Un tiempo para convivir sin agenda
Las vacaciones son el tiempo id¨®neo para salirse de la rutina y de las agendas sobrecargadas de actividades y para estrechar las relaciones entre padres e hijos
Pronto se acabar¨¢ el cole. Y despu¨¦s de algunas semanas entre abuelos, canguros y escuelas de verano, padres y madres habr¨¢n agotado por fin sus ¨²ltimos d¨ªas de trabajo: llegan las vacaciones, por fin juntos. Es tiempo de verano. Psic¨®logos y educadores recuerdan los beneficios de cambiar el tempo de las actividades en familia para descansar, reforzar v¨ªnculos afectivos y dejar surgir la iniciativa de los ni?os.
Una l¨ªnea de cruceros por el Mediterr¨¢neo ofrece a los padres de familias protot¨ªpicas seg¨²n los c¨¢nones de la publicidad (padre, madre, ni?o, ni?a) toda clase de actividades infantiles a bordo de sus buques para que la prole est¨¦ distra¨ªda todo el tiempo y as¨ª, mientras, los padres puedan tumbarse al sol de la piscina sin pensar en nada.
En una agencia, un magn¨ªfico viaje a Namibia se prepara a dos bandas: padres e hijos partir¨¢n juntos, pero, una vez all¨ª, los ni?os se quedar¨¢n con otros ni?os a los que conocer¨¢n en destino, y los padres explorar¨¢n tranquilos esos nuevos mundos. Luego se lo contar¨¢n a la hora de cenar. ?En qu¨¦ se diferencian estos dos magn¨ªficos planes de las vidas paralelas ?trabajo y cole? que llevan padres e hijos durante el a?o? ?Por qu¨¦ se llenan las vacaciones de mayores y peque?os de tantas actividades? Preg¨²ntese cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que se sent¨® con su hijo a charlar, a contemplar las musara?as, a perder el tiempo...
"Nuestra sociedad ha ido creando prototipos de todo, incluso de las vacaciones, como si tuvieran que ser una actividad genial, fuera de lo normal, cuando lo esencial es descansar, cambiar de ritmo, de rutina, y disfrutar juntos de un tiempo m¨¢s pausado del que tenemos durante el resto del a?o", argumenta Alma Mart¨ªnez de Salazar, coordinadora de la Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil de Almer¨ªa. Hacerse cosquillas sobre la hierba, vagar por la sierra o por el sof¨¢ de casa, o comentar un libro o un cuento no es perder el tiempo, asegura esta psic¨®loga cl¨ªnica. Porque en ese espacio, gracias al tiempo dedicado espont¨¢neamente a "entrar en su mundo, escuchar sus intereses o mostrarles simplemente el afecto se refuerzan los v¨ªnculos necesarios para el crecimiento emocional del ni?o", a?ade Salazar.
En las consultas, muchos psic¨®logos detectan que los padres compran cada d¨ªa m¨¢s juguetes con el fin de que los ni?os se distraigan solos, pero juegan mucho menos con ellos, cuando para un preadolescente, por ejemplo, ense?arle a su progenitor c¨®mo funciona la Wii o jugar un par de partidas de un nuevo juego de mesa puede ser un muy buen momento para ganar esa confianza que tantas veces reclaman luego los padres. Son muchos los ejemplos, se?ala esta experta, que al final concluye que las vacaciones pueden dar ese tiempo para que unos y otros "se pongan al d¨ªa de sus mundos respectivos".
Pero tampoco se trata de convertir las vacaciones en un continuo juego compartido, y es obvio que los padres tambi¨¦n necesitan descansar y poder leer un libro o el peri¨®dico. Por eso, es importante, a?ade Salazar, hallar un equilibrio entre estos momentos entre padres e hijos y otros espacios en los que los ni?os puedan encontrar otros compa?eros de edades semejantes para jugar.
