Una flotilla de sat¨¦lites para ver c¨®mo es la Tierra por dentro
La misi¨®n europea Swarm medir¨¢ los campos magn¨¦ticos del planeta
Los cient¨ªficos de la misi¨®n espacial Swarm la definen como un viaje al centro de la Tierra, e incluso recuerdan la novela de Julio Verne para ilustrar su investigaci¨®n. Pero no van a viajar hacia las profundidades, sino al contrario, van a poner en ¨®rbita una flotilla de sat¨¦lites para captar con gran detalle el campo magn¨¦tico terrestre, en el que podr¨¢n leer qu¨¦ pasa dentro del planeta. Los tres sat¨¦lites de la flotilla Swarm, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), est¨¢n casi listos para su lanzamiento, fijado para julio.
¡°Swarm nos proporcionar¨¢ el mejor rastreo del campo electromagn¨¦tico y su evoluci¨®n temporal para adquirir un nuevo conocimiento del sistema terrestre y su entorno¡±, explic¨® la semana pasada el dan¨¦s Eigil Friis-Christensen, investigador principal de la misi¨®n, durante una visita a la empresa IABG, en M¨²nich (Alemania), donde los sat¨¦lites est¨¢n pasando las ¨²ltimas pruebas antes de ir al espacio.
Son tres sat¨¦lites id¨¦nticos, de nueve metros de longitud (incluido un m¨¢stil de cuatro metros que se despliega en ¨®rbita) y 500 kilos de masa cada uno. En una gran sala limpia de pruebas dos de los artefactos est¨¢n colocados verticalmente, en la posici¨®n que tendr¨¢n en la punta del cohete y uno est¨¢ tumbado ante los ordenadores de los t¨¦cnicos. Son sat¨¦lites de forma triangular, poco habitual en los artefactos espaciales.
Los artefactos se han construido con fibra de carbono y no llevan hierro
En IABG los someten a los obligatorios ensayos de vac¨ªo, radiaci¨®n, temperatura, vibraciones, etc¨¦tera. Y en ese caso el trabajo se complica porque es muy estricta la protecci¨®n frente a los campos magn¨¦ticos, que pueden alterar los ultrasensibles equipos de a bordo. Por ello, antes de entrar en el inmaculado gran taller, vestidos con los obligados gorros, batas y fundas para el calzado, es obligatorio pasar ante un sensor magn¨¦tico que detecta si uno se ha olvidado de dejar en el vestuario aparatos como el m¨®vil, el libro electr¨®nico o la tableta.
¡°Los Swarm no llevan ning¨²n material magn¨¦tico, absolutamente nada que tenga hierro, y las fijaciones met¨¢licas imprescindibles son de titanio¡±, explica Hans Bestler, responsable t¨¦cnico del proyecto. La estructura de los sat¨¦lites es de fibra de carbono y el m¨¢stil desplegable trasero aleja el magnet¨®metro del cuerpo principal de cada artefacto, donde van algunos equipos que podr¨ªan alterar sus lecturas. ¡°Incluso ha habido que evitar algunos materiales como pegamentos y cer¨¢micas que contienen impurezas f¨¦rricas¡±, a?ade Evert Dudok, responsable de equipos de observaci¨®n de la Tierra de la empresa Astrium, que ha fabricado los Swarm.
El campo magn¨¦tico de la Tierra ¡ªque protege el planeta frente al bombardeo continuo de part¨ªculas cargadas emitidas por el Sol¡ª se origina, sobre todo en su interior m¨¢s profundo, en el gran oc¨¦ano de hierro fundido y rotante de su n¨²cleo, que act¨²a como la dinamo de una bicicleta y provoca continuos cambios en el campo electromagn¨¦tico. Pero tambi¨¦n las rocas, el oc¨¦ano, la ionosfera y la magnetosfera intervienen. Swarm ir¨¢ midiendo con una precisi¨®n sin precedentes la fuerza, la orientaci¨®n y las fluctuaciones del campo magn¨¦tico y, a partir de las variaciones temporales y espaciales registradas, los cient¨ªficos deducir¨¢n los procesos internos del planeta y su estructura. Asimismo, estos sat¨¦lites permitir¨¢n comprender mejor el sistema Tierra-Sol captando con alta resoluci¨®n el efecto del viento solar.
Los aparatos se cruzar¨¢n
cada 45 minutos
al pasar sobre los polos
¡°La Tierra tiene un complicado campo magn¨¦tico que influye en nuestra vida y en nuestro clima¡±, se?al¨® Volker Liebig, director de exploraci¨®n de la Tierra en la ESA. ¡°Necesitamos mejorar las predicciones del tiempo magn¨¦tico para proteger sat¨¦lites en ¨®rbita, radiocomunicaciones, sistemas de navegaci¨®n e infraestructuras el¨¦ctricas¡±, que peri¨®dicamente se ven afectadas por tormentas magn¨¦ticas desencadenadas por la actividad solar, destac¨® Vliebig.
La misi¨®n Swarm, con un coste de 220 millones de euros (incluido el cohete ruso Rockot que pondr¨¢ en ¨®rbita los tres sat¨¦lites) m¨¢s 30 millones de operaci¨®n durante los cuatro a?os de funcionamiento previsto, es heredera de la experiencia adquirida con otros sat¨¦lites, pero aportando una enorme resoluci¨®n espacial y temporal gracias a sus sensores de a bordo y a la configuraci¨®n de flotilla espacial, explicaron los expertos en M¨²nich.
Dos de los sat¨¦lites Swarm, alejados unos 125 kil¨®metros uno de otro, seguir¨¢n ¨®rbitas contiguas (a 460 kil¨®metros de altura), de manera que converger¨¢n sobre los polos, viajando a una velocidad de siete kil¨®metros por segundo, y cruz¨¢ndose cada 45 minutos. ¡°Los m¨¢rgenes para evitar las colisiones polares son muy peque?os: unos cinco kil¨®metros de altura entre un sat¨¦lite y otro y 10 segundos de desfase temporal¡±, destac¨® Bestler. El tercer sat¨¦lite volar¨¢ separado y a m¨¢s altura (530 kil¨®metros).
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