A Francia le gusta la nuclear
El pa¨ªs vecino no depende ya de terceros para abastecerse de electricidad y no emite gases invernadero. Y todo gracias a la fisi¨®n del ¨¢tomo de uranio. Pero tambi¨¦n hay claroscuros
Decidir cu¨¢ndo un vecino es el modelo a seguir, o todo lo contrario, no siempre es f¨¢cil. Pongamos por caso Francia y su peculiar pol¨ªtica energ¨¦tica. Si para unos conviene cruzar los Pirineos para aprender y copiar, otros preferir¨ªan, de ser posible, blindar las fronteras por temor a un hipot¨¦tico accidente. Lo cierto es que Francia es una potencia nuclear de primer orden que genera el 78% de su electricidad en centrales nucleares. En concreto, en 59 centrales. Ning¨²n otro pa¨ªs depende tanto de la fisi¨®n del ¨¢tomo de uranio. Y en el umbral de un mundo sin petr¨®leo y con un clima enloquecido, en el que muchos ven en la nuclear una fuente energ¨¦tica barata y fiable, Francia es ¨ªdolo y ejemplo. Pero ?realmente es nuestro vecino el modelo a seguir?
"No me veo a m¨ª mismo recomendando una empresa estatal francesa como respuesta a un problema clave estadounidense, pero supongo que toda regla tiene su excepci¨®n", escrib¨ªa hace a?o y medio el columnista de The New York Times Roger Cohen. Se refer¨ªa a la haza?a gala. Francia no s¨®lo ha logrado convertirse en una fuente energ¨¦tica independiente y que no emite gases de efecto invernadero, sino que ha desarrollado una tecnolog¨ªa que ahora exporta al resto del mundo.
El sector nuclear franc¨¦s es fuerte econ¨®mica y estrat¨¦gicamente. Francia ha firmado acuerdos relacionados con la energ¨ªa nuclear con Argelia, Libia, Jordania, Marruecos, T¨²nez, Emiratos ?rabes, China, India y Brasil. Adem¨¢s, la empresa nuclear francesa Areva -de mayor¨ªa p¨²blica- construye ahora dos nuevas centrales, llamadas "de tercera generaci¨®n", en Finlandia -Olkiluoto- y en la propia Francia -Flamanville-, que deber¨¢n empezar a funcionar en 2012. Acaba de ser aprobada una tercera planta francesa que ser¨¢ instalada en el norte, en Penly.
La situaci¨®n en Estados Unidos es bien distinta, recuerda Cohen. El accidente de Three Mile Island en 1979 congel¨® el avance nuclear estadounidense, y hoy 104 reactores producen s¨®lo el 20% de la electricidad que consume el pa¨ªs. Ning¨²n reactor nuclear comercial se ha estrenado desde 1996. Es cierto que con Barack Obama se espera un cambio -el famoso "renacer nuclear"-, que se plasma ya en los proyectos de una veintena de nuevos reactores presentados a la Comisi¨®n Reguladora Nacional. Por ahora, sin embargo, no hay nada en firme.
En Europa, donde como media el 30% de la electricidad es nuclear (en Espa?a ronda el 20%), tambi¨¦n se mira a Francia, y no s¨®lo como pa¨ªs exportador de electricidad -a Italia, Alemania, Holanda y el Reino Unido-. En Italia, territorio sin nucleares desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, Areva construir¨¢ cuatro reactores de tercera generaci¨®n. El primero empezar¨¢ a funcionar antes de 2020 y todos acabar¨¢n produciendo el 25% de la energ¨ªa el¨¦ctrica. En el Reino Unido tambi¨¦n se ha promovido, sin financiaci¨®n p¨²blica, la construcci¨®n de 10 reactores para 2023.
Est¨¢ claro lo que todos ven en Francia: independencia energ¨¦tica con una fuente fiable, segura y barata; una nueva tecnolog¨ªa que logra reactores m¨¢s seguros y eficientes, y menos emisiones de CO2. Areva recuerda que Francia y Suecia son los miembros de la UE que emiten, en proporci¨®n, menos CO2: "S¨®lo las plantas nucleares francesas implican una reducci¨®n de 360 millones de toneladas de emisiones de di¨®xido de carbono por a?o, una cantidad equivalente a la mitad del total de emisiones en Francia".
"Ojal¨¢ pudi¨¦ramos seguir aqu¨ª el modelo franc¨¦s", dice Mar¨ªa Teresa Dom¨ªnguez, presidenta de Foro Nuclear -asociaci¨®n que agrupa a las nucleares espa?olas-. "Ellos han logrado tener una seguridad de suministro indiscutible. Adem¨¢s cumplir¨¢n el Protocolo de Kioto y potenciar¨¢n la industria del pa¨ªs. Ojal¨¢ nosotros avanz¨¢ramos en esa l¨ªnea". Dom¨ªnguez explica que la potencia instalada actualmente en Espa?a cubre la demanda, pero deja muy pocos m¨¢rgenes. "Ahora estamos en equilibrio, de forma que a veces exportamos y a veces importamos. Si la demanda creciera, y es uno de los riesgos, tendr¨ªamos que importar".
