El ¡®Diccionario¡¯ no se corrige, pero se financia
La Real Academia de la Historia mantendr¨¢ su obra sin grandes enmiendas Entre el 6% y el 20% de las rese?as que han sido revisadas por expertos independientes deber¨ªan ser cambiadas
El Diccionario biogr¨¢fico espa?ol est¨¢ de cumplea?os, pero en este pa¨ªs nada est¨¢ para fiestas. Presentado hace un a?o en sociedad con el mayor boato posible ¡ªel que conced¨ªa la presencia de los Reyes¡ª, la difusi¨®n de sus errores y de la subjetividad de algunas rese?as capitales desataron una descomunal tempestad en todos los ¨¢mbitos (pol¨ªtico, historiogr¨¢fico y ciudadano). Desde entonces, la Real Academia de la Historia (RAH) ha demostrado que tiene cabeza rectora, pero carece de cintura democr¨¢tica. El director, Gonzalo Anes, no acepta que deba someter al escrutinio p¨²blico una obra financiada por 6,4 millones de euros del Estado que contiene piezas inmaculadas (la colecci¨®n ronda los 43.000 textos) que se han visto sepultadas por el fango que arrastraron las malas: voces sesgadas, deslices hist¨®ricos y ocurrencias de andar por casa, como el hecho de que la Zarzuela redacte las biograf¨ªas del Pr¨ªncipe y sus hermanas.
?No es el mayor de los males. Sus fallas, lo que ha restado credibilidad a una ambiciosa obra a la que han contribuido unos 5.500 bi¨®grafos ¡ªla mayor¨ªa, escrupulosos profesionales¡ª, son algunos retratos de personajes y episodios del siglo XX. Adem¨¢s de Franco, convertido en el icono del escoramiento ideol¨®gico porque su bi¨®grafo, Luis Su¨¢rez, rechaza tildarlo de dictador y silencia la represi¨®n del r¨¦gimen al que perteneci¨® ¨¦l mismo como director general de Universidades, hab¨ªa una ristra de voces contaminadas. Lejos de encajar las cr¨ªticas, los acad¨¦micos influyentes, empezando por Anes, las interpretaron como un ataque a la instituci¨®n, como si exigir que el rigor imperase en una publicaci¨®n con aspiraciones can¨®nicas fuese una campa?a para hundir la casa fundada bajo el paraguas de Felipe V.
La obra esta financiada con 6,4 millones de euros del Estado
En junio pasado, a rega?adientes, la instituci¨®n cre¨® una comisi¨®n para revisar y corregir la obra, forzada en parte por ?ngel Gabilondo, entonces ministro de Educaci¨®n, y en parte por lo que barruntaba que acontecer¨ªa un mes despu¨¦s en el Congreso de los Diputados, que le cerr¨® el grifo econ¨®mico mientras no subsanase los fallos. A partir de entonces, el Diccionario entr¨® en una suerte de letargo y los trabajos de la comisi¨®n se convirtieron en un asunto secreto para los propios acad¨¦micos, excepto los que pertenec¨ªan a dicho grupo (Carmen Iglesias, Carmen Sanz Ay¨¢n, Vicente P¨¦rez Moreda y Faustino Men¨¦ndez Pidal), que se completaba con dos historiadores externos, Juan Pablo Fusi y Jos¨¦ Varela Ortega.
Conviene detenerse un momento en la composici¨®n de la comisi¨®n para entender por qu¨¦, contra toda l¨®gica, se ha invertido un a?o en volver a la casilla de salida. Esto es, no se corregir¨¢ ninguna biograf¨ªa y solo habr¨¢ cambios menores en una adenda final: fe de erratas, notas cr¨ªticas, bibliograf¨ªa, ¡°referencias cruzadas¡± para enriquecer algunas biograf¨ªas y ¡°alguna redacci¨®n complementaria¡± con el visto bueno de los autores, seg¨²n las respuestas facilitadas por la RAH a EL PA?S. Una salida final que el presidente de la Asociaci¨®n de Historia Contempor¨¢nea, Carlos Forcadell, reprueba con contundencia: ¡°Que mantengan el Diccionario es una prueba de su escasa profesionalidad, de su obsolescencia, de su inconsciencia del rid¨ªculo¡±.
