Exportaci¨®n de talento
La marcha a Estados Unidos del prestigioso investigador en oncolog¨ªa Jos¨¦ Baselga es una consecuencia de la globalizaci¨®n
Estamos asistiendo a la consolidaci¨®n de uno de los fen¨®menos m¨¢s extraordinarios de los ¨²ltimos tiempos, la globalizaci¨®n. Sin entrar a valorar si esto es bueno o malo y dejando aparte muchas de las m¨²ltiples ¨¢reas afectadas, la globalizaci¨®n, apoy¨¢ndose en los avances de la interconectividad que han tenido lugar en la ¨²ltima mitad de siglo, facilita definitivamente la libre circulaci¨®n de personas y conocimiento. De esta manera, las materias primas, las mercanc¨ªas y la mano de obra, sobre todo cualificada, fluyen desde donde se generan a donde son necesarias, sin m¨¢s regla que la ley de la oferta y la demanda.
En el marco de la globalizaci¨®n, asistimos a la movilidad de deportistas de un equipo a otro, de directivos de una empresa a otra, sin importar el pa¨ªs al que pertenezca el equipo o la empresa. Parece que les ha tocado el turno tambi¨¦n a los cient¨ªficos. Hace unos d¨ªas estallaba la noticia de que el prestigioso Jos¨¦ Baselga, director del Servicio de Oncolog¨ªa M¨¦dica del Hospital Valle de Hebr¨®n de Barcelona, aceptaba el cargo de la divisi¨®n oncol¨®gica del acreditado Massachusetts General Hospital, en Boston. Con anterioridad y en los m¨¢s recientes a?os, cient¨ªficos b¨¢sicos espa?oles han seguido v¨ªas similares aceptando puestos de responsabilidad allende nuestras fronteras (por ejemplo, Jorge Moscat, perteneciente a la plantilla del CSIC).
En art¨ªculos y blogs, la marcha de Baselga ha sido calificada como un nuevo caso de fuga de cerebros. ?Estamos seguros de que es as¨ª? Yo creo que no. Vaya por delante que, aunque seguir¨¢ ligado a la instituci¨®n actual, es una mala noticia para la oncolog¨ªa y la ciencia espa?olas, pero m¨¢s que ante una fuga de cerebros estamos ante lo que yo denominar¨ªa exportaci¨®n de talento. Y este matiz representa una diferencia abismal en un mundo globalizado, sencillamente porque la fuga no se rentabiliza mientras que la exportaci¨®n s¨ª.
Lo creo as¨ª porque Jos¨¦ Baselga es un producto del sistema espa?ol de ciencia. A saber, la parte m¨¢s importante de su carrera, al menos su consolidaci¨®n como cient¨ªfico, la ha realizado en Espa?a. Eso s¨ª, tras haberse formado en el extranjero, concretamente en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center neoyorkino. Como a Baselga, a muchos otros cient¨ªficos se les facilit¨® la salida a centros extranjeros de referencia para mejorar su formaci¨®n. No conviene olvidar que esta pol¨ªtica la puso en marcha Ram¨®n y Cajal a trav¨¦s de la Junta de Ampliaci¨®n del Estudios a principios del siglo XX, siendo retomada, tras la transici¨®n, por el Gobierno espa?ol de la ¨¦poca y muy acertadamente.
Fuga de cerebros es cuando el cient¨ªfico se ha de marchar porque no puede desarrollar trabajo alguno aqu¨ª o cuando, tras el env¨ªo al extranjero de j¨®venes talentosos, estos no pueden ser reinsertados de vuelta en el sistema tras su formaci¨®n exitosa (y remarco exitosa). Cuando los cient¨ªficos, ya de vuelta y habi¨¦ndose establecido adecuadamente en Espa?a, obtienen y aceptan ofertas de centros extranjeros, estamos hablando de otra cosa. ?O es que alguien habla de fuga de deportistas (futbolistas como Torres, pilotos como Alonso, baloncestistas como Gasol), en vez de patriotas que exportan e internacionalizan la marca Espa?a fuera de nuestras fronteras?
As¨ª que la marcha de Jos¨¦ no es tan mala noticia para el sistema de I+D espa?ol en su conjunto. Demuestra que nos movemos; que aunque sea incipientemente jugamos en primera divisi¨®n; que no lo estamos haciendo tan mal y que igual que exportamos talento, lo importamos. Circunscribi¨¦ndome a mi campo, no olvidemos que extranjeros como Erwin Wagner (austriaco), Vivek Malhotra (desde E UU), entre otros, se han incorporado a nuestros centros de investigaci¨®n e incluso hay casos de investigadores muy establecidos en pa¨ªses de nuestro entorno que, como Baselga, han optado por centros extranjeros. Si de muestra vale un bot¨®n, merece la pena recordar algunos ejemplos: el franc¨¦s Jean Paul Thierry, del Instituto Pasteur, opt¨® por Singapur; el Nobel alem¨¢n Bert Sackman, del Max Planck, se encuentra dirigiendo un centro de imagen cerebral en Miami; el Nobel ingl¨¦s Paul Nurse se march¨® a Rockefeller (EE UU; George Agustine, de la universidad de North Carolina acaba de aceptar la direcci¨®n de un instituto sobre conect¨®mica en Se¨²l. En sus pa¨ªses de origen (Francia, Alemania, Inglaterra, etc¨¦tera) ni se les ha pasado por la cabeza mencionar lo de la fuga de cerebros.
Es m¨¢s, puede que Boston no sea el destino final de Jos¨¦ Baselga, o tal vez s¨ª. Ser¨¢ mejor que nos acostumbremos porque los sistemas de I+D de vanguardia generan este tipo de situaciones. Ojal¨¢ podamos exportar m¨¢s y sentar las bases para recuperar e importar mejor. Ser¨¢ la ¨²nica forma de confirmar que contamos en este mundo globalizado. Y eso ser¨¢ bueno para nuestro futuro como naci¨®n.Por ello no queda m¨¢s que felicitar a Jos¨¦ Baselga y a los otros que con anterioridad tomaron caminos similares, y desearles mucha, mucha suerte, porque su ¨¦xito tambi¨¦n es el nuestro. Y si no, al tiempo.
Juan Lerma es director del Instituto de Neurociencias del Alicante (CSIC-UMH) y presidente electo de la Sociedad Espa?ola de Neurociencias (SENC).
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