"Sin inversi¨®n en tecnolog¨ªa no se tiene voz propia"
Sale ¨¢gil de su auto de marca italiana y se disculpa por un retraso m¨ªnimo. A partir de ese momento, Massimo Falcolini, de 44 a?os e ingeniero aeron¨¢utico en la Agencia Espacial Europea (ESA), no abandonar¨¢ la sonrisa. Le gusta su trabajo y disfruta fuera de su N¨¢poles natal, adonde regresa para ver a su familia. Pero lo que en verdad le apasiona es compartir con sus colegas de ESTEC (Centro Espacial Europeo de Investigaci¨®n y Tecnolog¨ªa, en la ciudad holandesa de Noordwijk) lo que llama "desentra?ar lo desconocido". Su labor consiste en asegurarse de que la industria construye los componentes electr¨®nicos adecuados para los experimentos de sat¨¦lites y telescopios. "Una especie de control de calidad", seg¨²n explica, casi rest¨¢ndole importancia. Aunque su labor es indispensable para el ¨¦xito de las misiones espaciales.
Schlemmer. La Haya
- Pato con manzana y ar¨¢ndanos: 17,50 euros.
- Lubina con esp¨¢rragos: 18,5.
- Tarta de chocolate y helado 6,75.
- Sabayon de avellanas y amaretto: 6,75.
- Aguas y expreso: 6,75.
Total: 56,25 euros.
"Desde 2005 estoy en el equipo del telescopio de infrarrojos James Webb, que observar¨¢ la formaci¨®n de estrellas y galaxias despu¨¦s del Big Bang". Dicho as¨ª, la descripci¨®n de un complejo instrumento ¨®ptico construido y operado por la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense, suena formal y acad¨¦mica. Sin embargo, el entusiasmo que Falcolini pone al entrar en detalle resulta contagioso. Se acomoda en la silla, mira fijamente y describe el largo camino recorrido por la astronom¨ªa desde Galileo. "Su telescopio mandaba la luz recogida al ojo mismo. El Webb apuntar¨¢ al sistema solar profundo", dice, analizando una carta llena de postres prometedores.
El particular viaje a las estrellas de Falcolini empez¨® por una v¨ªa distinta. Trabaj¨® en Italia para Alenia, el fabricante de componentes para aviones, pero quer¨ªa rodearse de un ambiente internacional en otros pa¨ªses. "A los 32 a?os no estaba satisfecho, y la labor en ESTEC me parec¨ªa el mejor empleo posible. Varios meses despu¨¦s de la entrevista me llamaron y fue como una luna de miel profesional", dice, apurando unos filetes de pato con manzana y ar¨¢ndanos.
Este ingeniero de la ESA vigila la calidad de los componentes para hacer sat¨¦lites
Vi¨¦ndole reproducir con las manos la posici¨®n escogida para el telescopio Webb, protegido del calor del Sol por la Tierra, cuesta creer que el cohete que ten¨ªa de ni?o no fuera su juguete favorito. "Lo pasaba bien, pero algunos de mis compa?eros manejaban telescopios a todas horas. Tampoco mis dos hermanos, que trabajan ahora en Fiat y en inform¨¢tica, eran forofos del espacio. En cambio, ahora soy mucho m¨¢s consciente del sistema solar en su conjunto", asegura, dejando el plato impoluto. El Webb ya vale unos 6.866 millones de euros y tiene previsto su lanzamiento para 2018. "El camino es largo, pero ESA tiene claro su objetivo y eso ahorra burocracia", subraya, para pedir luego un pastel de chocolate. "Es mi alimento favorito", r¨ªe.
En plena euforia chocolatera, reconoce que le gusta vivir en el extranjero "porque no hay c¨®digos de comportamiento, y as¨ª me siento m¨¢s yo mismo". Una situaci¨®n privilegiada que no le impide ponerse serio para lamentar "la falta de racionalidad con la que se hace pol¨ªtica en Italia". Y para llamar la atenci¨®n, al final, sobre uno de los peligros de la crisis: "Sin inversi¨®n en tecnolog¨ªa no se puede tener voz propia fuera", afirma, apurando un expreso.
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