La Navidad de un diab¨¦tico puede ser dulce
Turr¨®n: 40 gramos. Cava: una copa. Tener diabetes no significa llevar una vida de privaciones, sino de equilibrio nutricional. Autorregularse es la clave para estar sano
Cristina ya sabe lo que pondr¨¢ a la mesa en Nochebuena: esp¨¢rragos con salm¨®n ahumado, langostinos asados (as¨ª se ahorra la mahonesa), una ensalada y, de segundo, un pescado, que prefiere a la carne. No comer¨¢ pan, y as¨ª, a cambio, tomar¨¢ turr¨®n de postre, y rosc¨®n de Reyes cuando toque; lo regar¨¢ todo con una copa de sidra, que le gusta.
Una tarde acompa?ando en sus compras navide?as a Cristina Ruiz, de 29 a?os, diab¨¦tica de tipo II desde hace cuatro, desmonta mitos sobre esta enfermedad. Como que alguien con el az¨²car alto no puede ni oler el dulce, o que ha de seguir de por vida una dieta draconiana de la que jam¨¢s debe salirse.
"Yo no estoy a dieta, no podr¨ªa, qu¨¦ horror. He aprendido a comer mejor y a adoptar h¨¢bitos de vida m¨¢s saludables", comenta esta psic¨®loga madrile?a que siempre hab¨ªa tenido sobrepeso y que al a?o de estar diagnosticada hab¨ªa bajado de los 98 a los 78 kilos. Ahora, adem¨¢s, acude regularmente al gimnasio, ella que antes no hac¨ªa ejercicio. Toma un antidiab¨¦tico oral al d¨ªa. ?Su enfermedad? A raya.
Las grasas y los hidratos acaban como glucosa en el organismo
Se considera que alguien padece diabetes cuando mantiene en ayunas valores de glucosa en sangre a partir de los 126 miligramos, algo que, a medio y largo plazo, le pone en riesgo de sufrir lesiones vasculares y de ver afectados ¨®rganos diana. Es decir, los ojos y los ri?ones.
"En Espa?a se calcula que existen unos cinco millones de personas en esta situaci¨®n, de los que mill¨®n y medio est¨¢n sin diagnosticar", lamenta Mercedes Maderuelo, jefa de comunicaci¨®n de la Federaci¨®n de Diab¨¦ticos Espa?oles. Ella considera que el gran reto actual es la educaci¨®n. "Quien est¨¦ bien formado ser¨¢ capaz de autogestionar su patolog¨ªa", apostilla. Una patolog¨ªa bien gestionada mejora la calidad de vida, reduce el gasto sanitario y permite una existencia completamente normal. "?Pues claro que pueden ir a un cumplea?os y comer tarta, o formar parte de la celebraci¨®n navide?a igual que el resto!", enfatiza Maderuelo.
La clave est¨¢ en controlar, en saber que, adem¨¢s del az¨²car, hay que reducir las calor¨ªas, las grasas y los hidratos de carbono, que acaban como glucosa en el organismo.
"Vamos a desdramatizar", pide Alfonso Calle, jefe de endocrinolog¨ªa y nutrici¨®n del hospital cl¨ªnico San Carlos de Madrid. Al fin y al cabo, un diab¨¦tico ha de seguir, es verdad que de manera m¨¢s estricta, recomendaciones que, en realidad, toda la poblaci¨®n deber¨ªa atender. "No hay nada prohibido. La alimentaci¨®n ha de ser variada. Se impone adoptar rutinas saludables en las que cabe, espor¨¢dicamente, alg¨²n extra".
El especialista no considera pecado el tradicional cordero (m¨¢s graso), puesto que se trata de una ingesta puntual que adem¨¢s no afecta a los niveles de glucosa. Aunque s¨ª al peso a medio plazo y si se consume de forma continuada. Otro plato t¨ªpico, la lombarda, es muy adecuado porque contiene pocos carbohidratos. Recomienda no a?adir patatas, y renunciar adem¨¢s a la raci¨®n de pan permite el lujo de acabar la cena con 40 o 50 gramos de alg¨²n dulce navide?o. "Brindar con una copa de cava o vino es saludable, dos no las puedo recomendar y tres resultar¨ªan peligrosas", enumera.
