Vandalismo ¡®deluxe¡¯: as¨ª se apropia la moda de los que van contra ella
Los chalecos amarillos quisieron acabar con los emblemas del lujo franc¨¦s, pero el lujo se apropi¨® de ellos antes de que eso ocurriera.
Par¨ªs. Enero de 2019. Las revueltas de los chalecos amarillos est¨¢n en su punto m¨¢s ¨¢lgido. Tanto es as¨ª que, en plena semana de la moda masculina, Dior y Thom Browne se plantean cambiar la fecha de sus desfiles por los posibles disturbios que se puedan ocasionar en las inmediaciones. Louis Vuitton, sin embargo, decide seguir adelante con sus planes.
La colecci¨®n que presenta la casa francesa, ahora en manos del dj/dise?ador/celebridad Virgil Abloh, es un homenaje a la figura de Michael Jackson pasada por el filtro de la tendencia chandalera que nos gobierna. El desfile lo abren tres modelos vestidos con una versi¨®n contempor¨¢nea de los zoot suits.
Los ?ngeles. Junio de 1943. Varios centenares de soldados buscan a todos los inmigrantes latinos (especialmente mexicanos) que luzcan zoot suits, un traje de pantal¨®n amplio, chaqueta larga y sombrero borsalino que las minor¨ªas de clase baja utilizaban en respuesta a la falta de recursos que el gobierno americano les proporcionaba. El zoot suit era un uniforme identitario que expresaba el orgullo de clase y se rebelaba contra una sociedad que les negaba el derecho a vestir como quisieran (el racionamiento hac¨ªa estragos entre las capas sociales m¨¢s humildes). Cada traje era apilado y quemado. Con el paso de los a?os, el zoot suit se convirti¨®, primero en emblema indumentario de los derechos civiles y despu¨¦s en objeto de deseo de las pasarelas masculinas.
Este es un ejemplo al azar. Basta cambiar el tipo de prenda y la raz¨®n de una revuelta de clase para que encaje en otras (demasiadas) ocasiones.
El pasado marzo, cientos de chalecos amarillos asaltaron escaparates de la Avenue Montaigne, la calle parisina que concentra el mayor n¨²mero de tiendas de lujo, bajo el lema ¡°lujo para todos¡± o ¡°gracias por el cashmere¡±. En aquel momento, Business of Fashion se preguntaba si, dadas las circunstancias, con las proclamas de igualdad estallando en cada esquina, la palabra lujo se hab¨ªa convertido en tab¨². Pero lo cierto es que la historia no ha hecho m¨¢s que repetir una de sus din¨¢micas m¨¢s recurrentes: los que se enfrentan al sistema y demandan derechos se identifican a trav¨¦s de las prendas. El sistema, antes o despu¨¦s, neutraliza sus peticiones convirtiendo dichas prendas en s¨ªmbolos sin fuerza o, lo que es lo mismo, en productos de tendencia.
Los ha habido r¨¢pidos, como Yves Saint Laurent, que solo dej¨® pasar seis meses de las revueltas de Mayo del 68 para lanzar una colecci¨®n inspirada en la ropa de los universitarios (tan alejados de la Alta Costura de entonces) y para abrir boutique e inaugurar l¨ªnea de negocio en la orilla izquierda, centro neur¨¢lgico de las protestas.
El a?o pasado, cuando Mayo del 68 cumpl¨ªa medio siglo, Dior sac¨® a la pasarela boinas guerrilleras, Gucci lanz¨® una campa?a inspirada en una sentada universitaria de la ¨¦poca y Sonia Rykiel un bolso, Le Pav¨¦, en forma de adoqu¨ªn.
Otras ¡®revoluciones¡¯ estil¨ªsticas se cuecen m¨¢s lentamente. Tras las revueltas de Londres de 2011, ocasionadas por la muerte de Mark Duggan a manos de la polic¨ªa, y en la que miles de j¨®venes de clase baja saquearon tiendas del centro de la ciudad, se reabri¨® el debate sobre la segregaci¨®n impl¨ªcita en las pol¨ªticas brit¨¢nicas. Buena parte de los londinenses de baja extracci¨®n social, denominados ¡®chavs¡¯, se distingu¨ªan de sus contempor¨¢neos de clase media por un uniforme caracter¨ªstico: ch¨¢ndal, capuchas, zapatillas deportivas y s¨ªmbolos relacionados con el f¨²tbol y con emblemas de la tradici¨®n brit¨¢nica, como el estampado de cuadros de Burberry (en su versi¨®n real o falsa).
Tiendas como la multimarca de zapatillas JD Sports sufrieron las mayores p¨¦rdidas. ¡°Viv¨ªa en Londres en aquella ¨¦poca y me di cuenta de c¨®mo vest¨ªan aquellos j¨®venes, de la ropa que deseaban, y me he inspirado en ellos. Quiero hacerla accesible para todos¡±, dec¨ªa Kanye West en 2015 a prop¨®sito de su muy exclusiva y deseada primera colecci¨®n junto a Adidas, Yeezy. Otra pol¨¦mica m¨¢s del rapero con la boca m¨¢s grande del planeta, s¨ª, pero tambi¨¦n una rica fuente de inspiraci¨®n que otras marcas utilizaron. Baste un ejemplo: si Burberry, entonces da?ado por la apropiaci¨®n de sus cuadros por parte de j¨®venes que ¡®no se ajustaban al perfil de la marca¡¯, decidi¨® hace un a?o colaborar con el dise?ador ruso Goscha Rubchinskyi, fue precisamente para explotar esa est¨¦tica chav, hoy tendencia.
Si durante d¨¦cadas se distingu¨ªa al hombre elegante del obrero sin tiempo ni dinero utilizando la acepci¨®n White collar (por el cuello blanco de camisa) vs. Blue collar (referente al cuello azul del mono de trabajo), desde hace un tiempo ¡°en Par¨ªs, la moda de hombre siempre se inspira en el estilo de la banlieue¡±, dijo recientemente el dise?ador Glenn Martens, alma mater de Y/Project. Se refer¨ªa al estilo de los j¨®venes que viven en la periferia de Par¨ªs; pobres, de ascendencia ¨¢rabe y tratados con severidad por la opini¨®n p¨²blica. Hoy, su est¨¦tica, repleta de logos, capuchas y cadenas est¨¢ en todas partes. Incluso marcas como Clan de Banlieue estampan la palabra, hasta hace poco denostada, en sudaderas y pantalones de tres cifras.
Lo curioso es que, entre tanta apropiaci¨®n, a los protestantes franceses les haya quedado una prenda visualmente efectiva y reconocible sin contaminar por las pasarelas. Todav¨ªa. Aunque, a modo de profec¨ªa, Raf Simons en su ¨¦poca Calvin Klein, Burberry o Undercover propusieron el pasado invierno prendas inspiradas en (o directamente tomadas de) el trabajo manual. Como dec¨ªa Vanessa Friedman en el New York Times, ¡°dentro de un tiempo, veremos un chaleco amarillo en alg¨²n museo dedicado a la moda¡±. Aunque antes, muy probablemente, se lo veremos a alg¨²n influencer.
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