Se?or¨ªa, acate mis cr¨ªticas
D¨ªvar acusa de hacer un da?o interesado a la justicia a quienes cuestionan sus fallos El ciudadano ve a la sacrosanta instituci¨®n alejada de la realidad social
Anda revuelta la judicatura, porque les critican sus sentencias. Pero no m¨¢s que la calle, porque no las entienden. A casos recientes y famosos, como el de la muchacha asesinada en Sevilla, Marta del Castillo, entre otros muchos, se ha sumado en un tiempo corto, para encender definitivamente la mecha, la condena de inhabilitaci¨®n a Baltasar Garz¨®n, fuertemente contestada a las mismas puertas de Tribunal Supremo y m¨¢s all¨¢ ¡ª ¡°Esta sentencia es un esc¨¢ndalo internacional¡±, dijo el diputado de IU Gaspar Llamazares al presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos D¨ªvar, esta semana en el Congreso¡ª. Entre los que critican a los jueces y los que critican que se les critique hay un punto de acuerdo: cuestionar las sentencias es perfectamente leg¨ªtimo. ?Hasta d¨®nde? ?Qu¨¦ es lo que parece haber enfadado tanto a algunos jueces ¨²ltimamente?
?A decir de Carlos D¨ªvar en su declaraci¨®n en el Congreso, hay en todo este asunto ¡°descalificaciones interesadas¡± y percibe ¡°constantes cr¨ªticas a las resoluciones y actuaciones judiciales¡±. ¡°Esa deslegitimaci¨®n constante de una instituci¨®n clave en el Estado de derecho como es el Poder Judicial, lejos de fortalecerla, produce unos efectos sobre su credibilidad que son de costosa y dif¨ªcil reparaci¨®n¡±, a?adi¨®.
Llamazares: "El poder judicial no se ha dejado permear por la democracia"
Que las cr¨ªticas son constantes es palmario. Que sean descalificaciones interesadas es un argumento de ida y vuelta, porque del mismo modo consideran muchos ciudadanos las sentencias judiciales. La politizaci¨®n de la justicia y la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica son dos asuntos repetidos.
Volvamos a los puntos de acuerdo: la cr¨ªtica es leg¨ªtima. ¡°Por supuesto que lo es, desde el respeto indiscutible de la libertad de expresi¨®n, pero algunos pol¨ªticos sobrepasan esos l¨ªmites y hacen graves ofensas personales a miembros de la judicatura y, superados determinados l¨ªmites, se rozan los umbrales de lo punible, la calumnia y la injuria. Cuando se reacciona ante las cr¨ªticas es por la gravedad de las mismas, y eso tambi¨¦n es leg¨ªtimo¡±, defiende el portavoz popular de Justicia en el Congreso, Jos¨¦ Miguel Castillo. Tambi¨¦n reaccionan los jueces por otros motivos. Pablo Llarena, portavoz de la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura opina que ¡°el poder judicial s¨ª admite las cr¨ªticas sobre el contenido de sus resoluciones¡±, pero las que ¡°ofrecen un planteamiento jur¨ªdico alternativo. Lo que no se admite es que se desacredite la instituci¨®n con argumentos que no son jur¨ªdicos, sino que responden a posicionamientos ideol¨®gicos¡±. Cree que la ciudadan¨ªa ¡°opera con elementos mucho menos n¨ªtidos que los que maneja el tribunal, y por eso, por no tener toda la informaci¨®n, la decisi¨®n final no se entiende. Lo ideal ser¨ªa que los jueces y los medios de comunicaci¨®n fueran capaces de trasladar correctamente todos los datos que ha tenido en cuenta un juez o tribunal a la hora de tomar una decisi¨®n¡±.
Los casos 'Garz¨®n' y 'Marta del Castillo' han encendido la mecha
Es cierto que los medios de comunicaci¨®n presentan lo acontecido en las largas sesiones de tribunales a veces de un modo incompleto, sesgado y err¨®neo. Titulares como Absuelto el violador... no ayudan a una reacci¨®n templada en la calle. O es violador o ha sido absuelto. Pero, aun habiendo participado del total del juicio, el ciudadano medio no tendr¨ªa la capacidad de reflexionar como lo har¨ªa un juez, ni de operar como un cirujano, lo que no impide que perciba que hay sentencias que el sentido com¨²n no entiende. Lo expres¨® as¨ª Emilio Olabarr¨ªa, jurista y diputado del PNV en el Congreso: ¡°La justicia emana del pueblo y lo que no puede la Administraci¨®n de justicia es permitirse la licencia o el lujo de provocar que el pueblo ¡ªen cuyo nombre se imparte o se ejerce esta noble funci¨®n¡ª sufra permanentes convulsiones¡±.
