Pilar Moreno G¨®mez "Me propuse sacar el caso adelante por mis narices". Profesora jubilada. 62 a?os. Cuatro discotecas en una zona residencial de Valencia. Los bajos de la m¨²sica retumbando en los edificios. Las tazas tintineando al comp¨¢s. La plaza a rebosar. Moreno dudaba entre seguir comprando tapones, mudarse o ponerse una doble cristalera. Hizo lo primero y lo ¨²ltimo. No se hubiera perdonado lo segundo: abandonar el campo de batalla. "Me propuse sacar el caso adelante por mis narices". Lleg¨® al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Gan¨®. Cambi¨® la doctrina para atacar el ruido.ALFREDO C?LIZSalvem El cabanyal."La gente mayor ha sido el alma de la resistencia" David Fariza, 27 a?os. Br¨ªgida Sevilla, 55 a?os. Francesc Aler¨®n, 63 a?os. Estas tres personas habitan un barrio que pudo haber dejado de existir, y forman parte de la plataforma que logr¨® evitar su derribo, Salvem El Cabanyal. Comenzaron su lucha en 1998, en una reuni¨®n de vecinos que se celebra todos los mi¨¦rcoles del a?o desde entonces. Una persona presente, un voto. All¨ª decidieron plantar cara en los tribunales y en la calle para evitar que la construcci¨®n de una gran avenida partiera en dos este antiguo hogar de pescadores, arrancando unas 1.600 viviendas. "El alma de la resistencia ha sido la gente mayor", dicen. Lograron que un tribunal obligara al Ministerio de Cultura a pronunciarse. Y en 2010, este declar¨® el barrio un bien de inter¨¦s cultural. Su derribo supondr¨ªa "expolio".ALFREDO C?LIZEmilio Silva."De los desaparecidos no hay bibliograf¨ªa" Periodista y presidente de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica. 45 a?os. M¨¢s que h¨¦roes civiles, ¨¦l ve en estas p¨¢ginas "gente con una causa". ?l la tiene. Y una colecci¨®n de tarjetas de periodistas de medio mundo. Emilio Silva pas¨® de entrevistador a entrevistado en el a?o 2000, cuando dio con la fosa com¨²n a la que fue arrojado su abuelo muerto durante la Guerra Civil en El Bierzo (Le¨®n). Fue la primera en abrirse siguiendo un protocolo cient¨ªfico, y los restos de su abuelo, los primeros en ser identificados. Pudo haberse quedado en una an¨¦cdota familiar, pero la herida de la guerra ya supuraba. Muchos otros tomaron el camino que Silva hab¨ªa emprendido. "De los desaparecidos no hay bibliograf¨ªa", dice. O mejor: no hab¨ªa. Form¨® la asociaci¨®n que hoy preside, y comenz¨® a recopilar fichas de ejecutados, informaci¨®n de familiares, mapas y lugares. "?Por qu¨¦ segu¨ª?", se pregunta. "Porque esta causa conjuga mis emociones con mi historia familiar, mis ideas y algo muy humano: la reacci¨®n ante la injusticia que estas v¨ªctimas sufrieron".ALFREDO C?RIZJuana Ortega y Antonio Me?o. "Nos dejaron a un hijo en coma y a nosotros en la calle. Ha sido un abuso tremendo" Jubilados. 65 y 67 a?os. Le hablan con voz suave, le limpian sus flemas, su or¨ªn. Lo cambian de postura. Le dan calmantes. Le secan las l¨¢grimas. "Nos dejaron a un hijo en coma y a nosotros en la calle. Ha sido un abuso tremendo", dicen. Se han pasado 20 a?os perdiendo demandas contra la cl¨ªnica y los profesionales que intervinieron en la operaci¨®n de la que sali¨® su hijo inerte. Pero nunca se rindieron. Acampados en una plaza madrile?a, en se?al de protesta, dieron con un nuevo testigo presente en aquel quir¨®fano. Su declaraci¨®n, dos d¨¦cadas despu¨¦s, ha conseguido reabrir el caso.ALFREDO C?LIZAna Mar¨ªa M¨¦ndez ."La recompensa no es econ¨®mica, sino moral". Due?a de una tienda de inform¨¢tica. 40 a?os. La lucha por mantener en pie su tienda en Barcelona se convirti¨® en otra mayor: la batalla contra el canon digital. De sus recursos judiciales por los 16.000 euros que le reclamaba la SGAE sali¨® una cuesti¨®n prejudicial hacia el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea que acab¨® con un tir¨®n de orejas a Espa?a por la forma de recaudar los derechos de autor: se ha de "discriminar", dijo el TJUE, seg¨²n el uso que le otorgue el usuario. Y Espa?a habr¨¢ de cambiar su legislaci¨®n en la materia. "Econ¨®micamente, todo este proceso no merece la pena. Los abogados, los viajes y el tiempo invertido superan la cuant¨ªa que me reclamaban. La recompensa es moral".ALFREDO C?LIZ