Es un toma y daca, un constante juego de compensaciones y equilibrios que Cristina ha interiorizado y convertido en rutina. "Cien gramos de estas galletas diet¨¦ticas contienen 0,5 gramos de az¨²car y 56 kilocalor¨ªas. Las Mar¨ªa de toda la vida, 24 gramos de az¨²car y menos de la mitad de calor¨ªas... ?Cu¨¢les me tomo? Pues depende; si tengo pensado ir al gimnasio, mejor las normales, porque la glucosa se quema r¨¢pido con el ejercicio mientras que la grasa cuesta m¨¢s y se queda", reflexiona.
Nunca elige su marca preferida de refresco de cola, porque as¨ª bebe menos cantidad. Todo lo consume integral, arroz, pasta, pan, porque "su ¨ªndice gluc¨¦mico es m¨¢s bajo".
Resulta evidente por qu¨¦ la Asociaci¨®n de Diab¨¦ticos de Madrid, a la que pertenece, la ha elegido a ella para este reportaje. Representa el perfil de quien, seg¨²n el s¨ªmil de Alfonso Calle, ha preferido no ir en taxi guiado por su especialista, sino sacarse el carn¨¦ de conducir y ponerse al volante con su m¨¦dico de copiloto.
En el otro extremo sigue habiendo muchos diab¨¦ticos que ni siquiera se han subido a este carro. Y prediab¨¦ticos (con valores de glucosa en sangre de 110 a 125 miligramos) que prefieren hacerse los suecos. "Es un error, deber¨ªan seguir las mismas recomendaciones, tenemos evidencias de que casi el 50% de los casos de diabetes se podr¨ªan prevenir", manifiesta el doctor, que agrega que la evoluci¨®n desde la normalidad hasta la patolog¨ªa se relaciona directamente con el estilo de vida.
Calle aconseja a las personas en riesgo (con antecedentes familiares, valores al l¨ªmite o enfermedades asociadas, como la hipertensi¨®n) que realicen actividad f¨ªsica regular y mantengan una alimentaci¨®n sana. Tomar menos grasas saturadas y m¨¢s poliinsaturadas y monoinsaturadas (frutas secos, pescado azul); menos az¨²car, m¨¢s frutas, verduras y legumbres; pocas bebidas azucaradas y boller¨ªa, y nada de precocinados.
Lo que no significa que no puedan brindar con una copa de cava esta Navidad.
Las trampas de los productos sin az¨²car
"Como regla general, ninguna sociedad cient¨ªfica avala la compra de productos espec¨ªficos para diab¨¦ticos, que pueden resultar confusos en su etiquetado o se interpretan de forma inadecuada; muchas veces se percibe que se pueden consumir en cantidad libre, lo cual casi nunca es verdad porque la etiqueta sin az¨²car suele significar que no tiene az¨²cares a?adidos", afirma el especialista Alfonso Calle. Hace tiempo que Cristina Ruiz, diab¨¦tica, se estudi¨® a conciencia las etiquetas nutricionales -"Ah¨ª hemos avanzado mucho"- y huye por sistema de los alimentos que se anuncian como especiales. "Es lo primero que te aconseja el endocrino". Primero, porque dan la sensaci¨®n de barra libre, de que no hay l¨ªmites a la hora de comerlos. Segundo, porque ha comprobado que muchas veces las etiquetas son enga?osas. Demuestra sus recelos enarbolando cajas de helados, cereales o barritas que, efectivamente, tienen menos az¨²cares, pero compensan ese d¨¦ficit de sabor con un extra de grasa. Y adem¨¢s triplican el precio. Pasa de largo de los turrones sin az¨²car porque dice que la diferencia de calor¨ªas e hidratos de carbono respecto a los normales es poca, son m¨¢s caros y ni siquiera le gusta su sabor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.