Y lo remat¨® otro diputado, de ERC, Joan Tard¨¢, dirigi¨¦ndose as¨ª a D¨ªvar: ¡°La percepci¨®n general que tiene la ciudadan¨ªa respecto a ustedes, incluso respecto de la Administraci¨®n de justicia, es que es lejana, muy lejana; perversamente politizada; excesivamente endog¨¢mica y corporativa¡±.
Corporativa parece expresi¨®n suave. Entre los entrevistados para elaborar esta informaci¨®n se repite de continuo la palabra casta. La casta de los jueces. Que tiene su origen, explican algunos, en el propio proceso de acceso a la carrera judicial. ¡°El sistema de selecci¨®n de los jueces genera una sensaci¨®n de poder y un alejamiento de la realidad que tendr¨ªan que atajarse¡±, opina el fiscal F¨¦lix Pantoja, exvocal del Consejo General del Poder Judicial. ¡°Cuatro o cinco a?os estudiando las oposiciones, memorizando, a¨ªslan del mundo y ayudan a formar ese sentimiento de grupo singular, diferente, que puede dar lugar a un corporativismo que lleva a no sentirse funcionario al servicio de los ciudadanos. De hecho, alg¨²n juez se ofende cuando le llamas funcionario¡±, dice. Todo ello, asegura, ¡°est¨¢ relacionado con la poca tolerancia a las cr¨ªticas¡± de los togados.
"Admitimos los reproches jur¨ªdicos, no ideol¨®gicos", dicen en la APM
Acato y respeto son otras dos palabras a las que tambi¨¦n est¨¢n acostumbrados los jueces, por boca de los pol¨ªticos, que las repiten como letan¨ªa cuando se produce una sentencia, guste o no. A veces se escucha, acato pero no respeto. En las aguas turbulentas de los ¨²ltimos d¨ªas sonaron bien distintas las declaraciones de Gaspar Llamazares: ¡°Ni acato ni respeto¡±. Se refer¨ªa a la sentencia condenatoria para Garz¨®n. Es, quiz¨¢, el que m¨¢s lejos ha ido, al analizar esa ¡°casta¡± de los jueces. ¡°La crisis del parlamentarismo, tan cuestionado por los ciudadanos, es tambi¨¦n la de la justicia. En situaci¨®n de crisis, como la actual, los jueces est¨¢n apareciendo como poderes impotentes y soberbios, a m¨¢s impotencia, m¨¢s soberbia... Esa unanimidad en las sentencias en temas pol¨ªticos demuestra soberbia, a no ser que est¨¦n intentando dar lecciones al mundo¡±, se?ala Llamazares.
Y dice m¨¢s: ¡°El poder judicial en Espa?a no se ha dejado permear por la democracia como ha ocurrido con los otros poderes. Es refractario a la sensibilidad social, incluso se vanaglorian de ello. Son una casta conservadora y endog¨¢mica. Y eso parte del mismo proceso de formaci¨®n y selecci¨®n¡±, opina.
Durante mucho tiempo, el pueblo espa?ol acat¨® sin rechistar lo que emanaba de una suerte de sant¨ªsima trinidad omnipotente: el cura, el maestro, el guardia civil. El juez estaba un escal¨®n m¨¢s arriba: media vida depend¨ªa de una sola decisi¨®n suya. O la vida entera. Los maestros saben bien c¨®mo ha dado la vuelta esa tortilla. Son hoy un colectivo cuestionado por las familias hasta extremos, a veces, de dif¨ªcil comprensi¨®n o de nula justificaci¨®n. La Iglesia ha manifestado en alguna ocasi¨®n que sus efectivos se sienten perseguidos. De la Guardia Civil podr¨ªa decirse que el ciudadano ya s¨ª sabe con quien est¨¢ hablando. ?Y los jueces, qu¨¦ ocurre con ellos?
Tard¨¢: "El ciudadano ve politizada y corporativa esta administraci¨®n"
¡°Aunque la composici¨®n de la carrera judicial ha ido cambiando, a¨²n sigue existiendo un fuerte esp¨ªritu corporativo que podr¨ªa influir en que a veces no se acepten con normalidad las cr¨ªticas fundadas¡±, empieza Jos¨¦ Luis Ram¨ªrez, portavoz de Jueces para la Democracia. Pero matiza: ¡°A veces, de las cr¨ªticas a resoluciones judiciales concretas se pasa a la deslegitimaci¨®n de la instituci¨®n, o al ataque personal a alguno de sus miembros, lo que no es aceptable. En ocasiones se cuestionan sin raz¨®n sentencias ajustadas a derecho. El ciudadano ve c¨®mo se absuelve a alguien porque una determinada prueba ha sido declarada nula. Se anticipa en los medios su culpabilidad y luego la ciudadan¨ªa no entiende que no sea condenado, cuando la presunci¨®n de inocencia as¨ª lo exige. Creo tambi¨¦n que habr¨ªa que hacer un mayor esfuerzo de pedagog¨ªa, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), este y los anteriores, ha fracasado en su pol¨ªtica de comunicaci¨®n¡±.
