Expertos de Oxford proponen gravar con un 20% la comida menos saludable
La tasa servir¨ªa para promocionar h¨¢bitos m¨¢s sanos Francia, Hungr¨ªa y Dinamarca ya tienen impuestos en esta direcci¨®n
Expertos de la Universidad de Oxford han propuesto que la comida menos sana sea gravada con un impuesto especial del 20%. Seg¨²n los autores, esa tasa es el m¨ªnimo para que haya un efecto en la salud de la poblaci¨®n. Las opiniones las ha publicado el British Medical Journal.
Uno de los trabajos, dirigido por Oliver Mytton, parte del estudio de pa¨ªses que ya han adoptado alg¨²n tipo de medida en este sentido. Por ejemplo, el a?o pasado Dinamarca introdujo un impuesto sobre la grasa, Hungr¨ªa otro a la comida basura, y Francia a las bebidas azucaradas. Tambi¨¦n en partes de EE UU hay iniciativas similares. La idea se abre poco a poco camino. El a?o pasado, la ONU debati¨® el papel de este tipo de grav¨¢menes para prevenir enfermedades no transmisibles, y es posible que el tema vuelva a estar sobre la mesa en la Asamblea Mundial de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que ha empezado hoy.
La eficacia de estas medidas est¨¢ todav¨ªa sin probar. Hay pocos estudios directos, seg¨²n reconocen Mytton y sus colegas. En EE UU se han hecho un par de ellos sobre el efecto de tasar las bebidas azucaradas, pero no se observ¨® una mejor¨ªa en la salud, quiz¨¢ porque el impuesto, del 8% era bajo, dicen los investigadores. Tampoco ha habido conclusiones claras en ensayos dirigidos y la mayor¨ªa de los datos vienen de elucubraciones te¨®ricas. Se ha determinado que hay, al principio, una disminuci¨®n en el consumo de los productos con impuestos, pero o no se ha medido el efecto en la salud a largo plazo o los resultados no eran concluyentes, quiz¨¢ porque los usuarios acudieron a productos compensatorios.
El informe admite otro problema: que aumentar los impuestos sobre esos productos perjudica a los m¨¢s pobres. De hecho normalmente las personas con menos recursos acuden a dietas menos sanas. Esto ser¨ªa regresivo en un principio, aunque a medio plazo puede ser beneficioso. Para estos casos proponen que la medida no sea ¨²nica, y vaya acompa?ada de otras, como una subvenci¨®n de los alimentos m¨¢s saludables (verduras, frutas). Por otro lado, precisamente los pobres son los que reaccionan m¨¢s a los cambios de precio de los productos, por lo que el impuesto podr¨ªa suponer una modificaci¨®n hacia dietas m¨¢s sanas.
Otro factor es la posibilidad y aceptaci¨®n de estas medidas. Las encuestas que se han hecho ¨Cde nuevo en EE UU- indican que aunque hay un rechazo de antemano, este disminuye cuando se insiste en los beneficios sobre la salud de las medidas. El caso del tabaco es similar: empezaron subi¨¦ndose los impuestos poco a poco, y esta medida ha sido aceptada.
L¨®gicamente, la industria est¨¢ en contra, y los autores del trabajo reconocen que sus portavoces afirman que las propuestas son ¡°poco efectivas, injustas¡± y ¡°llevar¨¢n a la p¨¦rdida de puestos de trabajo¡±. Pero a?aden que es lo mismo que argumentaron las tabacaleras en su momento, sin que el efecto haya sido tan claro.
La medida deber¨ªa ir acompa?ada de subvenciones a otros alimentos
El presidente del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red de la Fisiolog¨ªa de la Obesidad y Nutrici¨®n (Ciberobn), Felipe Casanueva, ve con simpat¨ªa la propuesta. ¡°Nosotros somos m¨¢s partidarios de la educaci¨®n que del tema positivo, pero est¨¢ claro que en los pa¨ªses donde lo han hecho los resultados han sido buenos¡±, afirma. ¡°El precio es un factor disuasorio como se ha visto con el tabaco. Y la ventaja del sistema impositivo frente a prohibir es que se mantiene la libertad individual de consumir, aunque sea m¨¢s caro¡±.
Casanueva distingue, sin embargo, dos tipos de productos. ¡°Las bebidas azucaradas o la boller¨ªa, que no son alimentos b¨¢sicos sino m¨¢s bien objeto de diversi¨®n y no son de primera necesidad¡± podr¨ªan ser los primeros en sufrir este aumento de precio, opina el experto. Porque ¨¦l ve que hay un riesgo si se tasan alimentos ¡°de la cesta b¨¢sica de la compra de parte de la poblaci¨®n¡±. En esos caso, habr¨ªa, adem¨¢s, ¡°que estudiar la posibilidad de subvencionar las alternativas, porque actualmente es m¨¢s cara una manzana que una pieza de boller¨ªa¡±.
El presidente de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n, Javier Salvador, va en la l¨ªnea de su colega del Ciberobn, pero de una manera m¨¢s tajante. ¡°Mi opini¨®n personal es que no soy partidario. Es verdad que algunos epidemi¨®logos afirman que as¨ª se reducen ciertos consumos, pero yo soy m¨¢s partidario de la educaci¨®n¡±, afirma. Por ¨²ltimo, ¡°m¨¢s que pensar en gravar, habr¨ªa que ver c¨®mo abaratar los alimentos saludables. Porque actualmente la comida r¨¢pida es m¨¢s barata que la sana, y la Administraci¨®n debe tener sensibilidad hacia estas personas. No se trata de echarle la culpa al consumidor, sino de equilibrar lo precios¡±, afirma.
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