??Yo First Lady? ?Ni que esto fuera Am¨¦rica!?
Agnese Landini, esposa del primer ministro italiano Matteo Renzi, ha anunciado que no quiere participar de la vida pol¨ªtica de su marido. ?Se trata de un hecho aislado o del germen de una rebeli¨®n imparable?
De primera dama a primera mamma de Italia. Agnese Landini, esposa del flamante primer ministro Matteo Renzi, no quiere ser ni florero ni delf¨ªn de las ambiciones pol¨ªticas de su marido. Tras la toma de posesi¨®n del pasado d¨ªa 22 de febrero, el hogar de los Renzi-Landini sigue enclavado en la peque?a localidad de Pontassieve, a pocos kil¨®metros de Florencia. La tranquila vida de Franceso (12), Emanuele (10) y Ester (7), los hijos de ambos, no ha sucumbido a la tormenta institucional que ha asolado Italia. Sus existencias discurren ajenas a la realidad del pa¨ªs: Landini es profesora interina y da clases donde le toca, y los hijos siguen yendo a su colegio de toda la vida. Tras d¨¦cadas de influencia anglosajona en las que las primera damas han desempe?ado un papel crucial en el mandato de sus c¨®nyuges, Italia se suma a la tendencia de gobernar sin consortes. Con casos similares en Francia o Rusia (tanto Hollande como Putin est¨¢n separados), parece que asistimos a una moda imparable. ?Se trata de un hecho aislado o del embri¨®n que desterrar¨¢ una figura que muchos consideran anacr¨®nica?
"?Yo First Lady? ?Ni que esto fuera Am¨¦rica!", declaraba Landini recientemente en las p¨¢ginas del diario La Nazione, decano de la prensa florentina. En otra entrevista al programa L'aria che tira de la cadena La 7, la esposa de Renzi aseguraba que no se mudar¨ªa a Roma: "De momento no, pues los chicos deben terminar la escuela y yo tengo que dar clases". Mientras la familia continua en la buc¨®lica villa pr¨®xima a la capital toscana donde habitaban juntos hasta hace un mes, el nuevo primer ministro se ha instalado en un apartamento del Palazzo Chigi, residencia oficial de la presidencia del gobierno. "Estoy muy feliz por Matteo y lo voy a apoyar siempre, pero vamos a ir poco a poco, sin miedo, y luego ya se ver¨¢", ha zanjado Landini.
Renzi, alcalde de Florencia durante cinco a?os, tampoco se mud¨® a la ciudad cuando ostentaba ese poder. Ahora que las circunstancias han cambiado de forma notable, la intenci¨®n de la familia es reunirse el fin de semana y asistir, como hasta ahora, a misa cada domingo. Fervientes cat¨®licos, cuentan que el matrimonio no falla a su cita semanal con la iglesia y con el compromiso anual de los ejercicios espirituales. Discreta y esquiva con la prensa, Landini marca una pauta diferente a la hora de encajar un cambio de estatus de este calibre. Este nuevo estilo contrasta con el de otras mujeres que comparten su misma situaci¨®n, e inevitablemente hace que los d¨ªas del bunga bunga parezcan un mal sue?o en la memoria de su pa¨ªs.
Estilos divergentes: Elvira Fern¨¢ndez, Samantha Cameron y Michele Obama.
Cordon Press
La figura de la primera dama nace de la tradici¨®n pol¨ªtica de Estados Unidos, y siempre referida a la esposa de un presidente. Por eso hay quien tiene dudas al dirigirse como tal a la mujer de un primer ministro. En cualquier caso, hablamos de un cargo no remunerado, no electivo y sin obligaciones oficiales. Sin embargo, es habitual verlas en ceremonias y eventos, y hay veces en las que incluso cuentan con agenda propia. El caso m¨¢s destacado es el estadounidense, con personal exclusivo que se encarga de organizarle las actividades. En Espa?a, la esposa de Mariano Rajoy sigue la estela de su predecesora, Sonsoles Espinosa, con apenas relevancia p¨²blica. Nada que ver con Ana Botella, que se emple¨® a fondo para catapultar su carrera hacia el ayuntamiento de Madrid.
No resulta f¨¢cil fijarse en un precedente similiar al de Landini. El perfil p¨²blico de las consortes puede ser muy variopinto, pero hasta ahora nadie hab¨ªa osado alzar la voz de esta manera para rechazar el nuevo papel que se le asigna. Hay dirigentes solteros, divorciados o viudos, aunque cuesta encontrar a alguien cuyo c¨®nyuge tenga tal animadversi¨®n por la exposici¨®n que llegue a pedir que no le molesten. Como Renzi, tampoco Fran?ois Hollande puede contar con nadie en su d¨ªa a d¨ªa. Por motivos radicalmente diferentes, en el reciente viaje oficial del presidente franc¨¦s a tierras estadounidenses observamos c¨®mo adaptaron el protocolo a su situaci¨®n personal. Tras la espantada de Val¨¦rie Trierweiler por una infidelidad continuada, Hollande viaj¨® solo a la Casa Blanca.
Los ejemplos de esposos de presidentas o primeras ministras en el mundo son an¨¦cdoticos: Joachim Bauer en Alemania, Jos¨¦ Mar¨ªa Rico en Costa Rica o Devisingh Ransingh Shekhawat en India, y en todos los casos se mantienen lejos de los focos. Las mismas ganas de camuflarse con el entorno que tiene Agnese Landini. Quiz¨¢s la decisi¨®n de no secundar a su marido haga tambalear la m¨¢xima que tradicionalmente acompa?a a la figura de la primera dama: no manchar, no destacar. Y es que a diferencia de sus hom¨®logas extranjeras, la italiana no ha abandonado ni su profesi¨®n ni su vida. Sin que sirva de precedente, pasado ma?ana Landini celebrar¨¢ el D¨ªa Internacional de la Mujer Trabajadora en familia, ejerciendo de madre abnegada y esposa ejemplar. Pero el lunes ya pueden caer chuzos de punta que ella ir¨¢ a trabajar. Sus alumnos la esperan.
Joachim Sauer y Angela Merkel asisten a la ¨®pera de Bayreuth.
Cordon Press
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.