¡°Los periodistas hemos perdido el instinto¡±
La veterana informadora, en activo a los 80 a?os, admite: ¡°Somos m¨¢s vagos con Internet¡±
¡°He matado a Kennedy y a su hermano, he matado a dos papas, he tenido la guerra de Dien Bien Phu, he matado a Carrero Blanco, a Franco...¡±. Pura Ramos no es una asesina en serie: solo enumera en argot un brev¨ªsimo resumen de las muchas noticias que ha escrito. A punto de cumplir 60 a?os en el oficio, esta periodista de 80 ¡ª¡°me gusta esa edad, es rotunda¡±¡ª sigue al pie del ca?¨®n. ?Por qu¨¦ jubilarse cuando una disfruta de lo que hace?
¡°Siempre digo, en Navidad lo dejo... no, en Semana Santa..., no en verano. Soy incapaz de dar ese saltito. ?Me gusta tanto mi profesi¨®n que me cuesta mucho dejarla!¡±. Y ah¨ª sigue, con la curiosidad intacta del primer d¨ªa, vivo el consejo que le dio Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal: ¡°Pon toda tu alma en lo que hagas¡±. Tanta pone en lo que dice que el caf¨¦ y el cruas¨¢n se enfr¨ªan sobre la mesa. Tanta puso, que ni siquiera dej¨® la tarea cuando, casada con su colega Jes¨²s de la Serna, fueron llegando los hijos. Uno, dos, hasta ocho, en tiempos en los que no se hablaba de conciliaci¨®n.
¡°Viv¨ªa desparramada entre trabajo, hijos y casa. All¨¢ donde me sentaba me quedaba dormida¡±, relata esta mujer que fue ¡°del peri¨®dico al paritorio¡± algunas veces. Lleg¨® a amamantar a la primog¨¦nita en Pueblo, la redacci¨®n que hab¨ªa pisado ¡°el 13 de diciembre de 1952¡± para salir contratada cuando era estudiante de la Escuela Oficial de Periodismo. Tras pasar por Informaciones, Nuevo Lunes o la jefatura de prensa del Museo del Prado ¡ª¡°sal¨ªa del despacho y ten¨ªa enfrente Las meninas¡±¡ª, esta experta en informaci¨®n internacional y cultura ahora es redactora de la revista de arte Ars Magazine. ¡°El director me presenta: ¡®Pura Ramos, la instituci¨®n¡¯. Y yo pienso en el edificio de la Telef¨®nica en Gran V¨ªa¡±, dice entre risas.
¡°He matado a Kennedy y a su hermano, he matado a dos papas, he matado a Franco...¡±, ironiza
Porque ni se siente una instituci¨®n ni le da importancia a su papel de periodista pionera, del que habla espont¨¢neamente. ¡°No tengo m¨¦rito. No he hecho m¨¢s que nacer antes¡±, zanja.
¡°Me preguntan muchas veces si me sent¨ª discriminada, pero es que el mundo era as¨ª entonces. No entend¨ªas que hubiera discriminaci¨®n, no se te ocurr¨ªa que te pudieras saltar una norma. El mundo era como era, no se cuestionaba lo que hab¨ªa. No me daba cuenta de que yo era una excepci¨®n¡±. Pero esta vasca nacida en Madrid en 1931 ¡ª¡°los vascos nacemos donde nos parece¡±, bromea¡ª romp¨ªa la pauta. ¡°Las cosas te llegan y resuelves¡±, resume.
A Ramos, con ¡°un decalaje entre la edad mental y la edad f¨ªsica¡±, el periodismo le ha dado ¡°inquietud, curiosidad, sentimiento de estar viva¡±. Cuando hay una gran noticia a¨²n siente ganas de estar donde ocurre. ¡°No s¨¦ si el periodismo ahora es mejor o peor que antes, es distinto¡±. Y ¡°ya no es bohemio¡±. ¡°Nos hemos hecho m¨¢s perezosos con Internet y las redes sociales. Esperamos que nos llegue la noticia. Se ha perdido el instinto¡±. Cuando ella empez¨®, en plena dictadura, ¡°ni siquiera hab¨ªa ruedas de prensa¡±. Para tener las noticias ¡°hab¨ªa que salir a buscarlas¡±, patear despachos. ¡°El periodista es tan ef¨ªmero como la noticia¡±, sentencia la veterana, m¨¢s fervorosa del papel que de la pantalla.
?Merece la medalla de oro del trabajo? ¡°Y ?para qu¨¦ quiero yo ese chisme?¡±, responde con risa esta mujer ¡°muy feliz¡±, convencida de que ¡°la vida es equivocarse y levantarse a continuaci¨®n¡±. ¡°Se pasa r¨¢pido, as¨ª que ?atr¨¢pala!¡±, despide a la periodista.
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