Las biograf¨ªas problem¨¢ticas se concentran en el siglo XX
Volvamos a la comisi¨®n. Inicialmente se design¨® como presidente de los revisores al acad¨¦mico Miguel Artola, historiador respetado y uno de los pocos expertos en el periodo contempor¨¢neo de la RAH, que cuenta con un gran agujero en la historia reciente. Aunque se mantuvo lejos del primer plano, Artola asumi¨® que era necesario revisar la obra y rectificar donde hubiera fallos; ir hasta donde fuese necesario, lo cual debi¨® ser demasiado lejos para la casa. Poco despu¨¦s y, seg¨²n la RAH, por problemas de salud, Artola abandon¨® la comisi¨®n. En octubre el grupo fue ampliado ¡ªde tres a seis¡ª con una incorporaci¨®n externa (Varela Ortega) y tres de la casa (Iglesias, Men¨¦ndez Pidal y P¨¦rez Moreda). Sorprendentemente, la RAH elige para revisar la obra a cuatro acad¨¦micos que no se hab¨ªan distinguido en ning¨²n momento por su af¨¢n de revisar nada y que, adem¨¢s, son expertos en asuntos ajenos al siglo XX, donde se concentran las entradas problem¨¢ticas: P¨¦rez Moreda es especialista en demograf¨ªa; Men¨¦ndez Pidal, en her¨¢ldica y Sanz e Iglesias, en Historia Moderna. Solo Fusi y Varela, los refuerzos del exterior, son catedr¨¢ticos de Historia Contempor¨¢nea.
A finales de 2011 estaba listo el primer informe de la comisi¨®n inicial (Artola, Sanz y Fusi). Tras haber examinado 500 voces de personajes nacidos entre 1875 y 1931, especialmente militares, pol¨ªticos y eclesi¨¢sticos, concluyeron que una deber¨ªa excluirse, 14 revisarse ¡°enteramente¡± y 16 ¡°habr¨¢n de retocarse¡±. Cuatro fueron consideradas ¡°de contenido opinable¡±. En resumen: el 6% de los textos examinados por la comisi¨®n de la RAH ten¨ªan fallos, de distinto alcance, que deber¨ªan ser modificados. Y una voz, que no se identifica en el documento al que ha tenido acceso este diario, deber¨ªa directamente suprimirse. Nada de este dictamen ha sobrevivido en las respuestas facilitadas esta semana por la Academia sobre la correcci¨®n del Diccionario: ¡°No habr¨¢ biograf¨ªas alternativas a las ya publicadas¡±. En la versi¨®n online, donde la correcci¨®n de fallos es una tarea f¨¢cil e inmediata, tampoco.
¡°Es un monumento a la libertad de expresi¨®n¡±, dice Gonzalo Anes
?Se ajusta as¨ª la RAH a la condici¨®n que le exigi¨® el Congreso para volver a concederle la subvenci¨®n para culminar la colecci¨®n (50 tomos)? No, a juicio de ?ngel Vi?as, historiador y antiguo diplom¨¢tico. ¡°Es evidente, con sus saltos de humor y su oscurantismo, que la RAH se burla del Parlamento, de la democracia, de la opini¨®n p¨²blica y de los contemporaneistas espa?oles que no son de su cuerda. Malgasta los fondos p¨²blicos y ni siquiera logra que en el exterior se la tome demasiado en serio¡±.
Distinto es el parecer del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deportes que, antes de tener en sus manos el informe definitivo de la comisi¨®n de revisi¨®n ¡ªcuyas conclusiones se desconocen¡ª, decidi¨® reactivar la subvenci¨®n al Diccionario en los Presupuestos Generales del Estado de 2012 (193.000 euros) y saltarse a la torera el acuerdo del Congreso de los Diputados de julio, en el que se condicionaba la reactivaci¨®n de la ayuda p¨²blica a la reparaci¨®n de errores. PSOE e Izquierda Plural abogaron sin ¨¦xito, mediante una enmienda, que esa partida se retirase del Diccionario y se distribuyese entre todas las academias. Esquerra Republicana, por su parte, ha reclamado la comparencia del ministro Jos¨¦ Ignacio Wert. A preguntas de este diario, el ministerio ha explicado que est¨¢ estudiando el informe antes de pronunciarse sobre ¨¦l. Sin m¨¢s comentarios.
