De la prisi¨®n al Camino
Cinco reclusas colaboran en la promoci¨®n oficial de la ruta jacobea del Norte - Una campa?a busca su reconocimiento por la Unesco
Hay momentos en la vida que uno desea que no terminen nunca. Las cinco internas de la c¨¢rcel alavesa de Nanclares de la Oca que participaron ayer en un acto de promoci¨®n oficial del Camino de Santiago Norte lo saben. "En cuanto ves la prisi¨®n de nuevo, casi tienen que empujarte. Es muy dif¨ªcil volver a la realidad", asegura una de ellas.
Las reclusas participaron en un acto junto a una delegaci¨®n oficial encabezada por el viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera, en la que particip¨®, entre otros, la directora del Instituto Etxepare, Aizpea Goenaga. El grupo se reuni¨® a primera hora de la ma?ana en el puente de Santiago de Ir¨²n, kil¨®metro cero del recorrido costero de la ruta jacobeo para recorrer una de sus etapas entre la localidad fronteriza y Orio.
San Sebasti¨¢n "Es muy dif¨ªcil volver ala realidad de la c¨¢rcel", asegura una interna
Las cinco presas de Nanclares cubrieron una etapa entre Ir¨²n y Orio
El acto sirvi¨® de comienzo a una serie de eventos que tendr¨¢n como objetivo lograr que la Unesco nombre Patrimonio Cultural el recorrido del Norte. El Camino Franc¨¦s, la ruta jacobea inicial, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el a?o 1993.
Visto el inter¨¦s de los periodistas, las presas, que comenzaban el ascenso a Jaizkibel, mostraban su sorpresa. "Parecemos Cristiano Ronaldo o Isabel Pantoja", bromeaban a la llegada al santuario de Guadalupe, una cita obligada para los peregrinos.
"En el fondo, tienen miedo a la libertad", comenta Txarly Mart¨ªnez de Mujanda, capell¨¢n de la prisi¨®n alavesa, mientras el autob¨²s que les traslada inicia su descenso rumbo a Pasaia. "Salen de permiso y temen llevar una etiqueta que indique de d¨®nde vienen", a?ade. Tamara, una de las internas, a?ade la dificultad que supone ser aceptada en el exterior: "Es muy f¨¢cil tropezar en la misma piedra".
Antes de cruzar en barca de San Juan a San Pedro, la comitiva visita un albergue para los peregrinos del Camino. A la salida, Ina y Bego?a, dos de las reclusas, reparten chocolate entre los asistentes para reponer fuerzas. El autob¨²s traslada al grupo a Orio, donde, antes de comer, visitar¨¢n el Centro de Interpretaci¨®n del Camino de Santiago, en el que se exponen diferentes im¨¢genes y textos que permiten conocer de forma interactiva las distintas ¨¦pocas de la ruta de peregrinaci¨®n a la tumba del apostol.
La belleza del Camino fue el asunto m¨¢s tratado durante una comida en la que se destac¨® la dificultad que deb¨ªa suponer para quienes en los siglos XI o XII recorr¨ªan los escarpados senderos de la costa. Mientras, las presas disfrutaban de un copioso almuerzo, preludio de su regreso a Nanclares.
Tamara, que ha disfrutado de la etapa, habla de sus hijos: "Hay d¨ªas en los que te levantas y lloras, pero hay que tratar de seguir adelante, luchar por mis hijos, darles un futuro mejor". Sin embargo, sabe que ser¨¢ dif¨ªcil, por tantos prejuicios.
![Un grupo de reclusas y varios voluntarios llegando a la ermita de Santa Ana, en Pasajes.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IGY5EA6OPO727TCUJPVALLDB4M.jpg?auth=fa59de773cc09faa1f3ffe49d1546079adf40fb61a216c8afcd7e70a66733e13&width=414)
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