Examen de conciencia en las escuelas de negocios
La crisis financiera ha puesto en tela de juicio la formaci¨®n impartida a los directivos de ¨¦lite Los centros mundiales han respondido con clases de ¨¦tica, liderazgo y c¨®digos deontol¨®gicos
Las grandes escuelas de negocios tambi¨¦n est¨¢n sufriendo los efectos de la crisis. Dos terceras partes de las m¨¢s prestigiosas aulas de formaci¨®n empresarial de Estados Unidos, Europa y del resto del globo han visto descender el n¨²mero de aspirantes a cursar programas de MBA durante el ejercicio 2011, seg¨²n datos del Graduate Management Admission Council, encargado de realizar las pruebas de admisi¨®n.
Las razones de este declive tienen que ver con la propia crisis econ¨®mica, que reduce la demanda de todo tipo de productos y servicios, pero tambi¨¦n con el descr¨¦dito. Una parte de la sociedad acusa a estos centros de ¨¦lite de haber formado a los directivos faltos de escr¨²pulos que nos han conducido a la mayor crisis de la historia. Algunas de las m¨¢s prestigiosas escuelas, sobre todo en Estados Unidos, han respondido a este clima de opini¨®n haciendo rodar cabezas: en los ¨²ltimos meses han cambiado sus decanos centros como los de Harvard, Chicago Booth o Stanford. Pero con ello no han logrado evitar que su reputaci¨®n, tradicionalmente uno de sus mayores activos, se haya visto socavada.
El descr¨¦dito tambi¨¦n ha hecho mella en sus cuentas. Sobre todo al inicio de la crisis, en 2009, cuando solo una cuarta parte de las principales escuelas de negocios mundiales de ense?anza ejecutiva ve¨ªan crecer su facturaci¨®n, seg¨²n Michael Malefakis, miembro del Consejo de Unicon (The International University Consortium for Executive Education), que agrupa a un centenar de estos centros de ¨¦lite, la mitad norteamericanos.
Los centros refuerzan sus clases de responsabilidad social y ¨¦tica
Algunas escuelas han reconocido su parte de responsabilidad en la crisis financiera internacional. Otras no se han dado por concernidas de manera oficial. Sin embargo, pr¨¢cticamente todas han abierto un periodo de reflexi¨®n y han echado mano de algunos valores tradicionales que hab¨ªan quedado relegados en el pasado reciente, como la ¨¦tica y la filosof¨ªa, en un intento de reinventarse.
El fen¨®meno es visto con escepticismo por algunos observadores, que sospechan que en algunos casos no se trata de una respuesta sincera sino de un mero lavado de cara. En este grupo se encuentra la periodista autora del libro Soy economista y os pido disculpas (Deusto, 2011), Florence Noiville, exalumna de HEC Par¨ªs.
¡°Las escuelas de negocios tienen necesidad de cambiar su imagen¡±, afirma. ¡°El problema es que son completamente dependientes de los rankings. Es decir, de las empresas que van a contratar a sus alumnos y que a menudo las financian. Para obtener financiaci¨®n tienen que colocarse en los primeros puestos de las clasificaciones. Y para ello, es necesario que la media de los salarios a la salida de la escuela sea la m¨¢s elevada posible, con lo que hay que colocar a los alumnos en el ¨¢rea de las finanzas. Es un c¨ªrculo vicioso. Har¨ªa falta crear otra clasificaci¨®n para las escuelas, basada en criterios de conocimiento y de inter¨¦s general¡±, explica Noiville.
Harvard, Chicago Booth y Stanford han cambiado a sus decanos
No est¨¢ de acuerdo Fran?ois Collin, director ejecutivo de CEMS, para quien ¡°las escuelas de negocios han iniciado una revisi¨®n fundamental de sus ense?anzas y de sus misiones y hoy viven una de las mutaciones m¨¢s importantes de su historia¡±. El responsable de la alianza de una treintena de escuelas de negocios internacionales dedicadas a promover la calidad de la educaci¨®n de los futuros l¨ªderes de empresas, en uni¨®n con otras tantas corporaciones, considera que ¡°la crisis de 2008 ha sido el catalizador de un cambio de la educaci¨®n que se apoya sobre un cierto n¨²mero de cr¨ªticas y tomas de conciencia¡±.
Collin destaca las tres modificaciones esenciales que han tenido lugar en la ense?anza que imparten estos centros de ejecutivos: se le da menos importancia a la modelizaci¨®n, a las t¨¦cnicas cuantitativas; se da mayor car¨¢cter social a la empresa y se pone en tela de juicio que su ¨²nica misi¨®n sea generar valor para el accionista.
Todas las escuelas de negocios que se precian han introducido variaciones en sus programas educativos como respuesta a la crisis. Algunas solamente han reforzado sus clases de ¨¦tica en los negocios, liderazgo y responsabilidad social corporativa (el caso de las estadounidenses Columbia, MIT Sloan Business School, Wharton o Tuck, o la suiza IMD, la francesa Essec o la brit¨¢nica London Business School). Otras han querido ir m¨¢s all¨¢, invirtiendo adem¨¢s en RSC, como las espa?olas IE Business School o Esade, que han creado las fundaciones Financieros sin Fronteras y el Instituto de Innovaci¨®n Social, respectivamente. Y tambi¨¦n hay escuelas que han promovido juramentos de honor o c¨®digos deontol¨®gicos en sus aulas, como Harvard o Esade.
