Zoom Escaper, el sistema para escaquearse de las reuniones remotas en v¨ªdeo de manera original
La aplicaci¨®n tiene un trasfondo de activismo contra la explotaci¨®n laboral, que se ha agravado con el teletrabajo
Que la fatiga de Zoom es un hecho es algo que ha quedado bastante claro a estas alturas. Lo nota cualquiera que enlace tres o cuatro reuniones en el mismo d¨ªa y en la ¨²ltima apenas puede retener informaci¨®n ni mantenerse despierto y lo confirm¨® el profesor Jeremy Bailenson, de la Universidad de Stanford, que dirige el Laboratorio de Interacci¨®n Humana, y detect¨® ya al principio de la pandemia que las videoconferencias generan un desgaste mucho mayor a las reuniones presenciales debido b¨¢sicamente a cuatro motivos: que requieren mayor contacto visual (y encima con caras que no tienen una escala humana normal), obligan a verse todo el rato a uno mismo, lo que activa la autocr¨ªtica, reducen la movilidad y se aumenta dram¨¢ticamente la ¡°carga cognitiva¡±. Al limitarse la posibilidad de usar lenguaje no verbal, crece la cantidad de trabajo que tiene que hacer el cerebro para entender algo.
Ante este problema y debido al tedio que supone llevar ya m¨¢s de un a?o encontr¨¢ndose en remoto con las mismas caras, est¨¢n brotando ideas como Zoom Escaper, un widget gratuito que finge problemas para poder escaquearse de las reuniones online. Con Zoom Escaper, se puede a?adir a la videollamada ruido de perros ladrando, de beb¨¦s llorando, de obras en la casa o incluso problemas falsos de audio y eco. El widget es real, y lo puede utilizar cualquiera que se baje un software llamado VB-Audio, pero es tambi¨¦n de alguna manera un proyecto art¨ªstico, un comentario sobre la era de la dispersi¨®n y la sobresaturaci¨®n digital. Su creador es Sam Lavigne, artista y educador cuyo trabajo gira en torno a ¡°los datos, la vigilancia, la polic¨ªa, el procesado de lenguaje y la automoci¨®n¡±. En su web, Lavigne define Zoom Escaper como ¡°una herramienta que te permite autosabotear tu audio, haciendo tu presencia insoportable para los dem¨¢s¡±. Que no es fan de Zoom ya qued¨® con su anterior proyecto, Zoom Deleter, un programa que rastrea el men¨² del ordenador y, si detecta Zoom, lo elimina. Est¨¢ claro que habr¨ªa que completarlo con un Teams Deleter y quiz¨¢ tambi¨¦n Google Meets Deleter para quedar completamente inalcanzable a las reuniones remotas.
Adem¨¢s, el artista tiene otros trabajos de activismo digital como Get Well Soon, una obra que junta 200.000 mensajes de ¡°ponte bueno¡± rescatados de Gofundme, la plataforma de micromecenazgo. En Estados Unidos, donde no existe la sanidad universal, es muy frecuente empezar cuentas de recogida de fondos para personas enfermas que no pueden permitirse un seguro privado.
En la web The Verge probaron los distintos audios que ofrece Zoom Escaper, desde ¡°orina¡± (conclusi¨®n: ¡°suena muy falsa. Y, ?de qu¨¦ manera se supone que esto va a sacarte de una reuni¨®n¡±) al ¡°hombre llorando¡± pasando por ¡°mala conexi¨®n¡± (¡°Este funciona realmente bien. Tu audio se escucha roto y con interrupciones ?salte de la llamada!¡±). En su opini¨®n, el m¨¢s convincente es el beb¨¦ llorando, claro que si la persona que lo usa no tiene un beb¨¦ real quiz¨¢ usar esta opci¨®n en el Zoom Escaper le obliga a fingir su existencia, y las cosas pueden volverse complicadas. Tambi¨¦n hay que pensar que mucha gente que est¨¢ trabajando con ni?os de verdad en casa, siempre o de manera intermitente, puede no acabar de encontrarle la gracia a un widget que genera llanto falso.
En el ¨²ltimo a?o, en el que se cree que la aplicaci¨®n Zoom ha superado los 300 millones de usuarios, se han publicado centenares de gu¨ªas de etiqueta para su buen uso: desde limpiar el escritorio antes de compartir pantalla a buscarse un fondo serio, mantener la atenci¨®n (esta feo comer en una reuni¨®n) y controlar cuando se tiene el micro abierto o cerrado. Lo que al parecer no ha quedado tan claro, a la vista de estad¨ªsticas como la que se?ala que en Europa se trabaj¨® hasta dos horas m¨¢s al d¨ªa (y tres en Estados Unidos) con la transici¨®n al teletrabajo, es la cantidad de veces que un Zoom ¡°podr¨ªa haber sido un e-mail¡±, como reza la frase popular que genera memes, gifs y merchandising. Por 27 euros, cualquiera puede hacerse con una vela arom¨¢tica que dice ¡°putas reuniones¡±.
En el ensayo Trabajos de mierda. Una teor¨ªa (Ariel), un libro que se ha convertido en un cl¨¢sico contempor¨¢neo tan citado como rebatido en los pocos a?os que lleva publicado, el antrop¨®logo de Yale y la London School of Economics David Graeber, fallecido hace unos meses, expon¨ªa su tesis de que la mayor parte de las empresas pagan a sus empleados para realizar una serie de tareas que no aportan nada a la sociedad. Graeber divid¨ªa los ¡°trabajos de mierda¡± en cinco categor¨ªas: los lacayos, los sicarios, los que ponen parches, los rellena-fichas y los capataces. En la primera parte del libro, el antrop¨®logo se dedica con refinada crueldad, a pedir a personas que ejercen esas labores que definan exactamente que es lo que hacen y guiarles hasta la conclusi¨®n final. Con eso llega a su definici¨®n del trabajo de mierda como ¡°una forma de empleo pagado que es tan completamente in¨²til, innecesaria o perniciosa que ni siquiera el empleado puede justificar su existencia, aunque, como parte de las condiciones del empleo, el empleado se siente obligado a hacer ver que no es el caso¡±.
La cuesti¨®n es que con la generalizaci¨®n del teletrabajo, y la proliferaci¨®n de sus t¨®tems, como las reuniones por Zoom, queda a¨²n m¨¢s en evidencia la indefinici¨®n de algunos empleos, que existen b¨¢sicamente para autoperpetuarse. Sin el aparataje de la oficina, sin el atrezzo de la sede corporativa, en la soledad del hogar, quedan m¨¢s expuestas ciertas contradicciones. La distancia entre preguntarse ¡°por qu¨¦ hacemos esta reuni¨®n¡± y ¡°por qu¨¦ hacemos este trabajo¡± es m¨¢s corta de lo que parece. Quiz¨¢ es esa conclusi¨®n filos¨®fica la que da sentido a herramientas como el Zoom Escaper, tanto como los motivos fisiol¨®gicos y psicol¨®gicos que estudi¨® el profesor Bailenson.
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