La utop¨ªa de la independencia
Si las cosas est¨¢n as¨ª, ?para qu¨¦ seguir discutiendo? Porque en el paisaje, mirado con detalle, aparecen claroscuros. Se?ala algunos Mycle Schneider, asesor independiente en temas nucleares para ministerios de varios pa¨ªses y organismos como la Comisi¨®n Europea o la Agencia Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (AIEA). Para empezar, lo de la independencia energ¨¦tica no es tan cierto, puntualiza Schneider: "M¨¢s del 70% de la energ¨ªa que consume Francia proviene del petr¨®leo -la mitad-, el gas y el carb¨®n, lo mismo que en muchos otros pa¨ªses". Las cifras de la AIEA lo corroboran. Y no hay contradicci¨®n. Schneider s¨®lo recuerda algo obvio, que las nucleares s¨®lo proporcionan electricidad, y ¨¦sa no es la ¨²nica forma de energ¨ªa que necesita un pa¨ªs. Al menos, mientras los coches no sean el¨¦ctricos. Las carreteras francesas tragan hoy tanto petr¨®leo como cualquier otro pa¨ªs europeo, en una cuenta que sigue subiendo. "Si el objetivo [de potenciar la nuclear] hubiera sido no depender del petr¨®leo, los esfuerzos se habr¨ªan orientado al sector del transporte", dice Schneider.
Adem¨¢s, la propia industria nuclear depende de la importaci¨®n de uranio -ya no quedan minas de este mineral en Francia-, con lo que "cuesta ver c¨®mo el programa nuclear franc¨¦s podr¨ªa siquiera acercarse a asegurar la independencia energ¨¦tica del pa¨ªs", escribe Schneider en el Bolet¨ªn de los Cient¨ªficos At¨®micos.
Hay otro hecho que mina el argumento de la independencia: cuando hace mucho calor -por encima de 30?-, muchos de los reactores franceses no pueden funcionar porque usan aguas fluviales para enfriar el combustible usado, y la legislaci¨®n proh¨ªbe devolver a los r¨ªos agua demasiado caliente. Este hecho, que coincide con el runr¨²n del aire acondicionado en los hogares franceses, obliga a Francia, parad¨®jicamente, a importar electricidad. El pasado julio, el diario The Guardian informaba de que, con un tercio de los reactores franceses parados, Francia generaba "los niveles m¨¢s bajos de electricidad de los ¨²ltimos seis a?os" e importaba del Reino Unido.
Respecto al precio de la nuclear... ?realmente es tan barata? No est¨¢ tan claro. Construir una nuclear es muy caro, y s¨®lo si ¨¦sta opera un tiempo largo resulta rentable -factor clave en el actual inter¨¦s por prolongar la vida de las centrales-. En Estados Unidos, 50 centrales han obtenido ya una licencia de explotaci¨®n hasta los 60 a?os de vida -20 a?os m¨¢s de los previstos inicialmente-, y tambi¨¦n la el¨¦ctrica francesa EDF quiere alargar entre 40 y 60 a?os la vida ¨²til de sus centrales.
Dep¨®sito geol¨®gico
Pero hay otros problemas. Uno tiene que ver con el gran punto negro -y en esto hay unanimidad- de los residuos radiactivos, peligrosos durante decenas de miles de a?os. Las organizaciones ecologistas denuncian que la gesti¨®n actual de estos residuos se computa mal. Pero adem¨¢s recuerdan que, hoy por hoy, simplemente se desconoce lo que costar¨¢ almacenar esos residuos de forma permanente o semipermanente.
El argumento es que todav¨ªa no existe el almac¨¦n en cuesti¨®n. ?C¨®mo saber su coste? Hay estimaciones entre los 20.000 y los 90.000 millones de d¨®lares. Una pinza muy amplia. Francia, en principio, ha optado por almacenar sus residuos en un repositorio geol¨®gico subterr¨¢neo pr¨®ximo a la localidad de Meuse, pero construir uno requiere a¨²n mucha investigaci¨®n. Hasta que empiece a funcionar, no antes de 2025, los residuos se quedar¨¢n en las propias centrales (en Espa?a, el retraso es mayor: ni siquiera se ha elegido d¨®nde poner un almac¨¦n temporal de residuos de alta actividad).
Schneider a?ade otra pega a la afirmaci¨®n de que el programa nuclear franc¨¦s es "el m¨¢s barato del mundo". La cuesti¨®n estriba, en su opini¨®n, en que nadie conoce realmente su coste, porque "durante d¨¦cadas el programa nuclear civil se ha beneficiado de subsidios directos e indirectos, en particular a trav¨¦s del programa de armamento nuclear".