Se est¨¢ poniendo en tela de juicio que la ¨²nica misi¨®n de la empresa sea generar valor para el accionista
¡°Las conversaciones en las escuelas de negocios han cambiado. La visi¨®n cl¨¢sica de que los mercados lo solucionan todo y de que tenemos que formar a gente para que gane dinero deja paso a una visi¨®n m¨¢s humanista de la empresa que hasta esta crisis solo era defendida por voces minoritarias de profesores¡±, afirma ?ngel Cabrera, presidente de la escuela de negocios Thunderbird de Arizona.
Desde 2004, este centro compromete a sus alumnos con los valores de su juramento hipocr¨¢tico. Y hace unos meses ha creado una fundaci¨®n, ¡°junto al decano de Harvard Business School, una de las voces m¨¢s cr¨ªticas e influyentes en el cambio que atraviesan las escuelas de negocios¡±, Aspen Institute y el apoyo de Naciones Unidas y el Foro de Davos, para tratar de establecer el juramento como c¨®digo deontol¨®gico para los directivos de empresas en todo el mundo. ¡°Tenemos que abandonar la visi¨®n puramente economicista de la empresa e ir hacia una postura comprometida, en la que su misi¨®n sea producir beneficios a la sociedad y a los inversores. Que la funci¨®n de la contabilidad no sea el maquillaje¡±, sostiene Cabrera.
?lvaro Mart¨ªnez-Echevarr¨ªa, director del Instituto de Estudios Burs¨¢tiles (IEB) apoya la idea del compromiso con la deontolog¨ªa profesional. Es partidario de que las acreditaciones que fijan los puestos de las escuelas en los rankings tengan en cuenta, adem¨¢s de criterios acad¨¦micos, criterios deontol¨®gicos o de apoyo a la sociedad. Y est¨¢ promoviendo la creaci¨®n de un Consejo Deontol¨®gico Internacional de Escuelas de Negocios. ¡°Las escuelas de negocios tenemos que impulsar las normas de conducta de los directivos del futuro para que la irracionalidad de los mercados y los sueldos desmedidos no vuelvan a derivar en una crisis como la actual¡±, afirma.
Algunos observadores
sospechan que en algunos casos se trata de un mero lavado de cara
¡°Desde la perspectiva de la econom¨ªa del bienestar, se ha comprobado que la teor¨ªa de los mercados eficientes destruye valor de la empresa a medio y largo plazo. Y ha sido especialmente da?ina para la gobernanza empresarial y para la retribuci¨®n de la alta direcci¨®n¡±, explica Ant¨®n Costas, catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
¡°El paradigma del endeudamiento y el cortoplacismo como modelo a seguir ya no sirve. Hay que ir a principios m¨¢s subjetivos como la prudencia, la transparencia, el buen gobierno... Estamos volviendo a las recetas de los a?os noventa¡±, asegura el director general del Centro de Estudios Financieros, Arturo de las Heras.
Pero, para Mart¨ªnez-Echevarr¨ªa y Cabrera, el verdadero cambio que deben protagonizar los centros de formaci¨®n de ejecutivos tiene que ver con su misi¨®n y sus valores. ¡°Han respondido a la crisis de vocaci¨®n haciendo las cosas f¨¢ciles, es decir, introduciendo cursos, clases, cambiando asignaturas¡ Lo dif¨ªcil es un cambio de mentalidad. Y m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa es incorporarlo luego a las empresas¡±, opina el presidente de Thunderbird mientras asume: ¡°Llevamos a?os preparando a ejecutivos de mentalidad estrecha. El cambio necesitar¨¢ d¨¦cadas¡±.
Ant¨®n Costas se muestra m¨¢s pesimista: ¡°Al final, aquellos que han protagonizado el estropicio financiero son los que han acudido a arreglarlo. Y no creo que lo puedan solucionar¡±, vaticina. En su opini¨®n, ¡°no hay un cuestionamiento real y efectivo de la banca, para que los pol¨ªticos tomen cartas en el asunto con contundencia¡±.
Criminales en el aula
La crisis de identidad que atraviesan las escuelas de negocios es menos profunda en Europa que en Estados Unidos, seg¨²n el ¨²nico espa?ol que preside un centro norteamericano, ?ngel Cabrera, ¡°porque en Europa las escuelas siempre han tenido una visi¨®n m¨¢s social de la empresa. Y, en Espa?a, IESE y Esade han aportado una ense?anza humanista en las organizaciones e IE Business School ha tomado liderazgo en muchas ¨¢reas¡±. Michael Malefakis est¨¢ de acuerdo con que los centros de directivos nacionales se est¨¢n convirtiendo en pioneros en el mundo.
Aunque, como las instituciones espa?olas, algunas americanas tambi¨¦n llevan a?os trabajando la ¨¦tica y los valores. Veamos un ejemplo. Tuck School of Business invita a sus aulas a criminales de cuello blanco, como la propia escuela los define. La idea es que los alumnos aprendan de directivos que han pasado por prisi¨®n precisamente lo que no hay que hacer. Son protagonistas de fraudes m¨¢s o menos sonados (incluso reincidentes), como Fred Shapiro, Don Snede, David Logan y Mark Morze.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.