Ajustes informativos
El control partidista de la televisi¨®n p¨²blica es un retroceso y solo ofrece desventajas
El 11 de marzo del a?o 2004, tras los peores atentados terroristas de la historia reciente de Espa?a, muchos de los espa?oles que entonces viv¨ªan fuera de nuestras fronteras se vieron obligados a utilizar otros medios de comunicaci¨®n distintos de TVE Internacional para saber qu¨¦ estaba ocurriendo. Porque si bien la versi¨®n oficial ¡ªla autor¨ªa de ETA¡ª era veros¨ªmil, lo cierto es que en aquellos tres d¨ªas que mediaron entre el 11 y las elecciones generales del 14 el Gobierno de Aznar hizo un ejercicio extremo de manipulaci¨®n informativa que, finalmente, pag¨® en las urnas.
Apenas dos a?os despu¨¦s y tras un ERE doloros¨ªsimo en el seno de RTVE, esta corporaci¨®n dej¨® de ser un medio de comunicaci¨®n gubernamental y se convirti¨® en estatal gracias a un estatuto que le dotaba de una cierta independencia al depender sus nombramientos del acuerdo de dos tercios del Congreso. Fue una de las grandes aportaciones del Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero que cont¨® con el apoyo de Mariano Rajoy. Este, como jefe de la oposici¨®n, demostr¨® gran capacidad de acuerdo para nombrar por consenso a los dos primeros presidentes: Luis Fern¨¢ndez y Alberto Oliart.
Todo ese proyecto ya consolidado que, en contra de los peores augurios, situ¨® a RNE y TVE entre los medios de mayor audiencia del pa¨ªs, empez¨® a desmoronarse en julio del a?o pasado. A la dimisi¨®n de Oliart, con unas elecciones generales en el horizonte inmediato, le sigui¨® una dejaci¨®n por parte de los dos grandes partidos ¡ªPSOE y PP¡ª en su obligaci¨®n de cerrar la crisis institucional. Ahora, con Rajoy en el poder y sus barones exigiendo retomar el control de los informativos, un decreto ley gubernamental va a sepultar ese logro.
Sin esperar a consumir el plazo que Rajoy y Rubalcaba se dieron para acordar el nombramiento del presidente de la corporaci¨®n, el Ejecutivo del PP abre la puerta a la posibilidad de designar a su candidato ¡ªbasta la mayor¨ªa absoluta del Congreso que ya detenta¡ª y, adem¨¢s, neutraliza al Consejo de Administraci¨®n, ahora menos numeroso y sin dedicaci¨®n exclusiva, lo que supondr¨¢ un indudable ahorro, pero dejar¨¢ las manos mucho m¨¢s libres al futuro presidente.
Todo parece indicar que este Gobierno est¨¢ dispuesto a recuperar el control de RTVE. En tal caso, la pluralidad informativa ¡ªseriamente amenazada por la crisis publicitaria¡ª encajar¨¢ una nueva derrota a cambio de poca cosa. Porque en un panorama informativo todav¨ªa amplio, la influencia de un solo medio de comunicaci¨®n se ha demostrado tanto m¨¢s est¨¦ril cuanto menor es su credibilidad. De nada le sirvi¨® al Gobierno de Aznar el estrecho control de TVE el 14 de marzo de 2004 como de nada le sirvi¨® a la Junta de Castilla-La Mancha el suyo en el canal auton¨®mico el 22 de mayo de 2011, perdiendo las elecciones. Promocionar un medio p¨²blico independiente inspirado en la BBC como hizo el PSOE tampoco es garant¨ªa electoral. Todo ello, en su conjunto, viene a demostrar que cuando los pol¨ªticos se empe?an en controlar los medios que son de todos (no suyos) con fines partidistas no solo est¨¢n debilitando al Estado, sino que, adem¨¢s, se equivocan en t¨¦rminos electorales, sin olvidar que a la larga la manipulaci¨®n mancilla su cr¨¦dito como pol¨ªticos y el de los medios que resultan controlados. En resumen, es una injerencia que solo ofrece desventajas.
Es triste que el Gobierno de Rajoy caiga en la tentaci¨®n de controlar TVE, si bien todav¨ªa hay lugar para la esperanza. Mientras no haya un cambio de directrices, los periodistas de ese ente p¨²blico siguen a d¨ªa de hoy haciendo gala de profesionalidad. Cercenar tal conquista ser¨ªa, adem¨¢s, remar a contracorriente cuando son muchos ya los Gobiernos aut¨®nomos que han hecho esfuerzos no siempre exitosos para convertir lo que antes eran juguetes informativos en medios de comunicaci¨®n p¨²blicos solo controlados, en principio, por sus Parlamentos.
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