A vueltas con el caso Garz¨®n, el CGPJ, en un comunicado advirti¨® que consideraba ¡°de todo punto inaceptables los ataques tanto personales como institucionales que cuestionan de manera fr¨ªvola y carente de fundamento la actuaci¨®n del Tribunal Supremo (...) lo que constituye un grave atentado al Estado de derecho¡±. Para el portavoz socialista de Justicia en el Congreso, Julio Villarrubia, ¡°existe un alto grado de corporativismo en muchos colectivos, inicialmente leg¨ªtimo, pero cuando es excesivo es un grave problema del sistema democr¨¢tico. Entre los jueces este corporativismo se da en una dosis muy considerable. Probablemente los ciudadanos perciben que el colectivo est¨¢ muy alejado de la realidad social¡±.
?Puede o debe ser la justicia el ¨²nico poder del Estado inatacable, no sometido a control ni a cr¨ªtica? Ram¨®n S¨¢ez, juez de la Audiencia Nacional, opina: ¡°Acatar no forma parte de la gram¨¢tica de la democracia. Las decisiones judiciales deben someterse a la opini¨®n p¨²blica. ?Nos interesan las opiniones disidentes o queremos hacerlas desaparecer? Los jueces, los juristas, los t¨¦cnicos, no tienen el monopolio de lo justo. Cuando se habla de acatar y respetar las sentencias se parte de una cultura que proviene de la dictadura, impropia de sociedades abiertas. Los jueces se deben a la ciudadan¨ªa, y sus decisiones deben confrontarse en el espacio p¨²blico para ver as¨ª si son justas o no. Las cr¨ªticas deben ser, al menos, escuchadas¡±.
"Hay que cambiar el sistema de selecci¨®n de jueces", opina un fiscal
Marta del Castillo, Bildu y el juez Garz¨®n
¡®CASO MARTA DEL CASTILLO¡¯. La condena de 20 a?os de c¨¢rcel a Miguel Carca?o por asesinato y la absoluci¨®n del resto de acusados provoc¨® encendidas cr¨ªticas por parte de la familia de la chica asesinada, que convoc¨® una manifestaci¨®n ¡°en repulsa por la sentencia¡±. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sali¨® en defensa del tribunal. ¡°La discrepancia y la cr¨ªtica (...) no pueden servir de cobertura para valoraciones peyorativas y comentarios que atentan contra la honorabilidad del tribunal y de la justicia espa?ola¡±. ¡°No se puede estar constantemente poniendo en entredicho la verdad judicial¡±, asever¨® Lorenzo del R¨ªo, presidente del Tribunal Superior de Justicia andaluz.
BILDU. La legalizaci¨®n de Bildu por parte del Tribunal Constitucional levant¨® una marea de cr¨ªticas por parte del PP. Cuestionaban los mismos que ahora, por boca de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, piden a ¡°los l¨ªderes pol¨ªticos¡± que ¡°tengan presente que todas las resoluciones judiciales merecen su respeto¡±. ¡°Todos los espa?oles tenemos que respetar las sentencias, pero mucho m¨¢s los representantes p¨²blicos. Cuando se cuestionan las instituciones, se cuestiona la democracia. Hago un llamamiento muy serio a la responsabilidad¡±, dijo la vicepresidenta. Hace un a?o, sin embargo, frente a la decisi¨®n de Bildu, Federico Trillo afirm¨® que el Constitucional estaba ¡°fuera¡± de la independencia judicial: ¡°El concepto que los espa?oles tienen del Constitucional est¨¢ bastante claro hace algunos a?os y ayer estuvieron a su propia altura¡±. No fue el ¨²nico del PP en abrazar la cr¨ªtica virulenta.
BALTASAR GARZ?N. El Supremo le conden¨® por prevaricaci¨®n el 17 de enero, de forma un¨¢nime. Le inhabilitaron durante 11 a?os por interceptar las conversaciones de los imputados del caso G¨¹rtel. Las escuchas las mantuvo despu¨¦s el magistrado Antonio Pedreira, que no ha sido procesado, y se llevaron a cabo con el visto bueno del fiscal. Partidarios del juez acudieron a la puerta del Supremo cada d¨ªa del juicio con pancartas de apoyo. 6.000 personas se echaron a la calle en Madrid en una manifestaci¨®n ¡°contra los juicios de la verg¨¹enza¡± a la que asistieron pol¨ªticos y los l¨ªderes sindicales de CC OO y UGT.
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