Vivir en minidosis
Microrrelatos, teatro expr¨¦s, lujo en c¨¢psulas, museos diminutos, arte en miniatura, pel¨ªculas de un segundo¡ En una sociedad generadora y consumidora de p¨ªldoras de informaci¨®n, el tama?o s¨ª importa. Menos es m¨¢s.
Tapas de teatro, microrrelatos, poemas en p¨ªldoras¡ Todo a nuestro alrededor es hoy m¨¢s breve. ?Cuesti¨®n de tiempo? ?Necesidad de est¨ªmulos? ?Falta de concentraci¨®n? ?O moda? En cultura, las expresiones art¨ªsticas en formato mini hace meses que son un fen¨®meno. El teatro puede ser cuesti¨®n de unos minutos (15), desarrollarse en una peque?a sala, por un m¨®dico precio (4 euros) y para un p¨²blico reducido (10 personas). Pasa de mi¨¦rcoles a domingo en Microteatro por Dinero, en Madrid. La literatura, cuesti¨®n de pocas palabras (microrrelatos). Y el alojamiento, cuesti¨®n de escasos metros (minisuites). Lujo asequible en habitaciones c¨¢psula, como las de The Pod Hotel, en East 51st Street, o Yotel, en West 42nd Street, en Nueva York. Incluso visitar un museo puede ser cuesti¨®n de segundos: apenas un minuto tarda la mirada en recorrer el espacio que ocupa el que probablemente es el museo m¨¢s peque?o de Nueva York, en Cortlandt Alley, entre las calles Franklin y White. Su nombre tambi¨¦n es breve: Museo (@mmuseumm).
?Qu¨¦ est¨¢ pasando? ?Por qu¨¦ despunta lo micro? Seg¨²n Mar¨ªa Dolores Escarabajal, profesora de Psicobiolog¨ªa de la Universidad de Ja¨¦n, ?hay un bombardeo constante de informaci¨®n que nos satura y nos lleva a no poder atender de forma continuada un hecho concreto y a elegir el camino f¨¢cil de lo breve?. Algo que se relaciona con el vac¨ªo emocional que, a su juicio, padece la sociedad. ?Necesidades afectivas que cubrimos con minip¨ªldoras, que pueden ser mininovelas, minicitas (speed dating)¡ Hasta proliferan las psicoterapias breves, donde la persona tiene un problema que quiere resolver ya. Siguiendo a Kundera, tratamos de compensar la insoportable brevedad del ser con mucho de poco y nada permanente. Ya no buscamos trascender; la impaciencia por lo inmediato nos lo impide?.
Dolors Reig, psic¨®loga social y autora del Socionom¨ªa (Deusto), cree que vivimos en un mundo sobrecargado de est¨ªmulos, y que lo breve se presenta como garant¨ªa de que no vamos a perdernos nada. ?Prisa? ?No se trata tanto de tiempo como de inter¨¦s. En la ¨¦poca del prosumidor ¨Cque adem¨¢s de consumir produce contenidos¨C, se selecciona de forma m¨¢s estricta?, asegura.
La oferta se estira y adelgaza. Con mon¨®logos expr¨¦s e incluso microdramaturgos. Como el actor Secun de la Rosa, que aboga por el humor surrealista y los h¨¦roes cotidianos, y cuya obra lleva a escena su hermano Benja de la Rosa y la compa?¨ªa Radio Rara. Y con poes¨ªa que se administra en p¨ªldoras; con Ajo Poetisa como estandarte del g¨¦nero, autora de tres entregas de Micropoemas, editados por Arrebato (Esto supera la ficci¨®n/Debe de ser la realidad), o con Joana Brabo, alma del proyecto Micropoes¨ªa en 3 palabras: microlibros, chapas, imanes y tiras adhesivas para versificar (www.en3palabras.com).
Habitaci¨®n del hotel CitizenM en ?msterdam.
D.R.
Lo nano ha irrumpido en nuestras vidas por necesidad. As¨ª lo ve tambi¨¦n el soci¨®logo Javier de Rivera, gestor del blog sociologiayredessociales.com, que advierte de la tendencia a encadenar piezas peque?as en el tiempo, en una nueva forma de consumo, m¨¢s flexible y fragmentada. Ah¨ª est¨¢ la clave: ?Gastamos horas y horas en consumir informaci¨®n, solo que lo hacemos en piezas cortas y de naturaleza diversa?.
Pero ?hay o no d¨¦ficit de atenci¨®n? Para De Rivera, s¨ª. ?Son demasiados datos en la cabeza de individuos hiperinformados e hiperconectados?. Una opini¨®n que comparte con Escarabajal: ?Cada vez se diagnostican m¨¢s adultos con d¨¦ficit de atenci¨®n?. Dolors Reig, sin embargo, no opina lo mismo: ?Nuestras capacidades se est¨¢n adaptando a la sobreinformaci¨®n; hoy existen nuevas formas de multitarea, imposibles antes para el ser humano. En otras palabras, m¨¢s posibilidades para aprender, disfrutar, crear?.
La tecnolog¨ªa tiene mucho que ver en todo esto. Seg¨²n Reig, ?la cultura visual obliga a mensajes breves que, en todo caso, acompa?en imagen, v¨ªdeo, juego o cualquier otro formato de moda?. ?La tecnolog¨ªa nos inunda con ofertas informativas?, asegura De Rivera. Si el zapping nos volvi¨® adictos al picoteo, Twitter nos ha inoculado el veneno de la informaci¨®n dispar sin l¨ªmite, transmitida de una forma r¨¢pida y sint¨¦tica.
Sin embargo, no estamos ante el low cost de la cultura. Tampoco ante un producto fast food. ?Es la democratizaci¨®n de la producci¨®n cultural, lo cual es extraordinario?, opina Reig. De ganas de comodidad, ni rastro. ?Cada pieza se convierte en un incentivo. Nicholas Carr, un neuropsic¨®logo que ha estudiado el consumo de informaci¨®n en redes sociales, dice que cada nuevo mensaje desencadena una microdescarga de dopaminas, de forma que nos hacemos adictos a esa necesidad de sensaciones nuevas?.
Lo mini siempre encuentra sitio. Ah¨ª est¨¢ el One Second Film Festival para pel¨ªculas de un segundo. O el tel¨¦fono inteligente Galaxy Beam de Samsung, que es un minicine. Queda para la historia de la brevedad el Museo Cenicienta de Francesco Vezzoli en Par¨ªs, que abri¨® un 24 de enero y desapareci¨® 24 horas despu¨¦s. Se llevan las microdonaciones (y el mecenazgo colectivo). Y est¨¢ m¨¢s que inventado el minipiso, que tiene su fachada m¨¢s cool en la Tupper Home, de Andr¨¦s Jaque Arquitectos.
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