n de las marcas ante la llegada de los?millenials. Lo confirma Irma Zandl, una de las principales cazadoras de tendencias en Nueva York, quien se ha especializado en ese enigm¨¢tico mercado joven que cambia de opini¨®n cada cinco minutos. ?La definici¨®n de lo?coolresulta m¨¢s amplia que en el pasado, es m¨¢s democr¨¢tica y depende tanto de Pinterest como de Anna Wintour?, afirma. Porque lo cool tiene un problema en tiempos de redes sociales: caduca extremadamente r¨¢pido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.