De la soledad a los focos

A principios de los ochenta, la reci¨¦n creada Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT) trat¨® de organizar un funeral para las v¨ªctimas en Madrid. La primera iglesia les dijo que no, recuerda 30 a?os despu¨¦s Ana Mar¨ªa Vidal-Abarca, cofundadora de la asociaci¨®n junto a Sonsoles ?lvarez de Toledo e Isabel O'Shea. "Eso demuestra la necesidad que hab¨ªa de remover las conciencias de una sociedad con un grado de tolerancia muy alto hacia el terrorismo", se?ala. Ella perdi¨® a su marido, jefe de los Mi?ones de ?lava ?una polic¨ªa foral dependiente de la Diputaci¨®n?, el comandante Jes¨²s Velasco, el 10 de enero de 1980. Dos personas le dispararon en Vitoria, mientras conduc¨ªa, despu¨¦s de haber dejado en el colegio a dos de sus cuatro hijas. "Ese mismo a?o, en septiembre, decid¨ª venir a vivir a Madrid. Hab¨ªa asistido a muchos funerales que me conmovieron, y cuando me pas¨® a m¨ª comprend¨ª que hab¨ªa que hacer algo. Nuestro comienzo fue tremendo. Nadie nos hac¨ªa caso. Pensaban que ¨¦ramos unas extremistas furiosas, y tuvimos que demostrar que ¨¦ramos unas personas llenas de sentido com¨²n que lo ¨²nico que quer¨ªamos era ayudar. Pretend¨ªamos que todas esas viudas que dejaba ETA en aquella ¨¦poca se sintieran acogidas, se conocieran entre ellas, se apoyaran. Hab¨ªa muchas chicas jovenc¨ªsimas con ni?os peque?os que se hab¨ªan tenido que volver del Pa¨ªs Vasco a su pueblo, a pueblos rec¨®nditos de toda Espa?a, y que desgraciadamente casi ten¨ªan que ocultar que eran v¨ªctimas del terrorismo. En esos momentos tremendos, que se le d¨¦ valor a la muerte de tu marido, de tu hijo o de tu padre es muy importante. Y as¨ª empezamos". Las v¨ªctimas, sin duda, estaban solas. I?aki Garc¨ªa Arrizabalaga, cuyo padre, delegado de Telef¨®nica en Gipuzkoa fue asesinado tambi¨¦n en 1980, recuerda los insultos que les dirigieron estudiantes abertzales antes de entrar en el funeral de su padre, celebrado en la capilla del campus de la Universidad de Deusto en San Sebasti¨¢n, que se manifestaban para pedir la libertad de una chica que hab¨ªa sido detenida. Ese funeral lo ofici¨® el sacerdote jesuita Alfredo Tamayo. "Fue extremadamente ofensivo. Con una viuda tan reciente y sus hijos...", recuerda. ?l mismo ha sido increpado por acercarse a las v¨ªctimas, incluso por parte de miembros de la Iglesia. "Un cura me dijo una vez que ten¨ªa que ir al psiquiatra porque era un obseso con las v¨ªctimas". El padre Tamayo reprocha al clero de Gipuzkoa que, a¨²n hoy, no haya pedido perd¨®n por su distanciamiento de los afectados por el terrorismo. "El de Bizkaia, al menos, s¨ª lo ha hecho". Ana Mar¨ªa Vidal-Abarca, en el arranque de la asociaci¨®n (1981) lo primero que hizo fue poner un anuncio en el peri¨®dico indicando un apartado de correos. "Todo pagado de nuestro bolsillo", recuerda ahora, en el sal¨®n de su casa, sentada junto a un gran retrato de su difunto marido, Jes¨²s Velasco. "La gente respond¨ªa porque estaba necesitada. Con mucho tes¨®n, y pidiendo cosas razonables, nos fueron respetando y ayudando. Nuestros esfuerzos culminaron con la aprobaci¨®n en el Parlamento de la Ley de Solidaridad con las V¨ªctimas del Terrorismo de 1999". El final del camino ha sido la Ley de V¨ªctimas del Terrorismo, aprobada en septiembre de 2011. La visibilidad ha ido en paralelo al proceso de reconocimiento social de la brutalidad del terrorismo ?el secuestro y asesinato anunciado del concejal de Ermua Miguel ?ngel Blanco en agosto de 1997 supuso una sacudida general a las conciencias?. Y de una organizaci¨®n, la AVT, se ha pasado en estos momentos a varias decenas de asociaciones y fundaciones. Casi cada comunidad aut¨®noma tiene la suya ?la vasca COVITE, la andaluza, extreme?a, valenciana, catalana...? y hay numerosas fundaciones en memoria de personas concretas asesinadas, como Gregorio Ord¨®?ez o Fernando Buesa. Las subvenciones a estas organizaciones comenzaron en 1997 y han ascendido, desde 2004, a 6,5 millones de euros. "Las asociaciones han servido para distintas cosas", opina Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Uribes, director de la Oficina de Atenci¨®n a V¨ªctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior. "Contribuyen a mantener la memoria y tienen un claro efecto terap¨¦utico para las v¨ªctimas, que se re¨²nen, hablan con personas que han sufrido experiencias traum¨¢ticas similares a las suyas... y reflejan distintos puntos de vista, porque las v¨ªctimas son diferentes entre s¨ª, plurales". Durante los ¨²ltimos a?os han ganado una evidente capacidad de influencia pol¨ªtica, algo con lo que no todas est¨¢n de acuerdo. "El problema es que se da voz solo a un tipo de v¨ªctima y parece que todas pensamos igual cuando, l¨®gicamente, existe mucha diversidad", se?ala Josu Elespe, hijo del concejal socialista Froil¨¢n Elespe, asesinado en 2001. "Cuando fui presidenta de la AVT tuve especial ciudado de que no se politizara", reflexiona Ana Mar¨ªa Vidal-Abarca sobre esta cuesti¨®n. "Lo importante era ayudar a las v¨ªctimas. En todo caso, creo que las asociaciones, en los momentos realmente importantes, est¨¢n unidas. Ahora estamos ya en otra fase. Las v¨ªctimas han sido reconocidas, y seguimos ah¨ª para que no se banalice lo que ha sido el terrorismo y para reclamar el derecho a la justicia. Para m¨ª, despu¨¦s de todo, ser¨ªa una satisfacci¨®n enorme ver, finalmente, un Pa¨ªs Vasco en libertad. El que quiera ser separatista que lo sea, pero que me respete a m¨ª igual que yo respeto a todo el mundo y nunca he hecho da?o a nadie".