Petra Mar¨ªa P¨¦rez Alonso-Geta, directora del Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universidad de Valencia, ha estudiado a fondo este aspecto: "En el juego y la relaci¨®n con iguales es donde los ni?os aprenden a establecer relaciones y se hacen h¨¢biles en competencias emocionales b¨¢sicas y saludables, como superar la frustraci¨®n, dilatar la gratificaci¨®n o negociar". Pero estas relaciones con iguales deben ser "estables" para poder entrenarse y afianzarse, una condici¨®n que es dif¨ªcil de mantener si cada semana de vacaciones se cambia de sitio o actividad y los ni?os no tienen tiempo para establecer un m¨ªnimo lazo afectivo con otros ni?os, subraya P¨¦rez Alonso-Geta.
En las tradicionales vacaciones de antes, los ni?os se encontraban cada verano con sus amigos del pueblo. Con el avance de la cultura urbana, explica esta catedr¨¢tica de Teor¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad de Valencia, "se ha producido un gran cambio en las condiciones en las que los ni?os se socializan y educan, y muchos de ellos, cuando llegan las vacaciones, se encuentran con la soledad, porque tienen menos hermanos, les faltan sus vecinos o porque cambian cada a?o su destino".
P¨¦rez Alonso-Geta lo ha constatado sobre todo en los ¨²ltimos a?os: "En todas las investigaciones aparece un porcentaje alt¨ªsimo de ni?os de entre 8 y 14 a?os que desean que acaben las vacaciones para volver a encontrarse con sus amigos del cole". El juego, el tiempo en familia, la b¨²squeda de relaciones estables con otros ni?os en el campo o en la playa o, incluso, el saber pasar algunos ratos en un dolce far niente pueden ayudar, seg¨²n los expertos, a recuperar las bondades de las vacaciones m¨¢s simples. Y m¨¢s saludables.
Ideas para momentos de ocio en familia
En casa, en la ciudad, en la playa o en el monte: da igual. Los expertos barajan algunas recomendaciones u objetivos para el tiempo de ocio en familia.
Las agendas ya est¨¢n suficientemente apretadas durante el curso. El tiempo de vacaciones deber¨ªa tener otra cadencia, mucho m¨¢s lenta. Por eso, se recomienda no hacer acopio de actividades planeadas, para que as¨ª puedan surgir espacios para siestas largas bajo un ¨¢rbol o en el sof¨¢ de casa, tiempo para cosquillas y risas o, incluso, para aburrirse.
Cultivar el placer de estar juntos
Jugar con los ni?os es una forma que tienen los padres de demostrarles que les interesa su mundo, pero, adem¨¢s, puede ser divertido para el adulto. El juego activo e imaginativo desarrolla una serie de competencias emocionales y sociales que van a formar parte de su bagaje, no s¨®lo en el ¨¢mbito personal, sino tambi¨¦n en el acad¨¦mico o profesional.
Crecimiento personal
Hay que dejarles que tomen la iniciativa para la charla espont¨¢nea y para sugerir algunas actividades que hagan aflorar sus propios gustos. En familia se pueden visitar talleres de museos donde se hacen creaciones pl¨¢sticas en grupo o dejarles tiempo para que dibujen, hagan barro o se ensucien con pintura. Otros ejemplos podr¨ªan ser llevarlos al teatro, escuchar m¨²sica o practicar juntos el deporte que m¨¢s les guste.
Generar h¨¢bitos de lectura
Cuando el sol aprieta puede ser tambi¨¦n un buen momento para refugiarse juntos en una biblioteca o ir a comprar un cuento. Tambi¨¦n ayuda a transmitir el gusto por la lectura escuchar y que expliquen lo que se lee.
Conocer el mundo
Hacer excursiones en la ciudad o en la naturaleza, en familia y/o con otras familias, explicarles lo que ven si viajan, comentar lo que se hace en esas otras culturas y escuchar sus preguntas al respecto son formas de ayudarles a interpretar el mundo.
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