La entrada de Alfonso Armada, golpista del 23-F, es obra de su yerno
Hay una segunda evaluaci¨®n, espont¨¢nea y ajena a la casa, que reitera la existencia de voces fallidas. Se elabor¨® a partir de un encargo de la Asociaci¨®n de Historia Contempor¨¢nea, a la que pertenecen 700 especialistas, para la revista donde difunden sus trabajos, Ayer. Sin ¨¢nimo de elevarlo a la categor¨ªa de estudio cient¨ªfico, el profesor de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza Jos¨¦ Luis Ledesma decidi¨® ser sistem¨¢tico para sustentar su art¨ªculo sobre datos contrastados por ¨¦l mismo y eludir las decenas de art¨ªculos de prensa, volcados en lo negativo. El historiador consult¨® los 10 libros de referencia para los investigadores espa?oles sobre los a?os de la Segunda Rep¨²blica y la Guerra Civil y seleccionar el medio centenar de personajes m¨¢s citados. ¡°No quer¨ªa ser ventajista y elegir las voces m¨¢s estramb¨®ticas¡±, explica.
Tras su estudio concluy¨® que la mitad de las biograf¨ªas son ¡°solventes y pulcras¡±, 15 cuentan con errores que no invalidan la entrada y 10 necesitan ser revisadas ¡°sustancialmente¡±. Traducido: sin tener en cuenta las ligeramente fallidas, el 20% de las voces no pasan el examen externo de un historiador profesional. Por si Ledesma les inspira desconfianza, aclaremos que se ha especializado en investigar la violencia cometida en zona republicana y que tiene un discurso m¨¢s contemporizador que otros profesionales que se han indignado con el contenido del Diccionario. ?l valora el ¡°esfuerzo tit¨¢nico¡± de acometer una obra semejante, pero tambi¨¦n ha percibido valoraciones desproporcionadas (el pol¨ªtico ultraderechista asesinado en julio de 1936, Jos¨¦ Calvo Sotelo, bate r¨¦cords con la extensi¨®n de su rese?a, que supera profusamente la de otro Calvo Sotelo, Leopoldo, que solo merece tres escuetos p¨¢rrafos y el olvido de su condici¨®n de presidente del Gobierno en el encabezamiento) y cierto tono asfixiante en algunos textos que le restan credibilidad y valoraciones: ¡°Es como si hubiesen retrasado el reloj para recuperar la historia que escrib¨ªan los vencedores en 1936¡±, dice Ledesma.
El acad¨¦mico Luis Alberto de Cuenca destaca la utilidad del trabajo
Un tercer examen, cualitativo, fue realizado por Times Literary Supplement, una de las m¨¢s prestigiosas cabeceras de cr¨ªtica literaria, que le dedic¨® un art¨ªculo de tres p¨¢ginas en su n¨²mero de marzo. Lo titul¨® sin miramientos Los amigos de Franco. Lo subtitul¨® tambi¨¦n sin rodeos ¡®Los antiguos que dirigen el Diccionario biogr¨¢fico espa?ol¡¯. En el texto cuestionan la metodolog¨ªa empleada y la elecci¨®n de algunos bi¨®grafos con criterios nada cient¨ªficos: ¡°Algunos autores est¨¢n unidos a menudo a los biografiados tanto por la admiraci¨®n como por el inter¨¦s¡±.
He ah¨ª uno de los focos del mal. La elecci¨®n, en muchos casos, de afines del retratado. Y si en el campo de los creadores no tiene por qu¨¦ suscitar controversia, en el terreno pol¨ªtico, donde los personajes arrastran cara y cruz, lo m¨¢s neutral ser¨ªa acudir al profesional de la historia. La cercan¨ªa entre personaje y bi¨®grafo se dio en todo el espectro ideol¨®gico: la entrada de Durruti la firma un anarquista convencido (Abel Paz, sobrenombre de Diego Camacho) y la de Dolores Rivas Cheriff, esposa de Manuel Aza?a, la firma su sobrino Enrique de Rivas. El cl¨ªmax en la comuni¨®n de intereses se alcanz¨® en la biograf¨ªa del general Alfonso Armada, golpista del 23-F, redactada por el acad¨¦mico Hugo O'Donnell, ?su yerno!
¡®Times Literary Supplement¡¯ lo atribuye a ¡°amigos de Franco¡±
El quebranto de las prolijas normas de objetividad impuestas por la RAH a los bi¨®grafos empez¨® en varios casos por los propios acad¨¦micos, como O'Donnell o Su¨¢rez. ¡°Es un disparate profesional dejar en manos de militantes el an¨¢lisis del pasado. Cualquier chico de instituto sabe que no se puede encargar una biograf¨ªa a un partidario¡±, aduce Carlos Forcadell. Es de justicia reconocer que reparar los desaguisados en una obra semejante es una tarea compleja. Jos¨¦ Luis Ledesma cree que tiene dif¨ªcil soluci¨®n si no se aceptan los errores: ¡°No creo que la retirada de tomos sea la salida, pero deber¨ªan corregir las versiones negativas y, desde luego, sustituirlas en Internet¡±.
