El s¨ªndrome de la silla vac¨ªa
Mucha gente odia la Navidad porque, en cenas y fiestas, se hace m¨¢s presente la ausencia de los seres queridos. Se da una disonancia entre la tristeza interior y los est¨ªmulos exteriores, que dictan que hay que estar alegre. Pero sobrevivir a estas fechas es posible
El duelo es el dolor que vivimos ante la p¨¦rdida de un ser querido o, a un nivel posiblemente inferior, por un despido laboral, un traslado o un divorcio. En ¨¦pocas como la Navidad, con sus reuniones familiares, se avivan los recuerdos de forma aguda y es normal sentir una cascada de emociones y sentimientos ante esa silla que queda vac¨ªa en el hogar. Buscar apoyo en familiares y amigos o terapeutas, establecer nuevos ritos y permitir que afloren las emociones son algunas de las recomendaciones que dan los expertos para sobrevivir a unas fechas, como las navide?as, que tanta gente detesta.
Llanto, rabia, aflicci¨®n, desesperaci¨®n, soledad, culpa, negaci¨®n o incluso alivio son sentimientos normales y sanos que aparecen cuando una persona nos deja para siempre. Forman parte del proceso curativo de las heridas emocionales."Yo ya no celebro la Navidad desde hace cinco a?os. Nos vamos a un lugar bastante desierto, donde no nos conoce nadie, donde no hay luces, ni tiendas, ni regalos. All¨ª pasamos esos d¨ªas, solos, mi marido y yo, con nuestros recuerdos. No podemos ver c¨®mo los dem¨¢s son felices en estos d¨ªas y las celebraciones familiares ya no son tal, se han transformado en comidas normales". Flor a¨²n vive el dolor por la desaparici¨®n de Helena, su ¨²nica hija, que muri¨® siendo adolescente en un accidente de tr¨¢fico por culpa de un conductor bebido. "Estamos m¨¢s en contacto con la naturaleza. El sol, el aire, la lluvia, grandes paseos, leer, escribir".
Un duelo sano es una forma de adaptaci¨®n que dura dos a?os
Los grupos de autoayuda mutua complementan a otros tratamientos
Cualquier duelo es una reacci¨®n natural. Se trata de una forma de adaptaci¨®n que sigue a un proceso de desapego, de despedida de alguien que se ha ido.
Cada persona expresa el dolor a su manera."La intensidad del duelo no depende ni siquiera de la naturaleza del objeto, sino del valor que nosotros le atribuimos", se?ala Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez Ruiz, experto en terapia familiar en psiquiatr¨ªa.
"Entre otras cosas, porque se da una disonancia entre la experiencia que uno est¨¢ viviendo por dentro y todos los est¨ªmulos exteriores que de alguna manera dicen que hay que estar alegre", a?ade.
Marta perdi¨® a una de sus cinco hermanas hace unas pocas semanas. "No me hago a la idea de que se ha marchado. La visualizo riendo, est¨¢bamos muy unidos", dice. No se lo esperaban y su muerte, con 59 a?os y tras haberse recuperado de un c¨¢ncer, ha ca¨ªdo como un mazazo, sobre todo para el marido y los hijos, ya casados, que ahora acompa?an d¨ªa y noche a su padre. Marta, como el resto de su familia, reconoce que debe superarlo. Hace diez a?os, la muerte de su madre ya fue muy dolorosa y desde entonces la familia dispersa, algunos residen en Miami (Estados Unidos), trata de reunirse en las celebraciones. Ahora, su cu?ado ha insistido: "Sabe que lloraremos m¨¢s que reiremos, pero lo haremos todos juntos", asegura Marta.
Un proceso de duelo sano puede requerir un par de a?os y sigue una serie de fases. Primero confusi¨®n, luego rabia y negaci¨®n, depresi¨®n y finalmente superaci¨®n. Si dura m¨¢s tiempo los expertos pasan a considerarlo duelo patol¨®gico."A los diez a?os puedes recordar a alguien, pero no trastorna el desarrollo natural de tu vida, ni te a¨ªslas de tus amistades ni dejas de disfrutar de la vida", a?ade Jim¨¦nez Ruiz. En todo caso, "el duelo no es una patolog¨ªa, sino un proceso normal de adaptaci¨®n", precisa Alejandro Rocamora, psiquiatra y uno de los fundadores del Tel¨¦fono de la Esperanza, que durante estos d¨ªas atiende muchas llamadas motivadas por la soledad.
