'Planck', una m¨¢quina para observar el pasado y el presente
El observatorio espacial europeo tiene el objetivo de hacer radiograf¨ªas al universo, escudri?ar sus principios y elucidar sus or¨ªgenes
A un mill¨®n y medio de kil¨®metros de la Tierra, en direcci¨®n opuesta al Sol, una mole de 1.5 toneladas de aluminio y fibra de carbono gira lentamente sobre s¨ª misma en el espacio. Su ¨²nico y enorme ojo barre el cielo repetidamente, cumpliendo un c¨ªrculo por minuto, 1440 por d¨ªa, 525.600 por a?o... Con unos 340.000 se forma una imagen del cielo entero, y esto habr¨¢ que repetirlo cuatro veces por lo menos. Objetivo principal: hacer radiograf¨ªas al universo, escudri?ar sus principios, elucidar sus or¨ªgenes.
La m¨¢quina de la que hablamos - el sat¨¦lite Planck de la Agencia Europea del Espacio (ESA)- acaba de producir una imagen que representa un primer paso hacia ese objetivo. Planck es, ante todo, una misi¨®n para estudiar el origen del universo. Sin embargo esta primera imagen muestra filamentos de polvo fr¨ªo en nuestra propia galaxia, apenas a unos cuantos cientos de a?os luz de nosotros. ?C¨®mo se pasa de observar la V¨ªa L¨¢ctea a analizar una radiaci¨®n emitida poco despu¨¦s del Big Bang, que nos da informaci¨®n sobre c¨®mo empez¨® todo? Sucede que para conocer el pasado tenemos antes que echar una mirada tambi¨¦n al presente.
Planck se concibi¨® hace casi dos d¨¦cadas, cuando el mundo se emocionaba con el descubrimiento de las arrugas en el tiempo, y la ciencia exig¨ªa ahondar en ello. Dos d¨¦cadas llenas de desaf¨ªos, avances y reveses, pero sobre todo de esperanza. Esperanza de poder responder a la pregunta inmemorial: ?C¨®mo se form¨® el universo, qu¨¦ lo hizo ser lo que es hoy?. Y si no responder, por lo menos avanzar unos pasos hacia una respuesta.
Dos d¨¦cadas que se vieron recompensadas el 14 de Mayo del 2009, con la visi¨®n de un cohete Ariane 5 levant¨¢ndose majestuosamente del suelo guayan¨¦s, llevando a bordo la carga inestimable de Planck, para colocarla exactamente en donde deb¨ªa. Y con la consiguiente operaci¨®n pr¨¢cticamente inmejorable, continua, casi aburrida, de sus instrumentos de alta precisi¨®n, que desde Agosto del 2009 vienen produciendo sin falta, cada d¨ªa, verdaderos chorros de datos, cada uno de los cuales contiene una parte ¨ªnfima de la ansiada respuesta.
En los ¨²ltimos a?os, nos hemos convencido de que, a grandes rasgos, comprendemos nuestra cosmog¨¦nesis. Nuestro universo tiene un comienzo, hace 13.750 millones de a?os. Pr¨¢cticamente todo lo que vemos hoy se fabric¨® en los primeros instantes; s¨®lo su distribuci¨®n ha cambiado desde entonces, pasando de una sopa primigenia sin grumos al cielo lleno de estrellas y galaxias que vemos hoy. Unos 380.000 a?os despu¨¦s del comienzo, se levant¨® el velo que lo cubr¨ªa: la luz cobr¨® independencia de la materia, y empez¨® un largo viaje para transmitirnos una imagen de esa ¨¦poca. Pero no sin causarnos dificultades: con la expansi¨®n del universo, la imagen se ha dilu¨ªdo a niveles min¨²sculos, y su color se ha desplazado a tonalidades no accesibles al ojo humano. S¨®lo gracias a la alta tecnolog¨ªa de la que hoy disponemos, contenida en Planck, podremos admirar esa imagen.
Pero antes de llegar a vislumbrar aquella luz primitiva, tenemos que sustraer de los datos de Planck la luz de nuestra propia galaxia. Por su cercan¨ªa y extensi¨®n, la V¨ªa L¨¢ctea es mucho m¨¢s brillante que la tenue se?al que nos proviene del origen del universo. Y es la V¨ªa L¨¢ctea en todo su esplendor la que vemos en la imagen que acompa?a a este art¨ªculo. La se?al que tenemos que rechazar para hacer cosmolog¨ªa contiene un tesoro informativo para los que estudian nuestra galaxia. Los colores de esta imagen, basada en los datos ¨²nicos de Planck, codifican la distribuci¨®n y la temperatura de uno de los componentes m¨¢s importantes del medio interestelar: part¨ªculas de polvo, hechas de metales sintetizados por las estrellas, y de hielos que se depositan en ellos a temperaturas que se acercan a los 260 grados cent¨ªgrados bajo cero. La informaci¨®n contenida en esta imagen y muchas otras como ella permitir¨¢ estudiar los mecanismos de formaci¨®n de las estrellas y los procesos energ¨¦ticos dentro de las galaxias. As¨ª es como Planck nos informa no solo de nuestros or¨ªgenes, sino tambi¨¦n de nuestro entorno presente.
Jan A. Tauber es el jefe cient¨ªfico de la misi¨®n Planck de la Agencia Europea del Espacio (ESA)
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