?Venga el desacato!
El clamor del poder judicial contra la cr¨ªtica a la sentencia del Supremo que ha condenado a Baltasar Garz¨®n da que pensar si el estamento judicial a?ora los tiempos en que exist¨ªa el delito de desacato
El clamor del poder judicial contra la cr¨ªtica a la sentencia del Supremo que ha condenado a Baltasar Garz¨®n da que pensar si el estamento judicial a?ora los tiempos en que exist¨ªa el delito de desacato. La coincidencia del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Gobierno, permite adivinar una alianza entre la casta de los jueces y el Ejecutivo conservador, al que poco le costar¨ªa ¡ªsi se lo pide la magistratura¡ª incorporar a su paquete de ultrarreformas la recuperaci¨®n de aquel tipo penal que tanto orden y concierto impuso en la opini¨®n p¨²blica: cualquier ataque a la autoridad judicial ¡°de hecho o de palabra, en su presencia o en escrito que les dirijan¡± pod¨ªa incurrir en desacato.
?Desde la presidencia del TS y del CGPJ, Carlos D¨ªvar, un personaje untuoso, calific¨® como ¡°de todo punto inaceptables¡± lo que ¨¦l denomin¨® ¡°ataques¡± al Supremo, que evalu¨® como ¡°un grave atentado al Estado de derecho¡±. D¨ªvar invoc¨® ¡°la cantidad de recursos que tiene el poder judicial para corregir sus propios defectos¡±, mientras que los pol¨ªticos, que ¡°se equivocan en bastantes ocasiones¡±, dijo, carecen de ellos. Desconoci¨® que los pol¨ªticos se someten peri¨®dicamente a procesos electorales en los que los depositarios de la soberan¨ªa nacional les votan o rechazan, mientras que los jueces basta con que superen la memor¨ªstica oposici¨®n para que dispongan sobre la libertad y hacienda de sus conciudadanos.
La coyuntura es enteramente apropiada para resucitar el delito de desacato. Los parlamentarios, que desde 1985 eleg¨ªan a los 12 vocales de procedencia judicial del CGPJ, van a ceder esa funci¨®n ¡ªseg¨²n los planes del Gobierno¡ª a los propios jueces. Con ese modelo de autogobierno corporativo, solo queda que desde la opini¨®n p¨²blica se critique el trabajo de los jueces. Y eso se puede solucionar recuperando el desacato.
Este peri¨®dico conoce bien las consecuencias. Antes de que la democracia lo aboliera, el primer director de EL PA?S fue condenado a tres meses de c¨¢rcel por desacato a la autoridad judicial, a pesar de lo cual el diario sigui¨® opinando: ¡°Hay todav¨ªa jueces por los que no parece haber pasado la transici¨®n democr¨¢tica¡±. Menudearon los procesamientos por cuestiones como criticar al tribunal que hab¨ªa inhabilitado durante 32 a?os a la directora de una revista que publicaba desnudos; publicar un informe sobre anticonceptivos; hacerse eco de un comunicado de la clandestina Justicia Democr¨¢tica, o exponer la represi¨®n en las c¨¢rceles. ?Adelante, pues, el desacato! Estamos preparados.
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