Tambi¨¦n la mayor seguridad y la eficacia de los reactores de tercera generaci¨®n pueden ser puestas en duda, y con el mismo argumento que el aplicado al almacenamiento a largo plazo de los residuos. "?Cu¨¢ntos reactores de tercera generaci¨®n existen ya?", pregunta de forma ret¨®rica Valeriano Ruiz, catedr¨¢tico de termodin¨¢mica de la Universidad de Sevilla y presidente de la Asociaci¨®n para la Promoci¨®n de la Industria Termosolar. La respuesta es: cero. Por eso, entre otras razones, para Ruiz tiene mucho m¨¢s sentido promover un modelo energ¨¦tico distribuido, basado en plantas m¨¢s peque?as y pr¨®ximas al consumidor -de cogeneraci¨®n- que apostar por una tecnolog¨ªa arriesgada y costosa.
Areva, con participaci¨®n de la compa?¨ªa alemana Siemens, empez¨® el proyecto del primer reactor de tercera generaci¨®n en 2000 en Olkiluoto (Finlandia). Deb¨ªa empezar a producir energ¨ªa en 2009. La fecha actual es 2012, y el presupuesto inicial de 3.000 millones de euros ha pasado a ser de 4.200 millones. En Flamanville (Francia), donde se construye el segundo reactor de este tipo, tambi¨¦n hay retrasos.
?Y qu¨¦ hay de la seguridad? Mientras las asociaciones ecologistas se esfuerzan por mantener viva la memoria de Chern¨®bil, el sector nuclear insiste en las cada vez mayores medidas de seguridad. Sin embargo, el ¨²ltimo incidente grave -nivel 3 de 7- por la AIEA ocurri¨® hace s¨®lo cuatro a?os en Sellafield (Reino Unido). La fuga de part¨ªculas de Asc¨®, el a?o pasado, fue considerado un incidente -nivel 2-. Y en Francia, en julio de 2008, un vertido t¨®xico de la central de Tricastin contamin¨® varios r¨ªos y fue considerado una anomal¨ªa -nivel 1- por la AIEA.
Se puede considerar otra variable en el debate: ?est¨¢n contentos los franceses con su sistema energ¨¦tico? Cabr¨ªa esperar que s¨ª. Pero no es eso lo que dice el Eurobar¨®metro. El 56% de los franceses -uno de los porcentajes m¨¢s altos en Europa- cree que la energ¨ªa nuclear es f¨¢cilmente reemplazable. Tambi¨¦n el 56% opina que los riesgos de la energ¨ªa nuclear superan a los beneficios -la media europea que opina lo mismo es el 33%-. Y s¨®lo el 58% de los franceses cree que las centrales nucleares pueden operarse de forma segura, tambi¨¦n un porcentaje m¨¢s bajo que la media en Europa. As¨ª pues, opositores y defensores de lo nuclear pueden ya ponerse de acuerdo.
Por qu¨¦ Francia es especial
?Por qu¨¦ Francia ha hecho una apuesta nuclear tan fuerte? Aparte de la tradici¨®n francesa de investigaci¨®n en radiactividad -Henri Becquerel descubri¨® el fen¨®meno en 1896, y en 1903 recibi¨® el Nobel con Pierre y Marie Curie-, una de las razones m¨¢s citadas es que en Francia no hay gas ni petr¨®leo ni carb¨®n. En 1973, a?o de la primera crisis del petr¨®leo, el 75% de la demanda energ¨¦tica francesa se cubr¨ªa con importaciones. Se opt¨® entonces por la nuclear. Pero el programa nuclear franc¨¦s tiene caracter¨ªsticas distintas a otros pa¨ªses. Adem¨¢s de usar tecnolog¨ªa propia, ha optado por reutilizar el combustible usado de sus centrales. As¨ª se reduce la cantidad de residuos de alta actividad que deben almacenarse. Estados Unidos y Jap¨®n se han mostrado interesados en reprocesar tambi¨¦n su combustible.
?Y si hubiera un accidente?
No se considera realista la posibilidad en Francia de un accidente de nivel 7 en la escala internacional de accidentes nucleares, el m¨¢s grave -comparable a Chern¨®bil-. Pero si, contra todo pron¨®stico, esto ocurriera, ?qu¨¦ pasar¨ªa en Espa?a, a s¨®lo 150 kil¨®metros de la central de Golfech? Imposible saberlo a ciencia cierta, pero se puede recordar el propio Chern¨®bil. Seg¨²n la AIEA, en el accidente m¨¢s grave de la historia nuclear result¨® contaminada una superficie de unos 150.000 kil¨®metros cuadrados en Bielorrusia, Rusia y Ucrania, en una franja que se extendi¨® hasta 500 kil¨®metros al norte del epicentro. La nube de part¨ªculas radiactivas se detect¨® en Escandinavia y en gran parte de Europa. Durante tres semanas despu¨¦s del accidente, los niveles de radiaci¨®n en la atm¨®sfera fueron superiores a los normales en puntos del planeta.
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