Quienes viven como ajenos a la p¨¦rdida utilizan un mecanismo de defensa o negaci¨®n, se trata de un duelo aplazado. Cuando la p¨¦rdida es repentina es normal quedarse descolocado, desgarrado si se trata de un hijo, mientras que cuando alguien muere lentamente es posible hacer el duelo anticipadamente. Una de cada seis personas que pierde a un familiar desarrolla una depresi¨®n al a?o siguiente, advierte un estudio del a?o 2007 de la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria (SEMERGEN).
Los m¨¦dicos de familia atienden al a?o un centenar de procesos de duelo depresivo, seg¨²n Jos¨¦ ?ngel Arbes¨², coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de esta sociedad. El 5% de la poblaci¨®n espa?ola sufre alguna p¨¦rdida y alrededor del 2% traduce esa p¨¦rdida en trastornos o depresiones "que se deben vigilar", seg¨²n Miquel Roca, miembro de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa y de SEMERGEN.
Pr¨¢cticamente el 90% de los casos son de duelo normal y los s¨ªntomas son f¨¢ciles de abordar y tratar, asegura Arbes¨². El problema es la vulnerabilidad del paciente si el duelo llega a hacerse patol¨®gico en el tiempo, a?ade.
Nunca se est¨¢ suficientemente preparado para la muerte de un ser querido. El primer a?o es el peor, sobre todo con la primera Navidad y otras fechas relacionadas con la persona perdida. "Lo mejor es normalizar la situaci¨®n y tratar de que el ausente siga ocupando un lugar en la familia, aunque sea de otra manera", a?ade Jim¨¦nez Ruiz. No hay una ¨²nica consigna: hay personas que se van de viaje para no revivir esas situaciones traum¨¢ticas. "?Es bueno o malo? Puede ser una huida o una adaptaci¨®n a esa situaci¨®n; depender¨¢ del sujeto", a?ade el terapeuta.
"No hay una receta ¨²nica para los que han perdido a un ser querido porque cada p¨¦rdida es distinta y cada uno muestra, oculta o siente el dolor de diferente forma", dice Flor, madre de Helena, que cree haber encontrado un alivio en algo que dulcifica su dolor y le produce algo de bienestar. "Aconsejo a las madres con las que me relaciono que hagan aquellas cosas que antes les gustaban y no pod¨ªa hacer. Cosas que les den paz y sosiego, y s¨¦ de muchas que pintan, cosen, hacen trabajos manuales, escriben, se buscan y conectan a trav¨¦s de Internet".
Flor es de esas personas que busca cosas que le ayudan a agarrarse a la vida, "porque, aunque durante el duelo hay muchos momentos en los que deseas morirte, no te mueres y como dec¨ªa mi psic¨®loga: ni siquiera los que se quitan la vida quieren morirse". Flor y su marido necesitaron ayuda especializada en muertes traum¨¢ticas. En su caso, durante cuatro a?os. Fue fundamental. "Me ayud¨® a reconocer de qu¨¦ forma pod¨ªa agarrarme a la vida", explica. Lo ha hecho con la escritura y a trav¨¦s del deseo de concienciar sobre los mal llamados accidentes de tr¨¢fico especialmente a los j¨®venes y al resto de la sociedad para que lleven una conducci¨®n responsable.
La sociedad est¨¢ m¨¢s sensibilizada con el tema del duelo, aunque hace unos a?os la familia estaba m¨¢s capacitada para contener este mal trago: "Con su dispersi¨®n, el individuo se encuentra m¨¢s solo", apunta Alejandro Rocamora. Por ello, a veces es necesario recurrir a los grupos de ayuda mutua, con la participaci¨®n de profesionales de la salud, que son un recurso comunitario que complementa a otros tipos de tratamiento. "Pero sin forzar a nadie a que acuda", dice Fernando Boatas, psiquiatra y director del Centro de Salud Mental Comunitario de Martorell (Barcelona). En su opini¨®n, tambi¨¦n se debe evitar el abuso de f¨¢rmacos, "porque puede llevar a la persona apenada a caer en una trampa: anestesiar los sentimientos que forman parte de las reacciones humanas y se tienen que experimentar". Tampoco es bueno caer en la tentaci¨®n de tomar ansiol¨ªticos o antidepresivos. "La medicaci¨®n debe ser un recurso a utilizar solo en casos muy extremos", recomienda el psiquiatra de Martorell.