Transcurrido un a?o, la voluntad de la Academia no apunta en esa direcci¨®n. En reiteradas ocasiones han repetido que cada texto es responsabilidad de su autor. Es un argumento esgrimido tambi¨¦n por Luis Alberto de Cuenca, poeta, ensayista y acad¨¦mico: ¡°Los fallos son de las personas que firman los textos y el principio de libertad de expresi¨®n debe regir para quienes escriben¡±. El exsecretario de Estado de Cultura solo tiene elogios para el Diccionario: ¡°Poco puedo decir, me parece una obra descomunal y como usuario me ha resultado muy ¨²til¡±. La censura y la libertad de expresi¨®n ha sido uno de los argumentos m¨¢s socorridos por la direcci¨®n de la Academia para mantener su oposici¨®n numantina a la rectificaci¨®n. Gonzalo Anes lleg¨® a definir la obra como ¡°un monumento a la libertad de expresi¨®n¡± y ¡°un documento de pluralidad en que est¨¢n representadas todas las tendencias y perspectivas historiogr¨¢ficas¡±.
Textos que pasar¨¢n a la historia
Marich¨ªn y el primer azafato. Fernando Castillo ocupa un lugar de honor en el Diccionario biogr¨¢fico como primer azafato de Iberia a cuatro columnas: "Cuando recogi¨® la masita (tela para uniformes) fue presentado a las azafatas, siendo el recibimiento de estas escasamente cordial, ya que una de ellas, Marich¨ªn, tuvo el gesto despectivo de negarle el saludo y espetarle: 'No s¨¦ para qu¨¦ se va usted a hacer el uniforme, porque no le va a dar tiempo a usarlo".
El hilo de Escriv¨¢ de Balaguer con Dios. Cada decisi¨®n del fundador del Opus Dei tiene un origen ultraterrenal, seg¨²n su bi¨®grafo, Luis Su¨¢rez. "El 14 de febrero de 1943, mientras celebraba la santa misa, el Se?or le hizo ver al padre Escriv¨¢ la soluci¨®n jur¨ªdica que iba a permitir la ordenaci¨®n de sacerdotes a t¨ªtulo del Opus Dei: la Sociedad Estatal de la Santa Cruz".
La Casa del Rey es la bi¨®grafa. Las rese?as del Pr¨ªncipe y las infantas Elena y Cristina han sido redactadas por la Casa del Rey. La de la exministra Bibiana A¨ªdo, se atribuye a su p¨¢gina web.
Gran punter¨ªa de la condesa de Berantevilla. Roc¨ªo Falc¨® y Fern¨¢ndez de C¨®rdoba merece m¨¢s columnas que Carrero Blanco y tantas como Santiago Carrillo. Sus m¨¦ritos se pueden resumir en esta frase: "En sus 39 temporadas de caza dispar¨® 3.715 cartuchos de bala, con un promedio de 2,9 tiros por res muerta, incluidas las rematadas".
Exaltaci¨®n de los m¨¢rtires. Los religiosos fallecidos en zona republicana son realzados en rese?as que se regodean en la violencia: "Comenzaron a atormentarles, at¨¢ndoles fuertemente por las mu?ecas y por los brazos, hasta dejarles en actitud orante. Les golpean con las culatas de los fusiles. Les introdujeron entre las u?as astillitas de madera. Despu¨¦s simularon un disparo".
La suerte de Esperanza Aguirre. Ocupa casi tanto espacio como Franco. Escribi¨® su biograf¨ªa Manuel Jes¨²s Gonz¨¢lez y Gonz¨¢lez, que fue secretario de Estado con ella. Adem¨¢s de glosar detalles menores y omitir cualquier referencia espinosa al tamayazo que la aup¨® a la presidencia de la Comunidad de Madrid, no escondi¨® su admiraci¨®n por su antigua jefa, tras salir ilesa de un accidente de helic¨®ptero y un atentado en Bombay. "En estos episodios", explica el bi¨®grafo, "no pocos observadores vieron, al lado del beneficio de la suerte, una capacidad especial para adoptar decisiones r¨¢pidas en situaciones cr¨ªticas o para adaptarse a lo inesperado".
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