La especulaci¨®n se dispara en Villar de Ca?as por el almac¨¦n nuclear
El Ayuntamiento amenaza con expropiar a los due?os si se resisten a vender
La oficina de Banesto en Villar de Ca?as est¨¢ a punto de abrir. Despu¨¦s de 15 a?os de acumular polvo, cerrada por falta de actividad, Alicia Moya, que vive a 10 kil¨®metros, se har¨¢ cargo de la sucursal. ¡°Hay que estar posicionado y ser el primero¡±, explica su jefe, Andr¨¦s P¨¦rez Garc¨ªa. Est¨¢n en el despacho del alcalde, el popular Jos¨¦ Mar¨ªa Saiz. En la plaza del pueblo a¨²n quedan las pancartas a favor del almac¨¦n nuclear con las que los vecinos recibieron a las miles de personas que el fin de semana pasado se manifestaron contra la instalaci¨®n.
Pero la fiebre del oro que se cierne sobre este peque?o pueblo de Cuenca se enfrenta a un obst¨¢culo: la especulaci¨®n. Los due?os de terreno ¡ªhasta ahora un secarral de escasa salida¡ª creen tener un potos¨ª. ¡°Estaban vendiendo terrenos a 12.000 pesetas el metro cuadrado (72 euros) y ahora piden 30.000 (180 euros)¡±, explica Antonio Belda, que desde hace 28 a?os regenta el bar Mezquita, punto de reuni¨®n del pueblo. El valor del terreno a¨²n se mide en pesetas. Belda conoce m¨¢s ejemplos: ¡°La gasolinera (cerrada desde 2007) ped¨ªa 150.000 euros y ahora 300.000. La posada (tambi¨¦n cerrada) ped¨ªa antes 108.000 euros y ahora 300.000. Todo est¨¢ al triple¡±.
El pueblo, de poco m¨¢s de 300 habitantes, tiene los servicios justos: una carnicer¨ªa que los jueves sirve pescado ¡ªsardinas, bacaladillo y merluza¡ª, dos sucursales de cajas de ahorros, farmacia y dos tiendas de comestibles. La fruta llega en venta ambulante.
El consistorio ha recibido 5.000 curr¨ªculos de gente que busca empleo
Por eso, cuando cientos de obreros levanten el complejo de 700 millones de euros a las afueras del pueblo har¨¢ falta de todo: alojamiento, comida... A las tres y media de la tarde, entre semana, uno solo puede comerse un bocadillo. A las cuatro cierra el bar.
David Pe?a es un promotor que se conoce bien la zona. Ha construido un millar de viviendas de protecci¨®n oficial en la comarca. Le ha echado el ojo a un terreno en el que el estallido de la burbuja inmobiliaria frustr¨® 20 viviendas protegidas. Pero el acuerdo no es sencillo. ¡°Habr¨¢ demanda para comprar y alquilar vivienda, pero no es f¨¢cil negociar ahora mismo. Los precios han subido mucho y entre todos debemos evitar que se dispare¡±.
El Ayuntamiento asiste con preocupaci¨®n a este fen¨®meno. La secretaria municipal, Carmen Barco, explica: ¡°En esta euforia inicial nos est¨¢ cegando la avaricia. Las expectativas de la gente no pueden ser desmesuradas¡±. La advertencia es clara: ¡°Hay expectativa de negocio, pero nadie puede hacerse rico en dos a?os¡±. Que hay muchas esperanzas se ve en la entrada del Ayuntamiento. Un cartel anuncia d¨®nde depositar los curr¨ªculos. Barco afirma que ya han recibido unos 5.000.
El consistorio teme que, de persistir los altos precios, los negocios se instalen en localidades cercanas. As¨ª que el equipo busca f¨®rmulas legales para impulsar la construcci¨®n: ¡°La ley permite la enajenaci¨®n forzosa si quien tiene aprobado un plan urban¨ªstico no lo desarrolla. Ya se ha utilizado en Toledo¡±, advierte Barco. Es decir, si alguien tiene suelo listo para urbanizar y se resiste a hacerlo puede llegar a ver c¨®mo el Ayuntamiento interviene. Puede que sea m¨¢s una amenaza velada que una opci¨®n real, pero es un s¨ªntoma claro de la situaci¨®n que vive el pueblo, hasta hace dos a?os un rinc¨®n dormido de Cuenca.
El pasado 30 de diciembre, el Consejo de Ministros lo eligi¨® como sede del almac¨¦n nuclear que albergar¨¢ los residuos radiactivos de todas las nucleares. La elecci¨®n fue pol¨ªtica, ya que Villar de Ca?as era el cuarto clasificado en la lista que elabor¨® el Ministerio de Industria la pasada legislatura. El informe s¨ª dejaba claro que cualquiera de los cuatro primeros (tambi¨¦n estaban Zarra, Asc¨® y Yebra) era apto. Y el s¨ª de la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, a que fuese a Cuenca despej¨® la selecci¨®n. La Audiencia Nacional ha rechazado un primer recurso de Greenpeace a la tramitaci¨®n del almac¨¦n aunque faltan m¨¢s pleitos.
El alcalde teme que el abuso de los propietarios lleve los negocios fuera
En el entorno no todos los Ayuntamientos est¨¢n a favor. Es el caso de la socialista Angustias Alc¨¢zar, alcaldesa de Belmonte, a 26 kil¨®metros. Esta recuerda una entrevista el pasado 7 de febrero de miembros de 14 pueblos de la zona con representantes de Enresa, la empresa p¨²blica que gestiona los residuos radiactivos y que construir¨¢ el complejo. ¡°Nos dijeron textualmente: ¡®Esto no es la panacea ni la soluci¨®n de los problemas econ¨®micos y sociales de una comarca¡±. Seg¨²n Alc¨¢zar, Enresa ¡°hablaba de 300 empleados durante la construcci¨®n, con picos de 500, y luego 150 empleados en la operaci¨®n, si se incluye el centro tecnol¨®gico. Y ser¨¢ empleo cualificado, no del pueblo¡±.
Otro problema son los plazos: por mucha prisa que se d¨¦ el Gobierno, el proyecto lo debe autorizar el Consejo de Seguridad Nuclear y ha de seguir una tramitaci¨®n ambiental y urban¨ªstica, con lo que dos a?os es f¨¢cil que se vayan en papeles. El municipio est¨¢ preocupado por la llegada de especuladores. ¡°Hay gente que viene para comprar a uno y vender dentro de unos a?os a 10. Y eso no es lo que queremos¡±.
Belda, el due?o del bar, tiene su opini¨®n sobre lo que est¨¢ ocurriendo: ¡°Los due?os del terreno viven en Madrid. No les gusta venir al pueblo y que el tractor arranque a las seis porque hay trabajo¡±.
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