Con los ni?os lo mejor es utilizar un lenguaje claro y apropiado para su edad y explicarle que pap¨¢, mam¨¢ o la abuela ya no volver¨¢. No vale el "se ha ido a un viaje muy largo". Convertir la muerte en un tab¨² es contraproducente; es mejor explicarlo como algo natural "porque los ni?os lo vivir¨¢n de una forma m¨¢s tranquila". Hasta los siete u ocho a?os, el ni?o no tiene el sentido de la muerte como proceso irreversible. En los adolescentes puede ser muy dram¨¢tico porque es una edad en la que se encuentran inmersos en procesos de crisis.
Flor se encuentra ahora "tranquila y serena. La p¨¦rdida es ¨²nica, la pena inmensa, el recuerdo constante, pero no hay amargura". Entiende que su situaci¨®n, sin m¨¢s hijos ni nietos, les permite aislarse en estas fechas, pero pide a los padres que s¨ª los tienen que hagan un esfuerzo para continuar una normalidad. "No pueden privar a sus otros hijos o nietos de unas fiestas que lo son para el resto". Esta madre se permite un grito final: "?Que proh¨ªban el anuncio de vuelve a casa, vuelve por Navidad! Todos tenemos a alguien que no volver¨¢ en Navidad".
Qu¨¦ hacer en las celebraciones
- No aislarse, mantener el contacto con familiares, aunque no apetezca.
- Planificar la reuni¨®n familiar incorporando nuevos rituales.
- Darse permiso para estar en duelo y sentir cualquier sentimiento, incluso la alegr¨ªa o la risa.
- Plantear formas amorosas de recordar al ser querido, ser conscientes de su ausencia.
- Expresar nuestras necesidades a quienes pueden echarnos una mano.
- No descuidar la salud ni la alimentaci¨®n.
- Buscar sistemas alternativos de apoyo y, en caso necesario, terapias psicol¨®gicas.
- Evitar el abuso de sustancias como v¨¢lvula de escape o para olvidar las penas.
- Potenciar los pensamientos positivos y aplazar las decisiones importantes.
Apoyo al dolor
- Tel¨¦fono de la Esperanza. telefonodelaesperanza.org; 914 59 00 50
- Grupo de duelo de Madrid. 915 49 28 74
- Renacer. renacer-barcelona.org; 937 61 30 45
- Asociaci¨®n Viktor E. Frankl. asociacionviktorfrankl.org; 963 51 01 13
- Asociaci¨®n de Ayuda Mutua ante el Duelo. www.amad.es; 913 00 06 90
Bibliograf¨ªa
- D¨¦jame llorar. Anji Carmelo. Tarann¨¤, 2000.
- De oruga a mariposa. Anji Carmelo. Tarann¨¤, 2008.
- La muerte, un amanecer. Elisabeth K¨¹bler-Ross. Luci¨¦rnaga, 1989.
- El duelo y los ni?os. Consuelo Santamar¨ªa. Sal Terrae, 2010.
- Estoy en duelo. Jos¨¦ Carlos Bermejo. PPC.
- Acompa?ar en el duelo. Adela Torres. Luci¨¦rnaga, 2009.
- Aromas de una ausencia. Pensamientos y reflexiones ante la muerte de un hijo. Mar¨ªa Jos¨¦ Brito. Milenio, 2010.
- C¨®mo crecer a trav¨¦s del duelo. Dobbs, Barbara y Poletti, Rosette. Obelisco, 2004
- D¨ªas de duelo. Encontrando salidas. Sforza, Michele G. y Tiz¨®n, Jorge L. Alba, 2008
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